martes, 18 de diciembre de 2018

El fervor evolucionista.











Junio 2003


Otra oleada evolucionista parece asomar ahora en la Televisión Española, apoyada en los nuevos hallazgos de Atapuerca y con muchos medios económicos en su realización, para presentarnos con fervor “cuasi religioso” la odisea del hombre sobre esta tierra. La verdad es que esta odisea se ha presentado demasiado infantilizada y dejando en el aire las mismas preguntas sin respuesta o ¿es que acaso no la hay?. Seguiríamos preguntándonos ¿Porqué esos simios siguen siendo simios sin ningún progreso evolutivo? ¿Porqué no se repite ningún “salto” que produzca una nueva especie? ¿Acaso poniendo tiempo ( siempre se habla de millones de años) y circunstancias por medio podremos apartar a Dios de nuestras vidas? ¿Será el hidrógeno, ese gas incoloro, inodoro e insípido, el que se transforme en una persona, transcurrida toda esa millonada de años y sometida al azar y la necesidad como decía Monod? Cada poco los medios sacan a la luz estas noticias que venden. Hace unos años fue la explicación del mundo desde la explosión del Big Bang, esto es, un mundo comprimido en un pequeño punto de masa y que cuando estalló nacieron los universos mundos. Lo cierto es que las teorías se creen con absoluta fe y pasión porque el hombre materialista solo pretende demostrar que Dios está de mas en la realidad humana.
 Se ríen por ejemplo de que los creacionistas mantengan un mundo en seis días, cuando  hablan de la existencia de la creación “Big Bang” entre los 3.500 millones de años y del hombre erectus en los 10 millones de años. Sin embargo quienes se han preocupado por comprobar si existe demostración del Big Bang dicen que aún sigue siendo una teoría. Esta teoría se basaba en  evidencias como la radiación del microondas que proviene de todas las direcciones, pero que, al ser el universo irregular con murallas de galaxias y grandes huecos, deberían ser radiaciones irregulares pero la realidad es que las radiaciones son totalmente regulares. Las pretendidas irregularidades según  George Smoot, el director de este proyecto, dice que “está más bien seguro de que el efecto que está viendo es real, pero añade que siempre hay probabilidad de que esté equivocado”. Incluso si las mediciones son reales, Smoot admite que “pueden tener otras causas, como el movimiento de nuestra galaxia a través de la radiación de fondo”.
En cuanto al tiempo de existencia del mundo y del hombre en el sexto día de la creación dos teorías con mucha fundamentación explican  este fenómeno tan enfrentado: 6 días frente a 3500 millones de años. Hemos de decir que la Biblia es una guía  y un faro que ilumina a la humanidad a través de la vida y del tiempo. No es un tratado científico pero los científicos hacen bien en mirar a la Biblia porque en ella se esconden realidades que Dios quiere revelar. Hasta Einstein  el tiempo era constante, pero después de él ya no hay un único reloj que marque la edad de toda la materia cósmica. Del Big Bang  a hoy  aparecen mil millones de relojes que empezaron a funcionar pero el tiempo local era distinto para cada estrella. El valor absoluto del tiempo de Dios siguen siendo seis días  si el reloj hubiese estado suspendido en la parte que entonces ocupaba la Tierra. Según el doctor  Geraldl Schroeder cuando la Biblia describe día a día el desarrollo de nuestro universo en los seis días  que siguieron a la creación, se refiere a seis días de veinticuatro horas. Pero el marco de referencia sobre el cual se hizo la medición de esos días contenía la totalidad del universo. No es una historia para satisfacer la curiosidad de niños y ser dejada cuando se alcanza la sabiduría adulta; muy al contrario, contiene indicios y sugerencias de hechos que ahora la humanidad empieza a comprender.
Otra  característica del tiempo y del espacio se está estudiando desde 1803 en que Thomas Yung  y en 1975 Aspect descubrieron la ubicuidad y la “simpatía” de los fotones, dando lugar a una superposición simultanea de dos estados de la materia en el espacio y en el tiempo. Para numerosos físicos contemporáneos como el francés Costa de Beauregard, el danés Mattuck y el americano Feynmann estos experimentos implicarían un nuevo modelo espaciotemporal, en el que coexistirían el pasado, el presente y el futuro. El empleo del tiempo en un solo sentido solo podría emplearse de modo restringido, por lo que resulta evidente que tales extrapolaciones conducen a la física  cuántica hasta los límites de la filosofía,  de la mística y del misterio.
Resulta pues monótono este lavado de cerebro de los medios de comunicación y desde luego muy irresponsable la fundamentación evolucionista en las universidades, los colegios y las escuelas donde se da por sentado que somos SOLO materia evolucionada. No pretendemos dejar  de estudiar al evolución humana y los avances de la ciencia, pero si nos negamos a que esta se convierta en dios y pretenda sustituir a un Dios Creador y Soberano.

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