Orbayu 6
1 UN PUEBLO SILENCIADO, EN LA GUERRA Y EN LA PAZ DE FRANCO: Los evangélicos asturianos
.
Por Manuel de León.
1. INTRODUCCIÓN.
En la etapa franquista, el
protestantismo sufrió, como todos, la guerra y la paz del General, pero al
hacerse cada día más fuerte el nacional-catolicismo, la intolerancia religiosa
se hizo, en algunos momentos, agresiva, malintencionada y sibilinamente cruel.
" En el otoño de 1947 - dice J.D. Huhghey - se estaba llevando una
resuelta campaña antiprotestante. En las cartas pastorales de los obispos,
aparecían denuncias contra el protestantismo... En un folleto distribuido en
las calles de Barcelona, al parecer, por los tradicionalistas (o carlistas),
contenía las siguientes expresiones: "Durante dos años el protestantismo
ha estado enraizándose en el alma de nuestro querido país, tratando de romper
la unidad católica y nuestra unidad nacional, forjadas en el yunque del
catolicismo".
A los evangélicos, no solo se
nos asimiló con los masones, en el aspecto del secretismo y aconfesionalidad de
estos, así como de antiespañoles y, al mismo tiempo, clasificados como
afiliados al Comunismo Internacional. En las Hojas Parroquiales, en los libros,
en la prensa, en los comentarios y dosieres sobre el protestantismo, se nos
declaraba como exacerbados proselitistas, luchando contra España y el
Catolicismo.
El resultado de la guerra lo
describe Pablo García Rubio con estos términos precisos, que incidieron
fundamentalmente en esta iglesia. Dice: " La guerra civil supuso un duro
golpe para la joven iglesia protestante, la IEE. Se cercenó su lento progreso
expansivo, y lo que quedó al finalizar la guerra, era una auténtica desolación.
Sin embargo, aunque las llamas se apagaron, quedaron los rescoldos y sobre
ellos comenzaría de nuevo el trabajo y con ello continuaría durante todo el
franquismo el sufrimiento de una iglesia mártir para dar testimonio de Señor
resucitado que de unos "huesos secos" se levantaría un ejército fiel
a su vocación cristiana para servir al pueblo español con su presencia y
testimonio.".
En un vigoroso libro:
"Defensa de los protestantes españoles" del preclaro escritor
evangélico Juan Antonio Monroy, se replicaba a estas acusaciones con la
aplastante realidad verdadera: "Según el artículo de referencia, en España
hay 13 pastores masones, 6 con graves sospechas de serlo, 68 marxistas y 62
extranjeros. Y como en total suman 149, resulta que todos los pastores
protestantes en España somos masones, o marxistas o extranjeros. Ahora bien,
quien esto escribe tiene contacto personal con unos 30 pastores españoles en
España, y ninguno de ellos, podemos asegurarlo con toda solemnidad, pertenecen
a partido político alguno. Mas aún, ni siquiera sabemos que tengan ideales
políticos."
Además de estas imputaciones,
se nos pone a los evangélicos como propagandistas peligrosos para la sociedad,
corruptores de un pueblo católico, y antipatriotas, porque al ir del brazo del
comunismo - como decían -, este era un peligro para la Cristiandad.
Para quienes no hayan vivido
en este periodo político-religioso, encontrarán escritas muchas declaraciones
contradictorias, aún dentro de nuestros círculos, porque las contradicciones existieron.
Mientras para unos el pueblo evangélico se ha sentido amordazado y silenciado,
sin libertad real y solo con tolerancias más o menos aperturistas, otros no ven
apenas persecución y si, solo, discriminación. Desde 1936 hasta la apertura del
Vaticano II el 8 de diciembre de 1962, España pasó de una represión - en
algunos casos sangrienta- a una tolerancia vigilada. Del Vaticano II, hasta
1977 es cuando se dan los primeros pasos para una libertad religiosa que hasta
1992 no sería efectiva. Demasiado tiempo perdido en luchas internas y externas,
que no por ello el pueblo evangélico perdió su identidad.
Dice Javier Tusel, que cuando
Azaña decía "que en España había fascistas, pero no fascismo y que de la
victoria de sus adversarios cabría esperar la emergencia de una España clerical
y tradicionalista más que otra cosa", no erraba. Todos los periodos del
franquismo están impregnados por el abuso e intolerancia clerical y un
tradicionalismo pueblerino, lleno de formas, pero sin contenido.
En el citado libro de Juan A.
Monroy, el autor discurre entre dos pensamientos eje: la libertad que tenemos y
la libertad que necesitamos. Lo que los evangélicos tenían eran una tolerancia
que para algunos resultó cómoda, por no existir demasiadas trabas al desarrollo
normal de las congregaciones, pero para otros resultó un grave inconveniente.
Pintadas, petardos y hasta quema de iglesias fueron la excepción, pero siempre
la astucia y las influencias clericales hacían difícil cualquier cuestión
burocrática. En determinados casos, hubo sonoros enfados, por si alguno cooperó
en alguna concesión gubernativa. Pero esta intransigencia no siempre ha
existido y la comprensión de los problemas protestantes, alguna vez ha
promovido acercamientos católico-protestantes. Estas contradicciones, donde se
cierran locales o se hacen autos de fe, como el de Piedralaves, y a la vez en
otros lugares se permiten abrir capillas, haciendo las autoridades la vista
gorda al hecho legal de estar prohibida su apertura, son hechos cotidianos de
tolerancia. Nos maltratan, pero nos dejan hacer. Se toleran los cultos privados
con más de veinte personas, se transige en los matrimonios civiles y en los
entierros, aunque a la vez haya habido personas en otros lugares que han
tardado 8 años de espera para contraer matrimonio civil.
En Asturias el fenómeno es
parecido. Hasta que nos fueron conociendo las autoridades todo fueron
incomprensiones. Cuando nos conocieron, no fuimos molestados más allá de lo que
las circunstancian lo requerían, aunque siempre fuimos vistos como bichos
raros, sectarios o proselitistas de los que había que huir para no tener
problemas.
Donde más levanta la voz
Monroy es en la libertad que no tenemos y que produce un colérico pataleo. La
ley prohíbe abrir locales, se nos multa por reuniones de más de veinte
personas, se nos encarcela por testificar de nuestra fe, se mete en prisión a
nuestros soldados, se nos echa de los trabajos, se nos prohíbe contraer
matrimonio civil, se nos ponen dificultades en los entierros y a los estudios de
nuestros hijos, se nos impide ostentar cargos públicos, se nos prohíbe imprimir
literatura, se nos impide toda clase de propaganda. No se nos maltrata, pero no
se nos deja hacer nada de lo que queremos.
Es por el hecho conceptual de
la libertad, donde el hombre se realiza, donde forja su espíritu, donde nace la
paz, la tolerancia y el respeto mutuo, soportando las opiniones contrarias a la
suya. Eso es lo que reclamaban los evangélicos: dignidad como personas y
libertad para realizarse.
Con fecha 10 de Julio de 1944
los evangélicos españoles escriben una carta a Franco, con delicadeza y firmeza
a la vez. Se le dice de mano, que el 23 de septiembre de 1939 (Año de la
Victoria) y el 30 de septiembre de 1940, se le habían enviado sendas cartas,
que no habían sido contestadas. Se le recuerda que el Gobierno nacional en la
hora de su triunfo había manifestado el que en España la libertad de conciencia
se mantendría y "que los protestantes españoles disfrutarían de completa
libertad religiosa para practicar la religión."
En la carta se hacía patente
" el dolor al notar el silencio casi sistemático de los centros oficiales
a nuestras solicitudes y por ende, la negativa tácita a nuestras pretensiones
concretas, o la muy evasiva, en los contados casos que hay respuesta."
Tras hacerle ver que NO éramos
contrarios al catolicismo que " con profundidad y sinceridad"
profesaba Franco, los evangélicos solicitaban la "amplia tolerancia
religiosa" que había sido prometida. La libertad que se le solicitaba estaba
basada en la Conferencia de Oxford de 1937, y se le recordaba que el Duque de
Alba "tuvo la bondad de confirmar anteriores seguridades dadas en vuestro
nombre" haciendo constar que se refería al concepto de libertad religiosa
tal como había quedado definido por la reciente conferencia de Oxford,
Así mismo se le recordaba a
Franco, que el pueblo evangélico quedaría aliviado si se cumplieran unas
condiciones mínimas, anteriores a la República, pues "esta nada sustancial
añadió, en la práctica, a nuestros derechos colectivos". Estos derechos no
eran otros que la autorización para celebrar nuestros cultos sin obstáculo,
reapertura y funcionamiento de los colegios evangélicos donde el número de
niños evangélicos lo justifique, acceso a la imprenta con fines exclusivamente internos
de producción de himnarios, boletines, folletos y obras religiosas.
"Por lo moderado y
justificado de nuestras demandas" se solicitan la concesión de las
peticiones, para un pueblo evangélico que estaba sufriendo un quebranto de
"bienestar espiritual por las privaciones contrarias, sin beneficio para
nada ni para nadie."
Pero hubo muchas cartas
dirigidas a los Ministerios y presiones continuas desde el primer día. Se cita
en "Memorias de la familia Fliedner" una historia de tesón y valentía
fechada el 30 de marzo de 1939: "Cuando las tropas nacionales ocuparon
Madrid, colocaron unos bandos en cada esquina diciendo que no se permitían
reuniones callejeras; si tres personas hablaban juntas en la calle eran
separadas. Viendo esto, fui a ver a mis hermanos pastores y les dije: "No
vamos a poder celebrar el culto el domingo que viene si no solicitamos
permiso." Después de un accidentado calvario para encontrar el mando más
representativo y de tener que enterrar a un hermano fallecido aquellos días, la
respuesta fue que Franco había dado permiso. "Y fue de esta manera - nos
narra espléndidamente doña Elfriede - como hemos podido celebrar en Madrid
nuestros cultos, a pesar de todo, sin que hayan sido suspendidos ni una sola
vez." Pero esto sería la excepción. La librería Nacional y Extranjera, de
los Fliedner, no se abriría hasta 20 años después.
En 1948 la Convención Bautista
Española reunida en Sabadell, acordó dirigir un escrito al Jefe del Estado,
avalada por 150 firmas, solicitando la aplicación correcta del artículo 6 del
Fuero de los Españoles, tal como había sido interpretado por las autoridades
competentes que lo promulgaron y no según la interpretación a la que fue
sometida por los obispos españoles. Estos decían: "Si en el artículo 6 del
Fuero de los Españoles se introdujo un elemento de tolerancia a los cultos
disidentes, fue para los extranjeros que viven en España".
En el mismo año Samuel Vila
había informado al secretario general de Franco, de la situación de los
creyentes en Medina del campo, multados y escarnecidos cada poco por reunirse.
En 1950 los pastores Cabrera y
Araujo escribieron a Franco reiterando la solicitud de libertad y apertura de
capillas, así como de imprimir himnarios, Biblias y demás literatura religiosa.
En 1952 el secretario de
Franco contestaba así a otra carta de Samuel Vila, quien pretendía poner en
contacto a Paul Freed con Franco: " Considero más adecuado que el señor a
que se refiere en la suya, que regresa de Washington y acaba de tener una
entrevista con el Sr. Truman, hable con el Sr. Ministro... Franco no quería dar
la cara.
En este mismo año Samuel Vila,
enviaría a Franco los documentos aparecidos en el periódico "Indiana
Catholic and Record" del arzobispo católico de Indianápolis. "Con
mucho gusto - dice el secretario de Franco - informaré a la Superioridad de
ambos documentos." Los contenidos del periódico americano, se referían al
salto y quema de la iglesia evangélica de San Basilio en Sevilla, sita en la
calle Relator, 39. "Aparte de maltratar al pastor protestante - decía el
corresponsal del diario LEVANTE de Valencia, Rodrigo Royo - y de allanar una
morada religiosa, donde unas pocas personas se dedicaban pacientemente a
entonar cánticos litúrgicos, no es como para ganar la laureada; el corresponsal
les va a explicar a esos irresponsables la equivocación que han cometido".
Esta aparente defensa de la libertad y condena de la intolerancia, tenía un
propósito claro y que era el acallar las voces del exterior. Hasta ahora nadie,
o muy pocos, habían levantado la voz en nuestra defensa y ahora tampoco, porque
era por los intereses político-económicos que estaban en juego. El corresponsal
del New York Times Sr. Cianfarra, que era católico también, había enviado una
crónica, donde detallaba con toda crudeza, los malos tratos sufridos por el
pastor, doctor Santos Molina y la quema del local, después de rociarlo con
gasolina. El mismo corresponsal había enviado una nota de prensa por todo el
país, en los mismos términos.
En 1953 también el Sr. Vila
escribe una carta al secretario Francisco Franco Salgado-Araujo, - persona que
podía influir en Franco - por los atropellos a los creyentes en Medina del
Campo y los de la capilla de Madrid, calle Carnir, 18. A cuyo pastor, Francisco
Fernández García se le había impuesto una multa de 500 pesetas. Estos hechos -
habituales en cualquier lugar de España - habían sido comunicados a las
embajadas británica y americana, cosa que al Gobierno no le agradaba se
aireasen estas cosas.
En Carta Circular número 68 de
junio de 1950 se decía: " Publicamos en nuestro último número el cuarto
mensaje dirigido por los evangélicos a su Excelencia el Jefe del estado. A
fines del pasado mes de abril se recibió respuesta del Jefe de la Casa Civil de
su Excelencia, el cual indica que habiendo consultado el asunto con el señor
Ministro de la Gobernación, esta autoridad le remitió copia de una Orden
circular, dirigida por el Ministro a los Gobernadores de provincias, cuya
copia, el a su vez, se complacía en adjuntar a su escrito. El texto de dicha
circular es el siguiente: Excmº. Sr.:
El artículo 6 del Fuero de los
Españoles, después de declarar en su párrafo 1º que la Religión Católica es la
del Estado Español, dispone en su párrafo 2º: "Nadie será molestado por
sus creencias religiosas, ni en el ejercicio privado de su culto. No se
permitirán otras ceremonias ni manifestaciones externas que las de la Religión
Católica".
Han sido tales los abusos
cometidos al amparo de la tolerancia que establece el artículo citado y son tan
numerosas las protestas de las autoridades por la extralimitación en esta
materia, y se ha llegado, por otra parte, antes de nuestra cruzada, a que en
las capillas protestantes se encubrieran centros masónicos de conspiradores
contra el orden público, que se hace preciso aclarar, sin que quede lugar a
dudas, las diferencias que existen entre el ejercicio privado del culto de las
confesiones y el respeto a su conciencia, de los abusos y extralimitaciones que
al amparo de la tolerancia intenta llevarse a cabo, por lo que es necesario
puntualizar que el texto legislativo, así en su letra como en su espíritu, solo
consiente la siguiente interpretación y aplicación:
1º.- Se reconoce el ejercicio
privado del culto de las religiones no católicas.
2º.- Por el culto privado hay
que entender, bien el estrictamente personal, bien el que se lleva a cabo en el
interior de los recintos consagrados a la confesión religiosa de que se trate.
3º.- Este culto no puede
tener, en ningún caso, manifestaciones externas o públicas; de un lado, porque
dejaría de ser privado, que es en la única manera admitido, y de otro, porque
ceremonias o manifestaciones externas sólo se permiten las de la Religión
Católica.
4º.- Consiguientemente, no
cabe tampoco práctica de cualquier labor de proselitismo o propaganda de las
religiones no católicas, sea cual fuere el procedimiento utilizado, como, por
ejemplo, la fundación de colegios para la enseñanza, donativos con apariencia
benéfica, centros de recreo, etc., ya que ello implicaría forzosamente una
manifestación externa no permitida.
Por lo tanto procederá V. E.
Con el mayor celo a vigilar estrechamente las actividades de las mencionadas
confesiones religiosas, cortando con la mayor rapidez cuantas extralimitaciones
se cometan, dándome inmediata cuanta de las transgresiones comprobadas y de las
sanciones impuestas.
Sírvase acusar recibo de la
presente Circular, de cuyo cumplimiento estricto cuidará V.E. con la mayor
diligencia.
Excmº. Sr. Gobernador Civil
de....
No quedaba duda, de que una
nueva vuelta al tornillo de la intolerancia se había dado, y las intrigas
clericales seguían insinuando las conspiraciones masónicas.
Otros menos conocidos en la
secretaría de Franco, fueron presos por haber escrito a Generalísimo. El caso
del asturiano Domingo Fernández, es el típico de quien queriendo resolver sus
problemas, los empeora. Domingo quería irse a Cuba y viéndose muy dificultada
su marcha, decide escribir. Le contestó muy cortésmente el secretario de Franco
en estos términos: Muy señor mío:
Con testo a su atenta carta
del 14 del actual, que se ha recibido en esta secretaría particular, para
manifestarle que la petición que en ella formula debe reproducir en instancia
dirigida a su Excelencia el Jefe del Estado, y cursarla a la secretaría de la
Presidencia del Gobierno, a fin de que pueda surtir los efectos
apetecidos."
La Guardia Civil de Navia
(Asturias), dos meses después, notificó que debía presentarse en el cuartel. Se
le comunicó que debía gestionar su pasaporte en Oviedo, pero antes el Oficial
se disponía a meterlo en el calabozo, por haber escrito una carta a Franco.
Esto no se hizo efectivo, porque Domingo enseñó la carta del secretario de
Franco, escrita con aquellos términos tan esperanzadores.
Podemos afirmar que Franco
murió sin que la libertad religiosa que el Vaticano II declaraba como derecho
humano, fuese puesta en práctica. El problema evangélico nunca fue una fuerza
determinante, ni inquietante, ni siquiera molesta al régimen franquista. Solo
ante la imagen exterior que se quiso vender de una España plural y en la
dictablanda, hizo que Fernando Castiella y Fraga Iribarne se viesen obligados
por las presiones exteriores a una apertura real. Cierto es que, en los últimos
años de la vida de Franco, los evangélicos apenas fuimos molestados, teniendo
un crecimiento sostenido y una consolidación como pueblo que lleva un mensaje
sublime.
Desde el siglo XVI hasta 1992,
España no ha tenido libertad religiosa. Esto es una losa que ha pesado sobre el
pueblo español, que ha pasado indiferente ante cualquier reforma histórica,
anclado en la tradición pueblerina y de sometimiento de la conciencia y de la
fe, a ritos religiosos.
Los evangélicos en 1910
habíamos enviado 100.000 firmas a las Cortes españolas, por una comisión de
hombres que habían tenido mítines por toda España, reclamando libertad. Hombres
como Juan Bautista Cabrera, Cipriano Tornos, Francisco Oviedo, Fernando
Cabrera, Enrique Vega y Carlos Araujo, fueron los firmantes de aquel mensaje a
la Representación Nacional en el que se decía: " El ideal religioso tiene
un santuario adonde no debe llegar la mano del hombre, y la evidencia histórica
proclama que la violación de la conciencia religiosa ha sucedido
indefectiblemente la glorificación de un "mártir", la decapitación
moral de un pueblo."
Con estas premisas generales,
quisiéramos hacer unas consideraciones a determinados temas, que inciden o
tienen relevancia en Asturias, dentro del contexto general español.
2. LAS LIBERTADES SECUESTRADAS.
El 13 de septiembre de 1936 el
general Miguel Cabanelles declaraba "fuera de la Ley, todos los partidos y
organizaciones políticas o sociales que(...) han integrado el llamado Frente
Popular". La abolición, de hecho, de la Constitución Republicana de 1931,
también dejó sin libertades a los evangélicos, quienes en realidad comenzaban a
tener un peso específico en una sociedad más pluralista, aunque aún fuesen
escasos en número. En la vindicación de libertades, empezábamos a importar,
pues estábamos en los mejores foros reivindicativos, influyendo en la política
abolicionista y libertaria.
Sin embargo, hoy en 1997, que
vengo de una biblioteca, me he dado cuenta de que apenas han quedado vestigios
documentados del protestantismo. El régimen de Franco nos ocultó como un grano
infeccioso y esto por razones bien diferentes: el desconocimiento en unos
casos, el poco peso político - esto a la vez nos libró de la persecución- y en
otros, tratándonos de secta y anticatólicos. El miedo ancestral en materia de
religión y el silencio implacable con el que la censura sometió a escritores e
intelectuales, hizo que casi no aparezcamos en el mapa ideológico.
La censura de libros y
depuración de bibliotecas, apenas ha dejado rastro del movimiento protestante,
después de pasados estos cincuenta años de la Guerra Civil. Aunque la Junta de
Burgos el 23 de diciembre de 1936, ponía énfasis en que los revolucionarios
eran los que más abusaban de la literatura "pornográfica y
disolvente" y era sobre el marxismo el fundamental ataque, indirectamente
entrábamos los evangélicos en esa calificación y por consiguiente también se
nos quitaba, para la difusión del Evangelio, los medios de comunicación más
útiles.
También se decía: "La
inteligencia dócil de la juventud y la ignorancia de las masas fueron el medio
propicio.... y la triste experiencia de este momento histórico, demuestra el
éxito del procedimiento elegido por los enemigos de la religión, de la civilización,
de la familia y de todos los conceptos en que la sociedad descansa." Pero
insistía más la orden, declarando ilícitos " la producción, el comercio y
la circulación de libros, periódicos, folletos y toda clase de impresos y
grabados pornográficos o de literatura socialista, comunista libertaria y en
general "disolventes" . A los directores de bibliotecas oficiales se
les insta a poner el más escrupuloso cuidado en la conservación y vigilancia de
tales libros, con la salvedad siguiente: "solo cuando se justifique
plenamente la utilidad y necesidad científica de consulta, se podrán poner en
manos de lectores de reconocida capacidad." ¿No suena esto a Inquisición?
En las escuelas primarias,
presididas por retratos de Franco y José Antonio, se recitaban las consignas
del padre Ripalda, en su nuevo catecismo. "¿Cuáles son los principales
errores condenados por la iglesia?" - se preguntaba. "Los principales
errores condenados por la Iglesia son trece: el materialismo, el marxismo, el
ateísmo, el panteísmo, el deísmo, el racionalismo, el protestantismo, el
comunismo, el socialismo, el sindicalismo, el liberalismo, el modernismo y la
francmasonería." Queda claro que algunos de los errores eran solo de
tapadera o de relleno, y solo los niños podrían entender y aborrecer algunas de
ellas, como a los "rojos" "francmasones" y "protestantes".
Lo que el catecismo más
adelante matizaba era:" ¿Hay otras libertades nefastas?" Si, la
libertad de enseñanza, la libertad de propaganda y la libertad de
asociación." Así pues, todo atisbo de libertad de conciencia y libertad
religiosa, quedaba inquisitorialmente exterminada por estos nuevos padres de la
Iglesia Romana.
Ya sabemos que una guerra es
un caos, pero la Inquisición no habría hecho mejor purga en las bibliotecas y
hoy en la biblioteca de este pueblo de Sama, con unos 10.000 volúmenes, no he
encontrado ni tres palabras sobre el protestantismo en Asturias y en España.
Eso es eficacia. En un libro que acaba de salir de Leonardo Borque López
(Premio Padre Patac 1997) y que se titula "Bibliotecas, archivos y guerra
civil en Asturias" hace un estudio de lo que supuso la censura tanto en
las Bibliotecas, como en la producción de libros. A los archivos y bibliotecas
ya destruidas por parte de Frente Popular y los Nacionales en la guerra civil,
había que añadir lo que la censura católica quemó o destruyó por "subversivo
y pornográfico" en unos casos, y en otros, por una labor ideologizadora.
Cita al cardenal Gomá, quien después de una andadura con el régimen franquista,
quedó relegado y decepcionado. Decía: "Catolicismo y patriotismo: Dios y
Patria. He aquí los dos grandes nombres a cuya magia se ha levantado España a
defender su ser y los fueros de su historia." La iglesia, pues, se
implicaba en la atribución del carácter ilegítimo del Frente Popular, y por el
contrario, legitimaba la sublevación, amparaba y comprendía las razones
nacionalistas y sobre todo justificaba la represión. Así también, frente al
protestantismo, como enemigo a quien combatir, poco a poco y a la medida de su
poder político, fue igualmente represora. " Para la Iglesia - decía Gomá -
el enemigo forma una unidad desvalorativa que hay que combatir y extirpar. Solo
así será posible, tras la guerra, construir una España tradicional y cristiana,
fiel reflejo de las virtudes que el discurso eclesial atribuye a sus virtuales
salvadores."
La Junta Depuradora de
Bibliotecas en Asturias, que después de haber asesinado al rector de la
Universidad de Oviedo Leopoldo Alas, dirigió el rector de la misma Sabino
Alvarez Gendín. Este catedrático de Derecho Administrativo, que además de
establecer el crucifijo y el catecismo, con las prácticas religiosas que exigía
el Caudillo desde Burgos, también exigía las lecturas de Menéndez y Pelayo y
"La Leyenda negra" de Julián Juderías. Para él, los libros
rechazables podían serlo por "razones de moralidad" porque al
"socaire de una pretendida belleza literaria llevan ponzoña escondida para
ennegrecer las almas transparentes de la juventud. "Algunos, por sus
tendencias de secta religiosa o social, envenenan las tiernas inteligencias
juveniles. Ni siquiera debéis apetecer esas lecturas con el afán excusable de
combatir sus ideas.
Dice Josep Benet respecto a la
libertad religiosa: "En los discursos y alocuciones que pronunciaron los
jefes del pronunciamiento, en los primeros días de la sublevación, no se hacía
mención de la cuestión religiosa. No empezaron a referirse a la misma, hasta
que llegaron noticias de la persecución religiosa que se había desencadenado en
la zona gubernamental como consecuencia de este pronunciamiento. esta
persecución, había de facilitar a los sublevados, el convertir el
pronunciamiento en guerra civil, la posibilidad de presentar la cuestión
religiosa como uno de los fundamentos de su movimiento frente a los
gubernamentales, hasta el extremo de presentar la Guerra Civil como una
"Cruzada". La enseñanza de la religión católica se declaró
obligatoria, en 1937, en las escuelas primarias; en 1938, en las secundarias y
en la postguerra en la Universidades."
Termina diciendo Benet que el
pronunciamiento militar de julio del 36, acabó con la República y su esfuerzo
de modernización de España. " Las libertades secuestradas desde el inicio
del pronunciamiento, no fueron devueltas al pueblo al terminar la contienda. El
secuestro se consolidó con el régimen franquista." "La reconciliación
imprescindible para reconstruir un país devastado por la guerra civil, fue
rechazada por el general Franco. La sustituyó una durísima represión de
postguerra que cifra en decenas de miles de ejecuciones, de encarcelamiento
durante años, de depravaciones, (...)
2.1. Manuel Azaña: Retrato de un desconocido.
Cirpiano Rivas Cherif,
escribió una especie de biografía sobre Azaña, con el título de "Retrato
de un desconocido". Parece increíble que un Jefe de Gobierno, pase a la
historia como un hombre solitario, enhiesto, desdeñoso, olímpico y sobre todo
hombre a quien las masas no le entienden, ni sienten interés por sus
propuestas.
Azaña luchaba por la libertad
y la sociedad iba por otro lado. Ahí están como prueba, la quema de conventos y
de religiosos. En "Velada en Benicarló" Azaña ya no cree en nada ni
en nadie. Los intelectuales, diputados y ministros, solo le traen ideas
generales de España, pero nada concreto y práctico. La generación de Azaña, la
de 1914, fue singularmente una generación menos ingenua que la del 98; no están
tan seguros de sí mismos; son más cautelosos; usan de ironía para no ser
solemnes.
Sin embargo, en algunos casos
se oye decir a Azaña. "Quienes han creído, o aparentado creer, que la
República era antiborbonismo, anticlericalismo, anticentralismo, son unos
majaderos o unos bribones. En otros tiempos, el Estado o la Iglesia han
embargado la totalidad del alma del hombre." Y es por esta causa que creyó
conveniente traducir "La Biblia en España" de George Borrow, con una
introducción dignísima en el tratamiento del protestantismo, que veía como una
fuerza liberadora, intelectual y transformadora.
Esta generación del 14 no
seguía absorbida en las polémicas sobre la Ciencia Española, la Tradición
Española, la Religión Española y la Inquisición España. Todo ello no eran más
que disquisiciones bizantinas, frente a realidades transformadoras. ¿Cuál era
la realidad del protestantismo? Pues que era una fuerza imparable frente al
dogmatismo de la vida española, del caos intelectual y el patetismo de no saber
a qué quedarse.
Para el propósito de extraer
el pensamiento religioso de Azaña, creemos que su famosa frase de que
"España ha dejado de ser católica" es como consecuencia del
convencimiento de que los asuntos religiosos son obra personal e intransferible
de la conciencia de cada uno. La religión se iba desgajando de la vida del
pueblo, había perdido su fuerza aglutinante y por consiguiente cada cual tenía
que llevar su fe, sus dudas o su agnosticismo, sin que el estado o la Iglesia
tuvieran que controlar a nadie.
El catolicismo había tenido
durante siglos condenados al silencio, a la hipocresía, a la simulación y la
mentira a tantos españoles que querían vivir su fe en libertad. Esto fue lo que
costó a Azaña una persecución tan solapada. Todos sabían que decía verdad Manuel
Azaña, pero cuando estas ideas fueron plasmadas en leyes, todos dieron la
espalda al Azaña que se debatía en medio del torbellino, en medio del fuego
cruzado, en medio de la tragedia.
En la introducción a "La
Biblia en España" de Borrow, insiste Azaña una y otra vez, en destacar la
lucha por la libertad. "Aunque movido por un fanatismo antipático, en
favor de Borrow - dice Azaña- hablan su osadía personal. la consideración de
que luchaba contra un poder omnímodo, irresponsable, y de que formalmente, pugnaba
por un mínimo de hospitalidad y de libertad, sin los que los hombres en
sociedad son como fieras; y eso está siempre bien, hágase como se haga."
"El libro de Borrow es un precioso documento para la historia de la
tolerancia, no en las leyes, sino en el espíritu de los españoles."
¿Creía en algo don Manuel
Azaña Díaz? Es una respuesta difícil, porque él mismo había dicho: "La
pasión humana, el ideal interno y la vibración sentimental íntima y profunda,
que uno no revela ni en sus propias memorias confidenciales, eso queda para el
tormento del alma propia; pero delante del auditorio, en el teatro, que así se
llama, en el teatro de la vida pública, hay que guardar el decoro. Y lo que
tenemos que adoptar nosotros son las pasiones públicas, no personales; y lo que
tenemos nosotros que incorporar a nuestro propio espíritu es la pasión pública
nacional."
También había dicho Azaña:
" El liberalismo no es más que humanismo, es decir libertad de conciencia,
libertad de pensamiento; anchura de espíritu para recibir en él todas las
experiencias de la vida y elaborarlas con sentido propio." (Bilbao
9/4/1933)
En "El jardín de los
frailes" Azaña se confiesa anticatólico, pero sin hablar mal de los
frailes. Las injurias contra él son injustas porque Azaña nunca fue sectario. ¿Cuál
fue entonces su fe? Como él indicaba en el párrafo anterior, eso quedaba
"para el tormento del alma propia" y que no se revela si en sus
propias memorias confidenciales. Pero si está claro que no está dentro del
catolicismo. Refugiado en la Institución Libre de Enseñanza y afín en muchos
puntos de sus ideales, sin embargo, supo esconder lo íntimo del corazón tanto
como pudo.
Así pues, poco o nada sabemos.
Lo que sus obras dejaron traslucir, es que Azaña perdió la fe de sus mayores y
probablemente ganó una fe más auténtica, con sus dudas y certidumbres; quizás, más
bíblica, quizás más filosófica. Otros creen que Azaña nunca llegó a crear su fe
personal, ni crear su mundo espiritual, aunque bien es sabido su mutismo
religioso. Quienes conocen bien su vida y su obra afirman, que si bien es
cierto que perdió la fe de sus mayores, que abandonó el catolicismo, no por
ello perdió jamás el sentimiento de "esa relación inefable que nos acerca
y nos aleja, nos fascina y espanta, sin saber cómo ni porqué, en uno de cuyos
polos estamos nosotros, inermes, desvalidos, y en el otro eso que llamamos
misterio de la vida, enigma, arcano del universo, destino, azar, causalidad,
sino...Vienen aquí como anillo al dedo las palabras de Espinosa: "Omnis
definitio, negatio est."
2.2. Los intelectuales del franquismo y lo religioso.
Dice Julián Marías que la
guerra de 1936-39 significó el quebranto más hondo que sufrió España desde la
invasión napoleónica en 1808-14. "En los años de la postguerra e
inmediatamente después de acabada esta, las instituciones culturales quedaron
suspendidas o destruidas, el espíritu de beligerancia lo invadió todo, la
libertad de espíritu se anuló, y los intelectuales, en cuanto a tales y
mientras quisieron permanecer fieles a su condición, no como simples
ciudadanos, tenían muy poco que hacer."
Quienes decidieron emigrar lo
hicieron al principio de la guerra, sabedores de que el mundo por el que habían
luchado e intentado crear, había sucumbido y desaparecido. Los que decidieron
permanecer han tropezado con grandes dificultades, tales como "
traumatismo moral" de la guerra, con la consiguiente entrega a las
presiones y la anormalidad de la comunicación de los intelectuales con el
público. Sin embargo, resulta curioso, dice Marías "que teniendo el Estado
absoluto control de la enseñanza pública y privada en todos los grados, de
todas las publicaciones, libros, revistas y periódicos - mediante una censura
previa -, de la provisión de cátedras y de todo género de puestos docentes, y a
pesar de ello... se haya producido en los últimos veinte años una actividad
intelectual considerable y en muchos casos libre e independiente."
Lo que sí parece claro, es que,
entre los intelectuales, la guerra civil fue superada, después que durante unos
cinco años 1936-40, el silencio y la sumisión, fueron señales de su pensamiento
y que lentamente empezaron a reconstruir la vida intelectual. Gustavo Bueno, en
un ensayo titulado "La Filosofía en España en un tiempo de silencio"
describe, con su habitual maestría, el paulatino progreso del pensamiento
filosófico en España, sin que este hubiese dejado en ningún momento de
manifestarse. Bien es verdad que deja claro lo siguiente: " En el tiempo
del silencio la censura de libros o la censura de prensa acalló las voces y las
obras de los filósofos más ilustres: no solo las obras de Voltaire, sino
también las de Kant, las de Marx o Engels, o incluso las de Heidegger estaban,
de hecho, explícita o implícitamente prohibidas, eliminadas de los programas y
de los libros de texto de las Universidades o de los Institutos; sus menciones
tan solo eran posibles si iban acompañadas de una refutación demoledora. Al
luminoso periodo que para la Filosofía española había representado la Segunda
República, periodo que suele simbolizarse en el esplendor de la Facultad de
Filosofía y Letras de Madrid, bajo el decanato de García Morente, sucedieron
las tinieblas del oscurantismo.
Pero la característica de
estos intelectuales, más o menos liberales, fue el no tocar el tema religioso e
inhibirse en los atropellos del nacionalcatolicismo. Muchos de ellos que
representaban una España más liberal y revolucionaria, simpatizaron con
intelectuales de Europa y América, como Hemingway, Malraux o Simone Weil, por
citar alguno; otros, más idealistas, se enrolaron en las Brigadas
Internacionales como el teólogo R.C. Davies. Davies fue un evangélico que
"convertido" al marxismo, y pasando por la utopía y la herencia filosófica
de Rouseau, luchó en España por las libertades, entre ellas la religiosa.
Aquí seguían cometiéndose
tropelías evidentes e indignantes. Se obligaba a oír misa y hasta los
labradores eran multados por no asistir. (Tengo copia de una multa de 250 Pts.
a un evangélico de Siones (Asturias) por no respetar la fiesta de San José.) Se
obligaba a la clase de religión a los hijos de los evangélicos. Se tiraban
petardos en las iglesias evangélicas y se les saqueaban o asaltaban; se creaban
las máximas dificultades en los enterramientos civiles de los protestantes, y
todo un largo etcétera, pero esto los intelectuales lo silenciaron y lo
ignoraron. No era su problema.
Pero tampoco como
intelectuales fueron capaces de orientar la vida y los destinos del país. En
1936 la única parte de la universidad que destacaba era de la de Filosofía y
Letras. Nombres como Ortega, Morante, Zubiri, Menéndez Pidal, Américo Castro,
Montesinos, Salinas, Gómez Moreno, Obermaier, Asín, Palacios, Sánchez Albornoz,
Lafuente o Zulueta, por citar unos cuantos, de alto valor intelectual, no
dignificaron en nada su labor de orientadores.
Siempre lamentamos desde el
campo protestante- quizás ingenuamente- que un pensador riguroso no debería
olvidar cosas tan elementales y obvias en una sociedad, como es el hecho
religioso y el de las libertades. Escribe a este respecto Alfonso Ropero
pensador indiscutible en el campo evangélico de hoy, un artículo esclarecedor.
Dice Ropero: "En la cuestión religiosa los intelectuales españoles siempre
han resultado insuficientes y partidistas, tanto más sorprendente ,cuanto menos
católicos declarados."
Cita Ropero también a Brenan,
diciendo que este hispanista británico "demostró tener un mejor
conocimiento del pueblo español - intelectuales incluidos- cuando en su obra
clásica "El laberinto español", cuya lectura estuvo prohibida en
España, señaló, " que si bien la Iglesia católica tiene talento para
crearse enemigos, ella es siempre el poder que permanece cuando han pasado las
guerras y las revoluciones, cuando todo lo demás ha fracasado, ella es la que
está en la posición del padre, al que de mejor o peor gana, regresa el hijo
pródigo"(Prólogo a la 2ª edición 1950)
Pero Ropero es este artículo
también hace autocrítica a los pensadores protestantes que también son
intelectuales. "Intelectuales protestantes españoles podían haberse
manifestado sin necesidad de pasar por el academicismo. No hay excusas que
valgan- dice Ropero. El protestantismo español podía perfectamente haber
producido pensadores originales y atrevidos; renovadores. Pero no ocurrió así,
porque el protestantismo estaba afectado de anti-intelectualismo de origen. Las
iglesias evangélicas no proporcionaron- ni lo harán después- la creación de
pensamiento protestante original, fiel a la fe bíblica u a la modernidad."
Interesante reflexión, que yo
siempre he justificado con el "prius vivere, deinde filosofare". Fue
necesario vivir y existir como pueblo, antes que poder reflexionar un
pensamiento inédito y valiente, porque no hemos de olvidar las carencias, las
dificultades de organización y sobre todo de un número suficientemente
preparado, con tiempo suficiente para la creación.
Los líderes intelectuales
protestantes no tuvieron tiempo ni para rascarse la cabeza. Muchos de ellos
pasaban el día del colportores, visitando iglesias dispersas - no hemos de
olvidar del carácter rural de las primeras congregaciones- ganado el duro pan
de cada día y cuando llegaba la noche, le esperaba el culto, ministrando cada
día en las casas o en la iglesia. Labores administrativas, burocráticas,
organizativas, de formación de líderes y de toda índole se le cargaban sobre
sus espaldas. Parte del vigor que fue adquiriendo el protestantismo español fue
debido a que estos hombres intelectuales "per se", también fueron
humanos y bajándose de su parnaso, comieron las migajas con el pueblo.
Sin embargo, creo con Ropero,
que el protestantismo siempre ha estado aquejado de anti-intelectualismo y de
un miedo atroz a ser originales.
3. FRANCO Y LA IGLESIA CATÓLICA.
3.1. La Cruzada y la postguerra.
Los hechos contemplados con un
mínimo de perspectiva, suelen expresar con rudeza y rigor, inusitadas
conclusiones. La guerra civil española del 36 dejaba una España, no en la paz,
sino en la postguerra. Cientos de miles de personas se veían obligadas a
obedecer y a enderezar drásticamente sus comportamientos. Otros miles eran
víctimas de los pelotones de ejecución bajo la Ley de Responsabilidades
Políticas. Se depuraron universidades, institutos, escuelas de profesores y
maestros nacionales, perdiendo España para siempre científicos, investigadores,
poetas, pintores, etc.
Dice Cortazar y González Vesga
en " Breve historia de España" que cerca del 90 % de los
intelectuales se protegía en el exilio, dejando sin maestros a los españoles.
"Los novelistas maduros. los estudiosos de la lengua, los poetas se van y
su voz se silencia. Casi al completo la generación del 27, con Pablo Salinas,
Jorge Guillen y Rafael Alberti a la cabeza, se arranca de España, en la que
quedan Vicente Alexandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego. El premio Novel
concedido a J. Ramón Jiménez en 1956 hacía volver los ojos del mundo de las
letras, sobre esa poesía española "exilada". Algo similar ocurría con
el Novel de medicina, otorgado tres años mas tarde a Severo Ochoa, como
reconocimiento a aquellos científicos "transterrados". A los que se
quedaron, no conseguía el franquismo darles nada propio. Ni la cultura falangista
sobrevivió a la derrota de los fascistas en 1945, ni la cultura católica
aguantó los empollones de la secularización y la crisis de la iglesia, en los
sesenta."
La postguerra no fue fácil
para el pueblo evangélico, que vio como muchas de sus iglesias habían quedado
destruidas o diezmados sus miembros, en las trincheras y en las cárceles.
Pastores como Atilano Coco, de Salamanca; José García y Salvador Iñiguez de
Granada entre otros, fueron fusilados por masones. Otros logran exilarse como
Agustín Arenales, Antonio J. Diez, Juan Orts González, etc. El Dr. Claudio
Gutiérrez Marín, quien tuvo relación con el Ministro de la Guerra o de la
Defensa, el asturiano Indalecio Prieto, con quien le unía una estrecha amistad,
"pues él fue educado en nuestra fe religiosa", también fue uno de los
que tuvo que marchar. Lo narra así: "Y después se acercó el fin,
comenzaron los copiosos bombardeos de los franquistas sobre este último
baluarte de la República Española. Era imposible ya resistir por más tiempo.
Sin armas, sin municiones, sin medicinas y sin alimentos nos vimos ante la
imperiosa necesidad de abandonar el territorio hispano empapado de dolor, de
sangre y de muerte.
Tres años de guerra duró la
horrible tragedia. El suelo español quedó teñido de sangre por todas partes y murió
la República que con tanta fe y amor defendimos los republicanos.
España tuvo que aceptar por
espacio de 40 años más, el peso funesto de la dictadura franquista y con el
corazón henchido de amargura los que a pesar de todo conservamos la vida, hubimos
de emigrar a otras tierras y algunos como yo para siempre.
Ya hemos comentado varias
veces que, a los evangélicos en el bando republicano, se nos consideraba como
curas infiltrados y en el de Franco como masones y rojos. La Iglesia católica
que se había aliado con el Movimiento, identificando su lucha como
"Cruzada" católica y con el "ser" de España, se haría un
sitio entre falangistas, tradicionalistas, monárquicos, para luego poco a poco
irlos engullendo. Muy pocos se dieron cuenta, en el campo católico, de la
trampa que existe en servir a Dios y al Estado. El cardenal Gomá, muere
desilusionado del nuevo régimen, que le prohíbe una carta pastoral y le acusan
de indulgente para con los opositores a Franco.
El
"nacional-catolicismo", después de apagarse la hoguera de la Guerra
Mundial, triunfó ideológicamente y ya nadie podía distinguir donde estaba la
frontera entre la ceremonia religiosa y la manifestación política. El claro
dominador, reclutaba en sus filas vocaciones religiosas que harían de España la
nación con el clero más joven de Europa. Fue a partir de 1968 cuando el poder
social, doctrinal y de control de sus posibles enemigos (el protestantismo
entre ellos - así se pensaba-) fue cediendo a una secularización de sacerdotes
y religiosos, que dejaban un país sin "comunidad de creyentes" y si
una cultura religiosa, según había vaticinado Unamuno. El mismo Américo Castro
en su "Santiago de España" se queda sorprendido de cómo no ya solo en
este siglo sino desde el siglo X "no ha brotado en España ningún
pensamiento decisivo que haya afectado al resto del mundo" y " que no
aparecen nombres hispanos, trátese del mundo de las religiones o de la historia
cultural del mundo". Ello es debido a que el pueblo se conformó a vivir de
creencias y no de fe. "Las creencias no ingresan en la historia como
esquemas formales y abstractamente conceptuales, ni como curiosidad particular
para ser descrita y catalogada" y por eso - matiza Castro- la España de
Santiago o la de esta época de Franco, fue la de un tradicionalismo que ahogó
toda la fe.
3.2. Verdugo y víctima.
Las venganzas políticas y
religiosas de la iglesia católica de postguerra son innumerables. El dolor de
tantas familias que disentían o no simpatizaban con el
"nacionalcatolicismo" fue un sentimiento diario. Ricardo de la Cierva
en su libro "La transición y la Iglesia. Así actuó el Vaticano"
disculpa a la Iglesia católica, volviendo a los tan manidos argumentos de la
venganza sobre la francmasonería y marxismo, con el consiguiente arreglo de
cuentas a la República por los 8000 sacerdotes y religiosas- incluidos 800
monjas- que habían sido fusiladas y quemadas en zona roja.
Como parece ser verdad que un
número tan cuantioso de víctimas del odio acumulado en una sociedad tan
reprimida y ahogada como la española, pudo producir esta locura de muertes, no
es menos cierto, que el papel de verdugo de la iglesia católica afectó a muchos
miles más.
Así fue reconocido en 1971 en
la Asamblea Conjunta del Episcopado, que confesaba de esta manera, su aberrante
actuación en la Guerra Civil: " Si decimos que no hemos pecado, hacemos a
Dios mentiroso y su Palabra ya no está con nosotros."(Juan). Así pues,
reconocemos humildemente y pedimos perdón porque no siempre supimos ser
verdaderos ministros de reconciliación en el seno de nuestro pueblo, divido por
una guerra entre hermanos."
El arzobispo Marcelino
Olaechea, que no aceptaba este manifiesto, rechazaba cualquier sumisión y decía
sobre este texto: "Soy testigo de excepción y no concibo como se haya
podido exponer un intento que ofende de lleno a la historia y ofende el materno
y continuo empeño puesto por la Iglesia en la Cruzada, para unir a atender a
todos sus hijos, a todos. Pido a Dios, que quede sepultado el intento en la
noche del olvido." Y así ha sido. La Iglesia católica nunca ha querido
confesar su papel de verdugo. Siempre orgullosa y dominadora, altiva y
vengativa, mientras pueda ser dueña y señora, y no se convierta y acepte el
Reino de Dios, por encima de los reinos de este mundo, no pedirá perdón.
Pero a la larga, perdería casi
todas las batallas y sería víctima de todos sus desatinos. La Iglesia católica
ha perdido a los creyentes por el camino del nacional-catolicismo, sin lograr
que fuese católica la sociedad. El periódico "Ya" en un artículo de Manuel
Alonso García de 14 de Octubre 1955 decía: Una nota común, de general
indiferencia ante lo religioso, resalta sobre lo demás, unida en la mayoría de
las ocasiones, a una ignorancia considerable en materia de religión y una
ausencia de formación doctrinal que alcanza incluso a la juventud universitaria....
Pero lo más negro de la Cruzada, a parte de los muertos y la destrucción de
España, fue la postguerra, la larga memoria vengativa. Algunos han acusado a la
República de 1931 de ser la incendiaria de iglesias y conventos. También se le
acusa de las del 16 de febrero de 1.936, matanzas todas ellas de los partidos
marxistas. Sin embargo, en honor a la verdad, decía la revista
"Leviatán" en un artículo de su director José Luis Araquistain que
esta minoría incendiaria no era exclusiva de este siglo, y que nada tiene que
ver con el marxismo, sino que su etiología había que buscarla en la tradición
"ya secular de la historia de España y son independientes de los regímenes
políticos. Están debajo de la super estructura política, en la organización de
la sociedad española tradicional". Cita Araquistain, los incendios en
Barcelona de 1909 cuando no existía la República y también las quemas de los
años 1834 y 1835 donde se incendiaron conventos y se mató a los frailes que los
ocupaban en las ciudades de Madrid, Cataluña, Murcia, Zaragoza, Málaga y otras
poblaciones y provincias españolas. Pero insiste Araquistain en demostrar que
el anticlericalismo español iniciado por Carlos III, había expulsado en 1767 a
los jesuitas (casi dos siglos antes que existiese la República) y que se había
incautado de las casas y colegios que poseían en los 117 pueblos, por un acto
de fuerza personal. Fueron sacados de sus lechos y enviados al Papa como
mercancía peligrosa. Este mismo hecho lo había repetido el mismo Estado
monárquico disolviendo las órdenes Religiosas y expulsando a sus miembros y
expropiando sus bienes. "La barbarie marxista" no fue la inventora
del anticlericalismo y las hogueras, junto con las terribles matanzas de curas
y frailes. Intenta Araquistain definir este anticlericalismo, como algo,
psicológica y culturalmente proveniente del dominio del pueblo ejercido por la
Iglesia Católica, quien defendía a la burguesía desde los púlpitos, las
pastorales y los claustros, cosa que el pueblo no ignora ni olvida.
Entre los años 1939 y 1945 se
extermina a los disidentes en unas cifras que oscilan entre los 28.000 y
200.000 fusilados. Y todo esto con la bendición de Pío XII, felicitando
efusivamente a Franco, y quien, con unas cuantas ideas y vagos conceptos de
Patria, religión y moralina jesuítica, reprimió duramente a un pueblo.
El concepto que Franco tiene
sobre la Universidad (véase en su novela "Raza") es el del lugar
donde se fraguaba la decadencia de España. La Universidad de Franco estaría al
servicio de lo patriótico frente a lo académico y la falta del 50% de
enseñantes que habían sido fusilados, deberían sustituirlos "los
diligentes siervos de la Iglesia nacional-católica, representada por el Opus
Dei de Monseñor Escribá de Balaguer.
El talante depredador de la
Iglesia católica se extendió hasta el Concilio Vaticano II. En 1965 la Iglesia
católica comienza una andadura que para unos es "degradación y
hundimiento" y para otros "apertura y transición a la democracia"
Dice Ricardo de la Cierva: "Como historiador católico, debo reconocer con
desagrado, que la ciencia política y la economía moderna no han sido las
asignaturas más brillantes en el expediente de la Iglesia católica para los
siglos XIX y XX. Tan es así, que cuando la Iglesia empezó a proponer el ideal
democrático en torno al Concilio, la revista "TIME" publicó con toda
razón, un comentario irónico: "Bienvenidos a bordo"
Es a partir del Vaticano II-
dice de la Cierva- que monseñor Guerra Campos en un informe sobre los puntos
sensibles de la Iglesia católica se da cuenta del proceso de secularización y
prostestantización y de un humanismo desligado de la Revelación. Las consecuencias
son más dramáticas de lo que se pensaba y el verdugo se ha convertido en
víctima. El descentramiento de la Iglesia, menos venerada como
"madre" y como misterio de Cristo, el desconcierto ante ese fenómeno
de apertura hacia lo protestante y de consideración de "hermano
separado" dividió al catolicismo español. Los años siguientes al Concilio
están marcados por cuatro pérdidas significativas:
1.- Una quinta parte del clero
abandona el ejercicio de su ministerio.
2.-Desciende el interés
misionero. De los 1500 sacerdotes del clero secular en América, se reducen a
poco más de 400.
3.- La caída de vocaciones
sacerdotales, pasa de 8000 a menos de 1500 seminaristas.
4.- La crisis de los
religiosos y religiosas de casi todas las órdenes, será una de la crisis más
alarmante, con una disminución de sus efectivos casi absoluta.
5.- La división
irreconciliable en dos bandos de "liberales" con su teología marxista
de la liberación y conservadores "tradicionales" afines a
"Acción Católica"
El jesuita Karl Rahner tiene
mucho que ver en esta irreconciliable lucha que penetra en las bases católicas,
Dice de la Cierva, que lo peor de Rahner, no es su teología sino la evolución
de sus discípulos. Del tronco rahneriano salen dos pensadores cristianos de
enorme influencia: el protestante Jürgen Molttman, teólogo de la esperanza y el
católico J.B. Metz, creador de la teología política.
En el campo de críticas
monseñor Guerra Campos será el gran abanderado de la oposición al Concilio y a
las advertencias papales, quedando marcado y descalificado para siempre por la
Santa Sede, la Nunciatura y la mayoría de los obispos de España.
Es a partir de 1972 donde la
Iglesia católica ya ha tomado posiciones, poniendo en marcha su camaleónica
figura al lado del movimiento comunista-católico, la teología popular y otros
movimientos que reflejaban su renovación externa, ya que no una vuelta a la
primitiva iglesia.
Bien es verdad que en muchos
de estos movimientos había criterios y teorías nacidas del campo protestante,
como era el sacerdocio de los creyentes, la ley del celibato que algunos
abogaban como un sacerdocio de servicio ad tempus y hasta se cantaban en
algunas iglesias nuestros coros e himnos evangélicos.
Podemos terminar diciendo con
Javier Tusel "La Dictadura de Franco" que la Iglesia católica hizo su
transición al menos con 10 años de adelanto al cambio político. " Por
supuesto -dice- esta evolución no se produjo sin profundas desgarraduras
intimas, porque en España el propio régimen se identificaba con concepciones que
la mayoría de los católicos consideraban sepultadas."
3.3. El fascismo en Asturias.
El libro de Manuel Suárez
Cortina "El fascismo en Asturias" presenta la implantación económica más
que ideológica de la derecha fascista asturiana, con una reconversión, más
visible al comenzar la guerra civil, hacia el tradicionalismo astur. Dice que
el tradicionalismo asturiano débil numéricamente, no lo fue tanto desde el
punto de vista económico, donde fueron penetrando tanto en la industria como en
la minería, personas de posturas políticas de la derecha tradicional.
Algún político de hoy, Antón Saavedra,
por ejemplo, ha denunciado en algún discurso a la derecha protestante
asturiana, como parte de esa derecha opresora en lo económico e intransigente
en lo ideológico. Conocedor Saavedra de los directivos protestantes de minas
Riotinto, como Mr. Hugh Matheson (primer accionista y Jefe de Administración de
estas minas), así como también en "Fabrica de Mieres" a Numa Guilhou
y sus descendientes entroncados con los Loring, también protestantes, no dudó
en atribuirles epítetos políticos fascistas.
Lo que realmente sucedió con
la burocracia protestante asturiana, no fue que los Loring o los Guilhou
intervinieran en política, sino que, al establecer vínculos con la alta nobleza
y burguesía de todo el país, se le adjudicó filiaciones que no eran verdad. En
el caso además de los descendientes de Numa Guilhou, que abrazaron el
catolicismo, tampoco por ello se les puede achacar el haber capitalizado el
poder político, porque supieron estar al margen de pasiones tradicionalistas,
impropias de sus ascendientes.
Quien sí proyectaba pasión,
era el Presbítero J. González Diez, que, en La Nueva España de 1937, idealizaba
la Falange en términos dogmáticos e ideales utópicos. "Las impurezas -
decía- las exageraciones en el orden doctrinal, las adherencias inútiles y
perniciosas, las desviaciones en el orden religioso, adoptadas en otros países,
España las rechazará. Y la Falange las detestará. Falange quiere lo que quiere
España y detesta lo que España detesta, porque donde está Falange allí está
España. El fascismo podrá ostentar un matiz pagano. El nacionalsindicalismo
podrá encubrir una tendencia herética. La Falange será esencialmente católica.
Falange asturiana también
representó al catolicismo como esencia de la interpretación religiosa de la
vida y como históricamente española. Con esta cerrazón nacionalista,
indivisiblemente católica y enfrentada al resto del que no pensase igual, era
tenido por herético y antiespañol.
Con este individualismo
exclusivista no fue casualidad la Guerra y el Civil, enfrentamiento con la otra
España del herético Leovigildo, de la España liberal del siglo XIX o de la
afrancesada y enciclopedista del XVIII, así como la de Azaña, que quería educar
para la libertad en el marco de las ideas y no de los cañones,
El catolicismo que proclamaba
la Falange, que brilló en Asturias a partir del aplastamiento de la Revolución
de Octubre del 34, se le podía aplicar la frase de Fedor Dostoyeski que
escribió: "El catolicismo no es la fe cristiana, no es siquiera una fe,
sino la conquista política de todo el universo bajo el dominio de Roma."
Este vacío de fe y
espiritualidad, es lo que reinó en la Guerra Civil. España estaba llena de
idealistas sin ideales trascendentes. No hay sentimiento cristiano (v.g.
perdonar al hermano) aunque se afirmara su catolicismo. Recuerda José Flores en
"Cristo en Mallorca" la historia de los mineros de Membibre que
pusieron debajo de la imagen de un Cristo, un manto rojo y una inscripción que
decía: "Cristo rojo, a Ti no te hacemos nada, porque eres de los
nuestros." Los que proclamaran otro Cristo que no fuera rojo, se las
tenían que ver con los mineros y toda su decadencia religiosa. Como decía Ganivet,
habían creado un cristianismo sumamente original, con forma, pero sin
contenido.
4. UNA FE CONTRA UN IMPERÍO.
4.1. El plan Marshall.
En 1979 salía a la luz, un
bien documentado libro evangélico de David Muniesa titulado "Samuel Vila:
Una fe contra un imperio". El libro abarca desde la restauración
monárquica y la proclamación y hundimiento de la República, hasta el Alzamiento
militar de Franco, donde describe con mesura, pero sin esconder o velar el
periodo de intolerancia religiosa que el pueblo evangélico tuvo que sufrir.
Una cosa me ha llamado la
atención. entre las miles de injusticias que sufrimos los evangélicos y que
soportamos por amor a Dios y a nuestro pueblo: ¿Fuimos los evangélicos los
causantes del fracaso del plan Marshall o fue la dura intransigencia clerical
la que presionó a Franco, hasta el punto de maniatarlo? ¿Era Franco susceptible
a tales presiones? La respuesta es que Franco estaba coaccionado y abrumado por
la implacable influencia del clero y la Santa Sede, representada por monseñor
Tardini.
Manuel López Rodríguez en su
libro "La España protestante" dice: "La jerarquía católica
española impide la simple modificación del artículo 6 del Fuero, y lo peor es,
que las prepotentes arcas del Vaticano permanecen impasibles ante el elevado
precio que el Estado español tiene que pagar por culpa del anti protestantismo
reinante: quedarse sin los substanciosos créditos de miles de millones de
dólares que ayudan a levantar Europa, Rusia incluida. España ser igualmente
rechazada como miembro de la OTAN, aunque no por ello excluida del su zona de
influencia y sufrir finalmente el castigo implacable de un bloqueo
internacional sin precedentes." Todos sabemos que el presidente de Estados
Unidos, Truman, como evangélico y como bautista, fue el principal oponente
entre los centenares de miembros del Senado norteamericano que le apoyaban, a
que España recibiera un solo dólar, mientras los evangélicos españoles no
tuviesen libertad religiosa. ¿Éramos indirectamente responsables? No, Samuel
Vila, evangélico bautista, con contactos de alto nivel, luchó incansablemente
para que a la vez que España cambiara el criterio de intolerancia, no fuese
duramente perjudicada.
En l 948 Konsky vino a España,
para conocer la realidad "in situ". España intentó dar un paso hacia adelante,
pero sabía la condición: libertad religiosa. Monseñor Tardini dijo que no. Que
no solo debía de mantenerse el artículo 6 del Fuero de los Españoles, sino que
tampoco debía ampliarse, lo cual constituiría "una obligación de
conciencia para el gobierno español con todas sus consecuencias".
En mayo de 195 l Stanton
Griffms llega a España como embajador de los Estados Unidos En la misma
presentación de credenciales, se queja ante Franco de la intolerancia religiosa
y luego en conversación privada, Franco le da seguridades "de que las
disposiciones oficiales sobre los cultos religiosos no católicos en España
serían grandemente ampliadas." Pero la situación no mejoró y en l 952 el
presidente Truman pronuncia un discurso atacando al gobierno franquista por
"las interminables demoras del Gobierno español en conceder libertad religiosa".
Y hubo algo más que declaró a los periodistas, de vuelta a su país desde la
sede de la OTAN: "Toda la política exterior de Truman hacia España, gira
exclusivamente en torno al problema protestante."
¿Que hizo el Vaticano ante las
presiones americanas sobre el Gobierno español, quien quería estar, como toda
Europa, en el Plan Marshall? Italia país católico lo mismo que España entró
porque se reconocía la libertad religiosa. ¿Por qué España no? La respuesta del
Sumo Pontífice fue tajante - Pero a Italia no podemos pedirle lo que España
puede y debe dar Lamentable visión de una España, que ya no era católica, pero
que se sacrificaba a juicio la existencia de la represión. A los ojos del
mundo, como una unidad religiosa medieval y que se le perjudicaba en todos los
sentidos de la modernización. Evangélicos como Samuel Vila, lucharon para que
la España que nos maltrataba, pudiese ser próspera no solo en lo espiritual,
sino en lo material. Los contactos con dirigentes europeos y americanos,
poseedores de altas responsabilidades públicas, hicieron posibles entrevistas
con los secretarios de Estado y con el mismo Franco. Pero el Gobierno estaba en
una dura encrucijada entre Roma y Washington, y se optó por Roma. Pero entre
los archivos de correspondencia del secretario de Franco el general Francisco
Franco Salgado-Araujo, esta la del evangélico Samuel Vila, como uno de los
ficheros más abultados de la correspondencia no oficial que existía en aquella
casa. No se podía hacer más. El Gobierno español se hallaba atrapado y atado
por el episcopado y este estaba dispuesto desde l 946, un año después del
Fuero, a frenar toda apertura y toda tolerancia religiosa.
"Obviamente - dice José
María Martínez - la política interior del gobierno franquista seguiría
ignorando la repulsa internacional contra el régimen, causada mayormente por la
cuestión religiosa, alegando que el protestantismo nunca tuvo en España la
suficiente consistencia para ser elevado a la categoría de problema"
4.2. ¿Fue real la represión a los protestantes?
Algunos han puesto en tela de
juicio la existencia de la represión. Otros han creído en las bondades
permisivas de Franco, que se veía rehén del clero, había pontificado su
mandato. Quienes no lo han vivido y contemplando, y ven el absoluto silencio de
la masa social, intelectual y religiosa, creen que nunca ocurrió. Sin embargo,
fue algo más que real en la zona franquista. Dice Juan Bautista Vilar: "El
rechazo de toda disidencia religiosa en la España nacional, infortunadamente no
se circunscribió a la drástica variación del "status" jurídico de las
minorías. Se dio a su vez una autentica persecución en sus secuelas de asaltos,
detenciones, violencias, torturas y asesinatos".
En la guerra civil española -
escribe Hugo Thomas- posiblemente como en ninguna época de la historia de
Europa, se ha manifestado un odio tan apasionado contra la religión y cuanto
con ella se halla relacionado. Sin embargo, algún sacerdote ya había escrito.
"Los rojos han destruido nuestras iglesias, pero nosotros. destruimos
primero la Iglesia". Los evangélicos maltratados y vejados por los dos
bandos enfrentados, nunca dejamos de proteger a unos y a otros, sin distinción
de ideologías, como labor humanitaria hacia el perseguido. Sin embargo, la
represión fue un hecho prolongado que regó de víctimas el territorio español,
ya por la guerra en sí o por la hostilidad antiprotestante del clero. Los
medios de comunicación, por su parte, mentían como bellacos e ignoraban
cualquier represión o persecución. Solo cuando algún acto de vejación o quema
de iglesias, como en el caso citado de la de Sevilla y el pastor Santos Molina,
y que salían a la luz en los medios internaciones, algunos medios reaccionaban.
El diario "Levante" de Valencia decía:" Hablan en general de
intolerancia y fanatismo, pero no podían citar un ejemplo demostrativo, puesto
que tal ejemplo no existía. Ahora gracias a unos insensatos, ya tienen lo que
no había sucedido en España desde tiempos de la Reforma." ¿Por qué mentían
tan descaradamente? Pues porque estaba en juego el Plan Marshall y esto era la
gota que rebosaba el vaso de la paciencia de Truman, que no quería intolerancia
religiosa como condición para ayudar a España. El corresponsal Royo les declara
enemigos de la Patria a los jóvenes asaltantes Sevillanos. Tanto Griffts como
Zablocki tenían bien informado al Presidente Truman sobre la falta de libertad
en España y la dura intolerancia. Una cosa era evidente: la intolerancia no era
un caso aislado sino una práctica habitual.
El pastor Atilano Coco fue
fusilado en Salamanca, en los primeros días del Alzamiento. El pastor de
Pradejón (Zaragoza) Simón Vicente, detenido al final de la guerra, fue fusilado
en 1946 tras varios juicios y apelaciones. Dice Pablo Rubio: "Al estallar
la guerra Civil española, y como en el resto de España, la persecución y los
atropellos e incluso la muerte hacen presa en la iglesia de Pradejón. Las
nuevas autoridades franquistas ordenan el cierre de los colegios; la capilla es
clausurada e incluso allanada: el pastor Simón Vicente asesinado y varios
miembros de la iglesia son encarcelados y todos los demás amenazados con seguir
el mismo camino. La familia del pastor tuvo que marchar de Pradejón; la maestra
Casimira Rivas se refugió en el sur de Francia y sus dos hijas fueron recogidas
por el Gobierno ruso, junto a otros niños expatriados a aquel país. Otras
familias tuvieron también que marcharse de Pradejón a Logroño, Zaragoza u otras
localidades; muchos estuvieron escondidos durante algún tiempo y otros no se
atrevían ni a salir fuera de sus casas, y eran continuamente vejados e
insultados por los clericales del pueblo." Y sigue diciendo: "...
después de la ocupación de Bilbao por las tropas nacionales, la persecución y
el acoso se hacen sentir. El pastor Mangado y su familia tienen que huir a
Francia, pues le buscaban para encarcelarlo. Muchas familias huyeron hacia
Santander y Asturias, otras se escondieron o permanecieron ocultas en sus
casas, y la vida congregacional quedó rota y dispersa. La capilla fue
clausurada por las autoridades.... En el año 1936, con la guerra civil, y tras
la toma de San Sebastián por las tropas al mando del general Mola, la familia
Marqués tiene que huir de San Sebastián, debido a que había orden de apresar a
Marqués. Los dos hijos del matrimonio quedaron en España, ya que la guerra los
cogió fuera de San Sebastián. Las hijas huyen con sus padres y se refugian en
Inglaterra, de donde el pastor Marqués ya no pudo regresar. Varias familias
protestantes donostiarras tienen que huir a Francia o a otros lugares; algunos
murieron y otros quedaron dispersos.
El pastor López que había sido
condenado a muerte y luego conmutada la pena por la de prisión, fue asesinado por
un grupo de fanáticos, que sacándolo de la cárcel lo asesinaron por la espalda.
La maestra nacional de Jerez
de la Frontera, Josefina Hombre fue fusilada en estado de gestación. El
catedrático de Albacete don Demetrio Nalda había sido depuesto de su cátedra y
fue metido en la cárcel, así como el catedrático del Instituto de Alcázar de
San Juan don Carlos Araujo García y el de la Universidad de Zaragoza don Moisés
Calvo, con don Samuel de los Santos jefe del museo de Córdoba. Fusilados
también Germán Araujo, en Puebla de Valverde, Miguel Blanco, pastor de la
Iglesia de San Fernando (Cádiz). Gabriel Font murió en la prisión de Manacor.
El hermano de Germán y de Carlos, Ernesto Araujo - hijos de don Adolfo Araujo
García, gerente en España de la Sociedad Bíblica - murió "cumpliendo sus
deberes militares, sirviendo una pieza de artillería".
En Castrogonzalo (Zamora)
Elías García y Antonio Rodríguez, concejal y alcalde en la República, fueron
vilmente torturados. Esther Rozada sobrina de Elías decía: "He visto a
Antonio; casi no lo conocía. Le han arrancado la barba y los ojos".
Don Audelino González Villa,
uno de los evangélicos más emblemáticos de Zamora y León, tuvo que sufrir
prisión. En Benavente un grupo de conocidos falangistas de Acción Católica le
hicieron tomar medio litro de aceite de ricino y le dijeron que si le volvían a
ver por allí le matarían. También en Benavente torturaron y raparon, haciendo
una cruz en la cabeza, a Florentino Dueñas. El no quiso quitarla y la exhibía
ante los vecinos, testificando de Cristo que murió en una cruz.
Luis Moreno de El escorial,
fue condenado a muerte y ejecutado el 25-9-1939
En la década de los 50-
después del Concordato de 1953 más concretamente, se vive otro periodo de
represión. Se clausuran muchas capillas, como la de Chiclana de Segura y la de
Usera de Madrid. La primera fue asaltada y desvalijada, llevándose todo, hasta
el armonio que apareció en una parroquia católica.
En 1956 el Seminario Teológico
Protestante y el Porvenir fue clausurado. La Sociedad Bíblica y las actividades
que realizaba fueron declaradas ilegales. Las iglesias empiezan a ser multadas
por reunirse en locales no autorizados, aunque fuesen menos de veinte personas;
se encarcela por testificar de la fe, entendido esto como proselitismo; se les
hacen consejos de guerra a soldados por no asistir a las ceremonias religiosas,
etc. Aunque parezca que recalcamos este aspecto de la represión externa, hay
otras represiones que son más sutiles y refinadas, que han hecho mucho daño al
protestantismo: el miedo a la verdad, el insulto diario, el desprecio al hijo,
el mendigar un trabajo del marido, el no poder enterrar al padre o los seres
queridos o el simple gesto de desaprobación de una sociedad manipulada en su
ignorancia y dirigida por el afecto religioso. En uno de los párrafos de Juan
B. Vilar de la Universidad de Murcia, sobre la represión dice: "El
movimiento evangélico en España durante la guerra civil continúa siendo un tema
en considerable medida ignoto. Baste decir que hasta el momento (1985) no
existe otro estudio que este... Desaparecidos la mayor parte de los archivos de
las confesiones disidentes asentadas en la España nacional y siendo escasa la
restante documentación disponible, tan solo resulta posible intentar una
aproximación al tema a través de fuentes fragmentarias o indirectas. Ni
siquiera las revistas protestantes de la España republicana aportan un elenco
apreciable de información, limitándose a recoger de forma esporádica noticias,
sobre dificultades sufridas por los evangélicos en la zona adversa.
Esta observación de Vilar es
cierta, aunque hayan ido apareciendo libros sobre el protestantismo, como los
comentados, con enfoques muy reales y contrastados. El tema de la no inclusión
de noticias de represión en las revistas evangélicas, creo que varios pueden
ser los motivos: uno, la de no perjudicar a los evangélicos geográficamente en
el otro bando, y por otro lado, de hacer ver que la fe mueve montañas y vence
imperios, por lo que las dificultades eran pasajeras. Tampoco querrían irritar
las autoridades, temiendo la clausura de la revista. De cualquier manera, es
cierta la observación sobre las pocas noticias suministradas por las revistas
evangélicas. Así y todo, Vilar cita unos cuantos casos más de dura represión,
diciendo. " El reverendo Miguel Blanco joven pastor de Sevilla, fue
fusilado, como también don Salvador Iñiguez, pastor de Granada. Igual suerte
corrieron el ex-sacerdote García Fernández y su esposa, quienes venían
trabajando en la obra evangélica granadina. Una quinta víctima de que se tiene
noticia fue cierta joven de Jerez de la Frontera, también ejecutada, porque -
además de ser maestra- y por tanto roja por definición, era protestante. Había
tenido la osadía de defender públicamente sus convicciones religiosas. Mejor
suerte tuvo el reverendo Antonio García, pastor de Córdoba - y ex-fraile - cuya
capilla y domicilio fueron asaltados, si bien logró escapar a Gibraltar. Los
restantes ministros evangélicos andaluces tuvieron que ocultarse o fueron
encarcelados. Cita Vilar algunos evangélicos más, ya mencionados, y otros como
un hombre de Navaluenga provincia de Ávila cuyo delito fue el haber auxiliado
en las tareas evangelísticas a don Thomas Rhodes, titular de la misión de las
Asambleas de Hermanos en la calle Trafalgar de Madrid. Los colportores que tan
buena labor de distribución de Biblias habían llevado a cabo en los años
anteriores, fueron también perseguidos y todas sus pertenencias de Biblias.
Entre ellos sobresalen las calamidades sufridas por Cignoni y Carreras en
Sevilla, Alfonso Gómez en Palencia, Sotero Basterra en Zaragoza, Luis Martínez
en Badajoz, Federico Gray en Valladolid, y otros muchos, que fueron
considerados como agentes comunistas y a quienes una dura prisión.
Dale G. Vought en Protestants
in Modern Spain(Soud Pasadena C.A. Willian Carey Library 1973) describe el
retraso evangelístico en España, por el desmembramiento de las familias e
iglesias a raíz de la Guerra Civil, diciendo: "Para todos los propósitos
prácticos, la guerra civil española detuvo el progreso de la iglesia
protestante, y le causó grandes daños. Aun cuando no existía la severa
persecución de los siglos anteriores, hubo menos libertad que en ningún otro
tiempo desde 1868. En muchos lugares las iglesias fueron completamente
cerradas. Muchos de los pastores fueron asesinados o vivían en el exilio o en
prisión. Mucha gente se reunía secretamente en casas, pero siempre en peligro
de ser arrestadas por las autoridades. En efecto, muchos fueron arrestados, se
les impusieron multas y fueron puestos en prisión por reunirse; pero
continuaron a pesar del peligro. Es mayormente debido a la determinación de
este puñado de fieles, que los protestantes tienen hoy completa libertad en
España."
Es necesario hacer una
referencia final que destaca Pablo Rubio en su libro citado. Dice: "Tanto
JUAN FLIEDNER BROWN. como CARLOS ARAUJO GARCÍA lucharon por mantener vivo el
testimonio evangélico en una España destrozada por la guerra civil, con todas
las consecuencias que todo esto trajo para los evangélicos y sus respectivas
iglesias. Podemos decir, que gracias a Dios y al esfuerzo de estos hombres y de
los que le secundaron, perviven en España las iglesias evangélicas."
Aunque hubo, sin lugar a
dudas, otros hombres más en otras denominaciones ( Audelino González, Samuel
Vila, José Cardona, etc. por citar otros), cierto es que ellos son
representativos de un espíritu de valentía, estímulo y ejemplo para el resto de
los evangélicos.
4.3. Labor social y humanitaria de los protestantes en la guerra
La persecución de los
evangélicos españoles y también los asturianos, no fue óbice para que en la
medida de sus posibilidades ejercieran una labor humanitaria hacia las víctimas
de la guerra.
Vilar dice que, por parte de
los evangélicos de la zona republicana, no hubo una condena explícita y audible
contra el crimen de 7000 sacerdotes y religiosos inmolados, y que tampoco los
hubo de parte católica ante las ejecuciones, en número proporcionalmente mayor
en la zona franquista. Pero no es del todo cierta, pues como ya hemos
mencionado, están aflorando datos de creyentes (es el caso de Samuel Vila) que
supieron guardar en sus casas a sacerdotes y religiosas de su familia o
conocidos. Tampoco hemos de olvidar, que, para la República, los evangélicos
éramos "curas infiltrados" y toda prudencia y precaución seria poca.
En 1937 se realiza una campaña humanitaria, en la que pastores como Capó, Vila
y Albricias, salen al extranjero en demanda de socorro. A finales de ese año
visita España el pastor de la Iglesia Reformada y alto dignatario del
Ressemblement Universelle pour la Paix,
Jules Jezequel. Esta visita rompe el hielo de los comités de ayuda
internacionales, aunque algunos ya venían funcionando desde el comienzo de la
guerra. Los principales comités de ayuda fueron británicos y franceses, pero
también de otras nacionalidades. El Comité de "Ayuda Suiza a los niños de
España" obra de los Fliedner de Madrid a principios de 1938 o la "The
General Fund for Distressed Women and Children in Spain" asociación
cuáquera[1]
angloamericana, realizaron una labor filantrópica y de entrega encomiable.
En el libro "El
Porvenir", historia viva" publicado por la Junta Directiva del Círculo
de amigos de "El Porvenir" se dice: "A principios del año 1938
llegó a Madrid la "Ayuda Suiza a los niños de España" para paliar el
hambre en la ciudad. Se pudo ofrecer a sus dirigentes la utilización de los
edificios y la colaboración de las personas del "COLEGIO DE LA ESPERANZA"
en la calle Calatrava, y de "EL PORVENIR" para ayudar a repartir los
alimentos. Se trataba del "Servicio Civil" de Suiza, filantrópico.
Profesores, abogados, médicos y otros voluntarios traían víveres de Suiza a
Madrid, en camiones conducidos por ellos mismos, para ayudar a niños, madres
embarazadas y lactantes y a ancianos.
Durante el último año de
guerra, el peor, en "El Porvenir" se pudo dar a diario un desayuno de
"Ovomaltina" y pan blanco a 600 niños, y a la tarde una merienda
igual a otros 600 niños. A las 11, las 12, las 2 y las 3 de la tarde había cada
vez un turno de 100 ancianos, de edad superior a los 75 años, para tomar un
plato de comida, 100 gramos de pan blanco y una taza de compota. Así pues,
"El porvenir" sirvió para dar de comer a 1600 personas diariamente.
Como los residentes de "El Porvenir" se hicieron cargo
voluntariamente de la confección y reparto de los alimentos - y a este último
se añadieron unas antiguas alumnas -, todos pudieron disfrutar también del
plato de mediodía. Esto fue un alivio grande a la desnutrición que se sufría
entonces.
Por cierto, que, al terminar
la guerra civil, el nuevo Gobierno confiscó los víveres y los camiones e invitó
a los miembros de la Ayuda Suiza a abandonar el país.
A los cuáqueros se les permitió
socorrer a las ciudades más necesitadas, pues se les consideraba afectos a la
República. Las primeras fueron Oviedo y Gijón, tan duramente castigadas por
Franco a finales de 1937 y en la primavera de 1938 en Zaragoza, Teruel y
Lérida.
5. LA REPRESION FRANQUISTA EN ASTURIAS Y LOS EVANGÉLICOS.
La fosa común del cementerio
de Oviedo había recibido en su seno cerca de 5000 ejecutados por las fuerzas
franquistas. Una relación de estas víctimas fue publicada por la Sociedad de
Viudas de la República y del Frente Popular "Rosario Acuña." En la
cárcel del Coto en Gijón, 1330 personas fueron víctimas del terror implantado
tras la ocupación de Asturias, desde 1937 a 1949. Las víctimas carecían de
abogado defensor independiente y no se tenía en cuenta los derechos de los
detenidos. Ni los condenados ni sus familias conocían el día de la ejecución.
El condenado vivía en perenne zozobra. Moreno Gómez dice que la ejecución sin
previo aviso fue "uno de los rasgos más angustiosos de la represión
franquista." A su vez la incomunicación, como medio de represión, que la
censura carcelaria solía imponer, creaba una situación de angustia en el penado
y en los familiares, que solo esperaban el indulto como último recurso de salvar
la vida.
Se recurría a abogados afectos
al régimen, a los que se les pagaban 2000 pesetas, y a los pocos días
desaparecían con el dinero, así como los intermediarios de la operación. Se
mandaban cartas a Franco, se presentaban a personas honorables en defensa del
encausado y otros con influencia entre las autoridades militares. Unos
negociantes de las desdichas ajenas, y otros de buena voluntad, ninguno servía
para salvar el dramático destino de la mayoría.
Durante 10 años cada día se
sacaba de la cárcel un grupo de diez, quince o veinte, detrás de una tapia del
cementerio de Ceares de Gijón, convirtiendo los amaneceres en rojo de sangre
derramada inútilmente y venganza siniestra de fusiles. Allí quedaban los
despojos, arrojados en una fosa común."
En cuanto a la represión de
los evangélicos asturianos no tenemos registrados demasiados datos, por lo que
entendemos que en su mayoría fueron preservados por las balas, los bombardeos y
las represalias de postguerra. En la lista de ejecutados nacidos en el
extranjero y con probabilidades de ser alguno evangélico, figuran 2 argentinos,
9 cubanos, 3 de Estados Unidos, 1 de Inglaterra, 1 de México, 2 de Portugal y 1
de Uruguay.
Muerto en la guerra solo
sabemos de un hermano de Gijón muerto por una bala perdida y no en batalla.
Algún hermano de Besullo fue inválido de guerra en las filas de Franco. El
historiador Paulo Branco, dice que Rodríguez Ben estuvo a punto de ser fusilado
y la salvó un oficial que había asistido a la escuela dominical con él; le conoció
e intercedió por él. El joven Antonio Contreras fue movilizado y murió en la
guerra Poco mas debe haber, porque según todos los indicios Franco tubo buen
cuidado de no tocar a los evangélicos por las consecuencias internacionales que
les pudiera ocasionar. Fueron mayores las dificultades en la postguerra
producidas por el nacionalcatolicismo imperante. En este sentido las amenazas y
algunas de muerte fueron incesantes y provocadoras. Ramón Blanco fue amenazado
por el cura del pueblo con una pistola.
José Cardona manifiesta a su
biógrafo Eliseo Vila: "Mas de uno se pregunta si fue el general Franco el
verdadero responsable de la intolerancia religiosa contra los protestantes, de
forma personal, o contrajo compromisos que no podía soslayar. En la misma calle
donde residía la familia Franco en el Ferrol, había una iglesia evangélica y
parece ser que de adolescente había mantenido amistad con miembros de aquella
comunidad." Y sigue diciendo: El hecho es que los templos de evangélicos
en Galicia fueron de los pocos que permanecieron abiertos durante la dictadura
y que Franco nunca mostró, de manera personal en sus palabras, una actitud
antiprotestante."
Consultadas estas afirmaciones
con Alfonso Ropero quien también hace referencia en su libro "Nueva Era de
Intolerancia" a este fenómeno, me decía: "Los datos ofrecidos por
Cardona, son similares a los aportados por José María Martínez en su
"España evangélica ayer y hoy." Hubo un cierto número de
congregaciones que continuaron abiertas después de la guerra. Franco era un
político y no tenía otra religión que él mismo. Lo que ocurre es que el
"brazo secular" siempre se lleva la culpa de todos los males y no
quien realmente mueve el brazo. Si hasta el mismo Felipe II evitó la religión
como razón de Estado en muchas ocasiones, pese a la presión papal, como
defiende el profesor José Antonio Maravall y otros. El duque de Alba tenía una
estatuilla pisando la cabeza multicéfala de un dragón, que incluía al Papa, con
tiara y todo. Como menciono en mi libro "El Rey Sol", no habría
actuado tan cruelmente con sus súbditos hugonotes, de no mediar la invectiva
clerical."
Personalmente estaría conforme
con estos datos, pero creo que debo hacer alguna matización, ante la realidad
de los datos. El que los templos permaneciesen abiertos en Galicia, no fue del
todo cierto. Algunos, como ocurrió con el de Gijón, no se abrieron por miedo a
represalias de guerra y prudencia, no porque alguien hubiese dado orden de
cierre. Cuando las cosas estaban más calmadas se abrió al público y fue entonces,
cuando llegó la orden gubernativa de cierre, que duró unos cinco años.
No negamos la posible actitud
de tolerancia en el general, pero los datos apuntan a que se cerraron una buena
parte de templos. En noviembre de 1945 con la proclamación del Fuero de los
Españoles, seguía sin concederse licencia para obra nueva. Es por estas fechas
cuando Juan Biffen, misionero durante muchos años en Gijón y que ya había
regresado de Inglaterra después de la Guerra, estableciéndose en Madrid, visitó
Galicia " para gestionar cerca de los Gobernadores correspondientes, las
reaperturas de locales, que, por seis años y medio, permanecieron cerrados por
circunstancias de la pasada contienda en España"
En esta visita a Galicia, Juan
Biffen apoyado por Benito Mayobre de la Coruña, logró abrir las iglesias de la
Coruña y Ares. "En El Ferrol del Caudillo - dice el comentarista - aunque
no hay local existe una habitación cedida por un hermano, donde se celebran las
reuniones; aquel día se hizo con mucha concurrencia, notándose la presencia del
Señor." "En Soaserra allí también pudo ser atendido nuestro hermano
en el deseo de abrir su local."
Incidiendo en lo mismo,
Cecilio Fernández decía: "Ramallosa, Luci-Teo. El 30 de septiembre
celebramos cultos especiales en esta iglesia, que desde el día 7 de mayo de
1939 hasta el día 5 de agosto de 1945 estuvo cerrada."
Las mismas dificultades
existieron en los entierros civiles en Galicia, con los mismos angustiosos
trámites, que en los demás lugares. Se decía: "El Señor quitó las
dificultades que ofrecían para que fuese enterrado (Francisco Paz Fragio de
Cabanas -Larage ) en el cementerio civil de Larage y con motivo de la visita
del hermano Manuel Molares al señor Gobernador Civil de la Coruña, pudo
efectuarse el enterramiento el día 4, dando mensajes oportunos ante un centenar
de almas, don Benito Mayobre y don Bautista Rodríguez."
Así pues, queda claro que las
dificultades fueron reales, aunque en cada paso no fuese necesario ofrecer la
vida. Las iglesias habían quedado diezmadas y algunas de ellas sin los líderes
o misioneros, que hasta entonces las habían regido. En este sentido se anhelaba
el retorno de aquellos "que, habiendo trabajado por espacio de tantos
años, han dejado una estela de recuerdo imperecedero y ahora, a su falta, es
cuando se acentúa su ausencia y se aprecian más sinceramente sus acertadas
actividades pasadas." Se referían a los misioneros extranjeros, a los
cuales se les echaba en falta.
En Gijón, sin embargo, la obra
crecía sin estos misioneros y con la iglesia cerrada. Miguel Rionda decía:
"Nuestra iglesia está recibiendo constante bendición de lo alto pues el
día 25 de noviembre (1945) tres almas gozosas confesaron a Cristo como
Salvador, y como Él es poderoso para salvar, al domingo siguiente 2 de
diciembre, otras tres almas más confesaron al Salvador como Rey y Señor. Quiera
Dios que estas almas puedan ser columnas fuertes de su bendita obra."
Así pues, podemos deducir, que
la represión en Asturias con ser de las más brutales de España, no representó
para los evangélicos astures, más que en otros lugares, pero tampoco menos.
Fueron muchas las denuncias, las trabas burocráticas, los inconvenientes de
vivir una fe diferente a los demás, lo que producía la angustia diaria. Tengo
delante una denuncia del Juzgado de Langreo de 6/3/1960 cuya sentencia decía:
"Resultando probado... que sin la debida licencia, habiendo celebrado
reuniones al parecer de carácter religioso y dando clases de mecanografía e
idiomas en su domicilio de la calle General Aranda, 37-3º B de esta villa, a
las que acuden personas en número de quince a veinte, causando con los ruidos
que en estas reuniones se producen, molestias que perturban la tranquilidad y
la vida familiar en el domicilio de ... que habita en el piso inferior.
Que debo condenar y condeno a.…
como autor responsable de una falta contra los intereses generales y régimen de
las poblaciones, a MIL pesetas de multa con arresto sustitutorio de cuatro
días, caso de impago, imponiéndosele las costas del procedimiento."
Demandas como estas eran
corrientes, aunque algunos jueces no las cursaban por reiterativas, y la persecución
y la intolerancia, persiguió nuestra ilegalidad, según las leyes existentes. No
todo fue doloroso en esta época y hubo elementos favorables. Dice Rubén
Fernández en un artículo para la "Enciclopedia Asturiana" que "
no obstante, en los últimos años, Asturias ha estado a la vanguardia del
respeto y libertad a la pluralidad religiosa. El diario "La Nueva
España" marcaba la pauta el 13 de mayo de 1966 con un reportaje reseñando
en primera página, con elementos de objetividad, sobre la comunidad protestante
de Oviedo. El mismo diario ya había publicado muy sabrosa entrevista el 11 y 18
de diciembre de 1960 titulada. "Nuestros hermanos los protestantes",
ello dos años antes del Vaticano II. El desaparecido "Asturias
Semanal" contribuía muy positivamente con la trayectoria del más alto
mérito, a una mejor convivencia de variedad religiosa, ocupándose con amplitud
de la problemática y presencia protestante."
Esta apertura y comprensión
del problema protestante, no es óbice para seguir manteniendo el título de este
número de ORBAYU: "Un pueblo silenciado en la guerra y en la paz de
Franco"
Para terminar este apartado,
quizás alguno se pregunte si hubo alguna oposición, religiosa o política, por
parte de los evangélicos, o pusieron la otra mejilla. Creo que, sin llegar a
ningún tipo de enfrentamiento social, el movimiento evangélico fue una fuerza
tenaz, propulsora de libertades y un continuo problema político en manos del
Gobierno. El libro de Eliseo Vila "José Cardona: Defensa de una fe:"
ya citado, refleja con claridad y destreza, la evolución que la libertad
religiosa experimentó en la España de Franco. Fue un proceso evolutivo lento,
de inteligencia y tesón, de astucia y habilidad, cuyo autor fue Dios, con
instrumentos aparentemente frágiles e insignificantes, pero eficaces.
En algunos casos fue necesaria
valentía y la transgresión de la Ley, frente a las injustas imposiciones de los
hombres. Se nos describe en este libro a Samuel Vila, comprometido en la
batalla de la literatura. "Con su ímpetu y su especial forma de ser,
convencido de la labor de difundir el Evangelio, solamente estaba dispuesto a
responder ante Dios y ante la historia, pasó por encima de todas las
prohibiciones y pese a los riesgos, convencido también de que en algunos casos
el fin justifica los medios, con la colaboración de Salvador Salvadó y otro
valiente impulsor evangélico barcelonés, Rafael Serrano, empezó a editar libros
en pie de imprenta extranjero, en ediciones clandestinas hechas en España,
manteniendo en marcha la editorial CLIE, de forma secreta y aumentando la
producción de literatura evangélica hasta el punto de instalar en su propia
imprenta también clandestina en su propia casa."
El hoy presidente de la
FEREDE, escritor prolífico y periodista, Juan A. Monroy supo estar siempre al
lado de Cardona, haciendo frente común en las dificultades y oponiéndose con
astucia y con su pluma, donde y cuando había que levantar la voz. Ahí están sus
dos libros: "Defensa de los protestantes españoles" y "Libertad
religiosa y ecumenismo"
En Asturias Miguel Rionda,
Daniel García y Mario de Oribe, con José Rego y Ramón Blanco y tantos otros que
se las ingeniaban para hacer cultos y proclamar el Evangelio sin impórtale en
muchos casos la vida.
José Cardona, Presidente
tantos años de la Comisión de Defensa Española, estuvo también preso como
prisionero de guerra en el cuartel de Simancas en Gijón. La guerra había
terminado, pero él tuvo que permanecer como obrero para reconstruir el cuartel
que había quedado totalmente destruido por los republicanos.
Como en San Marcos en León,
aquí en Simancas de Gijón tuvo gratas experiencias, entre ellas el de haberse
convertido al Evangelio "el tuerto", que era el capataz de los
prisioneros.
Esta presencia protestante,
siempre pequeña en número, se hacía notar en todas las instituciones del Estado
y creemos que fue una aportación indiscutible a la transición democrática de
España.
5.1. DOMINGO FERNANDEZ: Un creyente evangélico asturiano en la guerra.
El pastor Domingo Fernández
natural de Lendequintana, a 30 kilómetros de Navia, Occidente de Asturias,
había publicado un libro titulado "Sentenciado a muerte" sobre sus
propias vivencias en la Guerra Civil del 36. Después ha ampliado estas
referencias a la guerra, con datos de su larga y fértil vida, con el título de
"En la escuela de Dios" en la que expone el plan de Dios para su
vida, en una especie de autobiografía espiritualizada y ejemplizante.
Domingo conoció el Evangelio
en Cuba, a la que había ido desde muy joven, para "hacer las
Américas". Hoy con cerca de 90 años sigue escribiendo y revisando sus
publicaciones, con contenidos actualizados. Toda su vida ha sido la de una
evangelista, la de un mensajero destacado, utilizado por Dios, de una manera
extraordinaria. Como él dice en su libro: "Dios tenía un plan en mi
vida" y nos narra la espantosa experiencia de verse sentenciado a muerte
durante esta Guerra Civil, impulsándole para ser catapultado como un líder
destacado.
Fue el predicador radial más
conocido en la Cuba republicana. La Hora Bautista que en 1938 había fundado el
Dr. Mc.Call, es en 1947 cuando la deja en manos de Domingo Fernández, hasta el
año 1980. La Hora Bautista que transmitía a través de R.H.C. Cadena Azul, a
toda Cuba, Centro América, el Caribe y varios países del Sur, fue un instrumento
poderoso en manos de quien tenía la convicción de un llamado profundo. También
tenía que escribir los mensajes y durante 33 años de ministerio, Domingo ha
escrito mucho.
En las revistas evangélicas de
España, de vez en cuando ha llegado algún artículo suyo. En las revistas de
Juan Antonio Monroy, de los años 50, Domingo siempre firmaba artículos
relacionados con la libertad de conciencia y de otros temas parecidos,
candentes entonces para el pueblo español. En esta época y en estas revistas,
también escribía otro asturiano, Mario de Oribe de Gijón, sobre temas
doctrinales principalmente. Sin embargo, siempre nos ha llamado la atención la
ausencia reiterada de España, aunque siempre haya estado en su corazón.
La razón no es otra, que las
aportada en su libro, como secuelas en el subconsciente, por el trauma de la
guerra. Parece que Domingo tiene el sentimiento de que, si vuelve a España,
podía vivir los recuerdos horribles del fratricidio y por eso no quiso volver más.
En 1970 vino a España por unas semanas invitado por hermanos de Madrid. El
ambiente que encontró era muy diferente al que había dejado. Visitó Matabuena
donde el capitán Marín lo había puesto contra la pared con intención de
fusilarlo. Domingo dice a este respecto: "Nací en Asturias, pero me han
puesto tantos obstáculos para dejarme salir, he pasado tantos peligros,
privaciones, amenazas, atropellos, vejaciones y sufrimientos que por propia
voluntad, nunca más volveré a poner el pie en la tierra donde nací."
Durante la primavera de 1936,
Domingo, había acompañado al misionero inglés Jorge Davis por el Occidente de
Asturias, visitando y anunciando el Evangelio en Navia, Luarca. Pola de
Allande, Grandas de Salime, Vegadeo y Tapia. También durante las ferias de
Tineo, Santa Eulalia de Oscos y Boal, además de otros lugares, estos dos
hombres alquilaron locales donde predicaron el Evangelio y formando grupos,
cuando lo veían oportuno, les hablaban del amor de Dios.
Después de catorce meses en
España, a la que había venido comisionado por los evangelistas Samuel Palomeque
y Scholin,(ambos profesores de seminario y preocupados por la extensión de la
Palabra), Domingo decide volver a Cuba. No entendió que el campo de trabajo
estaba en España y es por lo que se dirige desde Asturias a La Coruña para coger
el barco de regreso. La sorpresa es que una columna militar procedente de
Galicia ya se dirigía a Oviedo, y no pudo pasar. Al poco tiempo, Villazón,
Ayuntamiento al que pertenecía el pueblo de Domingo, había caído en manos
falangistas. Como era la costumbre confeccionaron la lista de los sentenciados
a muerte por considerarlos desafectos o peligrosos. En ella estaba Domingo
Fernández. Los curas empezaron a proclamar que quien les había llevado el
Evangelio al pueblo, tenía que morir para advertencia de los demás.
No murió, pese a las intrigas
clericales, presentes en las comisiones de la comandancia militar. Dios le
había librado milagrosamente y no sería la última.
En julio de 1937m en La
Coruña, Domingo Fernández fue incorporado al Ejercito de Franco. Después fue
trasladado a Zamora. "El segundo día que pasé en Zamora- dice Domingo- leí
el salmo 25 y subrayé las siguientes palabras. "Mírame y ten misericordia
de mi, porque estoy solo y afligido." A los seis días de haber llegado lo
trasladaron en tren, al paradero de Segovia y de allí en camionetas al pueblo
de Matabuena. En este lugar se enfrenta a otro de los problemas que los
evangélicos tenían que afrontar: el ir a misa y arrodillarse ante algo que se
hacía pasar por Dios. El negarse a cumplir órdenes, en una guerra que era por
España, Franco y la religión Católica y Romana, era el ingrediente adecuado
para ir al "paredón" y morir con un tiro en la nuca. Domingo, en
Matabuena, estuvo para ser ejecutado por el Capitán Marín, pero Dios le libró
milagrosamente.
"La animosidad del
capitán, los oficiales, sargentos y algunos soldados contra mí - dice Domingo-
era manifiesta. El tiempo que estuvimos en Matabuena transcurrió para mí en una
atmósfera desagradable. El soldado que llevaba la contabilidad de la compañía,
un joven madrileño de Acción Católica, hacía todo lo posible por predisponer a
otros en mi contra. A menos que se tratase de pase de lista, en lugar de
mencionar mi nombre, decían:"el que no quiere ir a misa."
"Un día amanecí con
fiebre alta y lo notifiqué al enfermero, diciéndole que no podía ir a la
instrucción. Él ni siquiera se molestó en tomarme la temperatura para comprobar
si era cierto lo que exponía. Pero alrededor de las seis de la tarde, fue a
donde yo permanecía acostado y me dijo:
- Fernández, esta noche tienes
que hacer cuatro horas de guardia, desde las doce a las cuatro de la madrugada.
-¿Por qué tengo que hacer
cuatro horas de guardia estando enfermo?
- Las tienes que hacer porque
estás simulando que estás enfermo.
El relato de Domingo es
ilustrativo de las dificultades no ya de la guerra en sí, sino de ser
consecuente con tus principios de fe en las diferentes encrucijadas de ella.
Pero todo redunda en beneficio y experiencia del creyente. "Al volver a
España- dice Domingo- treinta y tres años después, en 1970, fui a Matabuena.
Estuve en la "era" donde el capitán estuvo a punto de quitarme la
vida. Y también frente al establo donde experimenté la manifestación de Dios en
mi ser. Confieso que me siento más atraído por aquel lugar que por ningún otro
de España."
Domingo terminó el servicio
militar, después de haber estado por media España sin disparar un tiro, pero
con una conducta que expresaba así, el Comandante en Jefe José Mª Bellas:
"Certifico: que el soldado Domingo Fernández Suárez, ha observado una
conducta inmejorable todo el tiempo que ha permanecido a esta unidad de mi
mando."
Llama la atención la anécdota
de final de guerra en Zamora. Iban a fusilar a "tres rojos" detrás
del cementerio de Zamora. Nadie quiso salir voluntario y fueron nombrados diez,
entre los que estaba Domingo. "A las cuatro de la mañana nos levantaron. Íbamos
cuarenta soldados. Al llegar allí nos encontramos con cuarenta falangistas.
Poco después llegaron los tres reos. De acuerdo con sus manifestaciones no
había duda de que eran jóvenes comunistas. Entonces el capitán solicitó treinta
voluntarios. Y un falangista que estaba a mi lado dijo:"
- Yo iría, pero no tengo
fusil.
- Le presto el mío - le dije-
y lo tomó.
Si terminé mi intervención en
aquella guerra sin tener conciencia de haber matado a nadie. Cree que la
Providencia divina me situó en el puesto de enlace, para librarme de un
problema de conciencia. A los pocos días regresé licenciado y a la casa de mis
padres. En los campos de batalla de la guerra civil española, murió mas de un
millón de hombres. En la batalla mas grande de aquella guerra, la del Ebro,
hubo alrededor de 70.000 bajas por ambas partes. Y según cálculos
extraoficiales en la retaguardia fueron fusilados alrededor de 50.000."
Otro autor evangélico Lorenzo
López Estors, da cifras inferiores a Domingo, pero el clima de terror y de odio
entre quienes se tenían se tenían por la reserva espiritual de Europa, queda
patente en la ferocidad de sus venganzas y atropellos.
6. EL VATICANO II: La Fuerza del cambio.
Sorprende que algunos autores
bien dotados y sagaces, se le pueda escapar a la observación el fenómeno
religioso, como fuerza social y elemento indiscutible en la transición hacia la
democracia en España. Uno de los últimos libros sobre el tema del cambio hacia
las libertades y la democratización del país, ha sido "Las fuerzas del
cambio" de Pedro de Silva. Como otros autores, también olvidó el fenómeno
religioso como un elemento más de estas fuerzas del cambio. Personalmente
hablando con Pedro de Silva, reconocía que el Vaticano II había cambiado la
inercia de las cosas hacia la transición política. Pero el Vaticano II con ser
el espejo donde se miraron los legisladores para efectuar el cambio, nos hacía
ver Pedro de Silva, que otras fuerzas, no menos poderosas y si olvidadas fueron
otros actores indispensables e indiscutibles de la transición, aunque parezcan
irrelevantes individualmente.
En un artículo aparecido en
"La Nueva España" este año, me hacía eco del olvido de Pedro de Silva
hacia las formaciones religiosas. Decía: "En el Concilio Vaticano II y en
la "Dignitatis humanae" se recogía el derecho a la libertad religiosa
y ya nadie podía discutir, ni el mismísimo Franco tan católico, que el derecho a
la libertad religiosa no fuese un derecho civil. El pueblo evangélico o
protestante fue uno de los agentes más activos y con grandes repercusiones en
la influencia que se ejercía desde el exterior. La falta de libertad en España
creaba una avalancha de protestas de los países del entorno europeo. El
presidente de los Estados Unidos, Truman, que era evangélico, también presionó
para una apertura democrática y religiosa. Mientras otros agentes - decía - se
exilaron o se escondieron como topos, los evangélicos no dejamos de pedir todos
los días libertades y democracia mientras éramos despreciados por nuestra fe,
por las dos Españas.
Para la Iglesia católica
española, el Vaticano II supuso un "deslumbramiento" como decía el
cardenal Tarancón. Al lado de promotores tan eminentes y progresistas como
Rahner, Ratzinger, Danielou, Lubac o Hans Kung, los obispos españoles no
pasaban de ser meros conservadores, perturbados e impresionados por tantos
vientos aperturistas. Un asturiano de los más ilustres de los últimos tiempos,
José María Diez Alegría, nacido en Gijón, fue uno de los clérigos más
comprometidos - (hoy sigue siéndolo firmando el último manifiesto solicitando
que la Iglesia Católica pida perdón por las atrocidades de la guerra- con los
problemas sociales, la ética, el derecho y la historia, según infinidad de
conferencias que lo avalan. Pero en 1965 escribió un estatuto jurídico,
teológico e histórico sobre la libertad religiosa, que trajo cola.
Algunos creen que Diez Alegría
provocó en el catolicismo español y le consideran un teólogo mal preparado,
Lutero encubierto, paracaidista del cielo y otras lindezas que los
conservadores dedicaban a su irreverencia con el nacionalcatolicismo. Sus
declaraciones más fuertes como, "El humo de Satanás está dentro de la
iglesia" o "que la Iglesia ha encendido una vela a Dios y otra al
dinero" .
Diez Alegría fue expulsado de
la Orden de los Jesuitas no por heterodoxo sino por intelectual peligroso.
Podía dividir y eso fue lo que empezó a fraguarse con el Vaticano II en la
sociedad clerical española. Los no clericales ya no creían en nada. Montada
España en el plan de desarrollo, en el comunismo y en la visión de una religión
que no producía nada existencial, sino meras prácticas cúlticas y ninguna
preocupación escatológica o social.
El postconcilio en España
trajo la libertad religiosa, los modos y maneras eclesiales del protestantismo
en la mayoría de las iglesias liberales católicas, pero sobre todo trajo una "algazara
tumultuosa de comentarios, escándalos, violencias y augurios siniestros"
que habían dividido la sociedad católica. La revista "Etudes" decía:
"Hace quince o veinte años, el país estaba en el apogeo del régimen de
cristiandad, que se había dado al final de una guerra civil, ganada en gran
parte con un espíritu religioso. Este régimen pasaba comúnmente por ser el
régimen cristiano ideal, ofrecido como modelo a los católicos extranjeros,
prisioneros, según se creía de sus compromisos con los tres grandes movimientos
no católicos: La Reforma Protestante, La Revolución francesa y la Revolución
comunista. España se creía pura: "Imposible- decía García Morente- ser
buen español y no ser católico".
Así pues, parece evidente que
el Concilio además de dividir al catolicismo en lo formal - véanse las
discusiones sobre el hábito clerical, la comunión de pie o de rodillas, el
latín y el castellano, las velas, la filosofía escolástica etc.-, sino también
en aspectos doctrinales que se habían combatido hasta la insidia. Un ejemplo de
cambio innovador puede ser la lectura de la Biblia, durante tantos años
prohibida "de facto". Aunque los teólogos españoles regresaron del
Concilio con la impresión de una derrota, los sectores más maduros y
renovadores, propagaron desde los púlpitos la necesidad de la Palabra de Dios.
Se habían vendido en los últimos 5 años, millones de Biblias, aunque pocos
sabían hacer un estudio o una exposición más allá de las manidas porciones
dominicales. A los pocos años del Concilio, las perspectivas de un conocimiento
bíblico quedaron más o menos como estaban, con el agravante de que ahora todo
el mundo tenía una Biblia en su biblioteca, como fetiche religioso y
tranquilizador de conciencias. El episcopado fue entrando por el aro del
Concilio y como es habitual en la iglesia católica, solo en apariencia. Ante la
batalla perdida como era la renovación y actualización ética, moral y
espiritual del pueblo católico español, le interesaba al episcopado ganar la
guerra de los intereses temporales, materiales, económicos y organizativos del
catolicismo en España. Para ello frente a la inevitable Ley de libertad
religiosa, donde tendría que "competir" con otras denominaciones
religiosas, encendida se establecen relaciones con la Santa Sede y el Gobierno
español para la reforma del Concordato. El proceso irreversible que marcaba la
inercia en sentido inverso a la situación exterior y realmente única en el
panorama mundial, se plasma en un Concordato donde todas las ventajas son para
el catolicismo. Los evangélicos tendríamos que seguir luchando, para recoger
las migajas. Se le presentó al Estado una serie de renuncias del Episcopado
como pretexto de fidelidad al Concilio, como, por ejemplo, el privilegio de la
Bula que suponía la generosidad de suprimir unos ingresos calculados en unos
cien millones, " a cambio, se obligaba al Estado a la "dotación"
de la Iglesia Católica en base a las desamortizaciones. Gustavo Bueno en
"Cuestiones Cuotlibetales sobre Dios y la religión" plantea magistralmente
esta cuestión, recayendo el mantenimiento de esta "dotación", entre
otros muchos factores, a la mala conciencia del Estado. Es necesario ver y a
modo de ejemplo, algunos de los privilegios que de alguna manera vienen
manteniéndose, aun dentro de la ilegalidad constitucional, según mantiene el
diputado asturiano, Álvaro Cuesta sobre dotación económica. Pero hay otros
muchos:
1.- La confesionalidad con
carácter de exclusividad que poseía la Iglesia Católica, según el Concordato
español (art. 1 y Protocolo; Fuero de los Españoles, art. 6; ley de Sucesión
art. 1; ley fundamental del Reino 11) fue anulado por la Constitución última,
pero la mención a la Iglesia Católica, volvió a dejar en estado de privilegio a
los católicos. Esta situación provoca privilegios en los cultos públicos
católicos, en protección y reconocimiento de derechos, inspiración católica en
las legislaciones, honores militares a la religión, protección penal y
organización de algunas festividades, entre otras cosas.2.- El estatuto del
clero católico, que no es tanto legislativo como práctico. exención del
servicio militar, privilegios de Fuero y otros siguen existiendo solapadamente.
3.- La defensa de la ortodoxia
católica, aunque en estos últimos años haya sufrido un duro quebranto, siguen
con privilegios de convenios universitarios, asistenciales, sociales, etc.
Podríamos citar todo el apoyo encubierto del Estado, al desenvolvimiento
religioso católico, disfrazado con aportaciones al Patrimonio arquitectónico o
cultural que no siempre es transparente.
Donde realmente el Vaticano 11
provocó una auténtica crisis fue en el clero. Dice L. López Santos en "
Colligite" . "Reconozcamos que el saldo ha sido negativo. Se ha
conseguido que el sacerdote se ponga en entredicho y sea motivo de escándalo
colectivo; ha corrido por toda España un viento de anticlericalismo desconocido
y sorprendente... Se decía en un periódico, que lo conveniente es "que los
curas se vayan a los callados claustros de la obediencia, la oración y el
silencio".
Esta sangre, no parece que llegó
al río, pues no fue el anticlericalismo lo que recorrió España, sino que España
ya no era católica desde hacía mucho. Los curas que vivían la realidad en
primera línea, se hicieron "obreros", se fueron a los fondos de
marginación, para poder parar la desbandada. Las marchas pacíficas en Barcelona
y Madrid, protagonizadas por sacerdotes, y que no obedecían más que a motivos
pastorales, algunos las consideraban de separatismo, aunque los portavoces
"querían adoptar una aptitud evangélica en favor de los pobres y de los
que sufren". Poco a poco los curas volvieron a sus iglesias y sus ritos culticos,
que les daban más prestigio. Los seglares que eran casi olvidados, siendo
miembros pasivos de la Iglesia, el Concilio los eleva a un lugar destacado para
no convertir la Iglesia en un falso mundo clerical. Las universidades sacaban
encuestas, más que pavorosas, sobre temas religiosos, sobre ateísmo real.
Acción Católica y Unión Nacional de Apostolado Seglar no lograron influir en
una sociedad española que de alguna manera se había adelantado al Concilio,
haciéndolo inoperante, como transformador de una religión nacional-católica, que,
durante 40 años de franquismo, había dejado por el camino a una gran cantidad
de creyentes. Esta situación nos obliga, a nosotros los evangélicos, a hacer
también una reflexión. ¿Qué provecho sacamos los evangélicos de esta apertura o
ruptura con el pasado y de la menor presión clerical? Como ya hemos apuntado en
otro apartado, tampoco el protestantismo llegó a tiempo de producir un
pensamiento que transformara a una sociedad hedonista, consumista e
indiferente. El Evangelio, muchas de las veces, fue predicado para las
"almas" de los hombres, no para el ser humano completo, con sus
múltiples necesidades. A veces fue un biblicismo pietista, ajeno a un elemental
entendimiento del español medio, con mucha moralina y poca efectividad
práctica. Basados en el "buscad primeramente el Reino de Dios" como
verdad primera e inequívoca, se olvidaron las leyes de ese Reino. No es fácil
para el hombre transformar una sociedad indiferente - tampoco es nuestra misión
primera- pero hubiese sido más efectiva una evangelización de España con
hombres más entregados y dispuestos. Los que hubo, por unas razones o por
otras, tampoco les dejamos trabajar, y eso también es un grave pecado, que
cualquier autocrítica debe incluir. Las luchas denominacionales, aunque
perseguían fines iguales, no presentaron un frente común y quedamos diluidos en
algo parecido a una secta, si en algún caso no llegó a serlo. El desierto de
las libertades sin apenas fuerza en el panorama español y hoy con la libertad
religiosa plena, no somos más eficaces en la presentación del mensaje
profético. Bien es cierto que hay inquietudes y obras abiertas, de cualquier
índole, desde ecuménicas, pastorales, sociales o culturales, a la aplicación de
ellas con los medios más actuales. Pero el crecimiento lento; la dedicación y
el celo por la obra poco, y solo unos pocos llevan esta carga sobre sus
espaldas de pasión por el ser humano sin Dios y sin esperanza. Solo Dios sabe
el porvenir, nosotros solo contamos la historia.
7. A MODO DE CONCLUSIÓN.
La guerra civil y los años del
franquismo, causan no solo dolor y lágrimas a un pueblo como el evangélico, que
no lograba dejar sus señas de identidad en una España convulsionada, sino que
causó un retraso mas en la evangelización. Con locales de culto cerrados, con
hombres y mujeres dispersos y perseguidos, la guerra desmembró congregaciones y
en algunos casos las hizo desaparecer.
Los que lograron ir reuniéndose,
aunque fuera por las casas-culto, quedaban expuestos a la continua intolerancia
religiosa, al aislamiento y el "getto". La persecución social causaba
temor y por consiguiente el crecimiento de las iglesias con ser progresivo, no
fue el deseado por los evangelistas de la postguerra.
Ha sido pues necesario un
largo tiempo para que los efectos de los quinientos años de persecución al
pueblo evangélico (desde el siglo XVI), hayan ido tornándose en tolerancia y
con mejores ojos, presencia evangélica en la sociedad española.
José Cardona, hombre que por
muchos años defendió desde la Comisión de Defensa a los evangélicos, decía
sobre este antiprotestantismo visceral del nacional-catolicismo: "En estos
años no he tenido ni una sola palabra de apoyo, verbal o escrita, de la
Conferencia Episcopal en España. Sabíamos y sabemos que los obispos españoles -
salvo todas las excepciones que sean precisas- jamás han sido partidarios de
que el Estado trate con nosotros, pobres protestantes, temas de tanta importancia.
Mucho menos que se nos equiparara a la religión mayoritaria en España. Todo
esto es público y notorio, pero tampoco hacía falta que los señores obispos lo
repitieran tan alto con su empecinado silencio... Para los señores obispos...
los protestantes continuamos siendo secta que Lutero desgajó de Roma."
Moisés Mariscal cita a Dale G.
Vought quien personalmente creo que resume acertadamente la situación de los
evangélicos en este periodo de la dictadura de Franco. Dice: "Para todos
los propósitos prácticos, la guerra civil española, detuvo el progreso de la
iglesia protestante y le causó grandes daños. Aun cuando no existía la severa
persecución de los siglos anteriores, hubo menos libertad que en ningún tiempo
desde 1868. En muchos lugares las iglesias fueron completamente cerradas.
Muchos de los pastores fueron asesinados o vivían en el exilio o en la prisión.
Mucha gente se reunía secretamente en casas, pero siempre en peligro de ser
arrestados por las autoridades. En efecto muchos fueron arrestados, se les
impusieron multas y fueron puestos en prisión por reunirse; pero continuaron a
pesar del peligro. Es mayormente debido a la determinación de este puñado de
fieles, que los protestantes tienen hoy completa libertad en España."
Podíamos decir que los evangélicos,
aunque no hayamos sufrido una persecución política, si que hemos sentido la persecución
social e intelectual, que mezclados con una ancestral ignorancia religiosa, ha
hecho que el crecimiento sea lento.
Solamente la "Iglesia de
Filadelfia" que aglutina fundamentalmente al movimiento evangélico gitano,
es la que mayor crecimiento ha experimentado, pasando del 7% en el año 1970 al
23 % en 1993. Pero además aquí en Asturias el movimiento evangélico gitano ha
conseguido la admiración de las autoridades, quienes, como el Alcalde
socialista de Siero, construyó un poblado de viviendas, regalándole la iglesia
con capacidad para 300 personas y la casa del pastor, que edificó con una
arquitectura muy original, en medio del poblado. El reconocimiento de su fe
evangélica, fue evidente con este gesto.
Un hecho que llama la
atención, es que a pesar de la libertad religiosa que desde 1992 disfrutamos,
no hayamos sentido que los cambios en España hayan producido una mayor
receptividad del Evangelio.
Varios analistas cita Mariscal
que explican el hecho protestante actual. Dice: "Esto evidentemente no es
lo que se esperaba; por el contrario, siempre se pensó que la libertad traería
un crecimiento notable. Pablo Wichkam escribió algunos pensamientos con
respecto a este fenómeno. Según él las causas de este estancamiento y aún del
retroceso en la receptividad del evangélico por parte de la sociedad española
son los siguientes:
En primer lugar, Wichkam
considera un serio problema la evolución de los medios de comunicación, en
forma especial la de la televisión. esta trajo una influencia negativa en el país
desde el punto de vista moral.
En segundo lugar, apunta hacia
la llamada "descristianización de España". Esta afectó en los años 60
no solo a la actitud de la gente hacia la iglesia católica, sino igualmente a
los evangélicos. Mucha gente buscaba una alternativa cristiana que reemplace a
la iglesia católica, pero los evangélicos al parecer, no fueron vistos como
alternativa, sino como un movimiento más del tipo sectario."
Lo que parece evidente según
ha referido repetidas veces José Grau, es que la iglesia evangélica no estaba
preparada para los cambios sociales y por tanto siguió creciendo en el
"sentimiento" de ser un "getto espiritual".
Otros como Terry Wickhan
apuntan a la apatía social. Dice: "Es evidente que España se dirige
rápidamente hacia una especie de vacío religioso, el cual a menos que Dios
intervenga directamente con gracia reavivadora, podrá ser llenado con otras
religiones como el islam, el Ocultismo, o por sectas extrañas, todas estas que
ya han estado ganando terreno rápidamente en nuestro tiempo, porque ofrecen
algo de aparente valor trascendental contra un cristianismo sin poder y
decadente. Por tanto, España es un país que se halla en un cruce de caminos,
espiritualmente hablando.
Sin ninguna pretensión de
analista y solo como preocupado del momento actual evangélico, no veo motivos
para el pesimismo. Es cierto que la sociedad vive en la encrucijada de la rosa
de los vientos, pero el pueblo evangélico no está ocioso en su mayor parte. Los
métodos son distintos pero la eficacia puede ser mayor de la que pensamos
obtener. El sembrar es nuestra misión y la cosecha Dios la dará en el tiempo
oportuno.
Con los datos de que dispongo,
aquí en Asturias, algo parece moverse y desearíamos que fuese por motivos
espirituales y no de organización. Pero es el hecho que están funcionado bien
organizaciones como Reto y Remar, involucradas en la marginación y
drogodependencia: dos emisoras, Radio Amistad para toda Asturias y Radio Vida
para Gijón, transmiten diariamente y las veinticuatro horas. Se tienen
actividades en la cárcel. Se editan re
vistas y boletines como
"Entre nosotros"
"Armonía"
"Comunión" "Orbayu" "Asturias Evangélica" y otros
mas. Se escriben libros de carácter evangélico. Se ven mensajes y páginas Web
evangélicas en Internet. Etc. y mantenemos una presencia evangélica como
pueblo, cuantitativa y cualitativa, muy relevante. Se llenan todos los meses
algunas de las salas de actos de Casas de Cultura y Cajas de Ahorro. Hay
seminarios con aistencia de la mayoría de las iglesias de Asturias, así como
estudios bíblicos de un nivel alto. Se nos publican artículos en prensa con
frecuencia. Se traduce la Biblia al bable, con fondos públicos. Las mujeres
tienen un destacado ministerio con Aglow, donde hay reuniones en hoteles de
Oviedo y Gijón, con una asistencia de hasta 80 personas.
Al menos en los líderes hay
preocupación y se acude a todos los recursos humanos y al Trono de la Gracia,
para que esta Asturias tenga un gran despertar a la Palabra de Dios.
El mensaje mas negativo, se
refiere a los pueblos de Asturias, prácticamente abandonados. La zona centro
está mas o menos atendida, pero las alas Oriental y Occidental están sin
testimonio. Algunos hermanos ya han puesto la vista en Llanes pero queda mucho
que hacer.
7.1. LAS CONGREGACIONES EN ASTURIAS EN LA ETAPA FRANQUISTA
1.1.1.1 BESULLO.
El
Fruto de la dispersión.
La Obra de Besullo, aunque
ayudada siempre por la familia Fliedner desde Madrid, ha sido una obra
autóctona, mantenida durante un siglo a pesar de las migraciones y de sus
miembros más preparados (humanamente hablando). Muchos de ellos ejercieron sus
carreras profesionales, con un compromiso fundamental en la extensión del
Evangelio. Por esta causa, podemos decir que la obra de Besullo acaba cuando
termina este siglo y solo Dios sabe, si de las ascuas, podrá renacer otra
congregación con la pujanza y la visión que se dio a primeros de siglo.
En 1920 ya se lamentaba Juan
Rodríguez-Castellano del poco conocimiento que se tenía de los evangélicos de
Besullo y de su sinceridad y fidelidad. "Se habla entre los evangélicos
españoles muy pocas veces de Asturias, y cuando se hace es sola refiriéndose a
los cristianos de Gijón; sin embargo, es justo que todos sepamos que allá, en
una de las aldeas más retiradas de la bella región asturiana, existe una
antigua congregación de evangélicos sinceros y fieles"
Este siglo había comenzado con
unos líderes besullenses probados y trabajando afanosamente en el campo de la
enseñanza. En Reus Daniel Rodríguez Castellano dirigía la Obra fundada por el
pastor Antonio Martínez de Castilla. Daniel había sido enviado a estudiar Teología
en 1888 a Ginebra, en L’ORATOIRE bajo el patrocinio de Martínez de Castilla,
ejerciendo también de profesor en las escuelas evangélicas de Reus. En esta
ciudad, el 26 de diciembre de 1891 la hermana de Daniel, Delfina Rodríguez,
profesora y antigua alumna del Instituto Internacional, también nacida en
Besullo, se casa con el maestro de escuela Juan Mateo, siendo ambos profesores
de la misión sostenida por la "Evangelical Continental Siciety" de
Londres.
Daniel se había hecho cargo de
la misión de Reus por la renuncia de Martínez de Castilla, hacía 1899, quien
consideraba a Daniel "su fiel Daniel", antiguo maestro de la escuela
de Calatrava de Madrid y que ahora el Comité Auxiliar elige como pastor,
dependiendo de la Societè Evangelique de Ginebra. En 1901 Daniel Rodríguez
escribía para la "Revista Cristiana" pag.25, unas concisas palabras
de la misión de Reus: "Con sumo placer les dirijo estos detalles sobre la
misión evangélica que tengo el honor de dirigir, sintiendo solamente que no sean
tan completas como yo deseara. La obra evangélica en la ciudad de Reus fue
fundada en el año 1876 por el pastor Antonio Martínez de Castilla, que la
dirigió hasta 1899; siendo esta población una de las mas liberales de España,
puede decirse que la predicación del Evangelio no encontró en ella enemigos
declarados; las enseñanzas bíblicas, tanto en los cultos como en las escuelas
de niños de ambos sexos y de adultos, pudieron proseguirse sin interrupción
hasta la fecha. No hay duda que la influencia del Evangelio ha sido considerable
en esta ciudad y sus contornos, pero como en general la indiferencia religiosa
está tan arraigada, una vez mas hemos de repetir: "Son muchos los llamados
y pocos los escogidos"
Es difícil establecer con
exactitud el número de cristianos evangélicos en esta población, puesto que, si
hay muchos convencidos, pocos son los que se deciden por Cristo. Unos 20
participan generalmente de la Santa Cena. Las escuelas de niños y niñas están
muy bien frecuentadas y pasan de 100 por término medio los que en ellas reciben
la enseñanza y la educación cristiana.
El edificio en donde está la
capilla, las escuelas y las habitaciones de los obreros empleados en el
ministerio, ha sido construido con este fin en 1885 y pertenece a una sociedad
extranjera.
Actualmente para la dirección
de la obra y la administración de los fondos que con este fin se reciben de los
cristianos del extranjero, existe un comité en Reus mismo, formado por algunos
cristianos extranjeros que prestan un apoyo muy eficaz y desinteresado a este
humilde servidor. DANIEL RODRIGUEZ.
Algunos detalles más de su
carácter los leemos de José Luis Fernández: "Después de Lutero los
Rodríguez de Besullo". Siendo estudiante, empeña los libros de estudio
para enviar dinero a su familia que pasaba hambre a causa de una gran nevada,
"la nevadona" que cita Casona en la "Dama del Alba".
Aprendió el catalán, el cual dominaba y ejerció de pastor en Francia (en la que
se nacionalizó) desde 1903 hasta su fallecimiento en 1933. En la I Guerra
Mundial fue movilizado como un francés más. La revista "Le Christianisme
au XXe" lo definía así: "Pastor sumamente consagrado, concienzudo y
modesto, que, sin ruido, sin alarde había realizado una obra espiritual
profunda. De temperamento robusto, lleno de energía y de celo, visitaba mucho a
sus feligreses y recorriendo las montañas (quizás recordando las cercanas a su
querido Besullo) en todos los tiempos y todas las direcciones. Sencillo,
cordial, gozoso. amante de la vida de familia que sabía penetrar en todos los
hogares y ganarse la simpatía de los aldeanos (la cual no siempre es fácil)
había hecho bien a muchas almas y dejó por todos lados amigos que le estaban
profundamente agradecidos.
En Camuñas (Ciudad Real) otro
Rodríguez de Besullo, Manuel Rodríguez Alba (Lulo) era profesor y pastor por
1901. Era un colaborador fijo de la Obra sostenida por los Fliedner, como lo
era también el portero de Calatrava, Emilio Rodríguez y su esposa Generosa que
era maestra, educada en el Instituto Internacional de Señoritas, ambos de
Besullo. Manuel escribía estas palabras para la "Revista Cristiana":
"Por último, el 23 de enero del año 1895 se volvió el colegio (en
Camuñas). Durante los últimos cinco años que permanece abierto han pasado por
él más de doscientos niños. Mas como estos niños se hallan rodeados de una
atmósfera ateísta, predominante es esta comarca, al poco tiempo de abandonar el
colegio para dedicarse a las faenas agrícolas, dejan de asistir a las clases
dominicales, y poco a poco van olvidando las enseñanzas evangélicas, o dudando
de ellas. Esto nos desorienta en gran manera. Para atajar este mal y evitar en
parte que los jóvenes se segreguen de la benéfica influencia del maestro, en el
último mes del siglo XIX hemos constituido una Sociedad de jóvenes con carácter
de Sociedad Cooperativa. De este modo, aunque los niños dejen el colegio, no se
separarán de la influencia de su profesor, quien todos los Domingos a las dos
de la tarde tiene ocasión de hablarles, amonestarles y recordarles la doctrina
aprendida en el colegio. Los padres están sumamente satisfechos con esta
sociedad porque estimulan el ahorro de sus hijos, los aparta de los vicios y
estrecha lazos de unión y fraternidad entre ellos. Algunos de los padres han
solicitado ingresar también ellos en la Sociedad. En los dos meses que lleva
constituida, ya cuanta con un ahorro de 100 pesetas. Confiamos que, por medio
de esta Sociedad, nuestros esfuerzos no resulten vanos. ¡Que Dios nos ayude!
Camuñas 1 de febrero de 1901.
Besullo:
El grano de mostaza.
Así resume Manuel Rodríguez
Martínez en 1901 la peripecia del protestantismo en Besullo, cuyas facetas
resultan sorprendentes, pero que explican la historia. Dice: " La obra
evangélica en este lugar, principió entre el año 1871 al 1872, habiendo
recibido el que suscribe un Nuevo Testamento y algunos tratados, remitidos por
don Antonio Rodríguez y Cruzado, y acompañados de algunas cartas encaminándonos
a que leyésemos la Biblia. Yo entonces era muy amigo del cura de este pueblo; y
un día por la mañana vino el cura a hacerme una visita, y me vio leyendo el
Nuevo Testamento, y me lo arrebató de la mano y me dijo que estaba prohibido
leer tales libros, y me lo arrojó; lo volví a coger y entonces lo leí con
detención y los tratados también y nos reunimos unos 20 de Besullo y del Pomar
a hacer nuestros cultos como Dios nos daba a entender, leyendo la Biblia que me
había mandado mi cuñado Antonio Cruzado. Luego encargué Biblias y Tratados, y
me remitieron un cajón, y vendí Biblias y Nuevos Testamentos t regalé algunos
tratados, lo que dio un buen resultado; y para fortalecernos y enseñarnos en las
cosas de Dios, vino el Sr Armstrong a hacernos alguna visita que nos hizo bien.
Me acuerdo de una noche lluviosa que iba con el señor Armstrong y su señora, de
Cangas a Tineo; era muy difícil andar para los del país: ¿cuán difícil no sería
para doña Julia, esposa del Sr. Armstrong? Y decía la buena señora:
"¡Gracias a Dios que por amor a Jesús andamos estos caminos!
¡Qué bien me hizo aquel viaje
al ver una señora dar gracias a Dios en aquellos malos ratos! Y luego en
Besullo se alegraban mucho, porque veían en nosotros deseo de seguir a nuestro
Salvador Jesús. Entonces estos siervos de Dios vieron la necesidad de poner una
escuela evangélica, y como mi esposa era maestra en Besullo, acordamos que
recibiría cada mes cincuenta pesetas y diez pesetas por una criada, y seguimos
así por unos dos años; y venían unos niños de otro pueblo, Pomar, que era muy
mal camino. Las diez pesetas se quitaron para poner allí una maestra, que fue
muy perseguida y pasaba hambre y tuvo que dejar; mi esposa se quedó con las cincuenta
pesetas por la escuela de Besullo.
El que nos hizo mucho mal fue
un tal Manuel Roque, que estudió en Valladolid; vino y se puso a hacernos el
culto, y luego por engaño e interés lo llevaron al convento de Corias y le
pusieron el Sambenito, haciendo una gran procesión, que al parecer avisaron en
el concejo, pues en Cangas se cerraron los comercios; y aquello dio lugar a que
nos persiguieran mucho, para hacernos desaparecer de Besullo y destruirme todo.
Primeramente, me embargaron la casa por el entierro de una niña y luego hubo
oficios y persecuciones de mala forma, hasta desterrarme, y entonces fue cuando
dejó la escuela el señor Armstrong, según creo, porque no fui a Gijón, y fui a
Madrid. El señor Fliedner me recibió en su casa, y cuando vio el señor Fliedner
que no recibía retribución, o sea las cincuenta pesetas, me dijo, que mi esposa
siguiese dirigiendo la escuela, que él pagaría, lo que sigue haciendo hasta
esta fecha. Trajo un gran resultado, porque antes de que esta escuela se
estableciese, no había en estos pueblos mas que en Besullo un poco de escuela
por el invierno, y hoy por hacer la competencia unos a otros crearon más
escuelas de maestros y maestras, y hasta el obispo ayuda de su bolsillo
particular (según dicen). Antes los niños no tenían regalos, hoy los tienen; no
tenían ni conocían la escuela dominical y hoy tienen. Con todo, nosotros
seguimos tranquilos, dando gracias a Dios en nuestros cultos y por la escuela.
Si Dios es con nosotros, ¿quién puede ser contra nosotros? Tenemos el consuelo
de que muchos salieron de aquí confesando a Jesús, y otros están ya trabajando
en la obra.
Manuel Rodríguez Martínez.
Dos de los últimos Rodríguez,
de la dinastía de los ferreros evangélicos asturianos, han querido recordar la
gesta de este pueblo de Besullo. Teodoro Rodríguez escribió dos tratados:
"El protestantismo en Besullo" (Cartagena 1981) y "Besullo en la
mente de Nardín"·(Murcia 1.981) y su hermana Margarita desde Gijón,
pergeñó unos recuerdos familiares en cartas a doña Elfriede Fliedner con fecha
26-1-87. De ellos entresacamos algunos párrafos, que por la complejidad de los
mismos apellidos pueda resultarnos inteligible, Sin embargo, pueden darnos idea
del desarrollo del movimiento evangélico por los obreros de Besullo repartidos
por Asturias y media España.
Mi tío Daniel - dice Margarita
-(hermano mayor de mi padre) siendo niño, llevó a casa de sus padres, Eduardo y
Josefa, el interés por las enseñanzas que escuchaba y que impartían estos
misioneros (Mr. Armstrong y esposa). Él quería que sus padres pusiesen en
práctica todo lo que él les transmitía y así, antes de comer decía: "Hay
que dar gracias a Dios por estos alimentos y por todo lo que recibimos de Él".
Detalles así eran frecuentes.
Cuando doña Joaquina falleció,
don Manuel se casó con María Rodríguez hija de un hermano de mi abuelo; esta
joven ayudaba en los quehaceres de la casa de don Manuel y esposa Joaquina.
María Rodríguez fue madre de Daniel y Alejandro (quien estudió en "El
Porvenir"), Pepe y Manolo. Ella quiso poner estos nombres de Daniel y
Alejandro a sus hijos, porque decía que quisiera que fuesen tan buenos como
Daniel y Alejandro de Brixel (Vergel). Mi abuela también decía que eran sus
hijos mejores.
A la muerte de Joaquina, desempeñaba
la escuelita en Besullo, Caridad Rodríguez, hija mayor de Doroteo. Ella estudió
también en el Internacional. Seguía siendo esta escuelita, una luz para gentes
tan desvalidas como eran todos los habitantes de aquellos contornos, pero
pronto el Gobierno creó en Besullo, de golpe, escuela de niños y niñas. esto
fue motivo de tener que cerrarse la Escuela Evangélica. Debió de ocurrir hacia
el año 1916. Mis hermanos que estaban en edad escolar se pudieron integrar en
dichas escuelas del Estado. Mi padre hablo con el maestro y maestra, ambos de
Besullo (no de Otiello) y no tuvieron inconveniente en aceptar a los niños sin
obligarles ni discriminarlos con ningún requisito religioso. Yo ingresé allí
cuando cumplí la edad escolar.
Los hijos de mi abuelo Eduardo
Rodríguez Castellano fueron once; cuatro niños y siete niñas. El primer varón
era mi padre Alejandro Rodríguez.
Generosa, Delfina, (me parece
que) Cándida y Balbina estudiaron en el Internacional. Arturo era Maestro.
Estuvo trabajando en las escuelas de El Escorial. (hace pocos años había allí
quien le recordaba). Pepe era el padre de José Rodríguez Puebla, quien fue
alumno de "El Porvenir" y después profesor durante bastante
tiempo:"
Otra referencia obligada es el
Instituto Internacional, pues en él se formaron las primeras mujeres
evangélicas que aspiraban a ejercer carreras. Durante bastantes años estuvo en
San Sebastián, después se trasladó a Biarriz y luego a Barcelona (en Sarriá).
"Aquí - sigue diciendo Margarita- prácticamente se termina la obra del
Colegio, alegando, los que los mantenían, que España no estaba tan necesitada
como otros países. Algunos señores no quisieron que terminara todo y se
propusieron sufragar los gastos para 15 niñas de los últimos rincones de
España, donde no hubiera posibilidad ninguna de que esos disfrutaran de ese
privilegio. Entre esas niñas esta yo. teníamos 2 pisos en una casa nueva y
bonita, en la calle Diego de león, todavía existente y en buen estado; era el
número 57, pero creo que habrá cambiado el número.
La que hacía de directora era
benigna (prima hermana de mi padre) que también había estudiado en el
Internacional y después de mayor estuvo ayudando en la oficina a los directores
del Colegio, Dª Alicia y don Guillermo Gulick.
La
Guerra Civil del 36.
Manuel Rodríguez Martínez y su
esposa Joaquina habían desarrollado una labor educativa y pastoral encomiable
desde casi el inicio de la misión en Besullo. Alejandro Rodríguez, el herrero,
había sido Alcalde evangélico en Besullo, siendo también de los primeros en
España. Ahora la congregación esta en manos de Doroteo Rodríguez-Castellano
Alba y con la escuela en manos de su hija Caridad Rodríguez Castellano. Caridad
ya en 1915 había tenido ofertas de evangélicos de Barcelona ofreciéndole
trabajo, viendo la situación de inestabilidad de Alemania y por consiguiente de
la Obra alemana de la cual dependía. Pero les había contestado: "Mientras
don Jorge se quede en Madrid, yo también permanezco aquí"
Doroteo era definido por la
"Carta Circular" nº 67 de 1,950, en la que se glosaba su figura a
raíz de su muerte, como un hombre "que, en toda su larga vida, supo
mantener bien alto la antorcha de la verdad evangélica, no solo en su pueblo,
sino en toda la comarca. Lector incansable, adquirió a través de los años una
cultura muy superior al medio ambiente en que vivía, siendo oído siempre con
avidez por los sencillos campesinos y con respetuoso interés por los señores
instruidos de la villa cercana, que le apreciaban por su integridad, su amor a
la justicia y su inteligencia alumbrada por el Evangelio"
Con la Guerra Civil, parece
que Besullo sufrió más que nadie la marginación geográfica, la soledad y el
abandono, por ir a la guerra, de los miembros más útiles. No se tuvieron
reuniones continuadas hasta pasados los años cuarenta, por miedo a represalias.
No sería hasta agosto de 1942 cuando los Fliedner visitan Besullo en las
vacaciones. es en casa de Doroteo donde se reúnen, siendo Teodoro Rodríguez y
su novia Balbina los que salieron a recibirles en caballos en Cangas de Narcea.
"En el culto Teodoro bautiza a Alejandro Rodríguez, a Mario Rodríguez, a
Margarita Rodríguez y a Cristina García. Es en esa fecha cuando traen a Madrid
a Balbina Queipo, siendo llamado después Teodoro Rodríguez para continuar las
clases en "El Porvenir". Era, al parecer la persona más adecuada, ya
que era herido de guerra en el ejército de Franco.
Doroteo y su hija Caridad
fueron un faro de orientación y dinamización cultural y espiritual. Caridad era
de las primeras mujeres que con esfuerzo había sacado el título de Maestra en
Oviedo, y solo cuando el estado puso escuelas en Besullo, ella emigró a América
siendo profesora de castellano en una Universidad. Caridad mantuvo una escuela
floreciente con los alumnos de los pueblos de Posada, Lorante, Otiello, etc. En
los cultos Caridad tocaba el armonio ayudando a su padre Doroteo, quien
fallecería a la edad de 92 años.
Durante los 25 años de
ministerio en Besullo, Doroteo tuvo en Caridad más que una ayuda, pues mucha
parte del culto recaía en ella. Cuando falleció Doroteo, Caridad celebró un
corto servicio presentado por Daniel Rodríguez, su sucesor en el ministerio. Se
leyó el salmo 23, favorito de Doroteo, junto con el himno" Del alma, el
reposo" comentando después las palabras del libro de Job 1:21 : "Jehová
dio, Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito" En el cementerio,
Daniel fue escuchado por un numeroso público venido de las cercanías y del
mismo Cangas de Narcea.
Caridad Rodríguez Castellano
no solo aportó su sabiduría en un rincón de Asturias, como era Besullo, sino
que supo estar a la altura de las circunstancias en la universidad. Y no solo
en los cultos de un insignificante pueblo asturiano, sino que la vemos
ejerciendo diversos servicios al protestantismo español. En 1951 la vemos acompañando
y traduciendo a "tres señoras comisionados por el Consejo Nacional
Norteamericano de Señoras de las Iglesias presbiterianas que ayudan eficazmente
a la obra evangélica educativa y benéfica de sus iglesias y que han hecho una
visita rápida a Madrid, Lisboa, Barcelona y Zaragoza. La delegación formada por
miss Shannon, secretaria de la Junta Misionera de Señoras, además de las Sras.
H. Black y J.T. Robison, tuvieron una reunión en la iglesia del Salvador y
fueron traducidas por la Sta. Caridad Rodríguez Castellano.
Quienes también aportaron
apoyo a la congregación de Besullo, después de la guerra, fueron Teodoro
Rodríguez y Balbina Queipo. Las dificultades para poder ejercer de Maestro
fueron grandes para Teodoro, quien ejerció de Maestro en un pueblo cerca de
Besullo, pero que de alguna manera se hallaba perseguido y vigilado, aunque
fuese invalido de guerra al lado de Franco. Cuando contaba 34 o 35 años Teodoro
y Balbina se casan y vienen a vivir al colegio "El Porvenir" de
Madrid. Dice el diario de Elfriede: "27 de junio de 1944. El Curso
siguiente Teodoro Rodríguez fue profesor de los niños y niñas en un aula
unitaria. Se había convertido en demasiado trabajo para mí, que me había
ocupado hasta ese momento de impartir las clases y lo dejé en sus manos.... Su
esposa Balbina se ocupó de dar a las niñas las clases de labores y ayudaba
también en la economía doméstica. En el fondo, fue el principio del trabajo
escolar en "El Porvenir", aunque sin permiso, después de cinco años
sin haber podido realizarlo. "El Porvenir" fue el único colegio que
siguió clandestinamente, por supuesto, dando clases a niños y niñas. Todos los
demás colegios evangélicos, y había muchos antes de la guerra, fueron
clausurados y no se volvieron a abrir."
En 1944 fallece Alejandro Rodríguez
que estudió en "El Porvenir" como tantos otros, pero que estuvo
siempre en Besullo y durante bastante tiempo de Alcalde. Este Alejandro,
"el calderero" había contado historias impactantes en su lucha por la
libertad y la tolerancia religiosa, que Federico Fliedner había contado en los
periódicos alemanes
Otro Alejandro Rodríguez
aportaría también servicios a "El Porvenir" hasta 1967
En 1945 Margarita Rodríguez
que también era profesora titulada y hermana de Teodoro Rodríguez encontró
trabajo en Chile y luego en Argentina, donde trabajaría de secretaria de
Dirección en el Seminario Evangélico. Allí conoció a un estudiante, José
Martínez de Castilla y se casaron. Mas tarde regresaron a trabajar a Madrid a
"El Porvenir" en Octubre de 1959.
En el verano de 1946 los
Fliedner vuelven a Besullo. En casa de Doroteo se reúnen hasta 24 personas y en
un culto es bautizado Alejandrín.
En mayo de 1948 nace en Madrid
Guillermo Rodríguez hijo de Teodoro y Balbina y es bautizado en Junio, siendo
costumbre de esta iglesia el bautizar a los niños y cuando son mayores son
confirmados en la fe de Cristo Jesús. Besullo por esta época aún sigue mandando
niños al Porvenir de Madrid. Las largas familias de Rodríguez dejaban internos
a sus hijos y cuando llegaba el verano, se iban de vacaciones al pueblo para
estar con sus padres. Cuando llegaban los internos de Besullo eran noticia en
este colegio de "El Porvenir".
En mayo de 1950 Teodoro
Fliedner viaja a Besullo en la normal visita que hacía a las congregaciones del
Norte, siendo visitadas las de Besullo, Santander, Bilbao y San Sebastián, que
eran atendidas regularmente.
En 1951 había visitado el
Porvenir otra Caridad Rodríguez que era farmacéutica en Camuñas. Dice
Elfriede:" El padre de Caridad (Manuel Rodríguez) había sido preparado por
mi abuelo para ser evangelista en Camuñas y provenía de Besullo. Tuvo tres
hijas a las que puso los nombres de Fe, Esperanza y Caridad. Mi padre fue a
bautizarlas y les preguntó que iba a pasar si tenían otra hija, pues había escogido
los mejores nombres. Fue padrino de Caridad. Nació la cuarta hija y llamaron a
mi padre para el bautizo; cuando mi padre le preguntó el nombre, Manuel
Rodríguez dijo: "Virtudes" Doña Caridad estudió en el Porvenir, en el
Instituto Internacional y también la carrera de Farmacia de manera que pudo
poner una farmacia en Camuñas, siendo siempre testimonio vivo de su fe
evangélica.
Benigna Rodríguez falleció en mayo
de 1956, habiendo sido durante algún tiempo la directora del Instituto
Internacional de Madrid.
En 1957 se sigue visitando por
los Fliedner a los miembros de la congregación de Besullo, en las vacaciones
del verano, visitando también Ribadesella donde en Santianes trabajaba en la
Obra Ramón Blanco.
En 1962 Cristina García de
Besullo se incorpora como profesora al colegio de internos de "El
Escorial". Cristina había sido educada también en el "Porvenir".
En 1963 Teodoro Rodríguez y
Balbina Queipo marchan para Cartagena. En 1967 Cristina García se casa con
Julio Roberto de Badajoz, siendo la ceremonia en Calatrava. Teodoro Fliedner
los casa en Ausencia de Emilio de la Vega y el banquete se celebra en el
Porvenir.
Por esta época de 1967,
Margarita Rodríguez y su esposo, siguen trabajando en "El Porvenir",
perteneciendo al Consejo de Administración. En Abril se dirige un autobús hacia
Besullo con motivo de la boda del sobrino de Margarita, Daniel Rodríguez que se
casaba con la señorita María Lidia. En el autobús viajaba el Coro de Calatrava
que dirigía Irma Fliedner. Besullo se llenó de fiesta, viniendo la gente de los
pueblos y se cenó y se bailó hasta las dos de la madrugada. Al día siguiente se
visitó el cementerio evangélico.
En el verano del 69 Anita
García falleció en Besullo y su tío Daniel Rodríguez fue el encargado de la
ceremonia de entierro, Los Fliedner que estaban Noja de vacaciones, acudieron
presurosos, ya que su preocupación fue siempre el pastorear este pueblo que
quizás solo ellos han sabido ayudar y entender, pues el resto de los
evangélicos en Asturias, salvo raras excepciones poco o ningún cuidado pastoral
han tenido.
En 1977 Margarita Rodríguez se
despide el Colegio, por su jubilación. En 1982 fallece en Cartagena, Teodoro
Rodríguez. En 1987 Caridad Rodríguez fallece en Camuñas, donde el cura presta
su iglesia, que se llena por completo, realizándose la despedida de "Doña
Cari" y en 1991 fallece en Zaragoza Cristina García también de Besullo y
que estaban casada con el pastor Julio Roberto Asensio. Hubo 15 pastores en el
culto de despedida de la finada.
La
Congregación De Besullo Del 36 Al 84.
La guerra del 36 cerró los
cultos públicos hasta el año 1944 en que comienzan de la mano de Doroteo y
Caridad, su hija, todas las actividades. Por el año 50 y quizás antes (pues
Doroteo estaba aquejado de una pérdida gradual de la vista que lo había relegado)
Daniel Rodríguez se hace cargo de la congregación, desangrada continuamente por
la emigración y estudios de los jóvenes, que siempre tuvieron una segunda casa
en el Porvenir de Madrid. Muchos fueron haciendo carreras y muchos las pusieron
al servicio del Evangelio, pero la congregación fue sufriendo poco a poco las
consecuencias del abandono de los miembros más útiles y activos. Por otra parte,
no hemos de olvidar, como lo hace patente el escritor y periodista Juan Antonio
Cabezas cuando dice: " Yo diría que la facilidad de las comunicaciones y
el desarrollo de la industria siderúrgica, dentro de la región asturiana,
debilitaron a un tiempo la "secta" evangélica de Besullo y la
artesanía del hierro. De los martinetes que machacaban los lingotes en la ribera
del Veiga, solo quedaba uno, el de los protestantes, a principios de siglo. Y a
partir de los años veinte, los constructores de carros besullenses y los
herreros amigos de "Casona" también envejecieron y se fueron
jubilando del oficio. La industria artesana entró en decadencia. Los jóvenes
preferían trasladarse a zonas industriales y especializarse en actividades
mejor remuneradas. En la actualidad solo queda en Besullo un martinete
momificado.
Con la muerte de Daniel de
"Xuacón" en Julio de 1,984, prácticamente, desaparece "la
comunidad luterana" o la congregación evangélica de Besullo. Esta
congregación es un ejemplo en muchas cosas, pero sobre todo por su visión y
obra educativa. De ella nacieron obreros evangélicos para todo el mundo. Por
ella se formaron hombres ilustres de las letras y de las ciencias que dieron
lustre a Asturias. Pero también por ella mucha gente pasó de muerte a Vida. Su
luz ha iluminado corazones y aunque hoy ya no exista en Besullo más que la
memoria de las cosas, siempre quedará el respeto por aquellos hombres, rústicos
ferreros del martinete y hornos romanos y catalanes, que amaron a sus
conciudadanos porque también amaban a Dios.
En un artículo nostálgico en
La Nueva España de 14-4-1991 sobre Besullo se describe así las capillas de este
pueblo y entre ellas donde se reunía esta congregación. "En el fondo del
valle vemos una curiosa capilla de piedra. de pórtico cuadrangular y arcadas, más
elevado que el pequeño cuerpo del templo. Otra pequeña capilla dedicada a la
Magdalena, domina el pueblo desde la cima rocosa de una casi inaccesible
montaña, al menos vista desde las casas del lugar. Próxima al templo católico
se halla la capilla de la comunidad protestante mas veterana de Asturias, hoy
prácticamente extinguida con solo dos miembros ya casi ancianos. Comunidad que
cuanta con su propio cementerio."
Los dos miembros a los que se
refiere este artículo son Lulo y Dina, hijos de Daniel, el último pastor de
Besullo. La tristeza del cierre de esta congregación, de un pueblo pequeño
escondido en la montaña, no puede empañar la memoria del grano de trigo que
murió y dio su fruto en abundancia. De sus raíces han florecido muchos vidas
para Dios y este es el mayor orgullo de la congregación de Besullo.
8. LA CONGREGACIÓN DE LA IGLESIA EVANGÉLICA en el LLANO DEL MEDIO- Gijón-
8.1. Los años de la guerra y la postguerra: Persecución y crecimiento.
No podemos calibrar, muy al
detalle, el talante y carácter del pueblo evangélico en la guerra. El
protestantismo de Gijón se basó en las dificultades de las que supo mantenerse
fiel y firme frente a las continuas molestias y angustias que una guerra
proporciona. Aquí en Asturias, el levantamiento produjo muchas muertes y la
capilla del Llano ante el desconcierto de la guerra cerró, aunque se reunían
por las casas. El local de la capilla pertenecía a la Continental Lands Company
Limited, siendo en la Revolución del 34, Hospital de sangre por unos meses. Al
decir del doctor Carlos Martínez, médico que dirigió esta labor humanitaria, el
ejemplo de los evangélicos en aquella ocasión fue original y perseverante.
Original porque en un intento de alegrar a los heridos, se les tocaba el órgano
o armonio y se cantaban himnos de la iglesia. Perseverante porque siempre había
algún hermano, anciano o pastor, que cuidaba de que todos estuvieran atendidos,
a la vez que se cuidaba celosamente el local.
Dice Daniel García que "
todos los creyentes en edad de ser movilizados se tuvieron que incorporar en el
ejército. Los Señores Biffen, ya habían tenido que marchar para Inglaterra por
orden del Gobierno, para si protección, pues las cosas en España se
desarrollaban con poca seguridad para los extranjeros que servían en ella. Los
hermanos estaban viviendo esos problemáticos momentos de la guerra, procurando
de los hijos pequeños. Los cultos no se celebraban. Las familias procuraban
estar cerca unas de las otras para una mejor ayuda. Las noticias de los frentes
de guerra donde se encontraban los varones, se podían conocer por los partes de
guerra y de ASOMBROSO se pudiera calificar el que todos los incorporados) solo
el joven Santiago García fue muerto por una bala perdida cuando se encontraba
recogiendo agua de un pozo) no fueron alcanzados por la muerte".
No fue así en el resto de
España, donde, en general, las movilizaciones produjeron muertes o disminuyeron
la membresía de las iglesias, sino que fueron dispersas, buscando refugio,
ayuda familiar o medios para subsistir.
El servir en el ejército de
uno u otro bando suponía un "servício de armas" y muchos de nuestros
soldados tuvieron que sufrir la exigencia de la obediencia militar. Dice Daniel
García a este respecto: "Describir en letra impresa todas las vejaciones
por las que pasó Angel Pradales, sería imposible para hacerlo muy
objetivamente. Cuando él las contaba, viendo el rostro risueño con que
describía todos los castigos que le imponían sus jefes militares, parecía
increíble, y más de un mozalbete de la congregación no daba la debida
credibilidad. No concebían como un ser humano pudiera soportar tales
vejaciones. Algunos de estos jóvenes incrédulos tendrían que pasar ellos por
parecidas circunstancias y entendieron como el Señor sigue ayudando a los que
en El confían.
"El periodo de la guerra
y los años siguientes a ella - decía Juan Solé- no ha sido muy historiado; por
un lado, desde el punto de vista secular es historia menor; por otro lado, todo
cuanto sucedía, aún lo adverso, sucedía dentro de un marco de coherencia espiritual.
Los notables y visibles resultados del crecimiento, eran debidos a la bendición
del Señor sobre la constan te edificación de la Palabra... Es posible que un
día sepamos que los mejores evangelistas de aquel periodo nunca estuvieran en
un púlpito, Fue la época de oro del evangelismo personal."
Sin embargo, las dificultades
fueron evidentes. El señor Miguel que tenía que cuidar del local de la capilla
y una vez liberado Gijón, recibió a dos religiosas que se personaron en el
local para requisar el órgano. Parecía que la guerra no la había ganado Franco,
sino ellas. Pero el Sr. Miguel les hizo ver que el armonio era propiedad
inglesa y que hasta que el cónsul no diera permiso, no se podía sacar. El
armonio no lo llevaron, pero si que los evangélicos fueron controlados y
aquellas amistades más cercanas a los evangélicos eran amenazadas e infundían
temor, quitando los trabajos a los varones y a las mujeres con amenazas veladas
a los hijos, máxime si se tiene en cuanta la extrema necesidad de mantenimiento
a la familia. Quienes no tenían cimentada su fe, se volvieron indiferentes, se
fueron acercando más al incienso del altar. Quienes estaban firmes, sintieron
la llamada de mantener la antorcha.
Esto fue lo que impulsó al
joven de 34 años Daniel García García, quien recién licenciado, ve la situación
y empieza a trabajar para que los rigores de la prueba acabaran en victoria.
Dice Daniel García - hijo - que resultó un triunfo el que, con la muerte de un
hermano, suegro de Daniel García, solo un años después de la liberación de
Gijón, tiene que solicitar permiso para el entierro civil. El Gobernador
Militar era el que tenía que darlo, después de los pertinentes permisos del
Alcalde y otros similares que se requerían en esos tiempos. "Cuando Daniel
y un cuñado suyo se presentaban, se encuentran con una ordenanza de poca
amabilidad y que, en vez de cumplir con su deber, quiere ser más que el mismo
Gobernador y se puso a gritar que eso ya no era posible en España, que, desde
ahora, toda es católica. El tono de su voz fue creciendo, por lo que sus
palabras llegaron a oídos del Gobernador, el cual hizo acto de presencia para
preguntar qué es lo que estaba sucediendo. Este Gobernador militar de
graduación Comandante, al oír lo que se exponía preguntó si eran como los
protestantes de Marín, y como quiera que la respuesta fue afirmativa, les mandó
pasar a su despacho, donde con más atención escuchó la problemática de un
entierro evangélico".
El permiso fue concedido y la
orden al empleado de que siempre que viniesen esos señores, los hiciese pasar.
Resultó pues un triunfo ante el victorioso catolicismo pasear por todo Gijón un
féretro sin curas y con la evidente valentía de los que le seguían.
A finales del año 1940
regresan de Inglaterra D. Juan Biffen y familia, con lo que esta congregación
recobra la alegría; empiezan las reuniones y la escuela dominical. Los jóvenes
habían ensayado un himno de bienvenida que Agustín Fernández había compuesto.
Todo parecía volver a la normalidad dentro de las incomodidades, adquiriendo la
normalidad cúltica. Pero un años después de la llegada de los Biffen, se
anuncia a la iglesia que tienen que marchar para Madrid. La muerte de Tomas
Rodhe de la Iglesia de Chambery hace que los Biffen tomen la decisión de ser más
útiles allí en Madrid, donde por circunstancias de la guerra civil, se
necesitaba acudir a las autoridades en demanda de los derechos atropellados y
ejercitar una defensa más activa. Es a partir de estos hechos, cuando la
iglesia del Llano de Gijón, - hoy C/ Prendes Pando - que en principio había
pertenecido a la Iglesia Evangélica Española y ahora afín a los principios de
los Hermanos de Plymund, influenciada y en algunos casos manipulada (por los
misioneros Eduardo Turral, Gray o Biffen fundamentalmente), comienza una andadura
mas autóctona y desarrollo de actividades que los diversos dones en la iglesia
desarrollaban con gran celo.
8.2. JUAN MIGUEL RIONDA.
El primero de los casos
representativo de esta actividad es Miguel Rionda. Ante la necesidad de
comunicación entre los hermanos dispersos por los pueblos - muchos de ellos
convertidos en América - Miguel se dispone a visitarlos. Rionda se había
convertido en el año 1942 cuando era presentado a la congregación un hijo suyo,
pues la esposa María Teresa García Piñera si lo era. María Teresa era también
organista oficial de la iglesia en Prendes Pando y nacida en el seno de una
familia de creyentes de la iglesia Pentecostal. Rionda con veintidós años se
encontraba cumpliendo el servicio militar. Fue tal y tan rápido el cambio
operado en la comprensión del mensaje que ya tuvo que sufrir arresto al no
querer ir a misa. Desde los primeros momentos Rionda destaca por su
preparación, por su celo y su sensibilidad con los hermanos más necesitados o más
lejanos de Gijón. No hemos de olvidar la gran dispersión que una guerra civil
provoca y las dificultades para reunirse, por lo que Rionda tendría
dificultades en diversos lugares de Asturias. En Cudillero el pueblo quiso
lincharlo. En Siones, Proaza y en la Felguera hubo varios altercados con el
cura. Fue arrestado en Santianes donde iba a visitar asiduamente a Luis y
Ramona. La "Carta circular a los evangélicos españoles" nº.23 de septiembre
de 19146, decía: "El día 28 de Julio, los hermanos de la Iglesia de Gijón,
don Miguel Rionda y señorita Pilar Gómez visitaron el pueblo de San Vicente
(Infiesto) con el fin de celebrar culto evangélico en esa localidad. Aun no
siendo la primera vez que se organizaba en San Vicente un acto de esta índole,
en plena reunión se presentaron tres números de la Guardia Civil, que
suspendieron el culto, pidieron la documentación, tomaron los nombres de todos
los asistentes y examinaron los libros que se encontraban encima de la mesa.
Después de un breve interrogatorio, todos lo asistentes fueron detenidos y
conducidos por caminos y vericuetos a Infiesto, a una distancia de siete
kilómetros, donde ingresaron en la cárcel.
A continuación, el señor
Rionda fue interrogado por el señor Juez de primera instancia, quien reconoció
que no había materia delictiva. Interrogado nuevamente por el Sargento de la
Guardia Civil, y al contestar el señor Rionda que había celebrado un culto
evangélico, contestó el sargento que él no conocía nada "de eso"
referente al Evangelio. Pidió entonces el señor Rionda una entrevista con el
capitán. que manifestó que nada tenía que hablar con él. Sin embargo. poco
después todos los detenidos fueron trasladados a un domicilio particular, hasta
que al día siguiente se recibió orden del Delegado de Orden Público de que les
pusieran en libertad.
De nuevo en Gijón. los
hermanos recibieron del Sr, jefe de Orden Público la garantía de que tales
sucesos no se volvieran a repetir.
Este incidente motivó una
instancia dirigida al Señor Gobernador civil de Oviedo por Don Mario de Oribe,
secretario de la iglesia evangélica en Gijón, a la que se recibió con fecha de
20 de Agosto la siguiente contestación: "Accediendo a lo solicitado por usted
en instancia dirigida a mi autoridad de fecha 10 del actual, he tenido a bien
concederle autorización para celebrar los cultos religiosos y entierros en
igual forma que lo efectúan en esa villa, para el resto de la provincia en
donde tienen núcleos religiosos, sin hacer uso externo y sujetándose a las
disposiciones vigentes que regulan esta clase de cultos"
Es disposición es notable por
el ámplio margen que concede a los hermanos en Gijón para actuar en toda la
provincia de Asturias. Felicitamos cordialmente a la iglesia de Gijón por el
éxito logrado, que es prueba evidente de la verdad de aquellas palabras que
José dirigió a sus hermanos: "Vosotros pasasteis mal sobre mi; mas Dios lo
encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho
pueblo."
8.3. La iglesia de matemático pedrayes en oviedo
En el año 1953 Miguel Rionda
se traslada a Oviedo por razones de trabajo y comienza una nueva obra allí.
Amigo de Ramón Blanco, aunque participaba de las mismas tendencias eclesiales,
se ayudan en las reuniones que había en casa de Rionda y este ayudaría en
algunas ocasiones en la Iglesia del Naranco. Por esta causa Miguel Rionda tiene
que dejar un poco la responsabilidad de las visitas que mantenía en los
pueblos, a otros hermanos como Daniel Garcia. A los dos años de estar en Oviedo
la esposa después de un alumbramiento con complicaciones, fallece dejando cinco
hijos.
Rionda poco después se casa en
segundas núncias y tiene que trasladarse a Santiago, viviendo en Ramallosa
donde tiene una responsabilidad importante en la Obra.
En el año 1971, tras una
penosa enfermedad fallece este hermano que siempre fue un ejemplo de superación
y celo. Su biblioteca, indicativo de su personalidad, era la de un estudioso e
intelectual aventajado. Quienes pasaron por la Universidad de Santiago, siempre
se sorprendían del conocimiento que tenía de teólogos o personalidades del
mundo evangélico. La revista Restauración publicaba en abril de 1971 una reseña
necrológica de Jesús Ordóñez, (predicador en La Felguera y que le había
conocido en Barros cuando les visitaba) con el título "¡Ha caído un
valiente.!"
Decía Jesús entre otras cosas:
"En Santiago de Compostela y después de una larga y penosa enfermedad, ha
muerto uno de los líderes del protestantismo asturiano, activista incansable en
la labor apostólica, animador de las pequeñas comunidades aisladas de la región
astur. Juan Miguel Rionda.
Estaba siempre presente con
aquellos hermanos que necesitaban ser animados y confortados en el desarrollo
de su fe. Fue miembro durante muchos años del Consejo de Ancianos de una
Iglesia de Gijón. Su dialéctica clara, esperanzadora, daba al oyente consuelo y
paz por la fuerza de la "Buena Nueva". Cultivó la teología y era un
hombre escudriñador, amante del estudio y de los problemas religiosos.
Su vida fue marcada por el
binomio pistis-thlipsis, como la de todos los humanos, es decir entre la
fe-confianza y la tribulación, paradoja que el creyente arrastra como el no
creyente. En una de sus últimas cartas decía a su hijo mayor, ausente en un
país de Europa central por muchos años: "Mi pensar parece que no tiene
sentido; mi enfermedad me convierte en un ser despreciado; sin embargo, siento
el aliento del Señor, su cruz es un símbolo de esperanza"
Algunos pensamientos sacados
de su epistolario: "Llevo en el lecho mucho tiempo y este estado doloroso
es una excelente escuela para ejercer las virtudes"
"Como decía Tomás de
Kempis: ¿Por qué teméis llevar la cruz si esta os lleva al Reino?
"El Evangelio es una
fuerza, una dinamita de consuelo y de amor, pero también es de los que luchan.
La vida es una continua lucha.
"Mi muerte está próxima,
la asumo conscientemente. Para un cristiano, la muerte no es destrucción, sino
transformación; estamos condicionados por la biología, pero en el hombre no
todo es biología. Hay inquietudes espirituales y morales."
"La fe no es una
religión; es una fuerza del espíritu, es un estado de ánimo hacia la acción: no
tengo fe cuando no trabajo; la fe desemboca en el quehacer en el movimiento
continuo de la Historia, por ella voy a Dios, a un Dios que está escondido en
los hombres."
Y así fue: desde que conoció
el evangelio en la postguerra española, su vida cristiana se caracterizó por un
"engranamiento" a la vida evangélica, al anuncio de la Palabra que
vivifica y da fuerza al alma para proseguir la carrera de Cristo. Fue detenido
varias veces y detenido cuando los evangélicos no teníamos un Estatuto jurídico
para desarrollar nuestras actividades, cuando la iglesia católica presionaba al
poder para discriminarnos y hacernos la vida imposible. Su constancia en la
evangelización del pueblo y la edificación de los miembros de las Iglesias
hiceron de él un hombre formado en la defensa de la fe evangélica.
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