viernes, 21 de diciembre de 2018

LA IGLESIA EN TESALÓNICA: expansión de la iglesia.












Conferencia de las Iglesias de Cristo. Jueves 31 de Agosto de 2000

LECTURA : 1ª Tes. 1

Introducción

Las puertas abiertas.


En su breve pero vibrante presentación de estas conferencias, Juan A. Monroy nos ha enfrentado con el tema de esta mañana: la expansión de la Iglesia. Nos ha colocado en la encrucijada de caminos divergentes, en una España  -dice – “ de mascarada y de rechazo de lo divino, donde aún quedan para la Iglesia puertas abiertas por las cuales puede penetrar para comunicar su mensaje. Hay que ver estas puertas. Hay que descubrirlas. Hay que penetrarlas. Hay que atravesarlas por muy fuertes que sean sus cerraduras.”

            Este es nuestro propósito, para el que vamos a emplear gruesas pinceladas pero definitorias, desnudas pero que toquen el entendimiento y el corazón. En ocasiones pueden suponer una cirugía muy dolorosa.

            El tema de la expansión es de mucha actualidad. Hay muchas iglesias desorientadas ante la falta de frutos, ante la desgana de sus miembros, sumidos, muchos de ellos, en un desconocimiento absoluto de la Palabra y sin  visión misionera. Unos han convertido la Iglesia en un club de amigos, otros han llenado la iglesia de música, cánticos y emociones fuertes que poco o nada tienen que ver con el propósito convertidor de la Palabra y de la comunicación de ella a todo el mundo. Otros solo comunican palabras en vez de poder. Mezclan silogismos y filosofía barata para ocultar bajo el candelero la luz que necesitan los hombres. Cambian el eterno propósito comunicativo y expansivo de Dios, por bengalas que pronto se apagan.
No estaría en contra de todo lo apuntado anteriormente, si estos  movimientos fuesen nacidos del Espíritu, inspirados en la verdad redentora de la Palabra, aplicados a la necesidad de eternidad del ser humano  y no producidos para mantener tradiciones eclesiales.

La comunicación de Dios.


            Los Tesalonicenses convertidos al Evangelio habían entendido muy bien, desde el principio, que la predicación apostólica no era la exposición de doctrinas humanas, sino la COMUNICACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS. “La cual recibisteis no como palabra de hombres, sino, según es en verdad, la Palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes”.  1ªTes.1:13
            Los Tesalonicenses entendieron que la Palabra de Dios no pertenece al terreno del mito, no es un documento caído del cielo (como lo tenían otras religiones humanas), sino que estaba relacionada con la Historia del mundo, en contextos geográficos concretos y mas exactamente con los individuos, con la gente; alguna de ella virtuosa, otra débil; algunos valientes otros cobardes. Así pues, el mensaje de Dios cuya esencia es eterna y universal, su expresión se concreta en el tiempo y en el espacio.
            La Iglesia es pues una congregación de personas diferentes entre si, separadas por el idioma, la raza,  clase social o temperamento, pero buscadas por Dios y unidas en Cristo. Estas personas que están al servicio de Dios, están al mismo tiempo al servicio de los hombres para comunicarles el Evangelio. El conocimiento de estar trabajando para Dios, no los separa de los hombres. ESTAR CERCA DE DIOS, ES ESTAR CERCA DE LOS HOMBRES- alguien ha dicho. No es solo obediencia a Dios, sino la respuesta del corazón a la necesidad de otra persona. No es “una buena acción” –con mérito- sino el acto desinteresado que nace del corazón amante.

            Así pues la comunicación de la Palabra no es ajena al elemento humano, sino que el creyente es el instrumento comunicativo de la misma. Tampoco se comunica un ideario o filosofía, sino los propósitos de Dios en Cristo.
            Reiterar, también, que el conocimiento de Dios, es inseparable de la solidaridad humana y que esta solidaridad o comunión debe existir entre iglesias y entre creyentes. Con este principio bíblico nos vacunaríamos contra el orgullo denominacional y también nos afirmaríamos en la obligación de trabajar por la unidad. A cada uno de nosotros se nos ha confiado parte de la verdad, parte de la revelación divina. No somos únicos guardianes, exclusivos y concluyentes de la verdad. Tenemos que compartirla, comunicarla tal como ha actuado en nosotros (V1:13) la cual actúa en vosotros.

Evangelizar o morir.


            La revista “Ventana abierta” publicó un artículo de Manuel Espejo con el título “Evangelizar o morir”. El artículo tocaba aspectos de la evangelización referidos a la iglesia local. Hablaba de la necesidad vital e imperativa que tiene la iglesia local, si quiere subsistir, de difundir el Evangelio. Dice Espejo:
 “Existen desgraciadamente no pocas iglesias “mutiladas”. El órgano propagador de ellas está tan extinguido que no queda ni el mas mínimo vestigio de su existencia. Me refiero, claro está, a las rudimentarias, sencillas y naturales formas de anunciar a Cristo. No cabe la menor duda de que tales  iglesias serán absorbidas o morirán en el milenio presente si no reconocen su pecado y empiezan a evangelizar.”
 Pero no solo es Espejo, al que le preocupa la recuperación o restauración de la vida evangelizadora que, en ciertos sectores de la iglesia, urge y preocupa ante la fuerte influencia de la modernidad. Revistas mas conservadoras como “Nueva Reforma” en el Editorial de su último número “Una minoría con dignidad”  habla de este tema del crecimiento cuyos datos son preocupantes, pese a que el pueblo de Dios siempre haya tenido un carácter minoritario.Sin embargo “Gracias a Dios –dice el editorial- hay un camino mas excelente: ser una minoría con dignidad, y esto a base de reconocer honradamente las circunstancias externas, apreciar la realidad interna y motivados por un santo inconformismo, esforzarse y trabajar por cambiar las cosas.”
 Esta misma revista hacía la reseña de dos libros sobre evangelización y avivamiento “La obra nueva desde la Pastoral de Francisco Almeda (Clie 1999) y “La Iglesia enfrentando el nuevo milenio de Mario E. Fumero. En el primero se hace hincapié en que la Obra Nueva, la Evangelización se hace necesaria e imprescindible porque parte de la Escritura y de la voluntad de Dios.  Los modelos humanos para edificar iglesias no sirven. Hemos de buscar en la Palabra de Dios, hemos de aprender a orar. Pero también el pastor influye. Si este no tiene visión, sino promueve la madurez espiritual de la evangelización dando el tiempo necesario que esta madurez requiere, la iglesia no crecerá. Además hay otros impedimentos bien conocidos: la desnutrición, la ociosidad, el tradicionalismo, comodidad, relativismo, falta de fe y pecado. Pero hay otros tres que son mas actuales: los nietos de Dios – esto es, los hijos de los creyentes sin convertir-, la enfermedad de la Koinonía y lo mediato y lo inmediato.

Alberto Barrientos dice: “Semejante a las personas que nacen, crecen y se reproducen, así deben ser las iglesias. Toda congregación debe aspirar a planear su vida y trabajo para ser madre de otras congregaciones. La acción evangelizadora de la iglesia debe orientarse hacia esta meta.

Casi todos estamos de acuerdo en esto: la situación de la evangelización o de la expansión de la iglesia es algo vital y urgente. La Iglesia tiene que mostrar su visión misionera sin miedo a ser mal vista; como algo vivencial sin lo cual nos faltaría el aire para respirar. Pablo dice: “Ay de mi si no predico el Evangelio” (1ª Crt.9:16) Así mismo tenemos que encarnar lo que se predica. Es decir, el testigo de Cristo tiene que amar, perdonar, reconciliar y transmitir paz  a su alrededor y no solo predicar de ello. Los sermones solo tienen valor , si son vividos por el creyente.



EXPOSIICIÓN

Mi visión personal del problema: La huida de Jonás


            No voy a rehuir mi visión personal al tema de la realidad ACTUAL de la Evangelización o de lo que hoy titulamos la expansión de la Iglesia, porque, sencillamente, creo que está descrito en la historia de Jonás, con todo el dramatismo y angustia vital que este personaje nos trae.  La comunicación del mensaje, para el que hemos sido comisionados, ha quedado sin mensajero y este pretende huir de la voz de Dios. Así de claro. Así lo veo yo, aunque me tapen la boca los miles de esfuerzos, las miles de oraciones clamando al cielo, los cientos de campañas y trabajos múltiples. Y para ahorrar tiempo veremos su problema en breves pinceladas.

¿Quién era Jonás?.  Todos lo sabemos.

1.-Era un hombre piadoso, pero no fiel.
2.-Sabe identificarse “Soy hebreo y temo a Jehová, Dios de los cielos..” (1:9), pero sin compromiso.
3.-Recibe una comisión de envergadura, “Levántate y vé a Nínive, aquella gran ciudad...”(1:2) pero huye.
4.-Sus pensamientos no coinciden con los de  Dios. “Y oró a Jehová y dijo: Ahora oh Jehová ¿no es esto lo que yo decía estando en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis, porque sabía yo que tu eres Dios clemente y piadoso, y tardo en enojarte y de grande misericordia y que te arrepientes del mal.”
Tesis de Jonás: Si Dios va a ser al final bueno y misericordioso, para qué quemar mi vida. Prefiero que Dios me de la muerte y así me quito de preocupaciones, sinsabores, dolor, hambre, desprecio, cansancio, envidias, contiendas entre hermanos, etc... Es la tesis del Universalismo
5.- Nínive quedaba al oriente y él se va a Tarsis al occidente. Al otro extremo.
6.- En su gran evasión, llega al peligro de su vida y en su angustia mortal, clama a Dios quien le salva, pero Dios le encarga de nuevo EL MENSAJE PROFÉTICO. Todavía seguía siendo válido para Dios.
7.-Los habitantes de Nínive se arrepintieron. “Y vió Dios lo que hicieron, que se arrepintieron de su mal camino”
8.- Jonás se entristece y preso de melancolía pide la muerte. Jonás SABE y VE pero no SIENTE. La evidencia de una gran conversión, ha roto sus esquemas religiosos y antropológicos. La gran gestión profética había destapado la misericordia de Dios y, al mismo tiempo, su cobardía y orgullo.

¿Habeis visto ya la situación? ¿Os habéis identificado con algo, ya?

Examinemos algunos aspectos.
-          Hoy la iglesia de Dios es pía, religiosa. Sabe identificarse: “Soy cristiano evangélico” decimos, pero como Jonás no somos fieles. No hay transparencia en nuestras vidas. Hay doblez, dicotomía vivencial.
-          La Iglesia ha  recibido la gran comisión de (Mat. 28:18-20) pero no la cumple porque cree que los planes de Dios no son adecuados para el mundo actual.
-          Como Jonás, la Iglesia se evade, huye, camina en sentido contrario. Y digo contrario y no hablo de contemporizar, ni de ir en paralelo. Digo contrario  como iremos viendo.
-          Como el mundo, la iglesia emplea sus bienes y su tiempo en comprar un pasaje para huir. Cuantas mas cosas tengamos que hacer, aunque estas nos parezcan trascendentes; o mas ocupados estemos en organizar, dirigir, proyectar: (reuniones, de señoras, de jóvenes, de niños, de pastores, de zona, de provincia, de nación, de internaciones, prensa, radio, televisión, folletos, mimo, coros, ONGS, obra social, misionera etc,.etc.) mas espacio hay entre Nínive y nosotros. Sin embargo el tiempo apremia y pasa, para no volver ya mas. Nuestro corazón se desanimará pronto y huiremos y  lo dejaremos todo, muy pronto, en las manos de Dios, mientras emprendemos la gran escapada.
-          Como Jonás pagamos nuestro peaje y desperdiciamos nuestro tiempo. Buscamos una seguridad inmediata, confiando mas en nuestros propios medios, que en el Señor de los medios.
-          En Nínive está la impopularidad y el ridículo. Tarsis nos aleja de ello. Pero la realidad es que estamos entrando en las fauces del gran pez y entre sus alfaques tendremos que clamar a Dios, para que nos saque a llevar el mensaje y comunicarlo con poder.
-          Estar en posesión del mensaje, no basta. No podemos quedarnos debajo de la enramada de la calabacera, organizando nuestros concilios, nuestros congresos, nuestras organizaciones, sin llegar nunca a hacer lo proyectado. Es decir, sin vivir un cristianismo vital.

Cristianismo vital. ¿Qué es esto?


            Cristianismo vital no tiene nada que ver con “civilización cristiana” en cuyo nombre y en aras de la Evangelización o de la Expansión del Evangelio, han cabido formas de Estado y Gobierno como el Sacro Imperio Romano, Estados del despotismo ilustrado, las Cruzadas  o la cristianización de América.
 “Civilización cristiana” no es sal, ni luz, y por eso también”cristianismo” ha sido símbolo de poder. Es una gran torpeza adjudicar al cristianismo el mérito de la prosperidad, invención y riqueza, sin ponerle al lado el tenebroso mundo de las guerras de religión, el despotismo de los Papas y su brazo ejecutor: los Estados cristianísimos.
            Cuando se habla de triunfo del cristianismo en el siglo IV, con el reconocimiento en el año 381 del primado de Roma, donde Constantino hábil y decidido, abraza el cristianismo dentro de su programa político, sería una torpeza creer que el dejar de perseguir cristianos, fue un triunfo de la Iglesia de Cristo.
La legiones romanas llevaban el emblema cristiano, pero no una mente, ni un corazón cristianos.
El cristianismo es Cristo. Nuestra predicación es Cristo, conocido por los hombres de Palestina y transmitida su presencia, su magisterio, su poder, a través de la Historia, en documentos y cartas como la que leímos hoy. Él vino a “buscar y salvar lo que se había perdido”; restaurar los valores esenciales del ser humano, incluyendo la independización de la persona en su dimensión trascendental y eterna, y separarlos de los contenidos de la civilización y de la cultura tradicional. Es cada persona, con su vida única e irrepetible, la que tiene que dar razón de su “FE”. “Para mi el vivir es Cristo y el morir ganancia” –dice Pablo-. Somos cada uno en concreto un Jonás con una vocación y con una gran comisión.

ALGUNOS RASGOS DE LA IGLESIA EN EXPANSIÓN.

            La iglesia local, parte integrante de la Iglesia de Cristo, del cuerpo de Cristo, debe realizar su trabajo, no solo en libertad e independencia necesarias, sino también creativamente. Tiene que atender a las indicaciones del Espíritu, porque este es el agente principal de la misión. La iglesia o mas concretamente el creyente, será el agente instrumental. Es el Espíritu Santo el que despierta las condiciones sociales, antropológicas y psicológicas de los grupos étnicos y de los pueblos de la tierra para que su semilla caiga en buena tierra. Así pues el primer rasgo de la iglesia en expansión sería:

1.- Una iglesia en expansión es la que se deja guiar por el Espíritu.


            Es un grave problema no reflexionar sobre este asunto. Si el Espíritu no guía a los lugares de la labor evangelizadora, si la Iglesia no está abierta a los vientos de Dios, caerá en frustración y desánimo. Puede desarrollar una febril actividad, supuestamente evangelizadora, pero no dejará de ser un patrón humano. Y es que no podemos plantar iglesias como se plantan cebollas. No podemos seguir todos al maestro de turno o la teología en boga. Es posible que, V.G. en España estemos buscando a la gente, intentando inconscientemente eclesializarlas de entrada. Meterlas en nuestros templos, para lo que hemos gastado todos nuestros recursos de tiempo y dinero. Esto es legítimo y muchas veces bueno, pero no único, ni básico. La iglesia evangelizadora, no lo es en virtud de sus centros de reunión, sino de sus creyentes equipados para la obra del ministerio y, por demás, de su celo misionero, que emplea los medios legítimos para hacer accesible el Evangelio al mayor número posible.

2.- Una iglesia en expansión no usa técnicas de propaganda.

           
            Es lo contrario del punto anterior y, a grandes rasgos, queremos decir que ni la iglesia es una empresa ni el mundo un mercado. Ni el marketing, ni la emotividad sublimada, ni la propaganda pueden ser atajo para conseguir un fin, en ocasiones rápido, inmediato, pero de corta duración. No hay fórmulas “de crecimiento de iglesia” que con un márheting disciplinado produzca creyentes, tenga éxito y sea admirada.
Los resultados de quienes buscan una expansión rápida suelen tener consecuencias trágicas y dañinas. Suelen  crear cristianos sin conocimiento doctrinal, vital y práctico que caen rapidamente en supersticiones extrabíblicas.
 Alguno dirá o estará pensando ahora: bueno, una cosa es la conversión y otra la formación, el crecimiento. Primero evangelicemos, trabajemos por nuevas conversiones y luego formemos, equipemos al creyente.
 Esto es verdad, pero no todos los contextos son iguales. Pablo, en un mes o dos, plantó varias iglesias. Sin embargo el conocimiento religioso de la mayoría constituyente de esas iglesias tenía un alto grado de preparación para entender el mensaje profético y entregarse a los pies de Cristo. No es lo mismo en la sociedad de hoy, cuyas tradiciones y cultura cristiana es muy deficiente. No tener esto en cuenta, puede provocar manipulación de conciencias y a la larga, un rechazo social y religioso perdurable.
La educación y formación cristiana es un trabajo lento, sin resultados inmediatos en la mayoría de los casos. Es lo opuesto al máketing, a la venta, a la propaganda, a la emotividad. Exige un esfuerzo constante, un estudio razonado de las cosas de Dios y después será el individuo el que dé una respuesta al mensaje profético. El entendimiento tiene que ser conquistado por una razón trascendental y antes de que el evangelista busque conversiones en el momento, es necesario que haya habido un educador, un maestro que haya tenido en cuenta la personalidad del individuo, ensanchando su imaginación y el poder de buscar la verdad mediante el discernimiento.
 Porque la fe viene por el oír y esta es un don de Dios,  es necesario que lo que el individuo oiga sea trascendente y eterno. No podemos ofrecer un Evangelio de gente que se cae de espaldas por arte del sugestionador de turno que con su música, su espectáculo, su propaganda de curaciones y una vida en prosperidad, puede convulsionar el corazón por unos momentos, pero no la mente para buscar la verdad. Tampoco traerá la  sabiduría que  Dios quiere en cada uno de nosotros.


3.- La iglesia en expansión es “manada pequeña”.


En este contexto de la búsqueda de conversiones rápidas a través de la emotividad de las masas, parecería improcedente la extensión del Evangelio por iglesias pequeñas y aisladas, como son algunas de las nuestras. En las llamadas “mega-iglesias” centros congregacionales de cientos y miles de miembros, muchas veces se busca el estímulo que precede a la creencia, agigantado este estímulo por la emoción colectiva que se produce, pero quizás falta el poder del Espíritu mediante la Palabra de Dios.
No tenemos que escandalizarnos de ser “manada pequeña”, ni avergonzarnos de pertenecer a pequeñas iglesias, si estas viven al calor del Espíritu. La extensión del Evangelio nace del poder de Dios y en la debilidad del hombre, nunca  al revés.
KAR BARTH dice: “El mensaje del hombre nuevo tiene que ser anunciado por el hombre. Mas no serán los hombres quienes le hagan triunfar, sino su propia fuerza. El valor que se nos exige, es el valor de la confianza en su fuerza intrínseca”.
Es pues la fuerza de la Palabra la que tiene poder y no es la fuerza de las grandes iglesias o de quienes proyectan atracciones de espectáculo o  de show para sustituir el culto, de medios de última hora para sustituir el mensaje o de superhombres para sustituir a Dios.

4.- La iglesia en expansión crece, replegándose en si misma.


            Esto es, se concentra, se recoge y, paradójicamente, se expande. La iglesia primitiva experimentó este sistema. La persecución no solo diezmó las iglesias y esparció a sus líderes, sino que tener dones y puestos de dirección era peligroso. Las dificultades e impedimentos, sorprendentemente hicieron crecer y expandir la iglesia como una plaga, al decir de sus enemigos. No solo sobrevivió sino que creció en fuerza y número.
¿Cómo fue posible?
Aunque haya razones de orden sociológico y religioso, lo fundamental de este hecho fue la concentración en si misma. Muchas iglesias viven, hoy en día, en compartimentos estancos, independientes y libres pero sin conexión, descentradas y sin motivación a cualquier esfuerzo unido. Viven como si la independencia, fuese el vivir como el “llanero solitario”, ajenos a las vicisitudes de los miembros del cuerpo de Cristo quien se entregó por ella.
            La iglesia primitiva veló por su credo, por el bienestar de sus miembros, creó una atmósfera de ilusión capaz de irradiar y atraer por la fuerza de su propio dinamismo interno (Mirad- se decía- cómo se aman) y la fuerza espiritual de sus vidas. No buscaban los cristianos a la gente, sino la gente a los cristianos. Su vida atraía, porque a todos les preocupaba lo de los demás y no les era indiferente la suerte de los que le rodeaban.
            Una iglesia recogida en espíritu delante del Señor expresa una actitud de fe y confianza que transmite. A veces la actividad mas enérgica es quedarse quietos, no para holgazanear, para olvidar la misión, para olvidar a los demás, sino para mirar al Señor y descubrir la dirección de la mirada, el soplo del Espíritu.
“ En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. (Isa.30:15)

5.- La iglesia en expansión tiene una doctrina bíblica de la Iglesia de Cristo.

Quizás penséis que me he pasado en la autocrítica, que voy a exponeros.
            Se ha dicho que los evangélicos no pueden llevar a cabo ninguna empresa porque les falta  visión de conjunto, voluntad de ser Iglesia y no secta. Se ha hablado del afán de protagonismo en el protestantismo español, con territorios bien marcados; hombres hechos a la medida de las circunstancias socio-eclesiales, pero sin nada que protagonizar con una visión universal. Alguno ha dicho que somos un tropel de francotiradores, desquiciados y peleones, sin orden ni concierto, que no tienen nada suficientemente grande como para integrar proyectos, crear ilusiones y motivar individuos con dones.
            Sin embargo el profesor Luis Cencillo, describe la situación española como la de individuos  que no se encuentran a gusto, ni seguros, instalados en una ideología particular o de secta, sino encuadrados en alguna gran ideología de pretensión universal.
            La visión sectaria – secta en su sentido peyorativo- hace que los dones y valores solo sirvan para crear un férreo conformismo, una falta de investigación en libertad, y, sobre todo, crea unas costumbres y tradiciones intocables en cada grupo sectario. Cuando Pablo en Colosenses dice: cuando esta carta haya sido leída entre vosotros haced que también se lea en la iglesia de los Laodicenses y que la de Laodicea la leáis también vosotros” está diciendo que el conocimiento de Dios es inseparable de la solidaridad entre iglesias, inseparable de la solidaridad humana y especialmente de los creyentes. Los cristianos que rehúsan lo que otros tienen que decir, están comenzando el camino del sectarismo y la herejía. Es “con todos los santos” (Efe: 3:18) como podemos llegar a conocer a Dios. Sin IGLESIA – con mayúsculas -  nos convertimos en desterrados, en nómadas errantes, en llaneros solitarios defendiendo causas sin trascendencia.
            El Evangelio solo está bien servido cuando se respeta su visión global, y este muere cuando no es respetada su anchura, su altura, su longitud. Sería una desgracia para el creyente creer que está llamado a salvarse solo, pues no ha entendido  el espíritu del Evangelio, cuyos confines abarcan la creación.
¿Cuál es la causa de tanto individualismo, tanto papa, tanto francotirador?
            Sin lugar a dudas, que es la ausencia de una doctrina bíblica de la Iglesia. Falta un ideal de Iglesia que sea suficientemente grande como para dar lugar a todos – “TODOS LOS SANTOS” -. Cuando el pastor se siente amenazado, cuando pierde protagonismo, no buscará los dones que destaquen para uso de la Iglesia, pues los considerará competidores que lo desplazarán de su puesto. Sin embargo cuando hay una iglesia con visión y pone en marcha sus energías mas profundas y sublimes del ser humano lleno del Espíritu, la Iglesia estará rica de vida y pletórica de dones que extenderán el Evangelio con poder.

6.-Una iglesia en expansión establece como base de vida, la fe y no rivaliza con nadie.


            Ya hemos hablado del inquebrantable pragmatismo espiritual que entre nosotros, los cristianos evangélicos, mide el valer y el valor por sus logros y méritos. “Tantos miembros tienes, tantas “iglesias plantadas”, tantas salidas al extranjero, tantas conferencias.... tanto vales”. En la mayoría de los casos, puede estar justificada esta valoración y debe constituir motivo de orgullo – “nuestra gloria” diría Pablo.- , sin embargo la “numerología” y los éxitos humanos pueden crear un protagonismo forzado, que relega la fe al campo de las ideas, sin conexión con la vida espiritual. Podemos traicionar la vida de fe, guiada esta por el soplo del Espíritu de Dios y provocar las inevitables envidias, celos, amargura, viendo como son mimados estos creyentes por todo el mundo, mientras otros trabajos y esfuerzos caen en el olvido.
            Este hermano ignorado a causa de su “fracaso” ministerial, - pues su número de conversiones es deficitario o nulo,- se sentirá como arrojado de la comunidad de los que cuentan,  de quienes de alguna manera manifiestan el dicho de que el SER ES TENER. Este hermano reaccionará negativamente, porque nadie le ha mostrado una visión de la Iglesia de Cristo, que sea conforme a la Escritura y no según la novedad del hombre exitoso. Una iglesia que acoja en su seno a cada miembro como algo insustituible, que dé calor y vitalidad, refugio y protección, es la iglesia que proponemos. Es la iglesia a la que debemos mirar y no a los proyectos miopes de algún líder de turno. Es la Iglesia de Hechos de los Apóstoles y  esta dentro de la evolución histórica emanada del Espíritu Santo, con sus fallos y logros, pero que es el Cuerpo de Cristo.

            “El protestantismo – dice Darío A. Santamaría – es algo así como un mosaico bizantino, un conjunto de ratoneras estancas, una multitud de toperas inconexas o una serie de galerías desarticuladas. El Papa ha sido sustituido en algunas baldosas del enlosado por otro papa sin reconocimiento oficial, sin pompas, sin Vaticano, sin cátedra; pero de hecho, con la misma autoridad, la misma influencia, y más aún si cabe, debido a que a pesar de no tener red organizadora, receptora y emisora de órdenes, noticias, sucesos, etc.. tiene la ventaja del control directo y el impulso presionante que conlleva la alocución verbal directa y la presencia física real... Ahora se abre una nueva época en la que debemos irrumpir con mas brío y comenzar a quemar etapas de trabajo, anhelo, voluntad y espíritu de superación porque la vida y la sociedad nos lanzan un reto que no podemos excusar de modo alguno y al que tenemos que responder con una fe templada en la forja bíblica, que hace romper las lindes demarcatorias y saltar marcos que nos encorsetan, para hacer ver al mundo que esa unidad bajo la que aletea el Espíritu tiene una solución actual y eficiente.”

            Hermanos, somos culpables de una fe que no se fía sino que desconfía, que no une sino que desune, disgrega, desparrama; que no ama sino que teme, porque seguimos concentrando nuestro esfuerzo evangelístico en el crecimiento numérico, intentando, infructuosamente muchas veces, eclesializarlos en la rutina cúltica, sin enseñarles a buscar la verdad en el Espíritu de la Palabra y hemos perdido el equilibrio de la realidad humana. ¿Dónde hemos dejado a Dios? ¿Dónde la confianza en su poder?
Esta denuncia ya la hacía René Padilla, cuando decía:  “Además del execrable espíritu de competencia que mas tiene que ver con el sistema capitalista que con la Palabra de Dios, ha hecho que casi todo el esfuerzo de evangelización en nuestro continente se vuelque en la difusión de una versión simplista del Evangelio, de un mensaje que permanentemente excluye las dimensiones mas amplias de la fe, de un “cristianismo-cultura” que no para mientes en la necesidad de que la Palabra de Dios hable desde dentro de la situación humana. Lo que mas interesa es multiplicar el número de “creyentes”, aunque para ello haya que dejar de lado todo lo que no quepa dentro de un esquema completamente individualista y altramundano. La evangelización deviene técnica de “ganar almas”  para lo cual la reflexión teológica es innecesaria: basta el uso de métodos enlatados y fórmulas importadas de salvación”.

7.- Una iglesia en expansión es la que se restaura, se aviva constantemente y como consecuencia promueve a Cristo.


            Alfonso Ropero acaba de editar un libro “Teología bíblica del avivamiento” (CLIE 2000). En su prólogo nos dice: “Pese a ser un tema tan importante, apenas si existe en castellano un estudio serio y riguroso del avivamiento. El material histórico y doctrinal al respecto es prácticamente nulo, quitando algunas obras de carácter devocional y algún que otro estudio parcial, que últimamente están viendo la luz. Esta pobreza de material en nuestra lengua contrasta con el existente en inglés que reúne una lista pormenorizada de 6.000 títulos, sin contar con los que aparecen nuevos cada año”.

¿Indicará este hecho bibliográfico- me pregunto yo- , nuestra falta de interés por la restauración y el avivamiento? ¿ No nos habremos dado cuenta que mientras peregrinemos por esta tierra tenemos la necesidad perenne de renovación y consagración espirituales?

“Una iglesia viva, en sentido espiritual, - dice Ropero – no es un fenómeno extraordinario, sino el hecho natural para la cual los creyentes han sido llamados, redimidos y congregados por el Salvador. El avivamiento representa el anhelo de permanecer en esa vida de fe y amor que el Espíritu produce, pero que el pecado estorba y entorpece

Algunos ya han denominado esta iglesia como “bio-iglesia” en cuanto a su desarrollo natural, pero  también es cierto que la vida cristiana vivida en el poder de Cristo, necesita ser despertada para crear hambre y sed de justicia, avivada con ejemplos bíblicos desafiantes, e incentivada por el triunfo del Reino de Dios en medio de un mundo de egoísmo. El resultado de este compromiso influirá en el testimonio y conversión de pecadores.
El interés de Dios  no es tanto de carácter  pragmático donde solo se mida su Obra por los resultados evangelísticos, logros y éxitos cifrados, sino en el carácter personal, es decir: la forja del carácter cristiano. El interés de Dios está en un cristianismo vital, como ya hemos dicho y en una constante renovación. Si antes no existe un avivamiento entre los creyentes, si la iglesia no se restaura sacando a la luz los pecados ocultos y se conduce a esferas de servicio a Dios y al prójimo, Dios no podrá actuar con instrumentos incompetentes e inhábiles. Nunca podremos sacar una muela – por ejemplo- si usamos una pala, ni hacer un zapato con un rastrillo, ambos son instrumentos inadecuados e inútiles para la tarea.
            El Espíritu de Dios produce un avivamiento cuando reconocemos el Señorío de Cristo y vivimos a la altura del Reino de Dios. La necesidad mas grande de la iglesia no es tener algo que decir, sino decir lo que viene de Dios. Dice José Grau: “que el avivamiento es, sobre toda consideración, una terapéutica. Se enfrenta con una enfermedad y con unos enfermos para sacarlos de su postración y sus dolencias y los retorna a una nueva plenitud de vida.”    
En toda expansión del Evangelio ha sido necesario un avivamiento del pueblo de Dios y este no sin antes haber experimentado el dolor del arrepentimiento y la vuelta al camino de consagración a Dios. Apocalipsis 2:14 dice : “Porque has dejado tu primer amor.... recuerda por tanto de donde has caído y arrepiéntete”.

            Los miles de miniprogramas evangelísticos –( a los que de ninguna manera critico, antes al contrario estimo en su justa medida)  pero que en la mayoría de los casos están condenados al fracaso, están dejando a las iglesias sin recursos, pero lo que es mas grave, estos esfuerzos, no crean pensamiento teológico, ni cultura para el espíritu. Por otra parte, el desmesurado énfasis en el auxilio social, la obra de rehabilitación del marginado y drogadicto, que tanto éxito está teniendo hoy, ¡gloria a Dios por ello! mañana puede dejar un vació de conocimiento bíblico y por tanto del conocimiento de la voluntad de Dios y las enseñanzas de Cristo.
            La iglesia que se expansiona debe permitir que el Espíritu de Dios sea en todo momento el que despierte a la tremenda responsabilidad de la Iglesia como liberadora y renovadora en este mundo, donde todos los que la componemos estamos implicados. Ese día sería un nuevo amanecer para el cristianismo evangélico. Pero mientras llega ese día, hemos de mantener un compromiso universal de tareas y objetivos comunes, crear y exigir nuevos caminos de contacto y alimentar un impulso que transforme situaciones sin salida aparente. Este Espíritu nos empujará de una forma nueva a la renovación y conducirá a la Iglesia a un futuro transformado.
            Sin la renovación divina, la Iglesia quedará atrapada en el estado actual, en el que prima mas la idea de Iglesia como  - microcultura-de-la-diferencia-  (que muchos se empeñan en mantener), pero que es frustrante e imposible para llevar a cabo la misión y el servicio. Sin la renovación divina la iglesia revierte rápidamente al mundo.
Muchas veces, sin embargo, hablamos de restauración o avivamiento en términos de poder para predicar el Evangelio, conversión rápida y milagrosa de multitudes. Se dice que nada hay imposible para Dios. Que Él es el mismo ayer, hay y por los siglos. Que Él quiere la salvación de todos y la va a llevar a cabo. Pero la renovación que apuntamos no es antropocéntrica: la salvación del hombre; ni de dominio: influenciar y culturizar la sociedad. Es Cristocéntrica. Esto es, la formación de Cristo en los fieles agrupados en asambleas, en un solo cuerpo, en armonía y reposo y a la vez fermento de nuevos dones y nuevas formas de servir.


CONCLUSIÓN

El mensaje de Tesalonicenses.


El mensaje de Tesalonicenses, representa un cuadro completo de la vida de una iglesia que puede considerarse ejemplar, tanto en aspectos de recepción del mensaje como de su comunicación a otros y los aspectos prácticos que conlleva. Su cristianismo se basa en una fe que obraba, un amor que los movía a la acción esforzada y una esperanza que se mantenía a pesar de la persecución. El propósito de Dios se cumplía. ¿Cuál era el secreto de su fulgor espiritual ?  La profundidad de su conversión  y su plena dedicación “para servir al Dios vivo y verdadero y esperar de los cielos a su Hijo”.

¿Necesitaremos pruebas y persecución para salir de nuestra complacencia, nuestros luchas internas, nuestros disparates cúlticos ?

Pablo – por otra parte- era acusado por sus  hermanos detractores y no cayó en el desánimo. Alguno interpretó sus afanes misioneros, atribuyéndole móviles inconfesables. Otros creían que era un delincuente, un engañador, buscador de fama y dinero, pero esto no le desalentó, ni abandonó su tarea. Pese a los golpes siguió abriéndose a todos. Podía mas el amor de Cristo que la malevolencia de sus oponentes.
Si tu te esfuerzas – hermano evangelista -con el corazón humillado, no te preocupen las críticas, preocúpate mas si nos las tienes.

También nos enseña esta carta, que la proclamación del Evangelio demanda una vida digna y es inseparable de una conducta sin tacha, sin embargo no será ninguna acción nuestra la que de eficacia al mensaje, será la fuerza de la denuncia profética la que actuará como palabra viva y eficaz para salvar y transformar vidas.

No hay objetivo mas glorioso, no hay llamado de mas honor que ser proclamadores y comunicadores del mensaje de salvación a todo aquel que crea. Mantengamos firmes nuestra vocación, no de manera rutinaria, fría, sin pasión, sino con toda el alma, con dedicación abnegada. El Señor será nuestra fortaleza. Así sea.

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