De cenizas humanas a diamante |
Manuel de León.- junio 2003
En los periódicos y revistas suelen esconderse ideas
brillantes, pensamientos que, repetidos día a día, pueden mover el mundo. Sin embargo yo soy mas
lector de libros, porque el desarrollo es mas profundo y reflexivo en la mayoría
de los casos. En los periódicos siempre está la actualidad, el chasquido del
nacimiento de los pensamientos nuevos, como bien pudieran ser estos tres
titulares: 1.- El nuevo debate de la
asignatura de religión en los colegios. 2.- La mención del cristianismo como
esencia cultural y religiosa en la Constitución europea. 3.- Un diamante hecho de las cenizas de un
difunto.
Sobre el primer punto muchos dicen que ni
Voltaire ni San Pablo, que ni laico ni religioso. La enseñanza religiosa es
un tema de siempre pero que no es fácil
tomar una decisión. Los países con mas tradición de enseñanza laica como
Francia, que tan brillantemente defendió
el protestantismo con la figura del Sr. Guizot al frente, temen que la batalla
la haya ganado la ignorancia religiosa. La independencia Religión-Estado ha
creado una masa informe de renegados de la cultura cristiana e indiferentes al
espíritu, que han perdido esas dimensiones que el ser humano no puede acallar.
Se dice que el cristianismo europeo y mas concretamente España, está perdiendo
adeptos y es verdad. El Sr Gizot decía
en Meditaciones y Estudios Morales publicados por 1853, que “la causa de la autoridad civil y la
religión cristiana es a todas luces común: El orden divino y el orden humano,
estado e Iglesia tienen los mismos peligros y los mismos enemigos”.”No abogamos
por una separación de la Iglesia y del Estado- decía Guizot- , grosero
expediente que so pretexto de emanciparlas mutuamente las abate y las debilita
entre ambas, sino la separación del orden espiritual y el orden temporal, del
estado religioso y del estado civil”.
Hemos de admitir que falta una cultura del espíritu, igual que pude
faltar una cultura del desarrollo técnico o una cultura agrícola. Si la filosofía
se admite como asignatura de la razón, de la historia del pensamiento ¿porqué
no una asignatura de teología que suscite las cosas espirituales? ¿Acaso la fe
no viene por el oír? No hemos de olvidarnos que el catolicismo español es duro
de roer y no dejará esta parcela de la
enseñanza religiosa desierta. ¿Tendremos los protestantes españoles que
defender nuestra Enseñanza Religiosa Evangélica (ERE) como un mal menor, aunque ideológicamente estemos en
contra?
Sobre la mención al cristianismo
en la Constitución europea, creo que debe hacerse esta concesión porque es
parte consustancial a la civilización y a la historia nuestra. La misma
Turquía, hoy musulmana, también fue portadora de un cristianismo primitivo
pujante. Lo cierto es que nos parece que el Preámbulo a esta constitución ya tiene
bastante humanismo, demasiadas alusiones a la razón, al bien social, a la
libertad, a la cultura, etc ¿y donde quedan plasmadas las aspiraciones del
alma, la fascinación hacia el misterio,
la naturaleza completa del ser
humano como portador de eternidad en su sentido último? Me parecen muy bien
aquellas aspiraciones humanas que buscan el bienestar y el progreso, pero que
este sea integral. Que si hablamos de democracia (y en este Preámbulo se
cita a Tucídides) recaiga el poder en
la mayoría y no en unos pocos que son votados por la mayoría, sin que haya
opción a listas mas abiertas. Que si hablamos de democracia cristiana, tengamos
el impulso profético para denunciar la corrupción y la injusticia, al abuso del
poder y la extorsión que constantemente se ejerce sobre los débiles. Solo nos
gustaría lo de “cristianismo” en este sentido: buscando el progreso en la
paz del espíritu de Cristo.
El tercer punto parece una
noticia un poco fantasma, casi increíble, pero tiene su morbo y su moraleja.
Parece ser que La familia no lo hace por el diamante en si, sino por el poder de evocación y el
significado afectivo que tendrá para las generaciones siguientes. Significa,
además de algo bonito como es el diamante, el deseo de perdurar. Según la
periodista suiza Christine
Ley “ a la hora de la incineración, los empleados recuperan el carbono que está
en el cuerpo del difunto, lo introducen en una especie de prensa de alta
temperatura y, al cabo de unas cuantas semanas, la familia recibe una magnífica
gema certificada por los expertos”. Este
resultado de convertir una persona en un diamante resulta hasta poético.¿Quién
no memoriza las facetas brillantes de un diamante, sus destellos
relampagueantes, el resplandor? Pero la
moraleja que hacía el comentarista Josep
María Espinás en El Periódico era mas o menos esta. ¿No sería mejor que unos
ojos enamorados y cercanos, pudiesen ver esa belleza dentro de nosotros mientras
estamos vivos? Nosotros solo vamos a dejar un poco de polvo en el camino del
tiempo, pero la belleza interior, el aura del “espíritu superior” de Daniel,
esa nunca se olvida.
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