domingo, 23 de diciembre de 2018

Miscelánea de actualidad.





De cenizas humanas a diamante





 Manuel de León.- junio 2003

En los periódicos y revistas suelen esconderse ideas brillantes, pensamientos que, repetidos día a día,  pueden mover el mundo. Sin embargo yo soy mas lector de libros, porque el desarrollo es mas profundo y reflexivo en la mayoría de los casos. En los periódicos siempre está la actualidad, el chasquido del nacimiento de los pensamientos nuevos, como bien pudieran ser estos tres titulares: 1.- El  nuevo debate de la asignatura de religión en los colegios. 2.- La mención del cristianismo como esencia cultural y religiosa en la Constitución europea. 3.-  Un diamante hecho de las cenizas de un difunto.
 Sobre el primer punto muchos dicen que ni Voltaire ni San Pablo, que ni laico ni religioso. La enseñanza religiosa es un  tema de siempre pero que no es fácil tomar una decisión. Los países con mas tradición de enseñanza laica como Francia, que tan brillantemente  defendió el protestantismo con la figura del Sr. Guizot al frente, temen que la batalla la haya ganado la ignorancia religiosa. La independencia Religión-Estado ha creado una masa informe de renegados de la cultura cristiana e indiferentes al espíritu, que han perdido esas dimensiones que el ser humano no puede acallar. Se dice que el cristianismo europeo y mas concretamente España, está perdiendo adeptos y es verdad.  El Sr Gizot decía en Meditaciones y Estudios Morales publicados por 1853,  que “la causa de la autoridad civil y la religión cristiana es a todas luces común: El orden divino y el orden humano, estado e Iglesia tienen los mismos peligros y los mismos enemigos”.”No abogamos por una separación de la Iglesia y del Estado- decía Guizot- , grosero expediente que so pretexto de emanciparlas mutuamente las abate y las debilita entre ambas, sino la separación del orden espiritual y el orden temporal, del estado religioso y del estado civil”.  Hemos de admitir que falta una cultura del espíritu, igual que pude faltar una cultura del desarrollo técnico o una cultura agrícola. Si la filosofía se admite como asignatura de la razón, de la historia del pensamiento ¿porqué no una asignatura de teología que suscite las cosas espirituales? ¿Acaso la fe no viene por el oír? No hemos de olvidarnos que el catolicismo español es duro de roer y no  dejará esta parcela de la enseñanza religiosa desierta. ¿Tendremos los protestantes españoles que defender nuestra Enseñanza Religiosa Evangélica (ERE) como un mal menor,  aunque ideológicamente estemos en contra? 
Sobre la mención al cristianismo en la Constitución europea, creo que debe hacerse esta concesión porque es parte consustancial a la civilización y a la historia nuestra. La misma Turquía, hoy musulmana, también fue portadora de un cristianismo primitivo pujante. Lo cierto es que nos parece que el Preámbulo a esta constitución ya tiene bastante humanismo, demasiadas alusiones a la razón, al bien social, a la libertad, a la cultura, etc ¿y donde quedan plasmadas las aspiraciones del alma, la fascinación hacia el misterio,  la naturaleza completa del  ser humano como portador de eternidad en su sentido último? Me parecen muy bien aquellas aspiraciones humanas que buscan el bienestar y el progreso, pero que este sea integral. Que si hablamos de democracia (y en este Preámbulo se cita  a Tucídides) recaiga el poder en la  mayoría y no en unos pocos que  son votados por la mayoría, sin que haya opción a listas mas abiertas. Que si hablamos de democracia cristiana, tengamos el impulso profético para denunciar la corrupción y la injusticia, al abuso del poder y la extorsión que constantemente se ejerce sobre los débiles. Solo nos gustaría lo de “cristianismo” en este sentido: buscando el progreso en la paz  del espíritu de Cristo.
El tercer punto parece una noticia un poco fantasma, casi increíble, pero tiene su morbo y su moraleja. Parece ser que  La familia  no lo hace por el diamante en si,  sino por el poder de evocación y el significado afectivo que tendrá para las generaciones siguientes. Significa, además de algo bonito como es el diamante, el deseo de perdurar. Según la periodista suiza Christine Ley “ a la hora de la incineración, los empleados recuperan el carbono que está en el cuerpo del difunto, lo introducen en una especie de prensa de alta temperatura y, al cabo de unas cuantas semanas, la familia recibe una magnífica gema certificada por los expertos”.  Este resultado de convertir una persona en un diamante resulta hasta poético.¿Quién no memoriza las facetas brillantes de un diamante, sus destellos relampagueantes, el resplandor?  Pero la moraleja que hacía el comentarista  Josep María Espinás en El Periódico era mas o menos esta. ¿No sería mejor que unos ojos enamorados y cercanos, pudiesen ver esa belleza dentro de nosotros mientras estamos vivos? Nosotros solo vamos a dejar un poco de polvo en el camino del tiempo, pero la belleza interior, el aura del “espíritu superior” de Daniel, esa nunca se olvida.

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