lunes, 24 de diciembre de 2018

Rabindranath Tagore y el tiempo de año nuevo









 Manuel de León.- diciembre 2002


No soy un experto en Rabrindranath. Solo un  lector asiduo a los versos de  “El Jardinero” “El cartero del Rey” o la “Luna nueva” en unos formatos muy antiguos de los años 50. Por eso Rabindranat será siempre el amigo de los sueños de juventud, el que abrió mis sentidos a la embriaguez de las cosas bien dichas y el que llenó de dulzura las alas de mi madurez. Porque, con los años, las ilusiones se han ido endureciendo, los sueños vividos han sido realidades tristes y solo los ojos de la eternidad me han podido dar la paz y el descanso.


Dice Tagore: “Nadie es eterno, hermano, y nada pervive. Recuerda esto y alégrate.... Llegará un silencio absoluto y la música será entonces perfecta.”
 Pero ¿como puede un ser humano alegrarse, si el tiempo está tocando a muerto, si el cielo es el cielo de los llantos y de las penas, si el amor, cuando decae la vida, también se ahoga en sombras doradas?  ¿Acaso tenemos que aprovechar el tiempo, cuando la flor de la vida está en toda su belleza, porque las horas pasan ligeras y “la vida, sin fin para el trabajo y el hastío, solo nos da un día para el amor”?  Se que Tagore creía que cada hombre o cada mujer llevan en si la simiente de lo divino; que en cada ser humano hay una posibilidad de grandeza y que todo está en saber desarrollar sus potencialidades, pero ¿qué valor tiene la sabiduría si no tenemos tiempo de completarla? “En lo eterno – dice Tagore- todo está hecho y concluido, pero las flores de la ilusión terrena son eternamente frescas, gracias a la muerte.” "Mi fe no la pongo en institución alguna, sino en los hombres que piensan con claridad, sienten con nobleza y actúan rectamente, sean de donde sean; porque esos hombres son como canales por los que circula y se transmite la verdad moral de que todos necesitamos".
 Algo estremecedor y triste es el vacío de Rabindranath, porque ¿que motivos hay para empezar el nuevo año arrancando los males del egoísmo o estrenar un nuevo amor en mi familia, como padre o como madre? ¿Por qué ser distinto en mi trabajo, con mejor humor y simpatía? ¿ Porque tener nuevos propósitos para un nuevo estilo de vida, harto de egoísmos, de injusticias, de aires putrefactos? Tagore mantiene que los fines  a los que debía dedicarse toda la vida humana eran la verdad, la bondad y la belleza. Esta belleza tenía que ser de orden moral y esta moral penetrada del sentido de la belleza. La tarea de mensajero de la paz y la dignidad para todos los hombres se completa con su obra creadora. ¿Y no hay nada mas? Tagore intuye que puede ser el amor. El amor como algo que sobrepasa lo terreno, como algo que da sentido a la existencia, como lo entiende Pablo en Corintios que no deja de ser, que es eterno. “ Si me está negado el amor, ¿porqué entonces la medianoche entristece con nostálgico silencio a las estrellas? ¿Y porqué este necio corazón continúa, esperanzado y loco, acechando el mar infinito?

Un año nuevo no es solo un día para el amor, es algo mas para un creyente. Hoy es el día de salvación. Estamos siendo salvados, hasta el día en que “Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. No habrá mas muerte, no habrá mas llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron” Apo. 22:17  Es el día de la esperanza, no del terror futuro. Es el día de la perspectiva de gloria, no el de la triste pupila que se dilata ante el estupor de otro amanecer, como decía otro poeta al año nuevo. El tiempo para el creyente es momento de preparación para la eternidad y solo desde esa forma de entender la vida tendrá sentido y afán un año nuevo.


La triste pupila
se dilata ante el estupor,
de otro amanecer.
Año nuevo en eventual desgracia
lacio ya, le desprecia en predicción
aterrada, ante el vistazo flatulento
de ese terror futuro,
siglo nuevo y pena vieja, ésta.



Según una biografía reciente de Tagore, sus admiradores Occidentales vieron el espíritu humano de Cristiandad, venerado en la teoría pero olvidado en la práctica, reflejado en Gitanjali como una forma pura. "Jesucristo era un oriental" enfatizó Tagore y su idea propia de espiritualidad India tuvo una fuerte afinidad con el del Nuevo Testamento.


Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón seguirá hablándote. Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron."
El Espíritu y la Esposa dicen:"¡Ven!" …

Apocalipsis 21:2,4  22:17aY





 



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