sábado, 22 de diciembre de 2018

Los pies de barro de Michael Jackson.











Manuel de León.- enero 2004


Hay imágenes que nos sobrecogen, como las publicadas estos días de los soldados argentinos sometidos a torturas atroces o las de ese mundo desarraigado que grita en el silencio todas sus violaciones. Es un escalofrío que estremece el corazón y los sentimientos. Es la angustia de una tierra a punto de explotar porque el drama humano  de los millones con el Sida, de los hambrientos y de los explotados se extiende como una plaga. Pero también me  ha sobrecogido la imagen de Michael Jackson, porque los ídolos que adormecen la realidad de la existencia con sus habilidades, también tienen los pies de barro, como los tenemos todos los humanos, solo que en ellos la caída es mayor. La capacidad de transmitir a las masas, el carisma para simbolizar y crear moda, sus movimientos electrizantes que enloquecen a la juventud, se marchitan cuando se les rompen los pies y se convierten en sombras donde los enemigos se acumulan para darle las últimas  dentelladas en la yugular.
Hay sin embargo algo provechoso y ejemplizante en los ídolos. Los Diego Maradona, con el abuso de cocaína o  las Gloria Trevi que fue acusada de corrupción de menores, y otros infinitos etcétera,  han sido personajes de rebeldía e insolencia en sus escenarios pero a los que se le ha perdonado su atrevimiento cuando criticaron a medio mundo. ¿Por qué esa indulgencia a los ídolos? Quizás, porque esos desafíos y esas estéticas posibilitan el reemplazo de lo viejo por lo nuevo. Sin embargo los que cambian realmente el mundo, los verdaderos rebeldes sin pies de barro, son los hombres que saben comunicar y transmitir sin pedestal y en silencio.  El comunicador cristiano tiene una tarea nada fácil de fermentar las masas con el mensaje del Evangelio, sin embargo no puede haber vocación profética sin dejar claro que los ídolos de nuestro tiempo son falsos dioses con los pies de barro. Eso hay que decirlo. Es importante dejar claro un cuerpo de verdades morales basadas en la dignidad del ser humano y los derechos fundamentales del hombre y al mismo tiempo dejar clara la trascendencia del hombre.
La empatía que sentimos por los ídolos es aquella parte que nos sugiere la libertad para vivir la vida sin prejuicios, sin sometimientos al chantaje del poder y hasta de la religión. A veces la religión también  nos configura con falsas moralidades sin enseñarnos a amar la vida y buscar la felicidad. El Cristo que se nos muestra no solo no es atractivo a la vista, sino que tampoco es un ideal atractivo, una causa digna de lucha y entrega. Los falsos moralistas y censuradores no nos dejarán pensar y actuar con libertad. Los inquisidores nunca desaparecen. Seguimos haciéndonos personas mayores sin haber madurado, sin crecer por dentro, sin saborear la corta vida porque nos cortan las alas antes de transformar nuestra existencia en una celebración . Ser uno mismo, atreverse a discrepar, a gozar, a realizarse en armonía con el universo, es una de esas cosas mas atractivas de los mitos de todos los tiempos.
El atrevimiento y la provocación que rompe barreras,  es el brillo de los arquetipos de estos artistas que nos deslumbran, pero su final, como dice la Escritura “ son caminos de muerte”. Ellos son también los que simbolizan y sintetizan los materialismos, los hedonismos, la vanagloria de la vida.  Por eso es necesario dejar clara la realidad existencial  de los problemas enormes del ser humano que no deben ser camuflados con el brillo del dinero y el poder, la fama y el lujo. Hemos de tomar opciones por los pobres y la dignidad de la vida desde que nacemos hasta que morimos. Tenemos que propugnar una tierra de todos y del destino universal de los bienes. Tenemos que mostrar el Reino de Dios en este mundo mostrando ese amor al enemigo, siendo pacificadores, siendo concientes que al final de los tiempos Jesús restablecerá todas las cosas
Michael Jackson ahora en el filo de la navaja ya es un ídolo caído. Se está intentando  privarlo de la tutela de sus tres hijos debido a las acusaciones de abuso sexual.  El número de seguidores ha disminuido desde que hace diez años fue acusado de pederastia. Parece una persona perturbada, desorientada, inquietante. La cirugía estética no ha conseguido la imagen deseada. Jackson no piensa en otra cosa que no sea gastar una fortuna en compras y está rodeado de un entorno que no sabe distinguir entre el bien y el mal, ni sería capaz de aconsejar que el colgar un niño por un balcón es ridículo y peligroso. La estética que fue moda, que marcó un estilo, se ha convertido en algo zafio. Jackson está con el solo pensamiento de congelar su infancia para vivir con personajes como Peter Pan. Toda una visión surrealista de la vida. “Así pasa la gloria del mundo”


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