martes, 15 de enero de 2019

Orbayu nº 6 Suplemento historico literario de Asturias Evangélica






Orbayu 6


1       UN PUEBLO SILENCIADO, EN LA GUERRA Y EN LA PAZ DE FRANCO: Los evangélicos asturianos

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Por Manuel de León.







1.    INTRODUCCIÓN.


En la etapa franquista, el protestantismo sufrió, como todos, la guerra y la paz del General, pero al hacerse cada día más fuerte el nacional-catolicismo, la intolerancia religiosa se hizo, en algunos momentos, agresiva, malintencionada y sibilinamente cruel. " En el otoño de 1947 - dice J.D. Huhghey - se estaba llevando una resuelta campaña antiprotestante. En las cartas pastorales de los obispos, aparecían denuncias contra el protestantismo... En un folleto distribuido en las calles de Barcelona, al parecer, por los tradicionalistas (o carlistas), contenía las siguientes expresiones: "Durante dos años el protestantismo ha estado enraizándose en el alma de nuestro querido país, tratando de romper la unidad católica y nuestra unidad nacional, forjadas en el yunque del catolicismo".

A los evangélicos, no solo se nos asimiló con los masones, en el aspecto del secretismo y aconfesionalidad de estos, así como de antiespañoles y, al mismo tiempo, clasificados como afiliados al Comunismo Internacional. En las Hojas Parroquiales, en los libros, en la prensa, en los comentarios y dosieres sobre el protestantismo, se nos declaraba como exacerbados proselitistas, luchando contra España y el Catolicismo.

El resultado de la guerra lo describe Pablo García Rubio con estos términos precisos, que incidieron fundamentalmente en esta iglesia. Dice: " La guerra civil supuso un duro golpe para la joven iglesia protestante, la IEE. Se cercenó su lento progreso expansivo, y lo que quedó al finalizar la guerra, era una auténtica desolación. Sin embargo, aunque las llamas se apagaron, quedaron los rescoldos y sobre ellos comenzaría de nuevo el trabajo y con ello continuaría durante todo el franquismo el sufrimiento de una iglesia mártir para dar testimonio de Señor resucitado que de unos "huesos secos" se levantaría un ejército fiel a su vocación cristiana para servir al pueblo español con su presencia y testimonio.".

En un vigoroso libro: "Defensa de los protestantes españoles" del preclaro escritor evangélico Juan Antonio Monroy, se replicaba a estas acusaciones con la aplastante realidad verdadera: "Según el artículo de referencia, en España hay 13 pastores masones, 6 con graves sospechas de serlo, 68 marxistas y 62 extranjeros. Y como en total suman 149, resulta que todos los pastores protestantes en España somos masones, o marxistas o extranjeros. Ahora bien, quien esto escribe tiene contacto personal con unos 30 pastores españoles en España, y ninguno de ellos, podemos asegurarlo con toda solemnidad, pertenecen a partido político alguno. Mas aún, ni siquiera sabemos que tengan ideales políticos."

Además de estas imputaciones, se nos pone a los evangélicos como propagandistas peligrosos para la sociedad, corruptores de un pueblo católico, y antipatriotas, porque al ir del brazo del comunismo - como decían -, este era un peligro para la Cristiandad.

Para quienes no hayan vivido en este periodo político-religioso, encontrarán escritas muchas declaraciones contradictorias, aún dentro de nuestros círculos, porque las contradicciones existieron. Mientras para unos el pueblo evangélico se ha sentido amordazado y silenciado, sin libertad real y solo con tolerancias más o menos aperturistas, otros no ven apenas persecución y si, solo, discriminación. Desde 1936 hasta la apertura del Vaticano II el 8 de diciembre de 1962, España pasó de una represión - en algunos casos sangrienta- a una tolerancia vigilada. Del Vaticano II, hasta 1977 es cuando se dan los primeros pasos para una libertad religiosa que hasta 1992 no sería efectiva. Demasiado tiempo perdido en luchas internas y externas, que no por ello el pueblo evangélico perdió su identidad.

Dice Javier Tusel, que cuando Azaña decía "que en España había fascistas, pero no fascismo y que de la victoria de sus adversarios cabría esperar la emergencia de una España clerical y tradicionalista más que otra cosa", no erraba. Todos los periodos del franquismo están impregnados por el abuso e intolerancia clerical y un tradicionalismo pueblerino, lleno de formas, pero sin contenido.

En el citado libro de Juan A. Monroy, el autor discurre entre dos pensamientos eje: la libertad que tenemos y la libertad que necesitamos. Lo que los evangélicos tenían eran una tolerancia que para algunos resultó cómoda, por no existir demasiadas trabas al desarrollo normal de las congregaciones, pero para otros resultó un grave inconveniente. Pintadas, petardos y hasta quema de iglesias fueron la excepción, pero siempre la astucia y las influencias clericales hacían difícil cualquier cuestión burocrática. En determinados casos, hubo sonoros enfados, por si alguno cooperó en alguna concesión gubernativa. Pero esta intransigencia no siempre ha existido y la comprensión de los problemas protestantes, alguna vez ha promovido acercamientos católico-protestantes. Estas contradicciones, donde se cierran locales o se hacen autos de fe, como el de Piedralaves, y a la vez en otros lugares se permiten abrir capillas, haciendo las autoridades la vista gorda al hecho legal de estar prohibida su apertura, son hechos cotidianos de tolerancia. Nos maltratan, pero nos dejan hacer. Se toleran los cultos privados con más de veinte personas, se transige en los matrimonios civiles y en los entierros, aunque a la vez haya habido personas en otros lugares que han tardado 8 años de espera para contraer matrimonio civil.

En Asturias el fenómeno es parecido. Hasta que nos fueron conociendo las autoridades todo fueron incomprensiones. Cuando nos conocieron, no fuimos molestados más allá de lo que las circunstancian lo requerían, aunque siempre fuimos vistos como bichos raros, sectarios o proselitistas de los que había que huir para no tener problemas.

Donde más levanta la voz Monroy es en la libertad que no tenemos y que produce un colérico pataleo. La ley prohíbe abrir locales, se nos multa por reuniones de más de veinte personas, se nos encarcela por testificar de nuestra fe, se mete en prisión a nuestros soldados, se nos echa de los trabajos, se nos prohíbe contraer matrimonio civil, se nos ponen dificultades en los entierros y a los estudios de nuestros hijos, se nos impide ostentar cargos públicos, se nos prohíbe imprimir literatura, se nos impide toda clase de propaganda. No se nos maltrata, pero no se nos deja hacer nada de lo que queremos.

Es por el hecho conceptual de la libertad, donde el hombre se realiza, donde forja su espíritu, donde nace la paz, la tolerancia y el respeto mutuo, soportando las opiniones contrarias a la suya. Eso es lo que reclamaban los evangélicos: dignidad como personas y libertad para realizarse.

Con fecha 10 de Julio de 1944 los evangélicos españoles escriben una carta a Franco, con delicadeza y firmeza a la vez. Se le dice de mano, que el 23 de septiembre de 1939 (Año de la Victoria) y el 30 de septiembre de 1940, se le habían enviado sendas cartas, que no habían sido contestadas. Se le recuerda que el Gobierno nacional en la hora de su triunfo había manifestado el que en España la libertad de conciencia se mantendría y "que los protestantes españoles disfrutarían de completa libertad religiosa para practicar la religión."

En la carta se hacía patente " el dolor al notar el silencio casi sistemático de los centros oficiales a nuestras solicitudes y por ende, la negativa tácita a nuestras pretensiones concretas, o la muy evasiva, en los contados casos que hay respuesta."

Tras hacerle ver que NO éramos contrarios al catolicismo que " con profundidad y sinceridad" profesaba Franco, los evangélicos solicitaban la "amplia tolerancia religiosa" que había sido prometida. La libertad que se le solicitaba estaba basada en la Conferencia de Oxford de 1937, y se le recordaba que el Duque de Alba "tuvo la bondad de confirmar anteriores seguridades dadas en vuestro nombre" haciendo constar que se refería al concepto de libertad religiosa tal como había quedado definido por la reciente conferencia de Oxford,

Así mismo se le recordaba a Franco, que el pueblo evangélico quedaría aliviado si se cumplieran unas condiciones mínimas, anteriores a la República, pues "esta nada sustancial añadió, en la práctica, a nuestros derechos colectivos". Estos derechos no eran otros que la autorización para celebrar nuestros cultos sin obstáculo, reapertura y funcionamiento de los colegios evangélicos donde el número de niños evangélicos lo justifique, acceso a la imprenta con fines exclusivamente internos de producción de himnarios, boletines, folletos y obras religiosas.

"Por lo moderado y justificado de nuestras demandas" se solicitan la concesión de las peticiones, para un pueblo evangélico que estaba sufriendo un quebranto de "bienestar espiritual por las privaciones contrarias, sin beneficio para nada ni para nadie."

Pero hubo muchas cartas dirigidas a los Ministerios y presiones continuas desde el primer día. Se cita en "Memorias de la familia Fliedner" una historia de tesón y valentía fechada el 30 de marzo de 1939: "Cuando las tropas nacionales ocuparon Madrid, colocaron unos bandos en cada esquina diciendo que no se permitían reuniones callejeras; si tres personas hablaban juntas en la calle eran separadas. Viendo esto, fui a ver a mis hermanos pastores y les dije: "No vamos a poder celebrar el culto el domingo que viene si no solicitamos permiso." Después de un accidentado calvario para encontrar el mando más representativo y de tener que enterrar a un hermano fallecido aquellos días, la respuesta fue que Franco había dado permiso. "Y fue de esta manera - nos narra espléndidamente doña Elfriede - como hemos podido celebrar en Madrid nuestros cultos, a pesar de todo, sin que hayan sido suspendidos ni una sola vez." Pero esto sería la excepción. La librería Nacional y Extranjera, de los Fliedner, no se abriría hasta 20 años después.

En 1948 la Convención Bautista Española reunida en Sabadell, acordó dirigir un escrito al Jefe del Estado, avalada por 150 firmas, solicitando la aplicación correcta del artículo 6 del Fuero de los Españoles, tal como había sido interpretado por las autoridades competentes que lo promulgaron y no según la interpretación a la que fue sometida por los obispos españoles. Estos decían: "Si en el artículo 6 del Fuero de los Españoles se introdujo un elemento de tolerancia a los cultos disidentes, fue para los extranjeros que viven en España".

En el mismo año Samuel Vila había informado al secretario general de Franco, de la situación de los creyentes en Medina del campo, multados y escarnecidos cada poco por reunirse.

En 1950 los pastores Cabrera y Araujo escribieron a Franco reiterando la solicitud de libertad y apertura de capillas, así como de imprimir himnarios, Biblias y demás literatura religiosa.

En 1952 el secretario de Franco contestaba así a otra carta de Samuel Vila, quien pretendía poner en contacto a Paul Freed con Franco: " Considero más adecuado que el señor a que se refiere en la suya, que regresa de Washington y acaba de tener una entrevista con el Sr. Truman, hable con el Sr. Ministro... Franco no quería dar la cara.

En este mismo año Samuel Vila, enviaría a Franco los documentos aparecidos en el periódico "Indiana Catholic and Record" del arzobispo católico de Indianápolis. "Con mucho gusto - dice el secretario de Franco - informaré a la Superioridad de ambos documentos." Los contenidos del periódico americano, se referían al salto y quema de la iglesia evangélica de San Basilio en Sevilla, sita en la calle Relator, 39. "Aparte de maltratar al pastor protestante - decía el corresponsal del diario LEVANTE de Valencia, Rodrigo Royo - y de allanar una morada religiosa, donde unas pocas personas se dedicaban pacientemente a entonar cánticos litúrgicos, no es como para ganar la laureada; el corresponsal les va a explicar a esos irresponsables la equivocación que han cometido". Esta aparente defensa de la libertad y condena de la intolerancia, tenía un propósito claro y que era el acallar las voces del exterior. Hasta ahora nadie, o muy pocos, habían levantado la voz en nuestra defensa y ahora tampoco, porque era por los intereses político-económicos que estaban en juego. El corresponsal del New York Times Sr. Cianfarra, que era católico también, había enviado una crónica, donde detallaba con toda crudeza, los malos tratos sufridos por el pastor, doctor Santos Molina y la quema del local, después de rociarlo con gasolina. El mismo corresponsal había enviado una nota de prensa por todo el país, en los mismos términos.

En 1953 también el Sr. Vila escribe una carta al secretario Francisco Franco Salgado-Araujo, - persona que podía influir en Franco - por los atropellos a los creyentes en Medina del Campo y los de la capilla de Madrid, calle Carnir, 18. A cuyo pastor, Francisco Fernández García se le había impuesto una multa de 500 pesetas. Estos hechos - habituales en cualquier lugar de España - habían sido comunicados a las embajadas británica y americana, cosa que al Gobierno no le agradaba se aireasen estas cosas.

En Carta Circular número 68 de junio de 1950 se decía: " Publicamos en nuestro último número el cuarto mensaje dirigido por los evangélicos a su Excelencia el Jefe del estado. A fines del pasado mes de abril se recibió respuesta del Jefe de la Casa Civil de su Excelencia, el cual indica que habiendo consultado el asunto con el señor Ministro de la Gobernación, esta autoridad le remitió copia de una Orden circular, dirigida por el Ministro a los Gobernadores de provincias, cuya copia, el a su vez, se complacía en adjuntar a su escrito. El texto de dicha circular es el siguiente: Excmº. Sr.:

El artículo 6 del Fuero de los Españoles, después de declarar en su párrafo 1º que la Religión Católica es la del Estado Español, dispone en su párrafo 2º: "Nadie será molestado por sus creencias religiosas, ni en el ejercicio privado de su culto. No se permitirán otras ceremonias ni manifestaciones externas que las de la Religión Católica".

Han sido tales los abusos cometidos al amparo de la tolerancia que establece el artículo citado y son tan numerosas las protestas de las autoridades por la extralimitación en esta materia, y se ha llegado, por otra parte, antes de nuestra cruzada, a que en las capillas protestantes se encubrieran centros masónicos de conspiradores contra el orden público, que se hace preciso aclarar, sin que quede lugar a dudas, las diferencias que existen entre el ejercicio privado del culto de las confesiones y el respeto a su conciencia, de los abusos y extralimitaciones que al amparo de la tolerancia intenta llevarse a cabo, por lo que es necesario puntualizar que el texto legislativo, así en su letra como en su espíritu, solo consiente la siguiente interpretación y aplicación:

1º.- Se reconoce el ejercicio privado del culto de las religiones no católicas.

2º.- Por el culto privado hay que entender, bien el estrictamente personal, bien el que se lleva a cabo en el interior de los recintos consagrados a la confesión religiosa de que se trate.

3º.- Este culto no puede tener, en ningún caso, manifestaciones externas o públicas; de un lado, porque dejaría de ser privado, que es en la única manera admitido, y de otro, porque ceremonias o manifestaciones externas sólo se permiten las de la Religión Católica.

4º.- Consiguientemente, no cabe tampoco práctica de cualquier labor de proselitismo o propaganda de las religiones no católicas, sea cual fuere el procedimiento utilizado, como, por ejemplo, la fundación de colegios para la enseñanza, donativos con apariencia benéfica, centros de recreo, etc., ya que ello implicaría forzosamente una manifestación externa no permitida.

Por lo tanto procederá V. E. Con el mayor celo a vigilar estrechamente las actividades de las mencionadas confesiones religiosas, cortando con la mayor rapidez cuantas extralimitaciones se cometan, dándome inmediata cuanta de las transgresiones comprobadas y de las sanciones impuestas.

Sírvase acusar recibo de la presente Circular, de cuyo cumplimiento estricto cuidará V.E. con la mayor diligencia.

Excmº. Sr. Gobernador Civil de....

No quedaba duda, de que una nueva vuelta al tornillo de la intolerancia se había dado, y las intrigas clericales seguían insinuando las conspiraciones masónicas.

Otros menos conocidos en la secretaría de Franco, fueron presos por haber escrito a Generalísimo. El caso del asturiano Domingo Fernández, es el típico de quien queriendo resolver sus problemas, los empeora. Domingo quería irse a Cuba y viéndose muy dificultada su marcha, decide escribir. Le contestó muy cortésmente el secretario de Franco en estos términos: Muy señor mío:

Con testo a su atenta carta del 14 del actual, que se ha recibido en esta secretaría particular, para manifestarle que la petición que en ella formula debe reproducir en instancia dirigida a su Excelencia el Jefe del Estado, y cursarla a la secretaría de la Presidencia del Gobierno, a fin de que pueda surtir los efectos apetecidos."

La Guardia Civil de Navia (Asturias), dos meses después, notificó que debía presentarse en el cuartel. Se le comunicó que debía gestionar su pasaporte en Oviedo, pero antes el Oficial se disponía a meterlo en el calabozo, por haber escrito una carta a Franco. Esto no se hizo efectivo, porque Domingo enseñó la carta del secretario de Franco, escrita con aquellos términos tan esperanzadores.

Podemos afirmar que Franco murió sin que la libertad religiosa que el Vaticano II declaraba como derecho humano, fuese puesta en práctica. El problema evangélico nunca fue una fuerza determinante, ni inquietante, ni siquiera molesta al régimen franquista. Solo ante la imagen exterior que se quiso vender de una España plural y en la dictablanda, hizo que Fernando Castiella y Fraga Iribarne se viesen obligados por las presiones exteriores a una apertura real. Cierto es que, en los últimos años de la vida de Franco, los evangélicos apenas fuimos molestados, teniendo un crecimiento sostenido y una consolidación como pueblo que lleva un mensaje sublime.

Desde el siglo XVI hasta 1992, España no ha tenido libertad religiosa. Esto es una losa que ha pesado sobre el pueblo español, que ha pasado indiferente ante cualquier reforma histórica, anclado en la tradición pueblerina y de sometimiento de la conciencia y de la fe, a ritos religiosos.

Los evangélicos en 1910 habíamos enviado 100.000 firmas a las Cortes españolas, por una comisión de hombres que habían tenido mítines por toda España, reclamando libertad. Hombres como Juan Bautista Cabrera, Cipriano Tornos, Francisco Oviedo, Fernando Cabrera, Enrique Vega y Carlos Araujo, fueron los firmantes de aquel mensaje a la Representación Nacional en el que se decía: " El ideal religioso tiene un santuario adonde no debe llegar la mano del hombre, y la evidencia histórica proclama que la violación de la conciencia religiosa ha sucedido indefectiblemente la glorificación de un "mártir", la decapitación moral de un pueblo."

Con estas premisas generales, quisiéramos hacer unas consideraciones a determinados temas, que inciden o tienen relevancia en Asturias, dentro del contexto general español.



2.    LAS LIBERTADES SECUESTRADAS.


El 13 de septiembre de 1936 el general Miguel Cabanelles declaraba "fuera de la Ley, todos los partidos y organizaciones políticas o sociales que(...) han integrado el llamado Frente Popular". La abolición, de hecho, de la Constitución Republicana de 1931, también dejó sin libertades a los evangélicos, quienes en realidad comenzaban a tener un peso específico en una sociedad más pluralista, aunque aún fuesen escasos en número. En la vindicación de libertades, empezábamos a importar, pues estábamos en los mejores foros reivindicativos, influyendo en la política abolicionista y libertaria.

Sin embargo, hoy en 1997, que vengo de una biblioteca, me he dado cuenta de que apenas han quedado vestigios documentados del protestantismo. El régimen de Franco nos ocultó como un grano infeccioso y esto por razones bien diferentes: el desconocimiento en unos casos, el poco peso político - esto a la vez nos libró de la persecución- y en otros, tratándonos de secta y anticatólicos. El miedo ancestral en materia de religión y el silencio implacable con el que la censura sometió a escritores e intelectuales, hizo que casi no aparezcamos en el mapa ideológico.

La censura de libros y depuración de bibliotecas, apenas ha dejado rastro del movimiento protestante, después de pasados estos cincuenta años de la Guerra Civil. Aunque la Junta de Burgos el 23 de diciembre de 1936, ponía énfasis en que los revolucionarios eran los que más abusaban de la literatura "pornográfica y disolvente" y era sobre el marxismo el fundamental ataque, indirectamente entrábamos los evangélicos en esa calificación y por consiguiente también se nos quitaba, para la difusión del Evangelio, los medios de comunicación más útiles.

También se decía: "La inteligencia dócil de la juventud y la ignorancia de las masas fueron el medio propicio.... y la triste experiencia de este momento histórico, demuestra el éxito del procedimiento elegido por los enemigos de la religión, de la civilización, de la familia y de todos los conceptos en que la sociedad descansa." Pero insistía más la orden, declarando ilícitos " la producción, el comercio y la circulación de libros, periódicos, folletos y toda clase de impresos y grabados pornográficos o de literatura socialista, comunista libertaria y en general "disolventes" . A los directores de bibliotecas oficiales se les insta a poner el más escrupuloso cuidado en la conservación y vigilancia de tales libros, con la salvedad siguiente: "solo cuando se justifique plenamente la utilidad y necesidad científica de consulta, se podrán poner en manos de lectores de reconocida capacidad." ¿No suena esto a Inquisición?

En las escuelas primarias, presididas por retratos de Franco y José Antonio, se recitaban las consignas del padre Ripalda, en su nuevo catecismo. "¿Cuáles son los principales errores condenados por la iglesia?" - se preguntaba. "Los principales errores condenados por la Iglesia son trece: el materialismo, el marxismo, el ateísmo, el panteísmo, el deísmo, el racionalismo, el protestantismo, el comunismo, el socialismo, el sindicalismo, el liberalismo, el modernismo y la francmasonería." Queda claro que algunos de los errores eran solo de tapadera o de relleno, y solo los niños podrían entender y aborrecer algunas de ellas, como a los "rojos" "francmasones" y "protestantes".

Lo que el catecismo más adelante matizaba era:" ¿Hay otras libertades nefastas?" Si, la libertad de enseñanza, la libertad de propaganda y la libertad de asociación." Así pues, todo atisbo de libertad de conciencia y libertad religiosa, quedaba inquisitorialmente exterminada por estos nuevos padres de la Iglesia Romana.

Ya sabemos que una guerra es un caos, pero la Inquisición no habría hecho mejor purga en las bibliotecas y hoy en la biblioteca de este pueblo de Sama, con unos 10.000 volúmenes, no he encontrado ni tres palabras sobre el protestantismo en Asturias y en España. Eso es eficacia. En un libro que acaba de salir de Leonardo Borque López (Premio Padre Patac 1997) y que se titula "Bibliotecas, archivos y guerra civil en Asturias" hace un estudio de lo que supuso la censura tanto en las Bibliotecas, como en la producción de libros. A los archivos y bibliotecas ya destruidas por parte de Frente Popular y los Nacionales en la guerra civil, había que añadir lo que la censura católica quemó o destruyó por "subversivo y pornográfico" en unos casos, y en otros, por una labor ideologizadora. Cita al cardenal Gomá, quien después de una andadura con el régimen franquista, quedó relegado y decepcionado. Decía: "Catolicismo y patriotismo: Dios y Patria. He aquí los dos grandes nombres a cuya magia se ha levantado España a defender su ser y los fueros de su historia." La iglesia, pues, se implicaba en la atribución del carácter ilegítimo del Frente Popular, y por el contrario, legitimaba la sublevación, amparaba y comprendía las razones nacionalistas y sobre todo justificaba la represión. Así también, frente al protestantismo, como enemigo a quien combatir, poco a poco y a la medida de su poder político, fue igualmente represora. " Para la Iglesia - decía Gomá - el enemigo forma una unidad desvalorativa que hay que combatir y extirpar. Solo así será posible, tras la guerra, construir una España tradicional y cristiana, fiel reflejo de las virtudes que el discurso eclesial atribuye a sus virtuales salvadores."

La Junta Depuradora de Bibliotecas en Asturias, que después de haber asesinado al rector de la Universidad de Oviedo Leopoldo Alas, dirigió el rector de la misma Sabino Alvarez Gendín. Este catedrático de Derecho Administrativo, que además de establecer el crucifijo y el catecismo, con las prácticas religiosas que exigía el Caudillo desde Burgos, también exigía las lecturas de Menéndez y Pelayo y "La Leyenda negra" de Julián Juderías. Para él, los libros rechazables podían serlo por "razones de moralidad" porque al "socaire de una pretendida belleza literaria llevan ponzoña escondida para ennegrecer las almas transparentes de la juventud. "Algunos, por sus tendencias de secta religiosa o social, envenenan las tiernas inteligencias juveniles. Ni siquiera debéis apetecer esas lecturas con el afán excusable de combatir sus ideas.

Dice Josep Benet respecto a la libertad religiosa: "En los discursos y alocuciones que pronunciaron los jefes del pronunciamiento, en los primeros días de la sublevación, no se hacía mención de la cuestión religiosa. No empezaron a referirse a la misma, hasta que llegaron noticias de la persecución religiosa que se había desencadenado en la zona gubernamental como consecuencia de este pronunciamiento. esta persecución, había de facilitar a los sublevados, el convertir el pronunciamiento en guerra civil, la posibilidad de presentar la cuestión religiosa como uno de los fundamentos de su movimiento frente a los gubernamentales, hasta el extremo de presentar la Guerra Civil como una "Cruzada". La enseñanza de la religión católica se declaró obligatoria, en 1937, en las escuelas primarias; en 1938, en las secundarias y en la postguerra en la Universidades."

Termina diciendo Benet que el pronunciamiento militar de julio del 36, acabó con la República y su esfuerzo de modernización de España. " Las libertades secuestradas desde el inicio del pronunciamiento, no fueron devueltas al pueblo al terminar la contienda. El secuestro se consolidó con el régimen franquista." "La reconciliación imprescindible para reconstruir un país devastado por la guerra civil, fue rechazada por el general Franco. La sustituyó una durísima represión de postguerra que cifra en decenas de miles de ejecuciones, de encarcelamiento durante años, de depravaciones, (...)

2.1.   Manuel Azaña: Retrato de un desconocido.


Cirpiano Rivas Cherif, escribió una especie de biografía sobre Azaña, con el título de "Retrato de un desconocido". Parece increíble que un Jefe de Gobierno, pase a la historia como un hombre solitario, enhiesto, desdeñoso, olímpico y sobre todo hombre a quien las masas no le entienden, ni sienten interés por sus propuestas.

Azaña luchaba por la libertad y la sociedad iba por otro lado. Ahí están como prueba, la quema de conventos y de religiosos. En "Velada en Benicarló" Azaña ya no cree en nada ni en nadie. Los intelectuales, diputados y ministros, solo le traen ideas generales de España, pero nada concreto y práctico. La generación de Azaña, la de 1914, fue singularmente una generación menos ingenua que la del 98; no están tan seguros de sí mismos; son más cautelosos; usan de ironía para no ser solemnes.

Sin embargo, en algunos casos se oye decir a Azaña. "Quienes han creído, o aparentado creer, que la República era antiborbonismo, anticlericalismo, anticentralismo, son unos majaderos o unos bribones. En otros tiempos, el Estado o la Iglesia han embargado la totalidad del alma del hombre." Y es por esta causa que creyó conveniente traducir "La Biblia en España" de George Borrow, con una introducción dignísima en el tratamiento del protestantismo, que veía como una fuerza liberadora, intelectual y transformadora.

Esta generación del 14 no seguía absorbida en las polémicas sobre la Ciencia Española, la Tradición Española, la Religión Española y la Inquisición España. Todo ello no eran más que disquisiciones bizantinas, frente a realidades transformadoras. ¿Cuál era la realidad del protestantismo? Pues que era una fuerza imparable frente al dogmatismo de la vida española, del caos intelectual y el patetismo de no saber a qué quedarse.

Para el propósito de extraer el pensamiento religioso de Azaña, creemos que su famosa frase de que "España ha dejado de ser católica" es como consecuencia del convencimiento de que los asuntos religiosos son obra personal e intransferible de la conciencia de cada uno. La religión se iba desgajando de la vida del pueblo, había perdido su fuerza aglutinante y por consiguiente cada cual tenía que llevar su fe, sus dudas o su agnosticismo, sin que el estado o la Iglesia tuvieran que controlar a nadie.

El catolicismo había tenido durante siglos condenados al silencio, a la hipocresía, a la simulación y la mentira a tantos españoles que querían vivir su fe en libertad. Esto fue lo que costó a Azaña una persecución tan solapada. Todos sabían que decía verdad Manuel Azaña, pero cuando estas ideas fueron plasmadas en leyes, todos dieron la espalda al Azaña que se debatía en medio del torbellino, en medio del fuego cruzado, en medio de la tragedia.

En la introducción a "La Biblia en España" de Borrow, insiste Azaña una y otra vez, en destacar la lucha por la libertad. "Aunque movido por un fanatismo antipático, en favor de Borrow - dice Azaña- hablan su osadía personal. la consideración de que luchaba contra un poder omnímodo, irresponsable, y de que formalmente, pugnaba por un mínimo de hospitalidad y de libertad, sin los que los hombres en sociedad son como fieras; y eso está siempre bien, hágase como se haga." "El libro de Borrow es un precioso documento para la historia de la tolerancia, no en las leyes, sino en el espíritu de los españoles."

¿Creía en algo don Manuel Azaña Díaz? Es una respuesta difícil, porque él mismo había dicho: "La pasión humana, el ideal interno y la vibración sentimental íntima y profunda, que uno no revela ni en sus propias memorias confidenciales, eso queda para el tormento del alma propia; pero delante del auditorio, en el teatro, que así se llama, en el teatro de la vida pública, hay que guardar el decoro. Y lo que tenemos que adoptar nosotros son las pasiones públicas, no personales; y lo que tenemos nosotros que incorporar a nuestro propio espíritu es la pasión pública nacional."

También había dicho Azaña: " El liberalismo no es más que humanismo, es decir libertad de conciencia, libertad de pensamiento; anchura de espíritu para recibir en él todas las experiencias de la vida y elaborarlas con sentido propio." (Bilbao 9/4/1933)

En "El jardín de los frailes" Azaña se confiesa anticatólico, pero sin hablar mal de los frailes. Las injurias contra él son injustas porque Azaña nunca fue sectario. ¿Cuál fue entonces su fe? Como él indicaba en el párrafo anterior, eso quedaba "para el tormento del alma propia" y que no se revela si en sus propias memorias confidenciales. Pero si está claro que no está dentro del catolicismo. Refugiado en la Institución Libre de Enseñanza y afín en muchos puntos de sus ideales, sin embargo, supo esconder lo íntimo del corazón tanto como pudo.

Así pues, poco o nada sabemos. Lo que sus obras dejaron traslucir, es que Azaña perdió la fe de sus mayores y probablemente ganó una fe más auténtica, con sus dudas y certidumbres; quizás, más bíblica, quizás más filosófica. Otros creen que Azaña nunca llegó a crear su fe personal, ni crear su mundo espiritual, aunque bien es sabido su mutismo religioso. Quienes conocen bien su vida y su obra afirman, que si bien es cierto que perdió la fe de sus mayores, que abandonó el catolicismo, no por ello perdió jamás el sentimiento de "esa relación inefable que nos acerca y nos aleja, nos fascina y espanta, sin saber cómo ni porqué, en uno de cuyos polos estamos nosotros, inermes, desvalidos, y en el otro eso que llamamos misterio de la vida, enigma, arcano del universo, destino, azar, causalidad, sino...Vienen aquí como anillo al dedo las palabras de Espinosa: "Omnis definitio, negatio est."



2.2.   Los intelectuales del franquismo y lo religioso.


Dice Julián Marías que la guerra de 1936-39 significó el quebranto más hondo que sufrió España desde la invasión napoleónica en 1808-14. "En los años de la postguerra e inmediatamente después de acabada esta, las instituciones culturales quedaron suspendidas o destruidas, el espíritu de beligerancia lo invadió todo, la libertad de espíritu se anuló, y los intelectuales, en cuanto a tales y mientras quisieron permanecer fieles a su condición, no como simples ciudadanos, tenían muy poco que hacer."

Quienes decidieron emigrar lo hicieron al principio de la guerra, sabedores de que el mundo por el que habían luchado e intentado crear, había sucumbido y desaparecido. Los que decidieron permanecer han tropezado con grandes dificultades, tales como " traumatismo moral" de la guerra, con la consiguiente entrega a las presiones y la anormalidad de la comunicación de los intelectuales con el público. Sin embargo, resulta curioso, dice Marías "que teniendo el Estado absoluto control de la enseñanza pública y privada en todos los grados, de todas las publicaciones, libros, revistas y periódicos - mediante una censura previa -, de la provisión de cátedras y de todo género de puestos docentes, y a pesar de ello... se haya producido en los últimos veinte años una actividad intelectual considerable y en muchos casos libre e independiente."

Lo que sí parece claro, es que, entre los intelectuales, la guerra civil fue superada, después que durante unos cinco años 1936-40, el silencio y la sumisión, fueron señales de su pensamiento y que lentamente empezaron a reconstruir la vida intelectual. Gustavo Bueno, en un ensayo titulado "La Filosofía en España en un tiempo de silencio" describe, con su habitual maestría, el paulatino progreso del pensamiento filosófico en España, sin que este hubiese dejado en ningún momento de manifestarse. Bien es verdad que deja claro lo siguiente: " En el tiempo del silencio la censura de libros o la censura de prensa acalló las voces y las obras de los filósofos más ilustres: no solo las obras de Voltaire, sino también las de Kant, las de Marx o Engels, o incluso las de Heidegger estaban, de hecho, explícita o implícitamente prohibidas, eliminadas de los programas y de los libros de texto de las Universidades o de los Institutos; sus menciones tan solo eran posibles si iban acompañadas de una refutación demoledora. Al luminoso periodo que para la Filosofía española había representado la Segunda República, periodo que suele simbolizarse en el esplendor de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, bajo el decanato de García Morente, sucedieron las tinieblas del oscurantismo.

Pero la característica de estos intelectuales, más o menos liberales, fue el no tocar el tema religioso e inhibirse en los atropellos del nacionalcatolicismo. Muchos de ellos que representaban una España más liberal y revolucionaria, simpatizaron con intelectuales de Europa y América, como Hemingway, Malraux o Simone Weil, por citar alguno; otros, más idealistas, se enrolaron en las Brigadas Internacionales como el teólogo R.C. Davies. Davies fue un evangélico que "convertido" al marxismo, y pasando por la utopía y la herencia filosófica de Rouseau, luchó en España por las libertades, entre ellas la religiosa.

Aquí seguían cometiéndose tropelías evidentes e indignantes. Se obligaba a oír misa y hasta los labradores eran multados por no asistir. (Tengo copia de una multa de 250 Pts. a un evangélico de Siones (Asturias) por no respetar la fiesta de San José.) Se obligaba a la clase de religión a los hijos de los evangélicos. Se tiraban petardos en las iglesias evangélicas y se les saqueaban o asaltaban; se creaban las máximas dificultades en los enterramientos civiles de los protestantes, y todo un largo etcétera, pero esto los intelectuales lo silenciaron y lo ignoraron. No era su problema.

Pero tampoco como intelectuales fueron capaces de orientar la vida y los destinos del país. En 1936 la única parte de la universidad que destacaba era de la de Filosofía y Letras. Nombres como Ortega, Morante, Zubiri, Menéndez Pidal, Américo Castro, Montesinos, Salinas, Gómez Moreno, Obermaier, Asín, Palacios, Sánchez Albornoz, Lafuente o Zulueta, por citar unos cuantos, de alto valor intelectual, no dignificaron en nada su labor de orientadores.

Siempre lamentamos desde el campo protestante- quizás ingenuamente- que un pensador riguroso no debería olvidar cosas tan elementales y obvias en una sociedad, como es el hecho religioso y el de las libertades. Escribe a este respecto Alfonso Ropero pensador indiscutible en el campo evangélico de hoy, un artículo esclarecedor. Dice Ropero: "En la cuestión religiosa los intelectuales españoles siempre han resultado insuficientes y partidistas, tanto más sorprendente ,cuanto menos católicos declarados."

Cita Ropero también a Brenan, diciendo que este hispanista británico "demostró tener un mejor conocimiento del pueblo español - intelectuales incluidos- cuando en su obra clásica "El laberinto español", cuya lectura estuvo prohibida en España, señaló, " que si bien la Iglesia católica tiene talento para crearse enemigos, ella es siempre el poder que permanece cuando han pasado las guerras y las revoluciones, cuando todo lo demás ha fracasado, ella es la que está en la posición del padre, al que de mejor o peor gana, regresa el hijo pródigo"(Prólogo a la 2ª edición 1950)

Pero Ropero es este artículo también hace autocrítica a los pensadores protestantes que también son intelectuales. "Intelectuales protestantes españoles podían haberse manifestado sin necesidad de pasar por el academicismo. No hay excusas que valgan- dice Ropero. El protestantismo español podía perfectamente haber producido pensadores originales y atrevidos; renovadores. Pero no ocurrió así, porque el protestantismo estaba afectado de anti-intelectualismo de origen. Las iglesias evangélicas no proporcionaron- ni lo harán después- la creación de pensamiento protestante original, fiel a la fe bíblica u a la modernidad."

Interesante reflexión, que yo siempre he justificado con el "prius vivere, deinde filosofare". Fue necesario vivir y existir como pueblo, antes que poder reflexionar un pensamiento inédito y valiente, porque no hemos de olvidar las carencias, las dificultades de organización y sobre todo de un número suficientemente preparado, con tiempo suficiente para la creación.

Los líderes intelectuales protestantes no tuvieron tiempo ni para rascarse la cabeza. Muchos de ellos pasaban el día del colportores, visitando iglesias dispersas - no hemos de olvidar del carácter rural de las primeras congregaciones- ganado el duro pan de cada día y cuando llegaba la noche, le esperaba el culto, ministrando cada día en las casas o en la iglesia. Labores administrativas, burocráticas, organizativas, de formación de líderes y de toda índole se le cargaban sobre sus espaldas. Parte del vigor que fue adquiriendo el protestantismo español fue debido a que estos hombres intelectuales "per se", también fueron humanos y bajándose de su parnaso, comieron las migajas con el pueblo.

Sin embargo, creo con Ropero, que el protestantismo siempre ha estado aquejado de anti-intelectualismo y de un miedo atroz a ser originales.



3.    FRANCO Y LA IGLESIA CATÓLICA.


3.1.   La Cruzada y la postguerra.


Los hechos contemplados con un mínimo de perspectiva, suelen expresar con rudeza y rigor, inusitadas conclusiones. La guerra civil española del 36 dejaba una España, no en la paz, sino en la postguerra. Cientos de miles de personas se veían obligadas a obedecer y a enderezar drásticamente sus comportamientos. Otros miles eran víctimas de los pelotones de ejecución bajo la Ley de Responsabilidades Políticas. Se depuraron universidades, institutos, escuelas de profesores y maestros nacionales, perdiendo España para siempre científicos, investigadores, poetas, pintores, etc.

Dice Cortazar y González Vesga en " Breve historia de España" que cerca del 90 % de los intelectuales se protegía en el exilio, dejando sin maestros a los españoles. "Los novelistas maduros. los estudiosos de la lengua, los poetas se van y su voz se silencia. Casi al completo la generación del 27, con Pablo Salinas, Jorge Guillen y Rafael Alberti a la cabeza, se arranca de España, en la que quedan Vicente Alexandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego. El premio Novel concedido a J. Ramón Jiménez en 1956 hacía volver los ojos del mundo de las letras, sobre esa poesía española "exilada". Algo similar ocurría con el Novel de medicina, otorgado tres años mas tarde a Severo Ochoa, como reconocimiento a aquellos científicos "transterrados". A los que se quedaron, no conseguía el franquismo darles nada propio. Ni la cultura falangista sobrevivió a la derrota de los fascistas en 1945, ni la cultura católica aguantó los empollones de la secularización y la crisis de la iglesia, en los sesenta."

La postguerra no fue fácil para el pueblo evangélico, que vio como muchas de sus iglesias habían quedado destruidas o diezmados sus miembros, en las trincheras y en las cárceles. Pastores como Atilano Coco, de Salamanca; José García y Salvador Iñiguez de Granada entre otros, fueron fusilados por masones. Otros logran exilarse como Agustín Arenales, Antonio J. Diez, Juan Orts González, etc. El Dr. Claudio Gutiérrez Marín, quien tuvo relación con el Ministro de la Guerra o de la Defensa, el asturiano Indalecio Prieto, con quien le unía una estrecha amistad, "pues él fue educado en nuestra fe religiosa", también fue uno de los que tuvo que marchar. Lo narra así: "Y después se acercó el fin, comenzaron los copiosos bombardeos de los franquistas sobre este último baluarte de la República Española. Era imposible ya resistir por más tiempo. Sin armas, sin municiones, sin medicinas y sin alimentos nos vimos ante la imperiosa necesidad de abandonar el territorio hispano empapado de dolor, de sangre y de muerte.

Tres años de guerra duró la horrible tragedia. El suelo español quedó teñido de sangre por todas partes y murió la República que con tanta fe y amor defendimos los republicanos.

España tuvo que aceptar por espacio de 40 años más, el peso funesto de la dictadura franquista y con el corazón henchido de amargura los que a pesar de todo conservamos la vida, hubimos de emigrar a otras tierras y algunos como yo para siempre.

Ya hemos comentado varias veces que, a los evangélicos en el bando republicano, se nos consideraba como curas infiltrados y en el de Franco como masones y rojos. La Iglesia católica que se había aliado con el Movimiento, identificando su lucha como "Cruzada" católica y con el "ser" de España, se haría un sitio entre falangistas, tradicionalistas, monárquicos, para luego poco a poco irlos engullendo. Muy pocos se dieron cuenta, en el campo católico, de la trampa que existe en servir a Dios y al Estado. El cardenal Gomá, muere desilusionado del nuevo régimen, que le prohíbe una carta pastoral y le acusan de indulgente para con los opositores a Franco.

El "nacional-catolicismo", después de apagarse la hoguera de la Guerra Mundial, triunfó ideológicamente y ya nadie podía distinguir donde estaba la frontera entre la ceremonia religiosa y la manifestación política. El claro dominador, reclutaba en sus filas vocaciones religiosas que harían de España la nación con el clero más joven de Europa. Fue a partir de 1968 cuando el poder social, doctrinal y de control de sus posibles enemigos (el protestantismo entre ellos - así se pensaba-) fue cediendo a una secularización de sacerdotes y religiosos, que dejaban un país sin "comunidad de creyentes" y si una cultura religiosa, según había vaticinado Unamuno. El mismo Américo Castro en su "Santiago de España" se queda sorprendido de cómo no ya solo en este siglo sino desde el siglo X "no ha brotado en España ningún pensamiento decisivo que haya afectado al resto del mundo" y " que no aparecen nombres hispanos, trátese del mundo de las religiones o de la historia cultural del mundo". Ello es debido a que el pueblo se conformó a vivir de creencias y no de fe. "Las creencias no ingresan en la historia como esquemas formales y abstractamente conceptuales, ni como curiosidad particular para ser descrita y catalogada" y por eso - matiza Castro- la España de Santiago o la de esta época de Franco, fue la de un tradicionalismo que ahogó toda la fe.

3.2.   Verdugo y víctima.


Las venganzas políticas y religiosas de la iglesia católica de postguerra son innumerables. El dolor de tantas familias que disentían o no simpatizaban con el "nacionalcatolicismo" fue un sentimiento diario. Ricardo de la Cierva en su libro "La transición y la Iglesia. Así actuó el Vaticano" disculpa a la Iglesia católica, volviendo a los tan manidos argumentos de la venganza sobre la francmasonería y marxismo, con el consiguiente arreglo de cuentas a la República por los 8000 sacerdotes y religiosas- incluidos 800 monjas- que habían sido fusiladas y quemadas en zona roja.

Como parece ser verdad que un número tan cuantioso de víctimas del odio acumulado en una sociedad tan reprimida y ahogada como la española, pudo producir esta locura de muertes, no es menos cierto, que el papel de verdugo de la iglesia católica afectó a muchos miles más.

Así fue reconocido en 1971 en la Asamblea Conjunta del Episcopado, que confesaba de esta manera, su aberrante actuación en la Guerra Civil: " Si decimos que no hemos pecado, hacemos a Dios mentiroso y su Palabra ya no está con nosotros."(Juan). Así pues, reconocemos humildemente y pedimos perdón porque no siempre supimos ser verdaderos ministros de reconciliación en el seno de nuestro pueblo, divido por una guerra entre hermanos."

El arzobispo Marcelino Olaechea, que no aceptaba este manifiesto, rechazaba cualquier sumisión y decía sobre este texto: "Soy testigo de excepción y no concibo como se haya podido exponer un intento que ofende de lleno a la historia y ofende el materno y continuo empeño puesto por la Iglesia en la Cruzada, para unir a atender a todos sus hijos, a todos. Pido a Dios, que quede sepultado el intento en la noche del olvido." Y así ha sido. La Iglesia católica nunca ha querido confesar su papel de verdugo. Siempre orgullosa y dominadora, altiva y vengativa, mientras pueda ser dueña y señora, y no se convierta y acepte el Reino de Dios, por encima de los reinos de este mundo, no pedirá perdón.

Pero a la larga, perdería casi todas las batallas y sería víctima de todos sus desatinos. La Iglesia católica ha perdido a los creyentes por el camino del nacional-catolicismo, sin lograr que fuese católica la sociedad. El periódico "Ya" en un artículo de Manuel Alonso García de 14 de Octubre 1955 decía: Una nota común, de general indiferencia ante lo religioso, resalta sobre lo demás, unida en la mayoría de las ocasiones, a una ignorancia considerable en materia de religión y una ausencia de formación doctrinal que alcanza incluso a la juventud universitaria.... Pero lo más negro de la Cruzada, a parte de los muertos y la destrucción de España, fue la postguerra, la larga memoria vengativa. Algunos han acusado a la República de 1931 de ser la incendiaria de iglesias y conventos. También se le acusa de las del 16 de febrero de 1.936, matanzas todas ellas de los partidos marxistas. Sin embargo, en honor a la verdad, decía la revista "Leviatán" en un artículo de su director José Luis Araquistain que esta minoría incendiaria no era exclusiva de este siglo, y que nada tiene que ver con el marxismo, sino que su etiología había que buscarla en la tradición "ya secular de la historia de España y son independientes de los regímenes políticos. Están debajo de la super estructura política, en la organización de la sociedad española tradicional". Cita Araquistain, los incendios en Barcelona de 1909 cuando no existía la República y también las quemas de los años 1834 y 1835 donde se incendiaron conventos y se mató a los frailes que los ocupaban en las ciudades de Madrid, Cataluña, Murcia, Zaragoza, Málaga y otras poblaciones y provincias españolas. Pero insiste Araquistain en demostrar que el anticlericalismo español iniciado por Carlos III, había expulsado en 1767 a los jesuitas (casi dos siglos antes que existiese la República) y que se había incautado de las casas y colegios que poseían en los 117 pueblos, por un acto de fuerza personal. Fueron sacados de sus lechos y enviados al Papa como mercancía peligrosa. Este mismo hecho lo había repetido el mismo Estado monárquico disolviendo las órdenes Religiosas y expulsando a sus miembros y expropiando sus bienes. "La barbarie marxista" no fue la inventora del anticlericalismo y las hogueras, junto con las terribles matanzas de curas y frailes. Intenta Araquistain definir este anticlericalismo, como algo, psicológica y culturalmente proveniente del dominio del pueblo ejercido por la Iglesia Católica, quien defendía a la burguesía desde los púlpitos, las pastorales y los claustros, cosa que el pueblo no ignora ni olvida.

Entre los años 1939 y 1945 se extermina a los disidentes en unas cifras que oscilan entre los 28.000 y 200.000 fusilados. Y todo esto con la bendición de Pío XII, felicitando efusivamente a Franco, y quien, con unas cuantas ideas y vagos conceptos de Patria, religión y moralina jesuítica, reprimió duramente a un pueblo.

El concepto que Franco tiene sobre la Universidad (véase en su novela "Raza") es el del lugar donde se fraguaba la decadencia de España. La Universidad de Franco estaría al servicio de lo patriótico frente a lo académico y la falta del 50% de enseñantes que habían sido fusilados, deberían sustituirlos "los diligentes siervos de la Iglesia nacional-católica, representada por el Opus Dei de Monseñor Escribá de Balaguer.

El talante depredador de la Iglesia católica se extendió hasta el Concilio Vaticano II. En 1965 la Iglesia católica comienza una andadura que para unos es "degradación y hundimiento" y para otros "apertura y transición a la democracia" Dice Ricardo de la Cierva: "Como historiador católico, debo reconocer con desagrado, que la ciencia política y la economía moderna no han sido las asignaturas más brillantes en el expediente de la Iglesia católica para los siglos XIX y XX. Tan es así, que cuando la Iglesia empezó a proponer el ideal democrático en torno al Concilio, la revista "TIME" publicó con toda razón, un comentario irónico: "Bienvenidos a bordo"

Es a partir del Vaticano II- dice de la Cierva- que monseñor Guerra Campos en un informe sobre los puntos sensibles de la Iglesia católica se da cuenta del proceso de secularización y prostestantización y de un humanismo desligado de la Revelación. Las consecuencias son más dramáticas de lo que se pensaba y el verdugo se ha convertido en víctima. El descentramiento de la Iglesia, menos venerada como "madre" y como misterio de Cristo, el desconcierto ante ese fenómeno de apertura hacia lo protestante y de consideración de "hermano separado" dividió al catolicismo español. Los años siguientes al Concilio están marcados por cuatro pérdidas significativas:

1.- Una quinta parte del clero abandona el ejercicio de su ministerio.

2.-Desciende el interés misionero. De los 1500 sacerdotes del clero secular en América, se reducen a poco más de 400.

3.- La caída de vocaciones sacerdotales, pasa de 8000 a menos de 1500 seminaristas.

4.- La crisis de los religiosos y religiosas de casi todas las órdenes, será una de la crisis más alarmante, con una disminución de sus efectivos casi absoluta.

5.- La división irreconciliable en dos bandos de "liberales" con su teología marxista de la liberación y conservadores "tradicionales" afines a "Acción Católica"

El jesuita Karl Rahner tiene mucho que ver en esta irreconciliable lucha que penetra en las bases católicas, Dice de la Cierva, que lo peor de Rahner, no es su teología sino la evolución de sus discípulos. Del tronco rahneriano salen dos pensadores cristianos de enorme influencia: el protestante Jürgen Molttman, teólogo de la esperanza y el católico J.B. Metz, creador de la teología política.

En el campo de críticas monseñor Guerra Campos será el gran abanderado de la oposición al Concilio y a las advertencias papales, quedando marcado y descalificado para siempre por la Santa Sede, la Nunciatura y la mayoría de los obispos de España.

Es a partir de 1972 donde la Iglesia católica ya ha tomado posiciones, poniendo en marcha su camaleónica figura al lado del movimiento comunista-católico, la teología popular y otros movimientos que reflejaban su renovación externa, ya que no una vuelta a la primitiva iglesia.

Bien es verdad que en muchos de estos movimientos había criterios y teorías nacidas del campo protestante, como era el sacerdocio de los creyentes, la ley del celibato que algunos abogaban como un sacerdocio de servicio ad tempus y hasta se cantaban en algunas iglesias nuestros coros e himnos evangélicos.

Podemos terminar diciendo con Javier Tusel "La Dictadura de Franco" que la Iglesia católica hizo su transición al menos con 10 años de adelanto al cambio político. " Por supuesto -dice- esta evolución no se produjo sin profundas desgarraduras intimas, porque en España el propio régimen se identificaba con concepciones que la mayoría de los católicos consideraban sepultadas."

3.3.   El fascismo en Asturias.


El libro de Manuel Suárez Cortina "El fascismo en Asturias" presenta la implantación económica más que ideológica de la derecha fascista asturiana, con una reconversión, más visible al comenzar la guerra civil, hacia el tradicionalismo astur. Dice que el tradicionalismo asturiano débil numéricamente, no lo fue tanto desde el punto de vista económico, donde fueron penetrando tanto en la industria como en la minería, personas de posturas políticas de la derecha tradicional.

Algún político de hoy, Antón Saavedra, por ejemplo, ha denunciado en algún discurso a la derecha protestante asturiana, como parte de esa derecha opresora en lo económico e intransigente en lo ideológico. Conocedor Saavedra de los directivos protestantes de minas Riotinto, como Mr. Hugh Matheson (primer accionista y Jefe de Administración de estas minas), así como también en "Fabrica de Mieres" a Numa Guilhou y sus descendientes entroncados con los Loring, también protestantes, no dudó en atribuirles epítetos políticos fascistas.

Lo que realmente sucedió con la burocracia protestante asturiana, no fue que los Loring o los Guilhou intervinieran en política, sino que, al establecer vínculos con la alta nobleza y burguesía de todo el país, se le adjudicó filiaciones que no eran verdad. En el caso además de los descendientes de Numa Guilhou, que abrazaron el catolicismo, tampoco por ello se les puede achacar el haber capitalizado el poder político, porque supieron estar al margen de pasiones tradicionalistas, impropias de sus ascendientes.

Quien sí proyectaba pasión, era el Presbítero J. González Diez, que, en La Nueva España de 1937, idealizaba la Falange en términos dogmáticos e ideales utópicos. "Las impurezas - decía- las exageraciones en el orden doctrinal, las adherencias inútiles y perniciosas, las desviaciones en el orden religioso, adoptadas en otros países, España las rechazará. Y la Falange las detestará. Falange quiere lo que quiere España y detesta lo que España detesta, porque donde está Falange allí está España. El fascismo podrá ostentar un matiz pagano. El nacionalsindicalismo podrá encubrir una tendencia herética. La Falange será esencialmente católica.

Falange asturiana también representó al catolicismo como esencia de la interpretación religiosa de la vida y como históricamente española. Con esta cerrazón nacionalista, indivisiblemente católica y enfrentada al resto del que no pensase igual, era tenido por herético y antiespañol.

Con este individualismo exclusivista no fue casualidad la Guerra y el Civil, enfrentamiento con la otra España del herético Leovigildo, de la España liberal del siglo XIX o de la afrancesada y enciclopedista del XVIII, así como la de Azaña, que quería educar para la libertad en el marco de las ideas y no de los cañones,

El catolicismo que proclamaba la Falange, que brilló en Asturias a partir del aplastamiento de la Revolución de Octubre del 34, se le podía aplicar la frase de Fedor Dostoyeski que escribió: "El catolicismo no es la fe cristiana, no es siquiera una fe, sino la conquista política de todo el universo bajo el dominio de Roma."

Este vacío de fe y espiritualidad, es lo que reinó en la Guerra Civil. España estaba llena de idealistas sin ideales trascendentes. No hay sentimiento cristiano (v.g. perdonar al hermano) aunque se afirmara su catolicismo. Recuerda José Flores en "Cristo en Mallorca" la historia de los mineros de Membibre que pusieron debajo de la imagen de un Cristo, un manto rojo y una inscripción que decía: "Cristo rojo, a Ti no te hacemos nada, porque eres de los nuestros." Los que proclamaran otro Cristo que no fuera rojo, se las tenían que ver con los mineros y toda su decadencia religiosa. Como decía Ganivet, habían creado un cristianismo sumamente original, con forma, pero sin contenido.



4.    UNA FE CONTRA UN IMPERÍO.


4.1.   El plan Marshall.


En 1979 salía a la luz, un bien documentado libro evangélico de David Muniesa titulado "Samuel Vila: Una fe contra un imperio". El libro abarca desde la restauración monárquica y la proclamación y hundimiento de la República, hasta el Alzamiento militar de Franco, donde describe con mesura, pero sin esconder o velar el periodo de intolerancia religiosa que el pueblo evangélico tuvo que sufrir.

Una cosa me ha llamado la atención. entre las miles de injusticias que sufrimos los evangélicos y que soportamos por amor a Dios y a nuestro pueblo: ¿Fuimos los evangélicos los causantes del fracaso del plan Marshall o fue la dura intransigencia clerical la que presionó a Franco, hasta el punto de maniatarlo? ¿Era Franco susceptible a tales presiones? La respuesta es que Franco estaba coaccionado y abrumado por la implacable influencia del clero y la Santa Sede, representada por monseñor Tardini.

Manuel López Rodríguez en su libro "La España protestante" dice: "La jerarquía católica española impide la simple modificación del artículo 6 del Fuero, y lo peor es, que las prepotentes arcas del Vaticano permanecen impasibles ante el elevado precio que el Estado español tiene que pagar por culpa del anti protestantismo reinante: quedarse sin los substanciosos créditos de miles de millones de dólares que ayudan a levantar Europa, Rusia incluida. España ser igualmente rechazada como miembro de la OTAN, aunque no por ello excluida del su zona de influencia y sufrir finalmente el castigo implacable de un bloqueo internacional sin precedentes." Todos sabemos que el presidente de Estados Unidos, Truman, como evangélico y como bautista, fue el principal oponente entre los centenares de miembros del Senado norteamericano que le apoyaban, a que España recibiera un solo dólar, mientras los evangélicos españoles no tuviesen libertad religiosa. ¿Éramos indirectamente responsables? No, Samuel Vila, evangélico bautista, con contactos de alto nivel, luchó incansablemente para que a la vez que España cambiara el criterio de intolerancia, no fuese duramente perjudicada.

En l 948 Konsky vino a España, para conocer la realidad "in situ". España intentó dar un paso hacia adelante, pero sabía la condición: libertad religiosa. Monseñor Tardini dijo que no. Que no solo debía de mantenerse el artículo 6 del Fuero de los Españoles, sino que tampoco debía ampliarse, lo cual constituiría "una obligación de conciencia para el gobierno español con todas sus consecuencias".

En mayo de 195 l Stanton Griffms llega a España como embajador de los Estados Unidos En la misma presentación de credenciales, se queja ante Franco de la intolerancia religiosa y luego en conversación privada, Franco le da seguridades "de que las disposiciones oficiales sobre los cultos religiosos no católicos en España serían grandemente ampliadas." Pero la situación no mejoró y en l 952 el presidente Truman pronuncia un discurso atacando al gobierno franquista por "las interminables demoras del Gobierno español en conceder libertad religiosa". Y hubo algo más que declaró a los periodistas, de vuelta a su país desde la sede de la OTAN: "Toda la política exterior de Truman hacia España, gira exclusivamente en torno al problema protestante."

¿Que hizo el Vaticano ante las presiones americanas sobre el Gobierno español, quien quería estar, como toda Europa, en el Plan Marshall? Italia país católico lo mismo que España entró porque se reconocía la libertad religiosa. ¿Por qué España no? La respuesta del Sumo Pontífice fue tajante - Pero a Italia no podemos pedirle lo que España puede y debe dar Lamentable visión de una España, que ya no era católica, pero que se sacrificaba a juicio la existencia de la represión. A los ojos del mundo, como una unidad religiosa medieval y que se le perjudicaba en todos los sentidos de la modernización. Evangélicos como Samuel Vila, lucharon para que la España que nos maltrataba, pudiese ser próspera no solo en lo espiritual, sino en lo material. Los contactos con dirigentes europeos y americanos, poseedores de altas responsabilidades públicas, hicieron posibles entrevistas con los secretarios de Estado y con el mismo Franco. Pero el Gobierno estaba en una dura encrucijada entre Roma y Washington, y se optó por Roma. Pero entre los archivos de correspondencia del secretario de Franco el general Francisco Franco Salgado-Araujo, esta la del evangélico Samuel Vila, como uno de los ficheros más abultados de la correspondencia no oficial que existía en aquella casa. No se podía hacer más. El Gobierno español se hallaba atrapado y atado por el episcopado y este estaba dispuesto desde l 946, un año después del Fuero, a frenar toda apertura y toda tolerancia religiosa.

"Obviamente - dice José María Martínez - la política interior del gobierno franquista seguiría ignorando la repulsa internacional contra el régimen, causada mayormente por la cuestión religiosa, alegando que el protestantismo nunca tuvo en España la suficiente consistencia para ser elevado a la categoría de problema"

4.2.   ¿Fue real la represión a los protestantes?


Algunos han puesto en tela de juicio la existencia de la represión. Otros han creído en las bondades permisivas de Franco, que se veía rehén del clero, había pontificado su mandato. Quienes no lo han vivido y contemplando, y ven el absoluto silencio de la masa social, intelectual y religiosa, creen que nunca ocurrió. Sin embargo, fue algo más que real en la zona franquista. Dice Juan Bautista Vilar: "El rechazo de toda disidencia religiosa en la España nacional, infortunadamente no se circunscribió a la drástica variación del "status" jurídico de las minorías. Se dio a su vez una autentica persecución en sus secuelas de asaltos, detenciones, violencias, torturas y asesinatos".

En la guerra civil española - escribe Hugo Thomas- posiblemente como en ninguna época de la historia de Europa, se ha manifestado un odio tan apasionado contra la religión y cuanto con ella se halla relacionado. Sin embargo, algún sacerdote ya había escrito. "Los rojos han destruido nuestras iglesias, pero nosotros. destruimos primero la Iglesia". Los evangélicos maltratados y vejados por los dos bandos enfrentados, nunca dejamos de proteger a unos y a otros, sin distinción de ideologías, como labor humanitaria hacia el perseguido. Sin embargo, la represión fue un hecho prolongado que regó de víctimas el territorio español, ya por la guerra en sí o por la hostilidad antiprotestante del clero. Los medios de comunicación, por su parte, mentían como bellacos e ignoraban cualquier represión o persecución. Solo cuando algún acto de vejación o quema de iglesias, como en el caso citado de la de Sevilla y el pastor Santos Molina, y que salían a la luz en los medios internaciones, algunos medios reaccionaban. El diario "Levante" de Valencia decía:" Hablan en general de intolerancia y fanatismo, pero no podían citar un ejemplo demostrativo, puesto que tal ejemplo no existía. Ahora gracias a unos insensatos, ya tienen lo que no había sucedido en España desde tiempos de la Reforma." ¿Por qué mentían tan descaradamente? Pues porque estaba en juego el Plan Marshall y esto era la gota que rebosaba el vaso de la paciencia de Truman, que no quería intolerancia religiosa como condición para ayudar a España. El corresponsal Royo les declara enemigos de la Patria a los jóvenes asaltantes Sevillanos. Tanto Griffts como Zablocki tenían bien informado al Presidente Truman sobre la falta de libertad en España y la dura intolerancia. Una cosa era evidente: la intolerancia no era un caso aislado sino una práctica habitual.

El pastor Atilano Coco fue fusilado en Salamanca, en los primeros días del Alzamiento. El pastor de Pradejón (Zaragoza) Simón Vicente, detenido al final de la guerra, fue fusilado en 1946 tras varios juicios y apelaciones. Dice Pablo Rubio: "Al estallar la guerra Civil española, y como en el resto de España, la persecución y los atropellos e incluso la muerte hacen presa en la iglesia de Pradejón. Las nuevas autoridades franquistas ordenan el cierre de los colegios; la capilla es clausurada e incluso allanada: el pastor Simón Vicente asesinado y varios miembros de la iglesia son encarcelados y todos los demás amenazados con seguir el mismo camino. La familia del pastor tuvo que marchar de Pradejón; la maestra Casimira Rivas se refugió en el sur de Francia y sus dos hijas fueron recogidas por el Gobierno ruso, junto a otros niños expatriados a aquel país. Otras familias tuvieron también que marcharse de Pradejón a Logroño, Zaragoza u otras localidades; muchos estuvieron escondidos durante algún tiempo y otros no se atrevían ni a salir fuera de sus casas, y eran continuamente vejados e insultados por los clericales del pueblo." Y sigue diciendo: "... después de la ocupación de Bilbao por las tropas nacionales, la persecución y el acoso se hacen sentir. El pastor Mangado y su familia tienen que huir a Francia, pues le buscaban para encarcelarlo. Muchas familias huyeron hacia Santander y Asturias, otras se escondieron o permanecieron ocultas en sus casas, y la vida congregacional quedó rota y dispersa. La capilla fue clausurada por las autoridades.... En el año 1936, con la guerra civil, y tras la toma de San Sebastián por las tropas al mando del general Mola, la familia Marqués tiene que huir de San Sebastián, debido a que había orden de apresar a Marqués. Los dos hijos del matrimonio quedaron en España, ya que la guerra los cogió fuera de San Sebastián. Las hijas huyen con sus padres y se refugian en Inglaterra, de donde el pastor Marqués ya no pudo regresar. Varias familias protestantes donostiarras tienen que huir a Francia o a otros lugares; algunos murieron y otros quedaron dispersos.

El pastor López que había sido condenado a muerte y luego conmutada la pena por la de prisión, fue asesinado por un grupo de fanáticos, que sacándolo de la cárcel lo asesinaron por la espalda.

La maestra nacional de Jerez de la Frontera, Josefina Hombre fue fusilada en estado de gestación. El catedrático de Albacete don Demetrio Nalda había sido depuesto de su cátedra y fue metido en la cárcel, así como el catedrático del Instituto de Alcázar de San Juan don Carlos Araujo García y el de la Universidad de Zaragoza don Moisés Calvo, con don Samuel de los Santos jefe del museo de Córdoba. Fusilados también Germán Araujo, en Puebla de Valverde, Miguel Blanco, pastor de la Iglesia de San Fernando (Cádiz). Gabriel Font murió en la prisión de Manacor. El hermano de Germán y de Carlos, Ernesto Araujo - hijos de don Adolfo Araujo García, gerente en España de la Sociedad Bíblica - murió "cumpliendo sus deberes militares, sirviendo una pieza de artillería".

En Castrogonzalo (Zamora) Elías García y Antonio Rodríguez, concejal y alcalde en la República, fueron vilmente torturados. Esther Rozada sobrina de Elías decía: "He visto a Antonio; casi no lo conocía. Le han arrancado la barba y los ojos".

Don Audelino González Villa, uno de los evangélicos más emblemáticos de Zamora y León, tuvo que sufrir prisión. En Benavente un grupo de conocidos falangistas de Acción Católica le hicieron tomar medio litro de aceite de ricino y le dijeron que si le volvían a ver por allí le matarían. También en Benavente torturaron y raparon, haciendo una cruz en la cabeza, a Florentino Dueñas. El no quiso quitarla y la exhibía ante los vecinos, testificando de Cristo que murió en una cruz.

Luis Moreno de El escorial, fue condenado a muerte y ejecutado el 25-9-1939

En la década de los 50- después del Concordato de 1953 más concretamente, se vive otro periodo de represión. Se clausuran muchas capillas, como la de Chiclana de Segura y la de Usera de Madrid. La primera fue asaltada y desvalijada, llevándose todo, hasta el armonio que apareció en una parroquia católica.

En 1956 el Seminario Teológico Protestante y el Porvenir fue clausurado. La Sociedad Bíblica y las actividades que realizaba fueron declaradas ilegales. Las iglesias empiezan a ser multadas por reunirse en locales no autorizados, aunque fuesen menos de veinte personas; se encarcela por testificar de la fe, entendido esto como proselitismo; se les hacen consejos de guerra a soldados por no asistir a las ceremonias religiosas, etc. Aunque parezca que recalcamos este aspecto de la represión externa, hay otras represiones que son más sutiles y refinadas, que han hecho mucho daño al protestantismo: el miedo a la verdad, el insulto diario, el desprecio al hijo, el mendigar un trabajo del marido, el no poder enterrar al padre o los seres queridos o el simple gesto de desaprobación de una sociedad manipulada en su ignorancia y dirigida por el afecto religioso. En uno de los párrafos de Juan B. Vilar de la Universidad de Murcia, sobre la represión dice: "El movimiento evangélico en España durante la guerra civil continúa siendo un tema en considerable medida ignoto. Baste decir que hasta el momento (1985) no existe otro estudio que este... Desaparecidos la mayor parte de los archivos de las confesiones disidentes asentadas en la España nacional y siendo escasa la restante documentación disponible, tan solo resulta posible intentar una aproximación al tema a través de fuentes fragmentarias o indirectas. Ni siquiera las revistas protestantes de la España republicana aportan un elenco apreciable de información, limitándose a recoger de forma esporádica noticias, sobre dificultades sufridas por los evangélicos en la zona adversa.

Esta observación de Vilar es cierta, aunque hayan ido apareciendo libros sobre el protestantismo, como los comentados, con enfoques muy reales y contrastados. El tema de la no inclusión de noticias de represión en las revistas evangélicas, creo que varios pueden ser los motivos: uno, la de no perjudicar a los evangélicos geográficamente en el otro bando, y por otro lado, de hacer ver que la fe mueve montañas y vence imperios, por lo que las dificultades eran pasajeras. Tampoco querrían irritar las autoridades, temiendo la clausura de la revista. De cualquier manera, es cierta la observación sobre las pocas noticias suministradas por las revistas evangélicas. Así y todo, Vilar cita unos cuantos casos más de dura represión, diciendo. " El reverendo Miguel Blanco joven pastor de Sevilla, fue fusilado, como también don Salvador Iñiguez, pastor de Granada. Igual suerte corrieron el ex-sacerdote García Fernández y su esposa, quienes venían trabajando en la obra evangélica granadina. Una quinta víctima de que se tiene noticia fue cierta joven de Jerez de la Frontera, también ejecutada, porque - además de ser maestra- y por tanto roja por definición, era protestante. Había tenido la osadía de defender públicamente sus convicciones religiosas. Mejor suerte tuvo el reverendo Antonio García, pastor de Córdoba - y ex-fraile - cuya capilla y domicilio fueron asaltados, si bien logró escapar a Gibraltar. Los restantes ministros evangélicos andaluces tuvieron que ocultarse o fueron encarcelados. Cita Vilar algunos evangélicos más, ya mencionados, y otros como un hombre de Navaluenga provincia de Ávila cuyo delito fue el haber auxiliado en las tareas evangelísticas a don Thomas Rhodes, titular de la misión de las Asambleas de Hermanos en la calle Trafalgar de Madrid. Los colportores que tan buena labor de distribución de Biblias habían llevado a cabo en los años anteriores, fueron también perseguidos y todas sus pertenencias de Biblias. Entre ellos sobresalen las calamidades sufridas por Cignoni y Carreras en Sevilla, Alfonso Gómez en Palencia, Sotero Basterra en Zaragoza, Luis Martínez en Badajoz, Federico Gray en Valladolid, y otros muchos, que fueron considerados como agentes comunistas y a quienes una dura prisión.

Dale G. Vought en Protestants in Modern Spain(Soud Pasadena C.A. Willian Carey Library 1973) describe el retraso evangelístico en España, por el desmembramiento de las familias e iglesias a raíz de la Guerra Civil, diciendo: "Para todos los propósitos prácticos, la guerra civil española detuvo el progreso de la iglesia protestante, y le causó grandes daños. Aun cuando no existía la severa persecución de los siglos anteriores, hubo menos libertad que en ningún otro tiempo desde 1868. En muchos lugares las iglesias fueron completamente cerradas. Muchos de los pastores fueron asesinados o vivían en el exilio o en prisión. Mucha gente se reunía secretamente en casas, pero siempre en peligro de ser arrestadas por las autoridades. En efecto, muchos fueron arrestados, se les impusieron multas y fueron puestos en prisión por reunirse; pero continuaron a pesar del peligro. Es mayormente debido a la determinación de este puñado de fieles, que los protestantes tienen hoy completa libertad en España."

Es necesario hacer una referencia final que destaca Pablo Rubio en su libro citado. Dice: "Tanto JUAN FLIEDNER BROWN. como CARLOS ARAUJO GARCÍA lucharon por mantener vivo el testimonio evangélico en una España destrozada por la guerra civil, con todas las consecuencias que todo esto trajo para los evangélicos y sus respectivas iglesias. Podemos decir, que gracias a Dios y al esfuerzo de estos hombres y de los que le secundaron, perviven en España las iglesias evangélicas."

Aunque hubo, sin lugar a dudas, otros hombres más en otras denominaciones ( Audelino González, Samuel Vila, José Cardona, etc. por citar otros), cierto es que ellos son representativos de un espíritu de valentía, estímulo y ejemplo para el resto de los evangélicos.

4.3.   Labor social y humanitaria de los protestantes en la guerra


La persecución de los evangélicos españoles y también los asturianos, no fue óbice para que en la medida de sus posibilidades ejercieran una labor humanitaria hacia las víctimas de la guerra.

Vilar dice que, por parte de los evangélicos de la zona republicana, no hubo una condena explícita y audible contra el crimen de 7000 sacerdotes y religiosos inmolados, y que tampoco los hubo de parte católica ante las ejecuciones, en número proporcionalmente mayor en la zona franquista. Pero no es del todo cierta, pues como ya hemos mencionado, están aflorando datos de creyentes (es el caso de Samuel Vila) que supieron guardar en sus casas a sacerdotes y religiosas de su familia o conocidos. Tampoco hemos de olvidar, que, para la República, los evangélicos éramos "curas infiltrados" y toda prudencia y precaución seria poca. En 1937 se realiza una campaña humanitaria, en la que pastores como Capó, Vila y Albricias, salen al extranjero en demanda de socorro. A finales de ese año visita España el pastor de la Iglesia Reformada y alto dignatario del Ressemblement  Universelle pour la Paix, Jules Jezequel. Esta visita rompe el hielo de los comités de ayuda internacionales, aunque algunos ya venían funcionando desde el comienzo de la guerra. Los principales comités de ayuda fueron británicos y franceses, pero también de otras nacionalidades. El Comité de "Ayuda Suiza a los niños de España" obra de los Fliedner de Madrid a principios de 1938 o la "The General Fund for Distressed Women and Children in Spain" asociación cuáquera[1] angloamericana, realizaron una labor filantrópica y de entrega encomiable.

En el libro "El Porvenir", historia viva" publicado por la Junta Directiva del Círculo de amigos de "El Porvenir" se dice: "A principios del año 1938 llegó a Madrid la "Ayuda Suiza a los niños de España" para paliar el hambre en la ciudad. Se pudo ofrecer a sus dirigentes la utilización de los edificios y la colaboración de las personas del "COLEGIO DE LA ESPERANZA" en la calle Calatrava, y de "EL PORVENIR" para ayudar a repartir los alimentos. Se trataba del "Servicio Civil" de Suiza, filantrópico. Profesores, abogados, médicos y otros voluntarios traían víveres de Suiza a Madrid, en camiones conducidos por ellos mismos, para ayudar a niños, madres embarazadas y lactantes y a ancianos.

Durante el último año de guerra, el peor, en "El Porvenir" se pudo dar a diario un desayuno de "Ovomaltina" y pan blanco a 600 niños, y a la tarde una merienda igual a otros 600 niños. A las 11, las 12, las 2 y las 3 de la tarde había cada vez un turno de 100 ancianos, de edad superior a los 75 años, para tomar un plato de comida, 100 gramos de pan blanco y una taza de compota. Así pues, "El porvenir" sirvió para dar de comer a 1600 personas diariamente. Como los residentes de "El Porvenir" se hicieron cargo voluntariamente de la confección y reparto de los alimentos - y a este último se añadieron unas antiguas alumnas -, todos pudieron disfrutar también del plato de mediodía. Esto fue un alivio grande a la desnutrición que se sufría entonces.

Por cierto, que, al terminar la guerra civil, el nuevo Gobierno confiscó los víveres y los camiones e invitó a los miembros de la Ayuda Suiza a abandonar el país.

A los cuáqueros se les permitió socorrer a las ciudades más necesitadas, pues se les consideraba afectos a la República. Las primeras fueron Oviedo y Gijón, tan duramente castigadas por Franco a finales de 1937 y en la primavera de 1938 en Zaragoza, Teruel y Lérida.







5.    LA REPRESION FRANQUISTA EN ASTURIAS Y LOS EVANGÉLICOS.


La fosa común del cementerio de Oviedo había recibido en su seno cerca de 5000 ejecutados por las fuerzas franquistas. Una relación de estas víctimas fue publicada por la Sociedad de Viudas de la República y del Frente Popular "Rosario Acuña." En la cárcel del Coto en Gijón, 1330 personas fueron víctimas del terror implantado tras la ocupación de Asturias, desde 1937 a 1949. Las víctimas carecían de abogado defensor independiente y no se tenía en cuenta los derechos de los detenidos. Ni los condenados ni sus familias conocían el día de la ejecución. El condenado vivía en perenne zozobra. Moreno Gómez dice que la ejecución sin previo aviso fue "uno de los rasgos más angustiosos de la represión franquista." A su vez la incomunicación, como medio de represión, que la censura carcelaria solía imponer, creaba una situación de angustia en el penado y en los familiares, que solo esperaban el indulto como último recurso de salvar la vida.

Se recurría a abogados afectos al régimen, a los que se les pagaban 2000 pesetas, y a los pocos días desaparecían con el dinero, así como los intermediarios de la operación. Se mandaban cartas a Franco, se presentaban a personas honorables en defensa del encausado y otros con influencia entre las autoridades militares. Unos negociantes de las desdichas ajenas, y otros de buena voluntad, ninguno servía para salvar el dramático destino de la mayoría.

Durante 10 años cada día se sacaba de la cárcel un grupo de diez, quince o veinte, detrás de una tapia del cementerio de Ceares de Gijón, convirtiendo los amaneceres en rojo de sangre derramada inútilmente y venganza siniestra de fusiles. Allí quedaban los despojos, arrojados en una fosa común."

En cuanto a la represión de los evangélicos asturianos no tenemos registrados demasiados datos, por lo que entendemos que en su mayoría fueron preservados por las balas, los bombardeos y las represalias de postguerra. En la lista de ejecutados nacidos en el extranjero y con probabilidades de ser alguno evangélico, figuran 2 argentinos, 9 cubanos, 3 de Estados Unidos, 1 de Inglaterra, 1 de México, 2 de Portugal y 1 de Uruguay.

Muerto en la guerra solo sabemos de un hermano de Gijón muerto por una bala perdida y no en batalla. Algún hermano de Besullo fue inválido de guerra en las filas de Franco. El historiador Paulo Branco, dice que Rodríguez Ben estuvo a punto de ser fusilado y la salvó un oficial que había asistido a la escuela dominical con él; le conoció e intercedió por él. El joven Antonio Contreras fue movilizado y murió en la guerra Poco mas debe haber, porque según todos los indicios Franco tubo buen cuidado de no tocar a los evangélicos por las consecuencias internacionales que les pudiera ocasionar. Fueron mayores las dificultades en la postguerra producidas por el nacionalcatolicismo imperante. En este sentido las amenazas y algunas de muerte fueron incesantes y provocadoras. Ramón Blanco fue amenazado por el cura del pueblo con una pistola.

José Cardona manifiesta a su biógrafo Eliseo Vila: "Mas de uno se pregunta si fue el general Franco el verdadero responsable de la intolerancia religiosa contra los protestantes, de forma personal, o contrajo compromisos que no podía soslayar. En la misma calle donde residía la familia Franco en el Ferrol, había una iglesia evangélica y parece ser que de adolescente había mantenido amistad con miembros de aquella comunidad." Y sigue diciendo: El hecho es que los templos de evangélicos en Galicia fueron de los pocos que permanecieron abiertos durante la dictadura y que Franco nunca mostró, de manera personal en sus palabras, una actitud antiprotestante."

Consultadas estas afirmaciones con Alfonso Ropero quien también hace referencia en su libro "Nueva Era de Intolerancia" a este fenómeno, me decía: "Los datos ofrecidos por Cardona, son similares a los aportados por José María Martínez en su "España evangélica ayer y hoy." Hubo un cierto número de congregaciones que continuaron abiertas después de la guerra. Franco era un político y no tenía otra religión que él mismo. Lo que ocurre es que el "brazo secular" siempre se lleva la culpa de todos los males y no quien realmente mueve el brazo. Si hasta el mismo Felipe II evitó la religión como razón de Estado en muchas ocasiones, pese a la presión papal, como defiende el profesor José Antonio Maravall y otros. El duque de Alba tenía una estatuilla pisando la cabeza multicéfala de un dragón, que incluía al Papa, con tiara y todo. Como menciono en mi libro "El Rey Sol", no habría actuado tan cruelmente con sus súbditos hugonotes, de no mediar la invectiva clerical."

Personalmente estaría conforme con estos datos, pero creo que debo hacer alguna matización, ante la realidad de los datos. El que los templos permaneciesen abiertos en Galicia, no fue del todo cierto. Algunos, como ocurrió con el de Gijón, no se abrieron por miedo a represalias de guerra y prudencia, no porque alguien hubiese dado orden de cierre. Cuando las cosas estaban más calmadas se abrió al público y fue entonces, cuando llegó la orden gubernativa de cierre, que duró unos cinco años.

No negamos la posible actitud de tolerancia en el general, pero los datos apuntan a que se cerraron una buena parte de templos. En noviembre de 1945 con la proclamación del Fuero de los Españoles, seguía sin concederse licencia para obra nueva. Es por estas fechas cuando Juan Biffen, misionero durante muchos años en Gijón y que ya había regresado de Inglaterra después de la Guerra, estableciéndose en Madrid, visitó Galicia " para gestionar cerca de los Gobernadores correspondientes, las reaperturas de locales, que, por seis años y medio, permanecieron cerrados por circunstancias de la pasada contienda en España"

En esta visita a Galicia, Juan Biffen apoyado por Benito Mayobre de la Coruña, logró abrir las iglesias de la Coruña y Ares. "En El Ferrol del Caudillo - dice el comentarista - aunque no hay local existe una habitación cedida por un hermano, donde se celebran las reuniones; aquel día se hizo con mucha concurrencia, notándose la presencia del Señor." "En Soaserra allí también pudo ser atendido nuestro hermano en el deseo de abrir su local."

Incidiendo en lo mismo, Cecilio Fernández decía: "Ramallosa, Luci-Teo. El 30 de septiembre celebramos cultos especiales en esta iglesia, que desde el día 7 de mayo de 1939 hasta el día 5 de agosto de 1945 estuvo cerrada."

Las mismas dificultades existieron en los entierros civiles en Galicia, con los mismos angustiosos trámites, que en los demás lugares. Se decía: "El Señor quitó las dificultades que ofrecían para que fuese enterrado (Francisco Paz Fragio de Cabanas -Larage ) en el cementerio civil de Larage y con motivo de la visita del hermano Manuel Molares al señor Gobernador Civil de la Coruña, pudo efectuarse el enterramiento el día 4, dando mensajes oportunos ante un centenar de almas, don Benito Mayobre y don Bautista Rodríguez."

Así pues, queda claro que las dificultades fueron reales, aunque en cada paso no fuese necesario ofrecer la vida. Las iglesias habían quedado diezmadas y algunas de ellas sin los líderes o misioneros, que hasta entonces las habían regido. En este sentido se anhelaba el retorno de aquellos "que, habiendo trabajado por espacio de tantos años, han dejado una estela de recuerdo imperecedero y ahora, a su falta, es cuando se acentúa su ausencia y se aprecian más sinceramente sus acertadas actividades pasadas." Se referían a los misioneros extranjeros, a los cuales se les echaba en falta.

En Gijón, sin embargo, la obra crecía sin estos misioneros y con la iglesia cerrada. Miguel Rionda decía: "Nuestra iglesia está recibiendo constante bendición de lo alto pues el día 25 de noviembre (1945) tres almas gozosas confesaron a Cristo como Salvador, y como Él es poderoso para salvar, al domingo siguiente 2 de diciembre, otras tres almas más confesaron al Salvador como Rey y Señor. Quiera Dios que estas almas puedan ser columnas fuertes de su bendita obra."

Así pues, podemos deducir, que la represión en Asturias con ser de las más brutales de España, no representó para los evangélicos astures, más que en otros lugares, pero tampoco menos. Fueron muchas las denuncias, las trabas burocráticas, los inconvenientes de vivir una fe diferente a los demás, lo que producía la angustia diaria. Tengo delante una denuncia del Juzgado de Langreo de 6/3/1960 cuya sentencia decía: "Resultando probado... que sin la debida licencia, habiendo celebrado reuniones al parecer de carácter religioso y dando clases de mecanografía e idiomas en su domicilio de la calle General Aranda, 37-3º B de esta villa, a las que acuden personas en número de quince a veinte, causando con los ruidos que en estas reuniones se producen, molestias que perturban la tranquilidad y la vida familiar en el domicilio de ... que habita en el piso inferior.

Que debo condenar y condeno a.… como autor responsable de una falta contra los intereses generales y régimen de las poblaciones, a MIL pesetas de multa con arresto sustitutorio de cuatro días, caso de impago, imponiéndosele las costas del procedimiento."

Demandas como estas eran corrientes, aunque algunos jueces no las cursaban por reiterativas, y la persecución y la intolerancia, persiguió nuestra ilegalidad, según las leyes existentes. No todo fue doloroso en esta época y hubo elementos favorables. Dice Rubén Fernández en un artículo para la "Enciclopedia Asturiana" que " no obstante, en los últimos años, Asturias ha estado a la vanguardia del respeto y libertad a la pluralidad religiosa. El diario "La Nueva España" marcaba la pauta el 13 de mayo de 1966 con un reportaje reseñando en primera página, con elementos de objetividad, sobre la comunidad protestante de Oviedo. El mismo diario ya había publicado muy sabrosa entrevista el 11 y 18 de diciembre de 1960 titulada. "Nuestros hermanos los protestantes", ello dos años antes del Vaticano II. El desaparecido "Asturias Semanal" contribuía muy positivamente con la trayectoria del más alto mérito, a una mejor convivencia de variedad religiosa, ocupándose con amplitud de la problemática y presencia protestante."

Esta apertura y comprensión del problema protestante, no es óbice para seguir manteniendo el título de este número de ORBAYU: "Un pueblo silenciado en la guerra y en la paz de Franco"

Para terminar este apartado, quizás alguno se pregunte si hubo alguna oposición, religiosa o política, por parte de los evangélicos, o pusieron la otra mejilla. Creo que, sin llegar a ningún tipo de enfrentamiento social, el movimiento evangélico fue una fuerza tenaz, propulsora de libertades y un continuo problema político en manos del Gobierno. El libro de Eliseo Vila "José Cardona: Defensa de una fe:" ya citado, refleja con claridad y destreza, la evolución que la libertad religiosa experimentó en la España de Franco. Fue un proceso evolutivo lento, de inteligencia y tesón, de astucia y habilidad, cuyo autor fue Dios, con instrumentos aparentemente frágiles e insignificantes, pero eficaces.

En algunos casos fue necesaria valentía y la transgresión de la Ley, frente a las injustas imposiciones de los hombres. Se nos describe en este libro a Samuel Vila, comprometido en la batalla de la literatura. "Con su ímpetu y su especial forma de ser, convencido de la labor de difundir el Evangelio, solamente estaba dispuesto a responder ante Dios y ante la historia, pasó por encima de todas las prohibiciones y pese a los riesgos, convencido también de que en algunos casos el fin justifica los medios, con la colaboración de Salvador Salvadó y otro valiente impulsor evangélico barcelonés, Rafael Serrano, empezó a editar libros en pie de imprenta extranjero, en ediciones clandestinas hechas en España, manteniendo en marcha la editorial CLIE, de forma secreta y aumentando la producción de literatura evangélica hasta el punto de instalar en su propia imprenta también clandestina en su propia casa."

El hoy presidente de la FEREDE, escritor prolífico y periodista, Juan A. Monroy supo estar siempre al lado de Cardona, haciendo frente común en las dificultades y oponiéndose con astucia y con su pluma, donde y cuando había que levantar la voz. Ahí están sus dos libros: "Defensa de los protestantes españoles" y "Libertad religiosa y ecumenismo"

En Asturias Miguel Rionda, Daniel García y Mario de Oribe, con José Rego y Ramón Blanco y tantos otros que se las ingeniaban para hacer cultos y proclamar el Evangelio sin impórtale en muchos casos la vida.

José Cardona, Presidente tantos años de la Comisión de Defensa Española, estuvo también preso como prisionero de guerra en el cuartel de Simancas en Gijón. La guerra había terminado, pero él tuvo que permanecer como obrero para reconstruir el cuartel que había quedado totalmente destruido por los republicanos.

Como en San Marcos en León, aquí en Simancas de Gijón tuvo gratas experiencias, entre ellas el de haberse convertido al Evangelio "el tuerto", que era el capataz de los prisioneros.

Esta presencia protestante, siempre pequeña en número, se hacía notar en todas las instituciones del Estado y creemos que fue una aportación indiscutible a la transición democrática de España.



5.1.   DOMINGO FERNANDEZ: Un creyente evangélico asturiano en la guerra.


El pastor Domingo Fernández natural de Lendequintana, a 30 kilómetros de Navia, Occidente de Asturias, había publicado un libro titulado "Sentenciado a muerte" sobre sus propias vivencias en la Guerra Civil del 36. Después ha ampliado estas referencias a la guerra, con datos de su larga y fértil vida, con el título de "En la escuela de Dios" en la que expone el plan de Dios para su vida, en una especie de autobiografía espiritualizada y ejemplizante.

Domingo conoció el Evangelio en Cuba, a la que había ido desde muy joven, para "hacer las Américas". Hoy con cerca de 90 años sigue escribiendo y revisando sus publicaciones, con contenidos actualizados. Toda su vida ha sido la de una evangelista, la de un mensajero destacado, utilizado por Dios, de una manera extraordinaria. Como él dice en su libro: "Dios tenía un plan en mi vida" y nos narra la espantosa experiencia de verse sentenciado a muerte durante esta Guerra Civil, impulsándole para ser catapultado como un líder destacado.

Fue el predicador radial más conocido en la Cuba republicana. La Hora Bautista que en 1938 había fundado el Dr. Mc.Call, es en 1947 cuando la deja en manos de Domingo Fernández, hasta el año 1980. La Hora Bautista que transmitía a través de R.H.C. Cadena Azul, a toda Cuba, Centro América, el Caribe y varios países del Sur, fue un instrumento poderoso en manos de quien tenía la convicción de un llamado profundo. También tenía que escribir los mensajes y durante 33 años de ministerio, Domingo ha escrito mucho.

En las revistas evangélicas de España, de vez en cuando ha llegado algún artículo suyo. En las revistas de Juan Antonio Monroy, de los años 50, Domingo siempre firmaba artículos relacionados con la libertad de conciencia y de otros temas parecidos, candentes entonces para el pueblo español. En esta época y en estas revistas, también escribía otro asturiano, Mario de Oribe de Gijón, sobre temas doctrinales principalmente. Sin embargo, siempre nos ha llamado la atención la ausencia reiterada de España, aunque siempre haya estado en su corazón.

La razón no es otra, que las aportada en su libro, como secuelas en el subconsciente, por el trauma de la guerra. Parece que Domingo tiene el sentimiento de que, si vuelve a España, podía vivir los recuerdos horribles del fratricidio y por eso no quiso volver más. En 1970 vino a España por unas semanas invitado por hermanos de Madrid. El ambiente que encontró era muy diferente al que había dejado. Visitó Matabuena donde el capitán Marín lo había puesto contra la pared con intención de fusilarlo. Domingo dice a este respecto: "Nací en Asturias, pero me han puesto tantos obstáculos para dejarme salir, he pasado tantos peligros, privaciones, amenazas, atropellos, vejaciones y sufrimientos que por propia voluntad, nunca más volveré a poner el pie en la tierra donde nací."

Durante la primavera de 1936, Domingo, había acompañado al misionero inglés Jorge Davis por el Occidente de Asturias, visitando y anunciando el Evangelio en Navia, Luarca. Pola de Allande, Grandas de Salime, Vegadeo y Tapia. También durante las ferias de Tineo, Santa Eulalia de Oscos y Boal, además de otros lugares, estos dos hombres alquilaron locales donde predicaron el Evangelio y formando grupos, cuando lo veían oportuno, les hablaban del amor de Dios.

Después de catorce meses en España, a la que había venido comisionado por los evangelistas Samuel Palomeque y Scholin,(ambos profesores de seminario y preocupados por la extensión de la Palabra), Domingo decide volver a Cuba. No entendió que el campo de trabajo estaba en España y es por lo que se dirige desde Asturias a La Coruña para coger el barco de regreso. La sorpresa es que una columna militar procedente de Galicia ya se dirigía a Oviedo, y no pudo pasar. Al poco tiempo, Villazón, Ayuntamiento al que pertenecía el pueblo de Domingo, había caído en manos falangistas. Como era la costumbre confeccionaron la lista de los sentenciados a muerte por considerarlos desafectos o peligrosos. En ella estaba Domingo Fernández. Los curas empezaron a proclamar que quien les había llevado el Evangelio al pueblo, tenía que morir para advertencia de los demás.

No murió, pese a las intrigas clericales, presentes en las comisiones de la comandancia militar. Dios le había librado milagrosamente y no sería la última.

En julio de 1937m en La Coruña, Domingo Fernández fue incorporado al Ejercito de Franco. Después fue trasladado a Zamora. "El segundo día que pasé en Zamora- dice Domingo- leí el salmo 25 y subrayé las siguientes palabras. "Mírame y ten misericordia de mi, porque estoy solo y afligido." A los seis días de haber llegado lo trasladaron en tren, al paradero de Segovia y de allí en camionetas al pueblo de Matabuena. En este lugar se enfrenta a otro de los problemas que los evangélicos tenían que afrontar: el ir a misa y arrodillarse ante algo que se hacía pasar por Dios. El negarse a cumplir órdenes, en una guerra que era por España, Franco y la religión Católica y Romana, era el ingrediente adecuado para ir al "paredón" y morir con un tiro en la nuca. Domingo, en Matabuena, estuvo para ser ejecutado por el Capitán Marín, pero Dios le libró milagrosamente.

"La animosidad del capitán, los oficiales, sargentos y algunos soldados contra mí - dice Domingo- era manifiesta. El tiempo que estuvimos en Matabuena transcurrió para mí en una atmósfera desagradable. El soldado que llevaba la contabilidad de la compañía, un joven madrileño de Acción Católica, hacía todo lo posible por predisponer a otros en mi contra. A menos que se tratase de pase de lista, en lugar de mencionar mi nombre, decían:"el que no quiere ir a misa."

"Un día amanecí con fiebre alta y lo notifiqué al enfermero, diciéndole que no podía ir a la instrucción. Él ni siquiera se molestó en tomarme la temperatura para comprobar si era cierto lo que exponía. Pero alrededor de las seis de la tarde, fue a donde yo permanecía acostado y me dijo:

- Fernández, esta noche tienes que hacer cuatro horas de guardia, desde las doce a las cuatro de la madrugada.

-¿Por qué tengo que hacer cuatro horas de guardia estando enfermo?

- Las tienes que hacer porque estás simulando que estás enfermo.

El relato de Domingo es ilustrativo de las dificultades no ya de la guerra en sí, sino de ser consecuente con tus principios de fe en las diferentes encrucijadas de ella. Pero todo redunda en beneficio y experiencia del creyente. "Al volver a España- dice Domingo- treinta y tres años después, en 1970, fui a Matabuena. Estuve en la "era" donde el capitán estuvo a punto de quitarme la vida. Y también frente al establo donde experimenté la manifestación de Dios en mi ser. Confieso que me siento más atraído por aquel lugar que por ningún otro de España."

Domingo terminó el servicio militar, después de haber estado por media España sin disparar un tiro, pero con una conducta que expresaba así, el Comandante en Jefe José Mª Bellas: "Certifico: que el soldado Domingo Fernández Suárez, ha observado una conducta inmejorable todo el tiempo que ha permanecido a esta unidad de mi mando."

Llama la atención la anécdota de final de guerra en Zamora. Iban a fusilar a "tres rojos" detrás del cementerio de Zamora. Nadie quiso salir voluntario y fueron nombrados diez, entre los que estaba Domingo. "A las cuatro de la mañana nos levantaron. Íbamos cuarenta soldados. Al llegar allí nos encontramos con cuarenta falangistas. Poco después llegaron los tres reos. De acuerdo con sus manifestaciones no había duda de que eran jóvenes comunistas. Entonces el capitán solicitó treinta voluntarios. Y un falangista que estaba a mi lado dijo:"

- Yo iría, pero no tengo fusil.

- Le presto el mío - le dije- y lo tomó.

Si terminé mi intervención en aquella guerra sin tener conciencia de haber matado a nadie. Cree que la Providencia divina me situó en el puesto de enlace, para librarme de un problema de conciencia. A los pocos días regresé licenciado y a la casa de mis padres. En los campos de batalla de la guerra civil española, murió mas de un millón de hombres. En la batalla mas grande de aquella guerra, la del Ebro, hubo alrededor de 70.000 bajas por ambas partes. Y según cálculos extraoficiales en la retaguardia fueron fusilados alrededor de 50.000."

Otro autor evangélico Lorenzo López Estors, da cifras inferiores a Domingo, pero el clima de terror y de odio entre quienes se tenían se tenían por la reserva espiritual de Europa, queda patente en la ferocidad de sus venganzas y atropellos.

6.    EL VATICANO II: La Fuerza del cambio.


Sorprende que algunos autores bien dotados y sagaces, se le pueda escapar a la observación el fenómeno religioso, como fuerza social y elemento indiscutible en la transición hacia la democracia en España. Uno de los últimos libros sobre el tema del cambio hacia las libertades y la democratización del país, ha sido "Las fuerzas del cambio" de Pedro de Silva. Como otros autores, también olvidó el fenómeno religioso como un elemento más de estas fuerzas del cambio. Personalmente hablando con Pedro de Silva, reconocía que el Vaticano II había cambiado la inercia de las cosas hacia la transición política. Pero el Vaticano II con ser el espejo donde se miraron los legisladores para efectuar el cambio, nos hacía ver Pedro de Silva, que otras fuerzas, no menos poderosas y si olvidadas fueron otros actores indispensables e indiscutibles de la transición, aunque parezcan irrelevantes individualmente.

En un artículo aparecido en "La Nueva España" este año, me hacía eco del olvido de Pedro de Silva hacia las formaciones religiosas. Decía: "En el Concilio Vaticano II y en la "Dignitatis humanae" se recogía el derecho a la libertad religiosa y ya nadie podía discutir, ni el mismísimo Franco tan católico, que el derecho a la libertad religiosa no fuese un derecho civil. El pueblo evangélico o protestante fue uno de los agentes más activos y con grandes repercusiones en la influencia que se ejercía desde el exterior. La falta de libertad en España creaba una avalancha de protestas de los países del entorno europeo. El presidente de los Estados Unidos, Truman, que era evangélico, también presionó para una apertura democrática y religiosa. Mientras otros agentes - decía - se exilaron o se escondieron como topos, los evangélicos no dejamos de pedir todos los días libertades y democracia mientras éramos despreciados por nuestra fe, por las dos Españas.

Para la Iglesia católica española, el Vaticano II supuso un "deslumbramiento" como decía el cardenal Tarancón. Al lado de promotores tan eminentes y progresistas como Rahner, Ratzinger, Danielou, Lubac o Hans Kung, los obispos españoles no pasaban de ser meros conservadores, perturbados e impresionados por tantos vientos aperturistas. Un asturiano de los más ilustres de los últimos tiempos, José María Diez Alegría, nacido en Gijón, fue uno de los clérigos más comprometidos - (hoy sigue siéndolo firmando el último manifiesto solicitando que la Iglesia Católica pida perdón por las atrocidades de la guerra- con los problemas sociales, la ética, el derecho y la historia, según infinidad de conferencias que lo avalan. Pero en 1965 escribió un estatuto jurídico, teológico e histórico sobre la libertad religiosa, que trajo cola.

Algunos creen que Diez Alegría provocó en el catolicismo español y le consideran un teólogo mal preparado, Lutero encubierto, paracaidista del cielo y otras lindezas que los conservadores dedicaban a su irreverencia con el nacionalcatolicismo. Sus declaraciones más fuertes como, "El humo de Satanás está dentro de la iglesia" o "que la Iglesia ha encendido una vela a Dios y otra al dinero" .

Diez Alegría fue expulsado de la Orden de los Jesuitas no por heterodoxo sino por intelectual peligroso. Podía dividir y eso fue lo que empezó a fraguarse con el Vaticano II en la sociedad clerical española. Los no clericales ya no creían en nada. Montada España en el plan de desarrollo, en el comunismo y en la visión de una religión que no producía nada existencial, sino meras prácticas cúlticas y ninguna preocupación escatológica o social.

El postconcilio en España trajo la libertad religiosa, los modos y maneras eclesiales del protestantismo en la mayoría de las iglesias liberales católicas, pero sobre todo trajo una "algazara tumultuosa de comentarios, escándalos, violencias y augurios siniestros" que habían dividido la sociedad católica. La revista "Etudes" decía: "Hace quince o veinte años, el país estaba en el apogeo del régimen de cristiandad, que se había dado al final de una guerra civil, ganada en gran parte con un espíritu religioso. Este régimen pasaba comúnmente por ser el régimen cristiano ideal, ofrecido como modelo a los católicos extranjeros, prisioneros, según se creía de sus compromisos con los tres grandes movimientos no católicos: La Reforma Protestante, La Revolución francesa y la Revolución comunista. España se creía pura: "Imposible- decía García Morente- ser buen español y no ser católico".

Así pues, parece evidente que el Concilio además de dividir al catolicismo en lo formal - véanse las discusiones sobre el hábito clerical, la comunión de pie o de rodillas, el latín y el castellano, las velas, la filosofía escolástica etc.-, sino también en aspectos doctrinales que se habían combatido hasta la insidia. Un ejemplo de cambio innovador puede ser la lectura de la Biblia, durante tantos años prohibida "de facto". Aunque los teólogos españoles regresaron del Concilio con la impresión de una derrota, los sectores más maduros y renovadores, propagaron desde los púlpitos la necesidad de la Palabra de Dios. Se habían vendido en los últimos 5 años, millones de Biblias, aunque pocos sabían hacer un estudio o una exposición más allá de las manidas porciones dominicales. A los pocos años del Concilio, las perspectivas de un conocimiento bíblico quedaron más o menos como estaban, con el agravante de que ahora todo el mundo tenía una Biblia en su biblioteca, como fetiche religioso y tranquilizador de conciencias. El episcopado fue entrando por el aro del Concilio y como es habitual en la iglesia católica, solo en apariencia. Ante la batalla perdida como era la renovación y actualización ética, moral y espiritual del pueblo católico español, le interesaba al episcopado ganar la guerra de los intereses temporales, materiales, económicos y organizativos del catolicismo en España. Para ello frente a la inevitable Ley de libertad religiosa, donde tendría que "competir" con otras denominaciones religiosas, encendida se establecen relaciones con la Santa Sede y el Gobierno español para la reforma del Concordato. El proceso irreversible que marcaba la inercia en sentido inverso a la situación exterior y realmente única en el panorama mundial, se plasma en un Concordato donde todas las ventajas son para el catolicismo. Los evangélicos tendríamos que seguir luchando, para recoger las migajas. Se le presentó al Estado una serie de renuncias del Episcopado como pretexto de fidelidad al Concilio, como, por ejemplo, el privilegio de la Bula que suponía la generosidad de suprimir unos ingresos calculados en unos cien millones, " a cambio, se obligaba al Estado a la "dotación" de la Iglesia Católica en base a las desamortizaciones. Gustavo Bueno en "Cuestiones Cuotlibetales sobre Dios y la religión" plantea magistralmente esta cuestión, recayendo el mantenimiento de esta "dotación", entre otros muchos factores, a la mala conciencia del Estado. Es necesario ver y a modo de ejemplo, algunos de los privilegios que de alguna manera vienen manteniéndose, aun dentro de la ilegalidad constitucional, según mantiene el diputado asturiano, Álvaro Cuesta sobre dotación económica. Pero hay otros muchos:

1.- La confesionalidad con carácter de exclusividad que poseía la Iglesia Católica, según el Concordato español (art. 1 y Protocolo; Fuero de los Españoles, art. 6; ley de Sucesión art. 1; ley fundamental del Reino 11) fue anulado por la Constitución última, pero la mención a la Iglesia Católica, volvió a dejar en estado de privilegio a los católicos. Esta situación provoca privilegios en los cultos públicos católicos, en protección y reconocimiento de derechos, inspiración católica en las legislaciones, honores militares a la religión, protección penal y organización de algunas festividades, entre otras cosas.2.- El estatuto del clero católico, que no es tanto legislativo como práctico. exención del servicio militar, privilegios de Fuero y otros siguen existiendo solapadamente.

3.- La defensa de la ortodoxia católica, aunque en estos últimos años haya sufrido un duro quebranto, siguen con privilegios de convenios universitarios, asistenciales, sociales, etc. Podríamos citar todo el apoyo encubierto del Estado, al desenvolvimiento religioso católico, disfrazado con aportaciones al Patrimonio arquitectónico o cultural que no siempre es transparente.

Donde realmente el Vaticano 11 provocó una auténtica crisis fue en el clero. Dice L. López Santos en " Colligite" . "Reconozcamos que el saldo ha sido negativo. Se ha conseguido que el sacerdote se ponga en entredicho y sea motivo de escándalo colectivo; ha corrido por toda España un viento de anticlericalismo desconocido y sorprendente... Se decía en un periódico, que lo conveniente es "que los curas se vayan a los callados claustros de la obediencia, la oración y el silencio".

Esta sangre, no parece que llegó al río, pues no fue el anticlericalismo lo que recorrió España, sino que España ya no era católica desde hacía mucho. Los curas que vivían la realidad en primera línea, se hicieron "obreros", se fueron a los fondos de marginación, para poder parar la desbandada. Las marchas pacíficas en Barcelona y Madrid, protagonizadas por sacerdotes, y que no obedecían más que a motivos pastorales, algunos las consideraban de separatismo, aunque los portavoces "querían adoptar una aptitud evangélica en favor de los pobres y de los que sufren". Poco a poco los curas volvieron a sus iglesias y sus ritos culticos, que les daban más prestigio. Los seglares que eran casi olvidados, siendo miembros pasivos de la Iglesia, el Concilio los eleva a un lugar destacado para no convertir la Iglesia en un falso mundo clerical. Las universidades sacaban encuestas, más que pavorosas, sobre temas religiosos, sobre ateísmo real. Acción Católica y Unión Nacional de Apostolado Seglar no lograron influir en una sociedad española que de alguna manera se había adelantado al Concilio, haciéndolo inoperante, como transformador de una religión nacional-católica, que, durante 40 años de franquismo, había dejado por el camino a una gran cantidad de creyentes. Esta situación nos obliga, a nosotros los evangélicos, a hacer también una reflexión. ¿Qué provecho sacamos los evangélicos de esta apertura o ruptura con el pasado y de la menor presión clerical? Como ya hemos apuntado en otro apartado, tampoco el protestantismo llegó a tiempo de producir un pensamiento que transformara a una sociedad hedonista, consumista e indiferente. El Evangelio, muchas de las veces, fue predicado para las "almas" de los hombres, no para el ser humano completo, con sus múltiples necesidades. A veces fue un biblicismo pietista, ajeno a un elemental entendimiento del español medio, con mucha moralina y poca efectividad práctica. Basados en el "buscad primeramente el Reino de Dios" como verdad primera e inequívoca, se olvidaron las leyes de ese Reino. No es fácil para el hombre transformar una sociedad indiferente - tampoco es nuestra misión primera- pero hubiese sido más efectiva una evangelización de España con hombres más entregados y dispuestos. Los que hubo, por unas razones o por otras, tampoco les dejamos trabajar, y eso también es un grave pecado, que cualquier autocrítica debe incluir. Las luchas denominacionales, aunque perseguían fines iguales, no presentaron un frente común y quedamos diluidos en algo parecido a una secta, si en algún caso no llegó a serlo. El desierto de las libertades sin apenas fuerza en el panorama español y hoy con la libertad religiosa plena, no somos más eficaces en la presentación del mensaje profético. Bien es cierto que hay inquietudes y obras abiertas, de cualquier índole, desde ecuménicas, pastorales, sociales o culturales, a la aplicación de ellas con los medios más actuales. Pero el crecimiento lento; la dedicación y el celo por la obra poco, y solo unos pocos llevan esta carga sobre sus espaldas de pasión por el ser humano sin Dios y sin esperanza. Solo Dios sabe el porvenir, nosotros solo contamos la historia.



7.    A MODO DE CONCLUSIÓN.


La guerra civil y los años del franquismo, causan no solo dolor y lágrimas a un pueblo como el evangélico, que no lograba dejar sus señas de identidad en una España convulsionada, sino que causó un retraso mas en la evangelización. Con locales de culto cerrados, con hombres y mujeres dispersos y perseguidos, la guerra desmembró congregaciones y en algunos casos las hizo desaparecer.

Los que lograron ir reuniéndose, aunque fuera por las casas-culto, quedaban expuestos a la continua intolerancia religiosa, al aislamiento y el "getto". La persecución social causaba temor y por consiguiente el crecimiento de las iglesias con ser progresivo, no fue el deseado por los evangelistas de la postguerra.

Ha sido pues necesario un largo tiempo para que los efectos de los quinientos años de persecución al pueblo evangélico (desde el siglo XVI), hayan ido tornándose en tolerancia y con mejores ojos, presencia evangélica en la sociedad española.

José Cardona, hombre que por muchos años defendió desde la Comisión de Defensa a los evangélicos, decía sobre este antiprotestantismo visceral del nacional-catolicismo: "En estos años no he tenido ni una sola palabra de apoyo, verbal o escrita, de la Conferencia Episcopal en España. Sabíamos y sabemos que los obispos españoles - salvo todas las excepciones que sean precisas- jamás han sido partidarios de que el Estado trate con nosotros, pobres protestantes, temas de tanta importancia. Mucho menos que se nos equiparara a la religión mayoritaria en España. Todo esto es público y notorio, pero tampoco hacía falta que los señores obispos lo repitieran tan alto con su empecinado silencio... Para los señores obispos... los protestantes continuamos siendo secta que Lutero desgajó de Roma."

Moisés Mariscal cita a Dale G. Vought quien personalmente creo que resume acertadamente la situación de los evangélicos en este periodo de la dictadura de Franco. Dice: "Para todos los propósitos prácticos, la guerra civil española, detuvo el progreso de la iglesia protestante y le causó grandes daños. Aun cuando no existía la severa persecución de los siglos anteriores, hubo menos libertad que en ningún tiempo desde 1868. En muchos lugares las iglesias fueron completamente cerradas. Muchos de los pastores fueron asesinados o vivían en el exilio o en la prisión. Mucha gente se reunía secretamente en casas, pero siempre en peligro de ser arrestados por las autoridades. En efecto muchos fueron arrestados, se les impusieron multas y fueron puestos en prisión por reunirse; pero continuaron a pesar del peligro. Es mayormente debido a la determinación de este puñado de fieles, que los protestantes tienen hoy completa libertad en España."

Podíamos decir que los evangélicos, aunque no hayamos sufrido una persecución política, si que hemos sentido la persecución social e intelectual, que mezclados con una ancestral ignorancia religiosa, ha hecho que el crecimiento sea lento.

Solamente la "Iglesia de Filadelfia" que aglutina fundamentalmente al movimiento evangélico gitano, es la que mayor crecimiento ha experimentado, pasando del 7% en el año 1970 al 23 % en 1993. Pero además aquí en Asturias el movimiento evangélico gitano ha conseguido la admiración de las autoridades, quienes, como el Alcalde socialista de Siero, construyó un poblado de viviendas, regalándole la iglesia con capacidad para 300 personas y la casa del pastor, que edificó con una arquitectura muy original, en medio del poblado. El reconocimiento de su fe evangélica, fue evidente con este gesto.

Un hecho que llama la atención, es que a pesar de la libertad religiosa que desde 1992 disfrutamos, no hayamos sentido que los cambios en España hayan producido una mayor receptividad del Evangelio.

Varios analistas cita Mariscal que explican el hecho protestante actual. Dice: "Esto evidentemente no es lo que se esperaba; por el contrario, siempre se pensó que la libertad traería un crecimiento notable. Pablo Wichkam escribió algunos pensamientos con respecto a este fenómeno. Según él las causas de este estancamiento y aún del retroceso en la receptividad del evangélico por parte de la sociedad española son los siguientes:

En primer lugar, Wichkam considera un serio problema la evolución de los medios de comunicación, en forma especial la de la televisión. esta trajo una influencia negativa en el país desde el punto de vista moral.

En segundo lugar, apunta hacia la llamada "descristianización de España". Esta afectó en los años 60 no solo a la actitud de la gente hacia la iglesia católica, sino igualmente a los evangélicos. Mucha gente buscaba una alternativa cristiana que reemplace a la iglesia católica, pero los evangélicos al parecer, no fueron vistos como alternativa, sino como un movimiento más del tipo sectario."

Lo que parece evidente según ha referido repetidas veces José Grau, es que la iglesia evangélica no estaba preparada para los cambios sociales y por tanto siguió creciendo en el "sentimiento" de ser un "getto espiritual".

Otros como Terry Wickhan apuntan a la apatía social. Dice: "Es evidente que España se dirige rápidamente hacia una especie de vacío religioso, el cual a menos que Dios intervenga directamente con gracia reavivadora, podrá ser llenado con otras religiones como el islam, el Ocultismo, o por sectas extrañas, todas estas que ya han estado ganando terreno rápidamente en nuestro tiempo, porque ofrecen algo de aparente valor trascendental contra un cristianismo sin poder y decadente. Por tanto, España es un país que se halla en un cruce de caminos, espiritualmente hablando.

Sin ninguna pretensión de analista y solo como preocupado del momento actual evangélico, no veo motivos para el pesimismo. Es cierto que la sociedad vive en la encrucijada de la rosa de los vientos, pero el pueblo evangélico no está ocioso en su mayor parte. Los métodos son distintos pero la eficacia puede ser mayor de la que pensamos obtener. El sembrar es nuestra misión y la cosecha Dios la dará en el tiempo oportuno.

Con los datos de que dispongo, aquí en Asturias, algo parece moverse y desearíamos que fuese por motivos espirituales y no de organización. Pero es el hecho que están funcionado bien organizaciones como Reto y Remar, involucradas en la marginación y drogodependencia: dos emisoras, Radio Amistad para toda Asturias y Radio Vida para Gijón, transmiten diariamente y las veinticuatro horas. Se tienen actividades en la cárcel. Se editan re

vistas y boletines como "Entre nosotros"

"Armonía" "Comunión" "Orbayu" "Asturias Evangélica" y otros mas. Se escriben libros de carácter evangélico. Se ven mensajes y páginas Web evangélicas en Internet. Etc. y mantenemos una presencia evangélica como pueblo, cuantitativa y cualitativa, muy relevante. Se llenan todos los meses algunas de las salas de actos de Casas de Cultura y Cajas de Ahorro. Hay seminarios con aistencia de la mayoría de las iglesias de Asturias, así como estudios bíblicos de un nivel alto. Se nos publican artículos en prensa con frecuencia. Se traduce la Biblia al bable, con fondos públicos. Las mujeres tienen un destacado ministerio con Aglow, donde hay reuniones en hoteles de Oviedo y Gijón, con una asistencia de hasta 80 personas.

Al menos en los líderes hay preocupación y se acude a todos los recursos humanos y al Trono de la Gracia, para que esta Asturias tenga un gran despertar a la Palabra de Dios.

El mensaje mas negativo, se refiere a los pueblos de Asturias, prácticamente abandonados. La zona centro está mas o menos atendida, pero las alas Oriental y Occidental están sin testimonio. Algunos hermanos ya han puesto la vista en Llanes pero queda mucho que hacer.

7.1.   LAS CONGREGACIONES EN ASTURIAS EN LA ETAPA FRANQUISTA




1.1.1.1      BESULLO.




El Fruto de la dispersión.

La Obra de Besullo, aunque ayudada siempre por la familia Fliedner desde Madrid, ha sido una obra autóctona, mantenida durante un siglo a pesar de las migraciones y de sus miembros más preparados (humanamente hablando). Muchos de ellos ejercieron sus carreras profesionales, con un compromiso fundamental en la extensión del Evangelio. Por esta causa, podemos decir que la obra de Besullo acaba cuando termina este siglo y solo Dios sabe, si de las ascuas, podrá renacer otra congregación con la pujanza y la visión que se dio a primeros de siglo.

En 1920 ya se lamentaba Juan Rodríguez-Castellano del poco conocimiento que se tenía de los evangélicos de Besullo y de su sinceridad y fidelidad. "Se habla entre los evangélicos españoles muy pocas veces de Asturias, y cuando se hace es sola refiriéndose a los cristianos de Gijón; sin embargo, es justo que todos sepamos que allá, en una de las aldeas más retiradas de la bella región asturiana, existe una antigua congregación de evangélicos sinceros y fieles"

Este siglo había comenzado con unos líderes besullenses probados y trabajando afanosamente en el campo de la enseñanza. En Reus Daniel Rodríguez Castellano dirigía la Obra fundada por el pastor Antonio Martínez de Castilla. Daniel había sido enviado a estudiar Teología en 1888 a Ginebra, en L’ORATOIRE bajo el patrocinio de Martínez de Castilla, ejerciendo también de profesor en las escuelas evangélicas de Reus. En esta ciudad, el 26 de diciembre de 1891 la hermana de Daniel, Delfina Rodríguez, profesora y antigua alumna del Instituto Internacional, también nacida en Besullo, se casa con el maestro de escuela Juan Mateo, siendo ambos profesores de la misión sostenida por la "Evangelical Continental Siciety" de Londres.

Daniel se había hecho cargo de la misión de Reus por la renuncia de Martínez de Castilla, hacía 1899, quien consideraba a Daniel "su fiel Daniel", antiguo maestro de la escuela de Calatrava de Madrid y que ahora el Comité Auxiliar elige como pastor, dependiendo de la Societè Evangelique de Ginebra. En 1901 Daniel Rodríguez escribía para la "Revista Cristiana" pag.25, unas concisas palabras de la misión de Reus: "Con sumo placer les dirijo estos detalles sobre la misión evangélica que tengo el honor de dirigir, sintiendo solamente que no sean tan completas como yo deseara. La obra evangélica en la ciudad de Reus fue fundada en el año 1876 por el pastor Antonio Martínez de Castilla, que la dirigió hasta 1899; siendo esta población una de las mas liberales de España, puede decirse que la predicación del Evangelio no encontró en ella enemigos declarados; las enseñanzas bíblicas, tanto en los cultos como en las escuelas de niños de ambos sexos y de adultos, pudieron proseguirse sin interrupción hasta la fecha. No hay duda que la influencia del Evangelio ha sido considerable en esta ciudad y sus contornos, pero como en general la indiferencia religiosa está tan arraigada, una vez mas hemos de repetir: "Son muchos los llamados y pocos los escogidos"

Es difícil establecer con exactitud el número de cristianos evangélicos en esta población, puesto que, si hay muchos convencidos, pocos son los que se deciden por Cristo. Unos 20 participan generalmente de la Santa Cena. Las escuelas de niños y niñas están muy bien frecuentadas y pasan de 100 por término medio los que en ellas reciben la enseñanza y la educación cristiana.

El edificio en donde está la capilla, las escuelas y las habitaciones de los obreros empleados en el ministerio, ha sido construido con este fin en 1885 y pertenece a una sociedad extranjera.

Actualmente para la dirección de la obra y la administración de los fondos que con este fin se reciben de los cristianos del extranjero, existe un comité en Reus mismo, formado por algunos cristianos extranjeros que prestan un apoyo muy eficaz y desinteresado a este humilde servidor. DANIEL RODRIGUEZ.

Algunos detalles más de su carácter los leemos de José Luis Fernández: "Después de Lutero los Rodríguez de Besullo". Siendo estudiante, empeña los libros de estudio para enviar dinero a su familia que pasaba hambre a causa de una gran nevada, "la nevadona" que cita Casona en la "Dama del Alba". Aprendió el catalán, el cual dominaba y ejerció de pastor en Francia (en la que se nacionalizó) desde 1903 hasta su fallecimiento en 1933. En la I Guerra Mundial fue movilizado como un francés más. La revista "Le Christianisme au XXe" lo definía así: "Pastor sumamente consagrado, concienzudo y modesto, que, sin ruido, sin alarde había realizado una obra espiritual profunda. De temperamento robusto, lleno de energía y de celo, visitaba mucho a sus feligreses y recorriendo las montañas (quizás recordando las cercanas a su querido Besullo) en todos los tiempos y todas las direcciones. Sencillo, cordial, gozoso. amante de la vida de familia que sabía penetrar en todos los hogares y ganarse la simpatía de los aldeanos (la cual no siempre es fácil) había hecho bien a muchas almas y dejó por todos lados amigos que le estaban profundamente agradecidos.

En Camuñas (Ciudad Real) otro Rodríguez de Besullo, Manuel Rodríguez Alba (Lulo) era profesor y pastor por 1901. Era un colaborador fijo de la Obra sostenida por los Fliedner, como lo era también el portero de Calatrava, Emilio Rodríguez y su esposa Generosa que era maestra, educada en el Instituto Internacional de Señoritas, ambos de Besullo. Manuel escribía estas palabras para la "Revista Cristiana": "Por último, el 23 de enero del año 1895 se volvió el colegio (en Camuñas). Durante los últimos cinco años que permanece abierto han pasado por él más de doscientos niños. Mas como estos niños se hallan rodeados de una atmósfera ateísta, predominante es esta comarca, al poco tiempo de abandonar el colegio para dedicarse a las faenas agrícolas, dejan de asistir a las clases dominicales, y poco a poco van olvidando las enseñanzas evangélicas, o dudando de ellas. Esto nos desorienta en gran manera. Para atajar este mal y evitar en parte que los jóvenes se segreguen de la benéfica influencia del maestro, en el último mes del siglo XIX hemos constituido una Sociedad de jóvenes con carácter de Sociedad Cooperativa. De este modo, aunque los niños dejen el colegio, no se separarán de la influencia de su profesor, quien todos los Domingos a las dos de la tarde tiene ocasión de hablarles, amonestarles y recordarles la doctrina aprendida en el colegio. Los padres están sumamente satisfechos con esta sociedad porque estimulan el ahorro de sus hijos, los aparta de los vicios y estrecha lazos de unión y fraternidad entre ellos. Algunos de los padres han solicitado ingresar también ellos en la Sociedad. En los dos meses que lleva constituida, ya cuanta con un ahorro de 100 pesetas. Confiamos que, por medio de esta Sociedad, nuestros esfuerzos no resulten vanos. ¡Que Dios nos ayude! Camuñas 1 de febrero de 1901.

Besullo: El grano de mostaza.

Así resume Manuel Rodríguez Martínez en 1901 la peripecia del protestantismo en Besullo, cuyas facetas resultan sorprendentes, pero que explican la historia. Dice: " La obra evangélica en este lugar, principió entre el año 1871 al 1872, habiendo recibido el que suscribe un Nuevo Testamento y algunos tratados, remitidos por don Antonio Rodríguez y Cruzado, y acompañados de algunas cartas encaminándonos a que leyésemos la Biblia. Yo entonces era muy amigo del cura de este pueblo; y un día por la mañana vino el cura a hacerme una visita, y me vio leyendo el Nuevo Testamento, y me lo arrebató de la mano y me dijo que estaba prohibido leer tales libros, y me lo arrojó; lo volví a coger y entonces lo leí con detención y los tratados también y nos reunimos unos 20 de Besullo y del Pomar a hacer nuestros cultos como Dios nos daba a entender, leyendo la Biblia que me había mandado mi cuñado Antonio Cruzado. Luego encargué Biblias y Tratados, y me remitieron un cajón, y vendí Biblias y Nuevos Testamentos t regalé algunos tratados, lo que dio un buen resultado; y para fortalecernos y enseñarnos en las cosas de Dios, vino el Sr Armstrong a hacernos alguna visita que nos hizo bien. Me acuerdo de una noche lluviosa que iba con el señor Armstrong y su señora, de Cangas a Tineo; era muy difícil andar para los del país: ¿cuán difícil no sería para doña Julia, esposa del Sr. Armstrong? Y decía la buena señora: "¡Gracias a Dios que por amor a Jesús andamos estos caminos!

¡Qué bien me hizo aquel viaje al ver una señora dar gracias a Dios en aquellos malos ratos! Y luego en Besullo se alegraban mucho, porque veían en nosotros deseo de seguir a nuestro Salvador Jesús. Entonces estos siervos de Dios vieron la necesidad de poner una escuela evangélica, y como mi esposa era maestra en Besullo, acordamos que recibiría cada mes cincuenta pesetas y diez pesetas por una criada, y seguimos así por unos dos años; y venían unos niños de otro pueblo, Pomar, que era muy mal camino. Las diez pesetas se quitaron para poner allí una maestra, que fue muy perseguida y pasaba hambre y tuvo que dejar; mi esposa se quedó con las cincuenta pesetas por la escuela de Besullo.

El que nos hizo mucho mal fue un tal Manuel Roque, que estudió en Valladolid; vino y se puso a hacernos el culto, y luego por engaño e interés lo llevaron al convento de Corias y le pusieron el Sambenito, haciendo una gran procesión, que al parecer avisaron en el concejo, pues en Cangas se cerraron los comercios; y aquello dio lugar a que nos persiguieran mucho, para hacernos desaparecer de Besullo y destruirme todo. Primeramente, me embargaron la casa por el entierro de una niña y luego hubo oficios y persecuciones de mala forma, hasta desterrarme, y entonces fue cuando dejó la escuela el señor Armstrong, según creo, porque no fui a Gijón, y fui a Madrid. El señor Fliedner me recibió en su casa, y cuando vio el señor Fliedner que no recibía retribución, o sea las cincuenta pesetas, me dijo, que mi esposa siguiese dirigiendo la escuela, que él pagaría, lo que sigue haciendo hasta esta fecha. Trajo un gran resultado, porque antes de que esta escuela se estableciese, no había en estos pueblos mas que en Besullo un poco de escuela por el invierno, y hoy por hacer la competencia unos a otros crearon más escuelas de maestros y maestras, y hasta el obispo ayuda de su bolsillo particular (según dicen). Antes los niños no tenían regalos, hoy los tienen; no tenían ni conocían la escuela dominical y hoy tienen. Con todo, nosotros seguimos tranquilos, dando gracias a Dios en nuestros cultos y por la escuela. Si Dios es con nosotros, ¿quién puede ser contra nosotros? Tenemos el consuelo de que muchos salieron de aquí confesando a Jesús, y otros están ya trabajando en la obra.

 Manuel Rodríguez Martínez.

Dos de los últimos Rodríguez, de la dinastía de los ferreros evangélicos asturianos, han querido recordar la gesta de este pueblo de Besullo. Teodoro Rodríguez escribió dos tratados: "El protestantismo en Besullo" (Cartagena 1981) y "Besullo en la mente de Nardín"·(Murcia 1.981) y su hermana Margarita desde Gijón, pergeñó unos recuerdos familiares en cartas a doña Elfriede Fliedner con fecha 26-1-87. De ellos entresacamos algunos párrafos, que por la complejidad de los mismos apellidos pueda resultarnos inteligible, Sin embargo, pueden darnos idea del desarrollo del movimiento evangélico por los obreros de Besullo repartidos por Asturias y media España.

Mi tío Daniel - dice Margarita -(hermano mayor de mi padre) siendo niño, llevó a casa de sus padres, Eduardo y Josefa, el interés por las enseñanzas que escuchaba y que impartían estos misioneros (Mr. Armstrong y esposa). Él quería que sus padres pusiesen en práctica todo lo que él les transmitía y así, antes de comer decía: "Hay que dar gracias a Dios por estos alimentos y por todo lo que recibimos de Él". Detalles así eran frecuentes.

Cuando doña Joaquina falleció, don Manuel se casó con María Rodríguez hija de un hermano de mi abuelo; esta joven ayudaba en los quehaceres de la casa de don Manuel y esposa Joaquina. María Rodríguez fue madre de Daniel y Alejandro (quien estudió en "El Porvenir"), Pepe y Manolo. Ella quiso poner estos nombres de Daniel y Alejandro a sus hijos, porque decía que quisiera que fuesen tan buenos como Daniel y Alejandro de Brixel (Vergel). Mi abuela también decía que eran sus hijos mejores.

A la muerte de Joaquina, desempeñaba la escuelita en Besullo, Caridad Rodríguez, hija mayor de Doroteo. Ella estudió también en el Internacional. Seguía siendo esta escuelita, una luz para gentes tan desvalidas como eran todos los habitantes de aquellos contornos, pero pronto el Gobierno creó en Besullo, de golpe, escuela de niños y niñas. esto fue motivo de tener que cerrarse la Escuela Evangélica. Debió de ocurrir hacia el año 1916. Mis hermanos que estaban en edad escolar se pudieron integrar en dichas escuelas del Estado. Mi padre hablo con el maestro y maestra, ambos de Besullo (no de Otiello) y no tuvieron inconveniente en aceptar a los niños sin obligarles ni discriminarlos con ningún requisito religioso. Yo ingresé allí cuando cumplí la edad escolar.

Los hijos de mi abuelo Eduardo Rodríguez Castellano fueron once; cuatro niños y siete niñas. El primer varón era mi padre Alejandro Rodríguez.

Generosa, Delfina, (me parece que) Cándida y Balbina estudiaron en el Internacional. Arturo era Maestro. Estuvo trabajando en las escuelas de El Escorial. (hace pocos años había allí quien le recordaba). Pepe era el padre de José Rodríguez Puebla, quien fue alumno de "El Porvenir" y después profesor durante bastante tiempo:"

Otra referencia obligada es el Instituto Internacional, pues en él se formaron las primeras mujeres evangélicas que aspiraban a ejercer carreras. Durante bastantes años estuvo en San Sebastián, después se trasladó a Biarriz y luego a Barcelona (en Sarriá). "Aquí - sigue diciendo Margarita- prácticamente se termina la obra del Colegio, alegando, los que los mantenían, que España no estaba tan necesitada como otros países. Algunos señores no quisieron que terminara todo y se propusieron sufragar los gastos para 15 niñas de los últimos rincones de España, donde no hubiera posibilidad ninguna de que esos disfrutaran de ese privilegio. Entre esas niñas esta yo. teníamos 2 pisos en una casa nueva y bonita, en la calle Diego de león, todavía existente y en buen estado; era el número 57, pero creo que habrá cambiado el número.

La que hacía de directora era benigna (prima hermana de mi padre) que también había estudiado en el Internacional y después de mayor estuvo ayudando en la oficina a los directores del Colegio, Dª Alicia y don Guillermo Gulick.

La Guerra Civil del 36.

Manuel Rodríguez Martínez y su esposa Joaquina habían desarrollado una labor educativa y pastoral encomiable desde casi el inicio de la misión en Besullo. Alejandro Rodríguez, el herrero, había sido Alcalde evangélico en Besullo, siendo también de los primeros en España. Ahora la congregación esta en manos de Doroteo Rodríguez-Castellano Alba y con la escuela en manos de su hija Caridad Rodríguez Castellano. Caridad ya en 1915 había tenido ofertas de evangélicos de Barcelona ofreciéndole trabajo, viendo la situación de inestabilidad de Alemania y por consiguiente de la Obra alemana de la cual dependía. Pero les había contestado: "Mientras don Jorge se quede en Madrid, yo también permanezco aquí"

Doroteo era definido por la "Carta Circular" nº 67 de 1,950, en la que se glosaba su figura a raíz de su muerte, como un hombre "que, en toda su larga vida, supo mantener bien alto la antorcha de la verdad evangélica, no solo en su pueblo, sino en toda la comarca. Lector incansable, adquirió a través de los años una cultura muy superior al medio ambiente en que vivía, siendo oído siempre con avidez por los sencillos campesinos y con respetuoso interés por los señores instruidos de la villa cercana, que le apreciaban por su integridad, su amor a la justicia y su inteligencia alumbrada por el Evangelio"

Con la Guerra Civil, parece que Besullo sufrió más que nadie la marginación geográfica, la soledad y el abandono, por ir a la guerra, de los miembros más útiles. No se tuvieron reuniones continuadas hasta pasados los años cuarenta, por miedo a represalias. No sería hasta agosto de 1942 cuando los Fliedner visitan Besullo en las vacaciones. es en casa de Doroteo donde se reúnen, siendo Teodoro Rodríguez y su novia Balbina los que salieron a recibirles en caballos en Cangas de Narcea. "En el culto Teodoro bautiza a Alejandro Rodríguez, a Mario Rodríguez, a Margarita Rodríguez y a Cristina García. Es en esa fecha cuando traen a Madrid a Balbina Queipo, siendo llamado después Teodoro Rodríguez para continuar las clases en "El Porvenir". Era, al parecer la persona más adecuada, ya que era herido de guerra en el ejército de Franco.

Doroteo y su hija Caridad fueron un faro de orientación y dinamización cultural y espiritual. Caridad era de las primeras mujeres que con esfuerzo había sacado el título de Maestra en Oviedo, y solo cuando el estado puso escuelas en Besullo, ella emigró a América siendo profesora de castellano en una Universidad. Caridad mantuvo una escuela floreciente con los alumnos de los pueblos de Posada, Lorante, Otiello, etc. En los cultos Caridad tocaba el armonio ayudando a su padre Doroteo, quien fallecería a la edad de 92 años.

Durante los 25 años de ministerio en Besullo, Doroteo tuvo en Caridad más que una ayuda, pues mucha parte del culto recaía en ella. Cuando falleció Doroteo, Caridad celebró un corto servicio presentado por Daniel Rodríguez, su sucesor en el ministerio. Se leyó el salmo 23, favorito de Doroteo, junto con el himno" Del alma, el reposo" comentando después las palabras del libro de Job 1:21 : "Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito" En el cementerio, Daniel fue escuchado por un numeroso público venido de las cercanías y del mismo Cangas de Narcea.

Caridad Rodríguez Castellano no solo aportó su sabiduría en un rincón de Asturias, como era Besullo, sino que supo estar a la altura de las circunstancias en la universidad. Y no solo en los cultos de un insignificante pueblo asturiano, sino que la vemos ejerciendo diversos servicios al protestantismo español. En 1951 la vemos acompañando y traduciendo a "tres señoras comisionados por el Consejo Nacional Norteamericano de Señoras de las Iglesias presbiterianas que ayudan eficazmente a la obra evangélica educativa y benéfica de sus iglesias y que han hecho una visita rápida a Madrid, Lisboa, Barcelona y Zaragoza. La delegación formada por miss Shannon, secretaria de la Junta Misionera de Señoras, además de las Sras. H. Black y J.T. Robison, tuvieron una reunión en la iglesia del Salvador y fueron traducidas por la Sta. Caridad Rodríguez Castellano.

Quienes también aportaron apoyo a la congregación de Besullo, después de la guerra, fueron Teodoro Rodríguez y Balbina Queipo. Las dificultades para poder ejercer de Maestro fueron grandes para Teodoro, quien ejerció de Maestro en un pueblo cerca de Besullo, pero que de alguna manera se hallaba perseguido y vigilado, aunque fuese invalido de guerra al lado de Franco. Cuando contaba 34 o 35 años Teodoro y Balbina se casan y vienen a vivir al colegio "El Porvenir" de Madrid. Dice el diario de Elfriede: "27 de junio de 1944. El Curso siguiente Teodoro Rodríguez fue profesor de los niños y niñas en un aula unitaria. Se había convertido en demasiado trabajo para mí, que me había ocupado hasta ese momento de impartir las clases y lo dejé en sus manos.... Su esposa Balbina se ocupó de dar a las niñas las clases de labores y ayudaba también en la economía doméstica. En el fondo, fue el principio del trabajo escolar en "El Porvenir", aunque sin permiso, después de cinco años sin haber podido realizarlo. "El Porvenir" fue el único colegio que siguió clandestinamente, por supuesto, dando clases a niños y niñas. Todos los demás colegios evangélicos, y había muchos antes de la guerra, fueron clausurados y no se volvieron a abrir."

En 1944 fallece Alejandro Rodríguez que estudió en "El Porvenir" como tantos otros, pero que estuvo siempre en Besullo y durante bastante tiempo de Alcalde. Este Alejandro, "el calderero" había contado historias impactantes en su lucha por la libertad y la tolerancia religiosa, que Federico Fliedner había contado en los periódicos alemanes


Otro Alejandro Rodríguez aportaría también servicios a "El Porvenir" hasta 1967

En 1945 Margarita Rodríguez que también era profesora titulada y hermana de Teodoro Rodríguez encontró trabajo en Chile y luego en Argentina, donde trabajaría de secretaria de Dirección en el Seminario Evangélico. Allí conoció a un estudiante, José Martínez de Castilla y se casaron. Mas tarde regresaron a trabajar a Madrid a "El Porvenir" en Octubre de 1959.

En el verano de 1946 los Fliedner vuelven a Besullo. En casa de Doroteo se reúnen hasta 24 personas y en un culto es bautizado Alejandrín.

En mayo de 1948 nace en Madrid Guillermo Rodríguez hijo de Teodoro y Balbina y es bautizado en Junio, siendo costumbre de esta iglesia el bautizar a los niños y cuando son mayores son confirmados en la fe de Cristo Jesús. Besullo por esta época aún sigue mandando niños al Porvenir de Madrid. Las largas familias de Rodríguez dejaban internos a sus hijos y cuando llegaba el verano, se iban de vacaciones al pueblo para estar con sus padres. Cuando llegaban los internos de Besullo eran noticia en este colegio de "El Porvenir".

En mayo de 1950 Teodoro Fliedner viaja a Besullo en la normal visita que hacía a las congregaciones del Norte, siendo visitadas las de Besullo, Santander, Bilbao y San Sebastián, que eran atendidas regularmente.

En 1951 había visitado el Porvenir otra Caridad Rodríguez que era farmacéutica en Camuñas. Dice Elfriede:" El padre de Caridad (Manuel Rodríguez) había sido preparado por mi abuelo para ser evangelista en Camuñas y provenía de Besullo. Tuvo tres hijas a las que puso los nombres de Fe, Esperanza y Caridad. Mi padre fue a bautizarlas y les preguntó que iba a pasar si tenían otra hija, pues había escogido los mejores nombres. Fue padrino de Caridad. Nació la cuarta hija y llamaron a mi padre para el bautizo; cuando mi padre le preguntó el nombre, Manuel Rodríguez dijo: "Virtudes" Doña Caridad estudió en el Porvenir, en el Instituto Internacional y también la carrera de Farmacia de manera que pudo poner una farmacia en Camuñas, siendo siempre testimonio vivo de su fe evangélica.

Benigna Rodríguez falleció en mayo de 1956, habiendo sido durante algún tiempo la directora del Instituto Internacional de Madrid.

En 1957 se sigue visitando por los Fliedner a los miembros de la congregación de Besullo, en las vacaciones del verano, visitando también Ribadesella donde en Santianes trabajaba en la Obra Ramón Blanco.

En 1962 Cristina García de Besullo se incorpora como profesora al colegio de internos de "El Escorial". Cristina había sido educada también en el "Porvenir".

En 1963 Teodoro Rodríguez y Balbina Queipo marchan para Cartagena. En 1967 Cristina García se casa con Julio Roberto de Badajoz, siendo la ceremonia en Calatrava. Teodoro Fliedner los casa en Ausencia de Emilio de la Vega y el banquete se celebra en el Porvenir.

Por esta época de 1967, Margarita Rodríguez y su esposo, siguen trabajando en "El Porvenir", perteneciendo al Consejo de Administración. En Abril se dirige un autobús hacia Besullo con motivo de la boda del sobrino de Margarita, Daniel Rodríguez que se casaba con la señorita María Lidia. En el autobús viajaba el Coro de Calatrava que dirigía Irma Fliedner. Besullo se llenó de fiesta, viniendo la gente de los pueblos y se cenó y se bailó hasta las dos de la madrugada. Al día siguiente se visitó el cementerio evangélico.

En el verano del 69 Anita García falleció en Besullo y su tío Daniel Rodríguez fue el encargado de la ceremonia de entierro, Los Fliedner que estaban Noja de vacaciones, acudieron presurosos, ya que su preocupación fue siempre el pastorear este pueblo que quizás solo ellos han sabido ayudar y entender, pues el resto de los evangélicos en Asturias, salvo raras excepciones poco o ningún cuidado pastoral han tenido.

En 1977 Margarita Rodríguez se despide el Colegio, por su jubilación. En 1982 fallece en Cartagena, Teodoro Rodríguez. En 1987 Caridad Rodríguez fallece en Camuñas, donde el cura presta su iglesia, que se llena por completo, realizándose la despedida de "Doña Cari" y en 1991 fallece en Zaragoza Cristina García también de Besullo y que estaban casada con el pastor Julio Roberto Asensio. Hubo 15 pastores en el culto de despedida de la finada.



La Congregación De Besullo Del 36 Al 84.

La guerra del 36 cerró los cultos públicos hasta el año 1944 en que comienzan de la mano de Doroteo y Caridad, su hija, todas las actividades. Por el año 50 y quizás antes (pues Doroteo estaba aquejado de una pérdida gradual de la vista que lo había relegado) Daniel Rodríguez se hace cargo de la congregación, desangrada continuamente por la emigración y estudios de los jóvenes, que siempre tuvieron una segunda casa en el Porvenir de Madrid. Muchos fueron haciendo carreras y muchos las pusieron al servicio del Evangelio, pero la congregación fue sufriendo poco a poco las consecuencias del abandono de los miembros más útiles y activos. Por otra parte, no hemos de olvidar, como lo hace patente el escritor y periodista Juan Antonio Cabezas cuando dice: " Yo diría que la facilidad de las comunicaciones y el desarrollo de la industria siderúrgica, dentro de la región asturiana, debilitaron a un tiempo la "secta" evangélica de Besullo y la artesanía del hierro. De los martinetes que machacaban los lingotes en la ribera del Veiga, solo quedaba uno, el de los protestantes, a principios de siglo. Y a partir de los años veinte, los constructores de carros besullenses y los herreros amigos de "Casona" también envejecieron y se fueron jubilando del oficio. La industria artesana entró en decadencia. Los jóvenes preferían trasladarse a zonas industriales y especializarse en actividades mejor remuneradas. En la actualidad solo queda en Besullo un martinete momificado.

Con la muerte de Daniel de "Xuacón" en Julio de 1,984, prácticamente, desaparece "la comunidad luterana" o la congregación evangélica de Besullo. Esta congregación es un ejemplo en muchas cosas, pero sobre todo por su visión y obra educativa. De ella nacieron obreros evangélicos para todo el mundo. Por ella se formaron hombres ilustres de las letras y de las ciencias que dieron lustre a Asturias. Pero también por ella mucha gente pasó de muerte a Vida. Su luz ha iluminado corazones y aunque hoy ya no exista en Besullo más que la memoria de las cosas, siempre quedará el respeto por aquellos hombres, rústicos ferreros del martinete y hornos romanos y catalanes, que amaron a sus conciudadanos porque también amaban a Dios.

En un artículo nostálgico en La Nueva España de 14-4-1991 sobre Besullo se describe así las capillas de este pueblo y entre ellas donde se reunía esta congregación. "En el fondo del valle vemos una curiosa capilla de piedra. de pórtico cuadrangular y arcadas, más elevado que el pequeño cuerpo del templo. Otra pequeña capilla dedicada a la Magdalena, domina el pueblo desde la cima rocosa de una casi inaccesible montaña, al menos vista desde las casas del lugar. Próxima al templo católico se halla la capilla de la comunidad protestante mas veterana de Asturias, hoy prácticamente extinguida con solo dos miembros ya casi ancianos. Comunidad que cuanta con su propio cementerio."

Los dos miembros a los que se refiere este artículo son Lulo y Dina, hijos de Daniel, el último pastor de Besullo. La tristeza del cierre de esta congregación, de un pueblo pequeño escondido en la montaña, no puede empañar la memoria del grano de trigo que murió y dio su fruto en abundancia. De sus raíces han florecido muchos vidas para Dios y este es el mayor orgullo de la congregación de Besullo.

8.    LA CONGREGACIÓN DE LA IGLESIA EVANGÉLICA en el LLANO DEL MEDIO- Gijón-


8.1.   Los años de la guerra y la postguerra: Persecución y crecimiento.


No podemos calibrar, muy al detalle, el talante y carácter del pueblo evangélico en la guerra. El protestantismo de Gijón se basó en las dificultades de las que supo mantenerse fiel y firme frente a las continuas molestias y angustias que una guerra proporciona. Aquí en Asturias, el levantamiento produjo muchas muertes y la capilla del Llano ante el desconcierto de la guerra cerró, aunque se reunían por las casas. El local de la capilla pertenecía a la Continental Lands Company Limited, siendo en la Revolución del 34, Hospital de sangre por unos meses. Al decir del doctor Carlos Martínez, médico que dirigió esta labor humanitaria, el ejemplo de los evangélicos en aquella ocasión fue original y perseverante. Original porque en un intento de alegrar a los heridos, se les tocaba el órgano o armonio y se cantaban himnos de la iglesia. Perseverante porque siempre había algún hermano, anciano o pastor, que cuidaba de que todos estuvieran atendidos, a la vez que se cuidaba celosamente el local.

Dice Daniel García que " todos los creyentes en edad de ser movilizados se tuvieron que incorporar en el ejército. Los Señores Biffen, ya habían tenido que marchar para Inglaterra por orden del Gobierno, para si protección, pues las cosas en España se desarrollaban con poca seguridad para los extranjeros que servían en ella. Los hermanos estaban viviendo esos problemáticos momentos de la guerra, procurando de los hijos pequeños. Los cultos no se celebraban. Las familias procuraban estar cerca unas de las otras para una mejor ayuda. Las noticias de los frentes de guerra donde se encontraban los varones, se podían conocer por los partes de guerra y de ASOMBROSO se pudiera calificar el que todos los incorporados) solo el joven Santiago García fue muerto por una bala perdida cuando se encontraba recogiendo agua de un pozo) no fueron alcanzados por la muerte".

No fue así en el resto de España, donde, en general, las movilizaciones produjeron muertes o disminuyeron la membresía de las iglesias, sino que fueron dispersas, buscando refugio, ayuda familiar o medios para subsistir.

El servir en el ejército de uno u otro bando suponía un "servício de armas" y muchos de nuestros soldados tuvieron que sufrir la exigencia de la obediencia militar. Dice Daniel García a este respecto: "Describir en letra impresa todas las vejaciones por las que pasó Angel Pradales, sería imposible para hacerlo muy objetivamente. Cuando él las contaba, viendo el rostro risueño con que describía todos los castigos que le imponían sus jefes militares, parecía increíble, y más de un mozalbete de la congregación no daba la debida credibilidad. No concebían como un ser humano pudiera soportar tales vejaciones. Algunos de estos jóvenes incrédulos tendrían que pasar ellos por parecidas circunstancias y entendieron como el Señor sigue ayudando a los que en El confían.

"El periodo de la guerra y los años siguientes a ella - decía Juan Solé- no ha sido muy historiado; por un lado, desde el punto de vista secular es historia menor; por otro lado, todo cuanto sucedía, aún lo adverso, sucedía dentro de un marco de coherencia espiritual. Los notables y visibles resultados del crecimiento, eran debidos a la bendición del Señor sobre la constan te edificación de la Palabra... Es posible que un día sepamos que los mejores evangelistas de aquel periodo nunca estuvieran en un púlpito, Fue la época de oro del evangelismo personal."

Sin embargo, las dificultades fueron evidentes. El señor Miguel que tenía que cuidar del local de la capilla y una vez liberado Gijón, recibió a dos religiosas que se personaron en el local para requisar el órgano. Parecía que la guerra no la había ganado Franco, sino ellas. Pero el Sr. Miguel les hizo ver que el armonio era propiedad inglesa y que hasta que el cónsul no diera permiso, no se podía sacar. El armonio no lo llevaron, pero si que los evangélicos fueron controlados y aquellas amistades más cercanas a los evangélicos eran amenazadas e infundían temor, quitando los trabajos a los varones y a las mujeres con amenazas veladas a los hijos, máxime si se tiene en cuanta la extrema necesidad de mantenimiento a la familia. Quienes no tenían cimentada su fe, se volvieron indiferentes, se fueron acercando más al incienso del altar. Quienes estaban firmes, sintieron la llamada de mantener la antorcha.

Esto fue lo que impulsó al joven de 34 años Daniel García García, quien recién licenciado, ve la situación y empieza a trabajar para que los rigores de la prueba acabaran en victoria. Dice Daniel García - hijo - que resultó un triunfo el que, con la muerte de un hermano, suegro de Daniel García, solo un años después de la liberación de Gijón, tiene que solicitar permiso para el entierro civil. El Gobernador Militar era el que tenía que darlo, después de los pertinentes permisos del Alcalde y otros similares que se requerían en esos tiempos. "Cuando Daniel y un cuñado suyo se presentaban, se encuentran con una ordenanza de poca amabilidad y que, en vez de cumplir con su deber, quiere ser más que el mismo Gobernador y se puso a gritar que eso ya no era posible en España, que, desde ahora, toda es católica. El tono de su voz fue creciendo, por lo que sus palabras llegaron a oídos del Gobernador, el cual hizo acto de presencia para preguntar qué es lo que estaba sucediendo. Este Gobernador militar de graduación Comandante, al oír lo que se exponía preguntó si eran como los protestantes de Marín, y como quiera que la respuesta fue afirmativa, les mandó pasar a su despacho, donde con más atención escuchó la problemática de un entierro evangélico".

El permiso fue concedido y la orden al empleado de que siempre que viniesen esos señores, los hiciese pasar. Resultó pues un triunfo ante el victorioso catolicismo pasear por todo Gijón un féretro sin curas y con la evidente valentía de los que le seguían.

A finales del año 1940 regresan de Inglaterra D. Juan Biffen y familia, con lo que esta congregación recobra la alegría; empiezan las reuniones y la escuela dominical. Los jóvenes habían ensayado un himno de bienvenida que Agustín Fernández había compuesto. Todo parecía volver a la normalidad dentro de las incomodidades, adquiriendo la normalidad cúltica. Pero un años después de la llegada de los Biffen, se anuncia a la iglesia que tienen que marchar para Madrid. La muerte de Tomas Rodhe de la Iglesia de Chambery hace que los Biffen tomen la decisión de ser más útiles allí en Madrid, donde por circunstancias de la guerra civil, se necesitaba acudir a las autoridades en demanda de los derechos atropellados y ejercitar una defensa más activa. Es a partir de estos hechos, cuando la iglesia del Llano de Gijón, - hoy C/ Prendes Pando - que en principio había pertenecido a la Iglesia Evangélica Española y ahora afín a los principios de los Hermanos de Plymund, influenciada y en algunos casos manipulada (por los misioneros Eduardo Turral, Gray o Biffen fundamentalmente), comienza una andadura mas autóctona y desarrollo de actividades que los diversos dones en la iglesia desarrollaban con gran celo.

8.2.   JUAN MIGUEL RIONDA.


El primero de los casos representativo de esta actividad es Miguel Rionda. Ante la necesidad de comunicación entre los hermanos dispersos por los pueblos - muchos de ellos convertidos en América - Miguel se dispone a visitarlos. Rionda se había convertido en el año 1942 cuando era presentado a la congregación un hijo suyo, pues la esposa María Teresa García Piñera si lo era. María Teresa era también organista oficial de la iglesia en Prendes Pando y nacida en el seno de una familia de creyentes de la iglesia Pentecostal. Rionda con veintidós años se encontraba cumpliendo el servicio militar. Fue tal y tan rápido el cambio operado en la comprensión del mensaje que ya tuvo que sufrir arresto al no querer ir a misa. Desde los primeros momentos Rionda destaca por su preparación, por su celo y su sensibilidad con los hermanos más necesitados o más lejanos de Gijón. No hemos de olvidar la gran dispersión que una guerra civil provoca y las dificultades para reunirse, por lo que Rionda tendría dificultades en diversos lugares de Asturias. En Cudillero el pueblo quiso lincharlo. En Siones, Proaza y en la Felguera hubo varios altercados con el cura. Fue arrestado en Santianes donde iba a visitar asiduamente a Luis y Ramona. La "Carta circular a los evangélicos españoles" nº.23 de septiembre de 19146, decía: "El día 28 de Julio, los hermanos de la Iglesia de Gijón, don Miguel Rionda y señorita Pilar Gómez visitaron el pueblo de San Vicente (Infiesto) con el fin de celebrar culto evangélico en esa localidad. Aun no siendo la primera vez que se organizaba en San Vicente un acto de esta índole, en plena reunión se presentaron tres números de la Guardia Civil, que suspendieron el culto, pidieron la documentación, tomaron los nombres de todos los asistentes y examinaron los libros que se encontraban encima de la mesa. Después de un breve interrogatorio, todos lo asistentes fueron detenidos y conducidos por caminos y vericuetos a Infiesto, a una distancia de siete kilómetros, donde ingresaron en la cárcel.

A continuación, el señor Rionda fue interrogado por el señor Juez de primera instancia, quien reconoció que no había materia delictiva. Interrogado nuevamente por el Sargento de la Guardia Civil, y al contestar el señor Rionda que había celebrado un culto evangélico, contestó el sargento que él no conocía nada "de eso" referente al Evangelio. Pidió entonces el señor Rionda una entrevista con el capitán. que manifestó que nada tenía que hablar con él. Sin embargo. poco después todos los detenidos fueron trasladados a un domicilio particular, hasta que al día siguiente se recibió orden del Delegado de Orden Público de que les pusieran en libertad.

De nuevo en Gijón. los hermanos recibieron del Sr, jefe de Orden Público la garantía de que tales sucesos no se volvieran a repetir.

Este incidente motivó una instancia dirigida al Señor Gobernador civil de Oviedo por Don Mario de Oribe, secretario de la iglesia evangélica en Gijón, a la que se recibió con fecha de 20 de Agosto la siguiente contestación: "Accediendo a lo solicitado por usted en instancia dirigida a mi autoridad de fecha 10 del actual, he tenido a bien concederle autorización para celebrar los cultos religiosos y entierros en igual forma que lo efectúan en esa villa, para el resto de la provincia en donde tienen núcleos religiosos, sin hacer uso externo y sujetándose a las disposiciones vigentes que regulan esta clase de cultos"

Es disposición es notable por el ámplio margen que concede a los hermanos en Gijón para actuar en toda la provincia de Asturias. Felicitamos cordialmente a la iglesia de Gijón por el éxito logrado, que es prueba evidente de la verdad de aquellas palabras que José dirigió a sus hermanos: "Vosotros pasasteis mal sobre mi; mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo."

8.3.   La iglesia de matemático pedrayes en oviedo


En el año 1953 Miguel Rionda se traslada a Oviedo por razones de trabajo y comienza una nueva obra allí. Amigo de Ramón Blanco, aunque participaba de las mismas tendencias eclesiales, se ayudan en las reuniones que había en casa de Rionda y este ayudaría en algunas ocasiones en la Iglesia del Naranco. Por esta causa Miguel Rionda tiene que dejar un poco la responsabilidad de las visitas que mantenía en los pueblos, a otros hermanos como Daniel Garcia. A los dos años de estar en Oviedo la esposa después de un alumbramiento con complicaciones, fallece dejando cinco hijos.

Rionda poco después se casa en segundas núncias y tiene que trasladarse a Santiago, viviendo en Ramallosa donde tiene una responsabilidad importante en la Obra.

En el año 1971, tras una penosa enfermedad fallece este hermano que siempre fue un ejemplo de superación y celo. Su biblioteca, indicativo de su personalidad, era la de un estudioso e intelectual aventajado. Quienes pasaron por la Universidad de Santiago, siempre se sorprendían del conocimiento que tenía de teólogos o personalidades del mundo evangélico. La revista Restauración publicaba en abril de 1971 una reseña necrológica de Jesús Ordóñez, (predicador en La Felguera y que le había conocido en Barros cuando les visitaba) con el título "¡Ha caído un valiente.!"

Decía Jesús entre otras cosas: "En Santiago de Compostela y después de una larga y penosa enfermedad, ha muerto uno de los líderes del protestantismo asturiano, activista incansable en la labor apostólica, animador de las pequeñas comunidades aisladas de la región astur. Juan Miguel Rionda.

Estaba siempre presente con aquellos hermanos que necesitaban ser animados y confortados en el desarrollo de su fe. Fue miembro durante muchos años del Consejo de Ancianos de una Iglesia de Gijón. Su dialéctica clara, esperanzadora, daba al oyente consuelo y paz por la fuerza de la "Buena Nueva". Cultivó la teología y era un hombre escudriñador, amante del estudio y de los problemas religiosos.

Su vida fue marcada por el binomio pistis-thlipsis, como la de todos los humanos, es decir entre la fe-confianza y la tribulación, paradoja que el creyente arrastra como el no creyente. En una de sus últimas cartas decía a su hijo mayor, ausente en un país de Europa central por muchos años: "Mi pensar parece que no tiene sentido; mi enfermedad me convierte en un ser despreciado; sin embargo, siento el aliento del Señor, su cruz es un símbolo de esperanza"

Algunos pensamientos sacados de su epistolario: "Llevo en el lecho mucho tiempo y este estado doloroso es una excelente escuela para ejercer las virtudes"

"Como decía Tomás de Kempis: ¿Por qué teméis llevar la cruz si esta os lleva al Reino?

"El Evangelio es una fuerza, una dinamita de consuelo y de amor, pero también es de los que luchan. La vida es una continua lucha.

"Mi muerte está próxima, la asumo conscientemente. Para un cristiano, la muerte no es destrucción, sino transformación; estamos condicionados por la biología, pero en el hombre no todo es biología. Hay inquietudes espirituales y morales."

"La fe no es una religión; es una fuerza del espíritu, es un estado de ánimo hacia la acción: no tengo fe cuando no trabajo; la fe desemboca en el quehacer en el movimiento continuo de la Historia, por ella voy a Dios, a un Dios que está escondido en los hombres."

Y así fue: desde que conoció el evangelio en la postguerra española, su vida cristiana se caracterizó por un "engranamiento" a la vida evangélica, al anuncio de la Palabra que vivifica y da fuerza al alma para proseguir la carrera de Cristo. Fue detenido varias veces y detenido cuando los evangélicos no teníamos un Estatuto jurídico para desarrollar nuestras actividades, cuando la iglesia católica presionaba al poder para discriminarnos y hacernos la vida imposible. Su constancia en la evangelización del pueblo y la edificación de los miembros de las Iglesias hiceron de él un hombre formado en la defensa de la fe evangélica.
























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