sábado, 15 de diciembre de 2018

Dios, el hombre y la palabra.






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Que el hombre es un animal mal dotado, se ve a simple vista si nos comparamos con el resto de los animales. Su vista es débil, su olfato y su oído muy inferiores, casi sin uñas, desnudo y por tanto muere de frío y calor mas fácilmente, etc. Biológicamente el hombre no tendría derecho a la vida y debería haberse extinguido como tantas otras especies. Sin embargo es el dueño de la naturaleza, ha quitado de encima a animales peligrosísimos y violentos que con solo un zarpazo nos harían desaparecer. El hombre ha cambiado la faz de la tierra convirtiendo a los animales en sus servidores y se teme que su existencia se multiplique en exceso. La pregunta surge de inmediato ¿Qué es lo que le ha hecho el animal mas inteligente de la escala biológica? Sin lugar a dudas la palabra. El hombre es el único ser que habla, razona y progresa.
El evangelio según Juan  comienza con estos versículos: “En el principio era el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho”. Todos sabemos que Verbo es la Palabra. El término griego Logos todavía añade el concepto de cálculo y discurso y Platón la emplea como la manifestación del pensamiento a través de la palabra. Según este evangelista la creación de Dios emana de la palabra y esta misma palabra se hace carne en la persona del Hijo, Jesucristo. El libro del Génesis expresa la misma fuerza creadora de la palabra. “ Dijo Dios haya luz y hubo luz... Dijo Dios haya firmamento en medio de las aguas... y fue así”. El universo entero adquiere coherencia por la palabra de Dios.
Sin embargo, para los evolucionistas, Dios no crea al mundo con su palabra, sino que el concepto primigenio de “Dios” lo forma el mismo hombre con la palabra. A medida que el hombre va adquiriendo con la palabra mayor abstracción, “Dios” aparece como concepto útil e ingenioso para resolver el problema existencial. Para Vygotsky y Luria con solo verbalizar el vocablo correspondiente al concepto “Dios” el mundo visible y el invisible se unen por un hilo de coherencia que explica lo desconocido y abre puertas de esperanza para que pueda sobrevivir el mundo físico y el metafísico. El poeta soviético Osip Emilevich también dejó clara la capacidad de las palabras cuando escribió: “He olvidado la palabra que quería pronunciar y mi pensamiento, incorpóreo, regresa el reino de las sombras”
Pero la necesidad de infinito que el hombre mendiga, consciente de su mortalidad y finitud, es algo que no resuelve la palabra, el pensamiento, la abstracción.  El hombre sigue preguntándose cual es el sentido de su vida y cual será su fin. Desde Platón se sigue buscando una solución al enigma y se ha llegado a decir que la solución es identificándose con causas superiores a él,  como la humanidad o la sociedad. Pero esto en vez de resolver el enigma lo agranda, porque la muerte, se lleva consigo la abstracción de universo y humanidad. Para Sartre el hombre sigue siendo un error de la naturaleza, una criatura mal hecha, una pasión inútil. Es pues un enigma que no puede resolverse.
Cierto es que casi todos están de acuerdo en qué puede consistir la solución. Sin duda es que el ser humano alcance de algún modo lo infinito, aunque en esta vida no lo puede alcanzar. El sentido existencial está mas allá de la naturaleza, del mundo, del cielo azul. La filosofía deja al hombre en los brazos de la religión, porque su racionalidad no alcanza mas y lo deja en la mas absoluta oscuridad, en el silencio de la nada.
Los cristianos  mantenemos  la Biblia como palabra sagrada pero no en el sentido cabalístico que daban los hebreos a Yahvé. En la cábala hebrea, los sonidos y las formas de las letras se consideraban los auténticos elementos de la realidad, de modo que el cabalista podía utilizar su fuerza con solo nombrar las cosas, los ángeles o incluso a Dios. La Biblia usa figuras. La Ley se presentaba como la sombra de los bienes venideros, pero no era la misma imagen de las cosas. Los sacrificios no eran perfectos, porque, como dice el autor de Hebreos, la sangre de los toros y los machos cabríos no puede quitar los pecados. Sin embargo los cristianos creemos que el La Palabra se hizo carne y habiendo (Cristo) ofrecido una  vez para siempre el sacrifico por los pecados se ha sentado a la diestra de Dios (Hebreos 10:12) La solución del hombre sigue siendo Cristo en quien vaciamos nuestras cargas, angustias e inseguridades, porque Cristo es mas que una palabra cabalística.

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