“La
dama del alba” es quizás una de las obras teatrales de Casona
engendrada en Besullo (Asturias) y quizás haya sido provocada
por la muerte de una niña de los parientes protestantes, que
sufrieron la intolerancia religiosa y de las autoridades,
antes de ser enterrada. Con el calificativo de “dama del alba”
referido a la muerte, Casona quiere expresar la idea de la
muerte como una fase de la vida, como justicia necesaria,
aunque con su mítica crueldad por el apego de los humanos a la
tierra. “La dama del alba” es una galería de personajes
torturados ante la muerte, aislados en un mundo rural. La
madre que no puede dormir tranquila hasta que encuentre el
cadáver de su hija. Y la razón la encuentra Casona en la
Bíblia, porque “la Escritura lo dice: el hombre es tierra y
debe volver a la tierra”.
Otro personaje es Martín que es el único que sabe el porqué de la ausencia del cuerpo. Dorina, Falín y Andrés que se encierran en casa sin poder ir al colegio por miedo a pasar por el río donde se ahogó la hermana. Telva, el ama de llaves, que había perdido al marido y después a sus siete hijos en un derrabe de la mina. Solo el abuelo es el único capaz de reconocer a la Muerte.
Otro personaje es Martín que es el único que sabe el porqué de la ausencia del cuerpo. Dorina, Falín y Andrés que se encierran en casa sin poder ir al colegio por miedo a pasar por el río donde se ahogó la hermana. Telva, el ama de llaves, que había perdido al marido y después a sus siete hijos en un derrabe de la mina. Solo el abuelo es el único capaz de reconocer a la Muerte.
Por otra parte, la muerte en Casona aparece bajo la figura
de una hermosa mujer, que hasta juega con los niños. El mas
allá es descrito con alegorías y figuras que expresan belleza
y bienestar. La dama del alba, la muerte, no puede entender
porqué los hombres la rechazan, puesto que ella misma no sabe
a quien va a llevar. Es, en este sentido, la muerte, un
personaje que sufre porque ella no puede escoger, solo
obedece, y a veces aplaza el cumplir su cometido porque se
equivoca. Y sobre todo para Casona la muerte es un alma que
sufre y se tortura por no poder sentir como los demás. Dice
así : “Yo también quisiera adornarme con rosas como las
campesinas, vivir entre niños felices y tener un hombre
hermoso a quien amar. Pero cuando voy a cortar rosas, todo el
jardín se me hiela. Cuando los niños juegan conmigo, tengo que
volver la cabeza por miedo a que se me queden fríos al
tocarlos. Y en cuanto a los hombres ¿de qué me sirve que los
más hermosos me busquen a caballo si al besarlos siento sus
brazos inútiles me resbalan sin fuerzas en mi cintura?
(Desesperada) ¿comprendes ahora todo lo amargo de mi destino?
Presenciar todos los dolores sin poder llorar... Tener todos
esos sentimientos de una mujer sin poder usar ninguno... ¡Y
estar condenada a matar siempre sin poder nunca morir!” Sin
embargo es implacable. Siempre se lleva a alguien.
La muerte para Casona, como lo era para el apóstol Pablo,
es ganancia. Va mas allá de los conceptos insubstanciales y es
algo limpio si se acepta cuando llega. Pero es cierto que el
hombre se aferra a la vida porque como dice el personaje del
abuelo, “por dura que sea la vida es lo mejor que conozco” y
se desarrolla el siguiente diálogo:
Casona analiza la muerte desde muchos ángulos y en esta obra la muerte trae paz a la casa, porque Angélica no había muerto sino que se había escapado con un hombre antes de su boda con Martín y la posible tragedia se torna en solución para este, que se casará con Adela inducida por la Peregrina( la muerte). La muerte, la vida y el amor siempre llevan al milagro del destino que está en manos de Dios, juez justo y Soberano sobre todas las vidas.
- Peregrina: ¿Tan distinta me imaginas de la vida?¿Crees que podríamos existir una sin la otra?
- Abuelo: ¡Vete de mi casa, te lo ruego!
- Peregrina: Ya me voy. Pero antes has de escucharme. Soy buena amiga de los pobres y de los hombres de conciencia limpia ¿Por qué no hemos de hablarnos lealmente?
- Abuelo: No me fío de ti. Si fueras leal no entrarías disfrazada en las casas, para meterte en las habitaciones tristes a la hora del alba.
- Peregrina: ¿Y quién te ha dicho que necesito entrar? Yo siempre estoy dentro, mirándoos crecer día por día detrás de los espejos.
- Abuelo: No puedes negar tus instintos, eres traidora y cruel.
- Peregrina: Cuando los hombres me empujáis unos contra otros, sí. Pero cuando me dejáis llegar por mi propio paso... ¡cuanta ternura al desatar los nudos últimos! ¡Y que sonrisas de paz en el filo de la madrugada!
Manuel de León es pastor, Presidente del Consejo Evangélico de Asturias, ha dirigido la Revista "Asturias Evangélica" y ha publicado “ORBAYU" una revista de investigación histórica, cultural y sociológica del protestantismo en Asturias
© M. de León, 2003, Asturias, España.
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