Conferencia
de las Iglesias de Cristo. Jueves 31 de Agosto de 2000
LECTURA : 1ª Tes. 1
Introducción
Las puertas abiertas.
En su breve
pero vibrante presentación de estas conferencias, Juan A. Monroy nos ha
enfrentado con el tema de esta mañana: la expansión de la Iglesia. Nos ha colocado
en la encrucijada de caminos divergentes, en una España -dice – “ de mascarada y de rechazo de lo
divino, donde aún quedan para la Iglesia puertas abiertas por las cuales puede
penetrar para comunicar su mensaje. Hay que ver estas puertas. Hay que descubrirlas.
Hay que penetrarlas. Hay que atravesarlas por muy fuertes que sean sus cerraduras.”
Este es nuestro propósito, para el
que vamos a emplear gruesas pinceladas pero definitorias, desnudas pero que
toquen el entendimiento y el corazón. En ocasiones pueden suponer una cirugía
muy dolorosa.
El tema de la expansión es de mucha
actualidad. Hay muchas iglesias desorientadas ante la falta de frutos, ante la
desgana de sus miembros, sumidos, muchos de ellos, en un desconocimiento
absoluto de la Palabra y sin visión
misionera. Unos han convertido la Iglesia en un club de amigos, otros han
llenado la iglesia de música, cánticos y emociones fuertes que poco o nada
tienen que ver con el propósito convertidor de la Palabra y de la comunicación
de ella a todo el mundo. Otros solo comunican palabras en vez de poder. Mezclan
silogismos y filosofía barata para ocultar bajo el candelero la luz que
necesitan los hombres. Cambian el eterno propósito comunicativo y expansivo de
Dios, por bengalas que pronto se apagan.
No estaría en
contra de todo lo apuntado anteriormente, si estos movimientos fuesen nacidos del Espíritu,
inspirados en la verdad redentora de la Palabra, aplicados a la necesidad de
eternidad del ser humano y no producidos
para mantener tradiciones eclesiales.
La comunicación de Dios.
Los Tesalonicenses convertidos al
Evangelio habían entendido muy bien, desde el principio, que la predicación
apostólica no era la exposición de doctrinas humanas, sino la COMUNICACIÓN DE
LA PALABRA DE DIOS. “La cual recibisteis no como palabra de hombres,
sino, según es en verdad, la Palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los
creyentes”. 1ªTes.1:13
Los Tesalonicenses entendieron que
la Palabra de Dios no pertenece al terreno del mito, no es un documento caído
del cielo (como lo tenían otras religiones humanas), sino que estaba
relacionada con la Historia del mundo, en contextos geográficos concretos y mas
exactamente con los individuos, con la gente; alguna de ella virtuosa, otra débil;
algunos valientes otros cobardes. Así pues, el mensaje de Dios cuya esencia es
eterna y universal, su expresión se concreta en el tiempo y en el espacio.
La Iglesia es pues una congregación
de personas diferentes entre si, separadas por el idioma, la raza, clase social o temperamento, pero buscadas
por Dios y unidas en Cristo. Estas personas que están al servicio de Dios,
están al mismo tiempo al servicio de los hombres para comunicarles el Evangelio.
El conocimiento de estar trabajando para Dios, no los separa de los hombres.
ESTAR CERCA DE DIOS, ES ESTAR CERCA DE LOS HOMBRES- alguien ha dicho. No es
solo obediencia a Dios, sino la respuesta del corazón a la necesidad de otra
persona. No es “una buena acción” –con mérito- sino el acto desinteresado que
nace del corazón amante.
Así pues la comunicación de la
Palabra no es ajena al elemento humano, sino que el creyente es el instrumento
comunicativo de la misma. Tampoco se comunica un ideario o filosofía, sino los
propósitos de Dios en Cristo.
Reiterar, también, que el
conocimiento de Dios, es inseparable de la solidaridad humana y que esta
solidaridad o comunión debe existir entre iglesias y entre creyentes. Con este
principio bíblico nos vacunaríamos contra el orgullo denominacional y también
nos afirmaríamos en la obligación de trabajar por la unidad. A cada uno de nosotros
se nos ha confiado parte de la verdad, parte de la revelación divina. No somos
únicos guardianes, exclusivos y concluyentes de la verdad. Tenemos que
compartirla, comunicarla tal como ha actuado en nosotros (V1:13) la cual
actúa en vosotros.
Evangelizar o morir.
La revista “Ventana abierta”
publicó un artículo de Manuel Espejo con el título “Evangelizar o
morir”. El artículo tocaba aspectos de la evangelización referidos a la
iglesia local. Hablaba de la necesidad vital e imperativa que tiene la iglesia
local, si quiere subsistir, de difundir el Evangelio. Dice Espejo:
“Existen desgraciadamente no pocas iglesias
“mutiladas”. El órgano propagador de ellas está tan extinguido que no queda ni
el mas mínimo vestigio de su existencia. Me refiero, claro está, a las
rudimentarias, sencillas y naturales formas de anunciar a Cristo. No cabe la
menor duda de que tales iglesias serán absorbidas
o morirán en el milenio presente si no reconocen su pecado y empiezan a evangelizar.”
Pero no solo es Espejo, al que le preocupa la
recuperación o restauración de la vida evangelizadora que, en ciertos sectores
de la iglesia, urge y preocupa ante la fuerte influencia de la modernidad.
Revistas mas conservadoras como “Nueva Reforma” en el Editorial de su
último número “Una minoría con dignidad” habla de este tema del crecimiento cuyos datos
son preocupantes, pese a que el pueblo de Dios siempre haya tenido un carácter
minoritario.Sin embargo “Gracias a Dios –dice el editorial-
hay un camino mas excelente: ser una minoría con dignidad, y esto a base de
reconocer honradamente las circunstancias externas, apreciar la realidad
interna y motivados por un santo inconformismo, esforzarse y trabajar por
cambiar las cosas.”
Esta misma revista hacía la reseña de dos
libros sobre evangelización y avivamiento “La obra nueva desde la Pastoral de
Francisco Almeda (Clie 1999) y “La Iglesia enfrentando el nuevo milenio
de Mario E. Fumero. En el primero se hace hincapié en que la Obra Nueva,
la Evangelización se hace necesaria e imprescindible porque parte de la
Escritura y de la voluntad de Dios. Los
modelos humanos para edificar iglesias no sirven. Hemos de buscar en la Palabra
de Dios, hemos de aprender a orar. Pero también el pastor influye. Si este no
tiene visión, sino promueve la madurez espiritual de la evangelización dando el
tiempo necesario que esta madurez requiere, la iglesia no crecerá. Además hay
otros impedimentos bien conocidos: la desnutrición, la ociosidad, el tradicionalismo,
comodidad, relativismo, falta de fe y pecado. Pero hay otros tres que son mas
actuales: los nietos de Dios – esto es, los hijos de los creyentes sin
convertir-, la enfermedad de la Koinonía y lo mediato y lo inmediato.
Alberto
Barrientos dice: “Semejante a las personas que
nacen, crecen y se reproducen, así deben ser las iglesias. Toda congregación
debe aspirar a planear su vida y trabajo para ser madre de otras congregaciones.
La acción evangelizadora de la iglesia debe orientarse hacia esta meta.
Casi todos
estamos de acuerdo en esto: la situación de la evangelización o de la expansión
de la iglesia es algo vital y urgente. La Iglesia tiene que mostrar su visión
misionera sin miedo a ser mal vista; como algo vivencial sin lo cual nos
faltaría el aire para respirar. Pablo dice: “Ay de mi si no predico el
Evangelio” (1ª Crt.9:16) Así mismo tenemos que encarnar lo que se predica.
Es decir, el testigo de Cristo tiene que amar, perdonar, reconciliar y
transmitir paz a su alrededor y no solo
predicar de ello. Los sermones solo tienen valor , si son vividos por el
creyente.
EXPOSIICIÓN
Mi visión personal del problema: La huida de Jonás
No
voy a rehuir mi visión personal al tema de la realidad ACTUAL de la Evangelización
o de lo que hoy titulamos la expansión de la Iglesia, porque, sencillamente,
creo que está descrito en la historia de Jonás, con todo el dramatismo y
angustia vital que este personaje nos trae.
La comunicación del mensaje, para el que hemos sido comisionados, ha quedado
sin mensajero y este pretende huir de la voz de Dios. Así de claro. Así lo veo
yo, aunque me tapen la boca los miles de esfuerzos, las miles de oraciones
clamando al cielo, los cientos de campañas y trabajos múltiples. Y para ahorrar
tiempo veremos su problema en breves pinceladas.
¿Quién era Jonás?. Todos lo sabemos.
1.-Era un hombre piadoso, pero no fiel.
2.-Sabe identificarse “Soy hebreo y
temo a Jehová, Dios de los cielos..” (1:9), pero sin compromiso.
3.-Recibe una comisión de envergadura, “Levántate
y vé a Nínive, aquella gran ciudad...”(1:2) pero huye.
4.-Sus pensamientos no coinciden con
los de Dios. “Y oró a Jehová y dijo:
Ahora oh Jehová ¿no es esto lo que yo decía estando en mi tierra? Por eso me
apresuré a huir a Tarsis, porque sabía yo que tu eres Dios clemente y piadoso,
y tardo en enojarte y de grande misericordia y que te arrepientes del mal.”
Tesis de Jonás: Si Dios va a ser al final bueno y misericordioso, para qué
quemar mi vida. Prefiero que Dios me de la muerte y así me quito de
preocupaciones, sinsabores, dolor, hambre, desprecio, cansancio, envidias,
contiendas entre hermanos, etc... Es la tesis del Universalismo
5.- Nínive quedaba al oriente y él se
va a Tarsis al occidente. Al otro extremo.
6.- En su gran evasión, llega al
peligro de su vida y en su angustia mortal, clama a Dios quien le salva, pero
Dios le encarga de nuevo EL MENSAJE PROFÉTICO. Todavía seguía siendo válido
para Dios.
7.-Los habitantes de Nínive se arrepintieron.
“Y vió Dios lo que hicieron, que se arrepintieron de su mal camino”
8.- Jonás se entristece y preso de
melancolía pide la muerte. Jonás SABE y VE pero no SIENTE. La evidencia de una
gran conversión, ha roto sus esquemas religiosos y antropológicos. La gran
gestión profética había destapado la misericordia de Dios y, al mismo tiempo,
su cobardía y orgullo.
¿Habeis visto ya la situación? ¿Os
habéis identificado con algo, ya?
Examinemos algunos aspectos.
-
Hoy la iglesia de Dios es
pía, religiosa. Sabe identificarse: “Soy cristiano evangélico” decimos, pero
como Jonás no somos fieles. No hay transparencia en nuestras vidas. Hay doblez,
dicotomía vivencial.
-
La Iglesia ha recibido la gran comisión de (Mat. 28:18-20)
pero no la cumple porque cree que los planes de Dios no son adecuados para el
mundo actual.
-
Como Jonás, la Iglesia se
evade, huye, camina en sentido contrario. Y digo contrario y no
hablo de contemporizar, ni de ir en paralelo. Digo contrario como iremos viendo.
-
Como el mundo, la iglesia emplea
sus bienes y su tiempo en comprar un pasaje para huir. Cuantas mas cosas
tengamos que hacer, aunque estas nos parezcan trascendentes; o mas ocupados
estemos en organizar, dirigir, proyectar: (reuniones, de señoras, de jóvenes,
de niños, de pastores, de zona, de provincia, de nación, de internaciones,
prensa, radio, televisión, folletos, mimo, coros, ONGS, obra social, misionera
etc,.etc.) mas espacio hay entre Nínive y nosotros. Sin embargo el tiempo apremia
y pasa, para no volver ya mas. Nuestro corazón se desanimará pronto y huiremos
y lo dejaremos todo, muy pronto, en las
manos de Dios, mientras emprendemos la gran escapada.
-
Como Jonás pagamos nuestro
peaje y desperdiciamos nuestro tiempo. Buscamos una seguridad inmediata,
confiando mas en nuestros propios medios, que en el Señor de los medios.
-
En Nínive está la
impopularidad y el ridículo. Tarsis nos aleja de ello. Pero la realidad es
que estamos entrando en las fauces del gran pez y entre sus alfaques tendremos
que clamar a Dios, para que nos saque a llevar el mensaje y comunicarlo con
poder.
-
Estar en posesión del
mensaje, no basta. No podemos quedarnos debajo de la enramada de la calabacera,
organizando nuestros concilios, nuestros congresos, nuestras organizaciones,
sin llegar nunca a hacer lo proyectado. Es decir, sin vivir un cristianismo
vital.
Cristianismo vital. ¿Qué es esto?
Cristianismo vital no tiene nada que
ver con “civilización cristiana” en cuyo nombre y en aras de la
Evangelización o de la Expansión del Evangelio, han cabido formas de Estado y
Gobierno como el Sacro Imperio Romano, Estados del despotismo ilustrado, las
Cruzadas o la cristianización de
América.
“Civilización cristiana” no es
sal, ni luz, y por eso también”cristianismo” ha sido símbolo de poder.
Es una gran torpeza adjudicar al cristianismo el mérito de la prosperidad,
invención y riqueza, sin ponerle al lado el tenebroso mundo de las guerras de
religión, el despotismo de los Papas y su brazo ejecutor: los Estados
cristianísimos.
Cuando se habla de triunfo del
cristianismo en el siglo IV, con el reconocimiento en el año 381 del
primado de Roma, donde Constantino hábil y decidido, abraza el cristianismo
dentro de su programa político, sería una torpeza creer que el dejar de perseguir
cristianos, fue un triunfo de la Iglesia de Cristo.
La legiones romanas llevaban el
emblema cristiano, pero no una mente, ni un corazón cristianos.
El
cristianismo es Cristo. Nuestra predicación es Cristo, conocido por los hombres
de Palestina y transmitida su presencia, su magisterio, su poder, a través de
la Historia, en documentos y cartas como la que leímos hoy. Él vino a “buscar y
salvar lo que se había perdido”; restaurar los valores esenciales del ser
humano, incluyendo la independización de la persona en su dimensión
trascendental y eterna, y separarlos de los contenidos de la
civilización y de la cultura tradicional. Es cada persona, con su vida única e
irrepetible, la que tiene que dar razón de su “FE”. “Para mi el vivir es
Cristo y el morir ganancia” –dice Pablo-. Somos cada uno en concreto un
Jonás con una vocación y con una gran comisión.
ALGUNOS RASGOS DE LA IGLESIA
EN EXPANSIÓN.
La iglesia local, parte integrante
de la Iglesia de Cristo, del cuerpo de Cristo, debe realizar su trabajo, no
solo en libertad e independencia necesarias, sino también creativamente. Tiene
que atender a las indicaciones del Espíritu, porque este es el agente principal
de la misión. La iglesia o mas concretamente el creyente, será el agente instrumental.
Es el Espíritu Santo el que despierta las condiciones sociales, antropológicas
y psicológicas de los grupos étnicos y de los pueblos de la tierra para que su
semilla caiga en buena tierra. Así pues el primer rasgo de la iglesia en
expansión sería:
1.- Una iglesia en expansión es la que se deja guiar por el Espíritu.
Es
un grave problema no reflexionar sobre este asunto. Si el Espíritu no guía a
los lugares de la labor evangelizadora, si la Iglesia no está abierta a los
vientos de Dios, caerá en frustración y desánimo. Puede desarrollar una febril
actividad, supuestamente evangelizadora, pero no dejará de ser un patrón
humano. Y es que no podemos plantar iglesias como se plantan cebollas. No
podemos seguir todos al maestro de turno o la teología en boga. Es posible que,
V.G. en España estemos buscando a la gente, intentando inconscientemente
eclesializarlas de entrada. Meterlas en nuestros templos, para lo que hemos
gastado todos nuestros recursos de tiempo y dinero. Esto es legítimo y muchas
veces bueno, pero no único, ni básico. La iglesia evangelizadora, no lo es en
virtud de sus centros de reunión, sino de sus creyentes equipados para la obra
del ministerio y, por demás, de su celo misionero, que emplea los medios
legítimos para hacer accesible el Evangelio al mayor número posible.
2.- Una iglesia en expansión no usa técnicas de propaganda.
Es lo contrario del punto anterior
y, a grandes rasgos, queremos decir que ni la iglesia es una empresa ni el
mundo un mercado. Ni el marketing, ni la emotividad sublimada, ni la propaganda
pueden ser atajo para conseguir un fin, en ocasiones rápido, inmediato, pero de
corta duración. No hay fórmulas “de crecimiento de iglesia” que con un
márheting disciplinado produzca creyentes, tenga éxito y sea admirada.
Los resultados
de quienes buscan una expansión rápida suelen tener consecuencias trágicas y
dañinas. Suelen crear cristianos sin
conocimiento doctrinal, vital y práctico que caen rapidamente en supersticiones
extrabíblicas.
Alguno dirá o estará
pensando ahora: bueno, una cosa es la conversión y otra la formación, el
crecimiento. Primero evangelicemos, trabajemos por nuevas conversiones y luego
formemos, equipemos al creyente.
Esto es verdad, pero no
todos los contextos son iguales. Pablo, en un mes o dos, plantó varias
iglesias. Sin embargo el conocimiento religioso de la mayoría constituyente de
esas iglesias tenía un alto grado de preparación para entender el mensaje
profético y entregarse a los pies de Cristo. No es lo mismo en la sociedad de
hoy, cuyas tradiciones y cultura cristiana es muy deficiente. No tener
esto en cuenta, puede provocar manipulación de conciencias y a la larga, un
rechazo social y religioso perdurable.
La educación y formación cristiana es un trabajo lento, sin
resultados inmediatos en la mayoría de los casos. Es lo opuesto al máketing, a
la venta, a la propaganda, a la emotividad. Exige un esfuerzo constante, un
estudio razonado de las cosas de Dios y después será el individuo el que dé una
respuesta al mensaje profético. El entendimiento tiene que ser conquistado por
una razón trascendental y antes de que el evangelista busque conversiones en el
momento, es necesario que haya habido un educador, un maestro que haya tenido
en cuenta la personalidad del individuo, ensanchando su imaginación y el
poder de buscar la verdad mediante el discernimiento.
Porque la fe viene por el oír y esta es un don
de Dios, es necesario que lo que el
individuo oiga sea trascendente y eterno. No podemos ofrecer un Evangelio de
gente que se cae de espaldas por arte del sugestionador de turno que con su música,
su espectáculo, su propaganda de curaciones y una vida en prosperidad, puede
convulsionar el corazón por unos momentos, pero no la mente para buscar la
verdad. Tampoco traerá la sabiduría
que Dios quiere en cada uno de nosotros.
3.- La iglesia en expansión es “manada pequeña”.
En este contexto de la búsqueda de conversiones rápidas a través
de la emotividad de las masas, parecería improcedente la extensión del
Evangelio por iglesias pequeñas y aisladas, como son algunas de las nuestras.
En las llamadas “mega-iglesias” centros congregacionales de cientos y miles de
miembros, muchas veces se busca el estímulo que precede a la creencia, agigantado
este estímulo por la emoción colectiva que se produce, pero quizás falta el poder
del Espíritu mediante la Palabra de Dios.
No tenemos que escandalizarnos de ser “manada pequeña”, ni
avergonzarnos de pertenecer a pequeñas iglesias, si estas viven al calor del
Espíritu. La extensión del Evangelio nace del poder de Dios y en la debilidad
del hombre, nunca al revés.
KAR BARTH dice: “El mensaje
del hombre nuevo tiene que ser anunciado por el hombre. Mas no serán los
hombres quienes le hagan triunfar, sino su propia fuerza. El valor que se nos
exige, es el valor de la confianza en su fuerza intrínseca”.
Es pues la fuerza de la Palabra
la que tiene poder y no es la fuerza de las grandes iglesias o de quienes
proyectan atracciones de espectáculo o
de show para sustituir el culto, de medios de última hora para sustituir
el mensaje o de superhombres para sustituir a Dios.
4.- La iglesia en expansión crece, replegándose en si misma.
Esto
es, se concentra, se recoge y, paradójicamente, se expande. La iglesia primitiva
experimentó este sistema. La persecución no solo diezmó las iglesias y esparció
a sus líderes, sino que tener dones y puestos de dirección era peligroso. Las
dificultades e impedimentos, sorprendentemente hicieron crecer y expandir la
iglesia como una plaga, al decir de sus enemigos. No solo sobrevivió sino que
creció en fuerza y número.
¿Cómo fue posible?
Aunque haya
razones de orden sociológico y religioso, lo fundamental de este hecho fue la
concentración en si misma. Muchas iglesias viven, hoy en día, en compartimentos
estancos, independientes y libres pero sin conexión, descentradas y sin
motivación a cualquier esfuerzo unido. Viven como si la independencia, fuese el
vivir como el “llanero solitario”, ajenos a las vicisitudes de los miembros del
cuerpo de Cristo quien se entregó por ella.
La iglesia primitiva veló por su
credo, por el bienestar de sus miembros, creó una atmósfera de ilusión capaz de
irradiar y atraer por la fuerza de su propio dinamismo interno (Mirad- se
decía- cómo se aman) y la fuerza espiritual de sus vidas. No buscaban los
cristianos a la gente, sino la gente a los cristianos. Su vida atraía, porque a
todos les preocupaba lo de los demás y no les era indiferente la suerte de los
que le rodeaban.
Una iglesia recogida en espíritu
delante del Señor expresa una actitud de fe y confianza que transmite. A veces
la actividad mas enérgica es quedarse quietos, no para holgazanear, para
olvidar la misión, para olvidar a los demás, sino para mirar al Señor y
descubrir la dirección de la mirada, el soplo del Espíritu.
“ En descanso y en reposo seréis
salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. (Isa.30:15)
5.- La iglesia en expansión tiene una doctrina bíblica de la Iglesia de Cristo.
Quizás penséis que me he pasado en la
autocrítica, que voy a exponeros.
Se
ha dicho que los evangélicos no pueden llevar a cabo ninguna empresa porque les
falta visión de conjunto, voluntad de
ser Iglesia y no secta. Se ha hablado del afán de protagonismo en el
protestantismo español, con territorios bien marcados; hombres hechos a la
medida de las circunstancias socio-eclesiales, pero sin nada que protagonizar
con una visión universal. Alguno ha dicho que somos un tropel de francotiradores,
desquiciados y peleones, sin orden ni concierto, que no tienen nada
suficientemente grande como para integrar proyectos, crear ilusiones y motivar
individuos con dones.
Sin embargo el profesor Luis
Cencillo, describe la situación española como la de individuos que no se encuentran a gusto, ni seguros,
instalados en una ideología particular o de secta, sino encuadrados en
alguna gran ideología de pretensión universal.
La visión sectaria – secta en
su sentido peyorativo- hace que los dones y valores solo sirvan para crear un
férreo conformismo, una falta de investigación en libertad, y, sobre todo, crea
unas costumbres y tradiciones intocables en cada grupo sectario. Cuando Pablo
en Colosenses dice: cuando esta carta
haya sido leída entre vosotros haced que también se lea en la iglesia de los
Laodicenses y que la de Laodicea la leáis también vosotros” está diciendo que el conocimiento de Dios
es inseparable de la solidaridad entre iglesias, inseparable de la solidaridad
humana y especialmente de los creyentes. Los cristianos que rehúsan lo que
otros tienen que decir, están comenzando el camino del sectarismo y la herejía.
Es “con todos los santos” (Efe: 3:18) como podemos llegar a conocer a Dios. Sin
IGLESIA – con mayúsculas - nos
convertimos en desterrados, en nómadas errantes, en llaneros solitarios
defendiendo causas sin trascendencia.
El
Evangelio solo está bien servido cuando se respeta su visión global, y este
muere cuando no es respetada su anchura, su altura, su longitud. Sería una
desgracia para el creyente creer que está llamado a salvarse solo, pues no ha
entendido el espíritu del Evangelio,
cuyos confines abarcan la creación.
¿Cuál es la causa de tanto individualismo,
tanto papa, tanto francotirador?
Sin
lugar a dudas, que es la ausencia de una doctrina bíblica de la Iglesia.
Falta un ideal de Iglesia que sea suficientemente grande como para dar lugar a
todos – “TODOS LOS SANTOS” -. Cuando el pastor se siente amenazado, cuando
pierde protagonismo, no buscará los dones que destaquen para uso de la Iglesia,
pues los considerará competidores que lo desplazarán de su puesto. Sin embargo
cuando hay una iglesia con visión y pone en marcha sus energías mas profundas y
sublimes del ser humano lleno del Espíritu, la Iglesia estará rica de vida y
pletórica de dones que extenderán el Evangelio con poder.
6.-Una iglesia en expansión establece como base de vida, la fe y no rivaliza con nadie.
Ya
hemos hablado del inquebrantable pragmatismo espiritual que entre nosotros, los
cristianos evangélicos, mide el valer y el valor por sus logros y méritos.
“Tantos miembros tienes, tantas “iglesias plantadas”, tantas salidas al
extranjero, tantas conferencias.... tanto vales”. En la mayoría de los casos,
puede estar justificada esta valoración y debe constituir motivo de orgullo –
“nuestra gloria” diría Pablo.- , sin embargo la “numerología” y los éxitos
humanos pueden crear un protagonismo forzado, que relega la fe al campo de las
ideas, sin conexión con la vida espiritual. Podemos traicionar la vida de fe,
guiada esta por el soplo del Espíritu de Dios y provocar las inevitables envidias,
celos, amargura, viendo como son mimados estos creyentes por todo el mundo,
mientras otros trabajos y esfuerzos caen en el olvido.
Este hermano ignorado a causa de su
“fracaso” ministerial, - pues su número de conversiones es deficitario o nulo,-
se sentirá como arrojado de la comunidad de los que cuentan, de quienes de alguna manera manifiestan el
dicho de que el SER ES TENER. Este hermano reaccionará negativamente, porque
nadie le ha mostrado una visión de la Iglesia de Cristo, que sea conforme a la
Escritura y no según la novedad del hombre exitoso. Una iglesia que acoja en su
seno a cada miembro como algo insustituible, que dé calor y vitalidad, refugio
y protección, es la iglesia que proponemos. Es la iglesia a la que debemos
mirar y no a los proyectos miopes de algún líder de turno. Es la Iglesia de
Hechos de los Apóstoles y esta dentro de
la evolución histórica emanada del Espíritu Santo, con sus fallos y logros,
pero que es el Cuerpo de Cristo.
“El protestantismo – dice Darío A. Santamaría – es algo así como un mosaico
bizantino, un conjunto de ratoneras estancas, una multitud de toperas inconexas
o una serie de galerías desarticuladas. El Papa ha sido sustituido en algunas
baldosas del enlosado por otro papa sin reconocimiento oficial, sin pompas, sin
Vaticano, sin cátedra; pero de hecho, con la misma autoridad, la misma influencia,
y más aún si cabe, debido a que a pesar de no tener red organizadora, receptora
y emisora de órdenes, noticias, sucesos, etc.. tiene la ventaja del control
directo y el impulso presionante que conlleva la alocución verbal directa y la
presencia física real... Ahora se abre una nueva época en la que debemos
irrumpir con mas brío y comenzar a quemar etapas de trabajo, anhelo, voluntad y
espíritu de superación porque la vida y la sociedad nos lanzan un reto que no
podemos excusar de modo alguno y al que tenemos que responder con una fe
templada en la forja bíblica, que hace romper las lindes demarcatorias y saltar
marcos que nos encorsetan, para hacer ver al mundo que esa unidad bajo la que
aletea el Espíritu tiene una solución actual y eficiente.”
Hermanos, somos culpables de una fe
que no se fía sino que desconfía, que no une sino que desune, disgrega,
desparrama; que no ama sino que teme, porque seguimos concentrando nuestro
esfuerzo evangelístico en el crecimiento numérico, intentando, infructuosamente
muchas veces, eclesializarlos en la rutina cúltica, sin enseñarles a buscar la
verdad en el Espíritu de la Palabra y hemos perdido el equilibrio de la
realidad humana. ¿Dónde hemos dejado a Dios? ¿Dónde la confianza en su poder?
Esta denuncia
ya la hacía René Padilla, cuando decía:
“Además del execrable espíritu de competencia que mas tiene que
ver con el sistema capitalista que con la Palabra de Dios, ha hecho que casi
todo el esfuerzo de evangelización en nuestro continente se vuelque en la
difusión de una versión simplista del Evangelio, de un mensaje que
permanentemente excluye las dimensiones mas amplias de la fe, de un
“cristianismo-cultura” que no para mientes en la necesidad de que la Palabra de
Dios hable desde dentro de la situación humana. Lo que mas interesa es
multiplicar el número de “creyentes”, aunque para ello haya que dejar de lado
todo lo que no quepa dentro de un esquema completamente individualista y
altramundano. La evangelización deviene técnica de “ganar almas” para lo cual la reflexión teológica es
innecesaria: basta el uso de métodos enlatados y fórmulas importadas de
salvación”.
7.- Una iglesia en expansión es la que se restaura, se aviva constantemente y como consecuencia promueve a Cristo.
Alfonso Ropero acaba de
editar un libro “Teología bíblica del avivamiento” (CLIE 2000). En su prólogo
nos dice: “Pese a ser un tema tan importante, apenas si existe en castellano
un estudio serio y riguroso del avivamiento. El material histórico y doctrinal
al respecto es prácticamente nulo, quitando algunas obras de carácter devocional
y algún que otro estudio parcial, que últimamente están viendo la luz. Esta pobreza
de material en nuestra lengua contrasta con el existente en inglés que reúne
una lista pormenorizada de 6.000 títulos, sin contar con los que aparecen
nuevos cada año”.
¿Indicará este hecho bibliográfico- me
pregunto yo- , nuestra falta de interés por la restauración y el avivamiento? ¿
No nos habremos dado cuenta que mientras peregrinemos por esta tierra tenemos
la necesidad perenne de renovación y consagración espirituales?
“Una
iglesia viva, en sentido espiritual, - dice
Ropero – no es un fenómeno extraordinario, sino el hecho natural para la
cual los creyentes han sido llamados, redimidos y congregados por el Salvador.
El avivamiento representa el anhelo de permanecer en esa vida de fe y amor que
el Espíritu produce, pero que el pecado estorba y entorpece”
Algunos ya han denominado esta iglesia
como “bio-iglesia” en cuanto a su desarrollo natural, pero también es cierto que la vida cristiana
vivida en el poder de Cristo, necesita ser despertada para crear hambre y sed
de justicia, avivada con ejemplos bíblicos desafiantes, e incentivada por el
triunfo del Reino de Dios en medio de un mundo de egoísmo. El resultado de este
compromiso influirá en el testimonio y conversión de pecadores.
El interés de Dios no es tanto de carácter pragmático donde solo se mida su Obra por los
resultados evangelísticos, logros y éxitos cifrados, sino en el carácter
personal, es decir: la forja del carácter cristiano. El interés de Dios está en
un cristianismo vital, como ya hemos dicho y en una constante renovación. Si
antes no existe un avivamiento entre los creyentes, si la iglesia no se
restaura sacando a la luz los pecados ocultos y se conduce a esferas de
servicio a Dios y al prójimo, Dios no podrá actuar con instrumentos
incompetentes e inhábiles. Nunca podremos sacar una muela – por ejemplo- si usamos
una pala, ni hacer un zapato con un rastrillo, ambos son instrumentos
inadecuados e inútiles para la tarea.
El
Espíritu de Dios produce un avivamiento cuando reconocemos el Señorío de Cristo
y vivimos a la altura del Reino de Dios. La necesidad mas grande de la iglesia
no es tener algo que decir, sino decir lo que viene de Dios. Dice José Grau:
“que el avivamiento es, sobre toda consideración, una terapéutica. Se
enfrenta con una enfermedad y con unos enfermos para sacarlos de su postración
y sus dolencias y los retorna a una nueva plenitud de vida.”
En toda expansión del Evangelio ha sido
necesario un avivamiento del pueblo de Dios y este no sin antes haber
experimentado el dolor del arrepentimiento y la vuelta al camino de
consagración a Dios. Apocalipsis 2:14 dice : “Porque has
dejado tu primer amor.... recuerda por tanto de donde has caído y
arrepiéntete”.
Los
miles de miniprogramas evangelísticos –( a los que de ninguna manera critico,
antes al contrario estimo en su justa medida)
pero que en la mayoría de los casos están condenados al fracaso, están
dejando a las iglesias sin recursos, pero lo que es mas grave, estos esfuerzos,
no crean pensamiento teológico, ni cultura para el espíritu. Por otra parte, el
desmesurado énfasis en el auxilio social, la obra de rehabilitación del marginado
y drogadicto, que tanto éxito está teniendo hoy, ¡gloria a Dios por ello!
mañana puede dejar un vació de conocimiento bíblico y por tanto del
conocimiento de la voluntad de Dios y las enseñanzas de Cristo.
La
iglesia que se expansiona debe permitir que el Espíritu de Dios sea en todo
momento el que despierte a la tremenda responsabilidad de la Iglesia como
liberadora y renovadora en este mundo, donde todos los que la componemos
estamos implicados. Ese día sería un nuevo amanecer para el cristianismo
evangélico. Pero mientras llega ese día, hemos de mantener un compromiso
universal de tareas y objetivos comunes, crear y exigir nuevos caminos de
contacto y alimentar un impulso que transforme situaciones sin salida aparente.
Este Espíritu nos empujará de una forma nueva a la renovación y conducirá a la Iglesia
a un futuro transformado.
Sin
la renovación divina, la Iglesia quedará atrapada en el estado actual, en el
que prima mas la idea de Iglesia como -
microcultura-de-la-diferencia- (que
muchos se empeñan en mantener), pero que es frustrante e imposible para llevar
a cabo la misión y el servicio. Sin la renovación divina la iglesia revierte
rápidamente al mundo.
Muchas veces,
sin embargo, hablamos de restauración o avivamiento en términos de poder para
predicar el Evangelio, conversión rápida y milagrosa de multitudes. Se dice que
nada hay imposible para Dios. Que Él es el mismo ayer, hay y por los siglos.
Que Él quiere la salvación de todos y la va a llevar a cabo. Pero la renovación
que apuntamos no es antropocéntrica: la salvación del hombre; ni de dominio:
influenciar y culturizar la sociedad. Es Cristocéntrica. Esto es, la formación
de Cristo en los fieles agrupados en asambleas, en un solo cuerpo, en armonía y
reposo y a la vez fermento de nuevos dones y nuevas formas de servir.
CONCLUSIÓN
El mensaje de Tesalonicenses.
El mensaje de
Tesalonicenses, representa un cuadro completo de la vida de una iglesia que
puede considerarse ejemplar, tanto en aspectos de recepción del mensaje como de
su comunicación a otros y los aspectos prácticos que conlleva. Su cristianismo
se basa en una fe que obraba, un amor que los movía a la acción esforzada y una
esperanza que se mantenía a pesar de la persecución. El propósito de Dios se
cumplía. ¿Cuál era el secreto de su fulgor espiritual ? La profundidad de su conversión y su plena dedicación “para servir al Dios
vivo y verdadero y esperar de los cielos a su Hijo”.
¿Necesitaremos pruebas y persecución
para salir de nuestra complacencia, nuestros luchas internas, nuestros
disparates cúlticos ?
Pablo – por otra parte- era acusado por
sus hermanos detractores y no cayó en el
desánimo. Alguno interpretó sus afanes misioneros, atribuyéndole móviles
inconfesables. Otros creían que era un delincuente, un engañador, buscador de
fama y dinero, pero esto no le desalentó, ni abandonó su tarea. Pese a los
golpes siguió abriéndose a todos. Podía mas el amor de Cristo que la
malevolencia de sus oponentes.
Si tu te esfuerzas – hermano
evangelista -con el corazón humillado, no te preocupen las críticas, preocúpate
mas si nos las tienes.
También nos enseña esta carta, que la
proclamación del Evangelio demanda una vida digna y es inseparable de una
conducta sin tacha, sin embargo no será ninguna acción nuestra la que de
eficacia al mensaje, será la fuerza de la denuncia profética la que actuará
como palabra viva y eficaz para salvar y transformar vidas.
No hay objetivo mas glorioso, no hay
llamado de mas honor que ser proclamadores y comunicadores del mensaje de
salvación a todo aquel que crea. Mantengamos firmes nuestra vocación, no de
manera rutinaria, fría, sin pasión, sino con toda el alma, con dedicación
abnegada. El Señor será nuestra fortaleza. Así sea.
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