Número 39 - 8 de junio, 2004
Dice el germanista Alois Maria Haas, el
máximo experto en literatura mística europea, que en épocas
de crisis se desarrollan las experiencias místicas. El siglo
XXI es un siglo de encrucijada, de crisis, de dilemas que
buscan salidas a los cambios bruscos de una sociedad que acaba
de encontrarse con la técnica y la ciencia, las máquinas y los
robots, la imagen y el sonido penetrando en todos los lugares.
Y cuando pienso en estas cosas, siempre cuento la historia del
“trillo” cuya existencia es de muchos miles de años y que es
citado en varias partes de la Biblia.
El trillo es una gruesa tabla con piedras cortantes para
machacar y moler y separar la paja del trigo. Yo he trillado
en la “era” muchos años, pero ahora los agricultores se montan
en la cosechadora que lleva aire acondicionado, televisión y
cascos con música digital, y no pasan los calores ni el
cansancio que yo pasé. En cincuenta años, el “trillo”
milenario, ha pasado al recuerdo de nunca ya mas y el hombre
cree haber encontrado en el paraíso de las tecnologías la
solución de sus problemas.
Sin embargo la realidad es otra, porque la misma tecnología
también le agobia. Las noticias que se producen en un mundo
injusto, violento y sin misericordia, le revolotean como
siniestros pájaros de mal agüero y turban el descanso del
corazón. Los desequilibrios de este mundo, la cruda realidad
de riadas humanas que ya no se enjugan las lágrimas porque ni
siquiera eso tienen, de alguna manera afecta al hombre de hoy
y le hace volver a la mística. Es un tiempo en el que las
religiones están apareciendo como hongos, pero no tienen mas
trascendencia que la religión Maradoniana, como adoradores del
ídolo caído Maradona. Nombres como la Iglesia de la Diversión
de Chicago, no dejan de ser más que un neopaganismo.
La mística es una búsqueda del rostro de Dios, del
conocimiento o intuición de Dios , y está ligada a una
práctica interior del misterio religioso que va mas allá de la
dogmática y de los mismos textos bíblicos. Es un esconderse de
la realidad para experimentar lo divino y lo santo desde el
propio esfuerzo personal. Para el místico de la Edad Media,
Dios era inteligencia pura y por tanto el espíritu del místico
tenía que hallarse inmóvil frente a todo lo que sucediera
alrededor, ya fuese agradable ( como alabanzas y honores) o
dolorosos( como los oprobios y las maldades). Tenía que ser
como una montaña de plomo ante el soplo del viento decía el
Maestro Eckart (1260-1328).
Se dice en algunos escritos que el misticismo tuvo también
representación en la teología protestante, especialmente entre
los anabaptistas y los cuáqueros. Pero solo diríamos que en la
teología relacionada con la comunidad de bienes, porque los
mismos iluminados protestantes como Juan de Valdés, tienen una
visión bíblica de Dios y cuando no lo entienden dicen
honradamente que no lo entienden. Del mismo modo el trabajo es
entendido como oración y la oración como trabajo, concepción
muy contraria al quietismo o la oración mística. Ellos no eran
buscadores de experiencias espirituales, ni de dones
especiales. Hoy, sin embargo, los místicos buscan nuevas
experiencias como lo expresa Goitisolo en “El pájaro
solitario”para mezclar el vino con la saliva del Amado. Dice
“Bébelo puro o mézclalo con la saliva del Amado” porque
cualquier otra mixtura sería sacrilegio.
Las nuevas místicas, como en tiempos de Lutero y de algunas
denominaciones protestantes después, se están fundamentando en
el sentimiento intenso que intuye la voluntad de Dios. Se
tienen visiones cuando el Espíritu Santo sopla, pero el soplo
y la visión están llenos de más carga afectiva que
intelectual, sin escudriñar si están más tocados por la locura
y el hipertiroidismo que por el conocimiento bíblico. La riada
de congregaciones con nombres extraños responden más a esta
nueva mística del sentimiento y de la experiencia personal y
única, que a la gran teología que provocó la Reforma y de cuyo
pensamiento nació la modernidad. ¿Podrá provocar esta
neomística un cambio parecido en el mundo actual?
Manuel de
León es escritor, historiador, y director de "Vínculo"
(revista de las Iglesias de Cristo de España).
© M. de León, Asturias, España
(revista de las Iglesias de Cristo de España).
© M. de León, Asturias, España
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