Hay
dos quejas continuadas que aparecen estos últimos meses en las
agencias de prensa como la ALC y ZENIT (evangélica una y la
otra católica) donde ambas se refieren al abuso que se hace de
la religión. Nada de esto es nuevo. Por una parte está el
poder mediático y embaucador que ejerce Roma, en esa
interminable orgía de espiritualidad en la Plaza de San Pedro,
con un Papa muy respetable pero muy útil para mantener el
status del misterio religioso, formando un tótem sagrado mas
cercano a los dioses que a la dura pobreza y realidad de la
tierra. Por otro aparecen, especialmente en América, los
múltiples colores de un pentecostalismo que también ha surgido
en la iglesia católica pero que se hace mas visible en el
protestantismo. Es una minoría, cuya masa activa es mayoría,
pero que desde las instancias del Estado se le ponen toda una
serie de trabas.
¿Se puede llamar abuso al crecimiento masivo del protestantismo, solo por crecer, por acercarse a los pobres, por liberar mentes cautivas de tradiciones y la lucha de clases? En Perú, por poner un ejemplo, la discriminación del Estado a favor de la Iglesia Católica, siempre se hace en perjuicio de la Iglesia Evangélica y las minorías religiosas, como lo fue en España y en la práctica lo sigue siendo aún hoy. El Presidente Toledo, un hombre de la modernidad, ha sucumbido a la firma de decretos que favorecen exclusivamente a la Iglesia Católica.
¿Se puede llamar abuso al crecimiento masivo del protestantismo, solo por crecer, por acercarse a los pobres, por liberar mentes cautivas de tradiciones y la lucha de clases? En Perú, por poner un ejemplo, la discriminación del Estado a favor de la Iglesia Católica, siempre se hace en perjuicio de la Iglesia Evangélica y las minorías religiosas, como lo fue en España y en la práctica lo sigue siendo aún hoy. El Presidente Toledo, un hombre de la modernidad, ha sucumbido a la firma de decretos que favorecen exclusivamente a la Iglesia Católica.
Aquí en España la Constitución no es confesional pero la
discriminación es evidente aunque sin violencia. Como alguno
ha dicho, seguimos siendo un pueblo de pobres y de jóvenes
todavía sin esperanza, porque aún no es posible la paz
religiosa en el contexto de la justicia, la libertad y el
amor. Los Concordatos del Estado con la Sede romana atenazan y
anulan, de facto, cualquier intento de reivindicación de
derechos y mantienen al Estado en continua dejación de sus
deberes. Se mantiene una contribución a la Iglesia Católica
cuando se le debería haber quitado hace años, según las leyes
vigentes. Pero la Ley no se cumple y se pisotea, en aras del
respeto que el pueblo español tiene una gran tradición
católica. Algo que sin duda es mentira, porque mas que
tradición católica, lo que los reyes catoliquísimos trajeron
fue la férrea imposición de las ideas católico-romanas a un
pueblo diverso en cultura y dialogante en religión. En años
mas recientes, es un hecho histórico que la actitud de la
Iglesia de Roma, para todos los españoles (hasta de los mas
ofuscados y fanáticos) fue de hostilidad a la República, no
colaborando con el poder público y en vez de orientar y llamar
a la razón, hostigaron para la desobediencia ciudadana. Muchos
falsarios de la historia seguirán disculpando y agrandando las
tintas en los conventos quemados(lo cual es una triste
historia) y tantos sacerdotes muertos a manos de ira de los
oprimidos, pero la realidad es que el abuso de la religión
catolico-romana, salvo raras excepciones como las de monseñor
Tedeschini, el cardenal Vidal y Barraquer o el obispo Mújica,
es un hecho contrastado, y después de la guerra civil la
jerarquía careció de la mas mínima piedad.
En la actualidad, lo que mas le duele a la Iglesia Católica
y por lo que sigue sacando sus garras poderosas, es la
realidad de un mundo evangélico hispano en continuo
crecimiento e imposible de parar. El libro de Manuel Guerra
“La invasión de las sectas en el mundo hispánico: una guía”
publicado por la Universidad de Navarra, lo que hace es poner
a las “denominaciones evangélicas” (sectas para él, porque no
pueden todavía entender un Evangelio hablado universalmente y
en su diversidad de formas) catalogadas, ubicadas y definidas,
como paso previo para la persecución sistemática. Porque donde
se dan datos y tantos por ciento, no son en las sectas muy
diluidas del budismo, hinduismo, shintoismo, afroamericanas,
mágicas o espiritistas..., la preocupación son los datos
evangélicos. Como alguno ya ha replicado “ los partidarios del
monopolio religioso romanista hablan de invasión de sectas en
esta Era Neorreligiosa y secularista, mientras ellos mantienen
sus brigadas en continua alerta. Dice Manuel Guerra :
“Piénsese que, según algunas fuentes, el 15,4% de los
brasileños (unos 25 millones), el 25% de los chilenos, el 31%
de los guatemaltecos, etc., se han pasado al pentecostalismo.
Ya sé que un gran número de pentecostales son evangelicales y
los principales difusores del fundamentalismo protestante.
Pero un buen numero son sectas en el sentido técnico de este
término y, por lo mismo, no cristianos, entre ellos se
encuentra la Asamblea pentecostal del mundo, la Iglesia
pentecostal unida, todas las unitarianas, etc.”
Esto de “evangelicales”, en un experto en sectas como es el
señor Guerra y de añadir algunas desviaciones, al lado de un
hecho tan importante en la historia de las religiones como es
el fenómeno pentecostal, es la siempre “inocente” forma de
manipular, poner el objetivo y después disparar. Sin embargo
no debemos asustarnos porque después aparecerá otro libro
sobre ecumenismo que disimulará las malas intenciones y ya no
verá tantos peligros en las sectas “evangelicales” para seguir
manteniendo aquello del palo y la zanahoria.
El abuso de la religión, del misterio de Dios, del poner el
nombre de Dios en vano, es de lo mas condenable. El mundo
moderno, desde la Ilustración, ha reclamado la mayoría de edad
del hombre, ha dejado la esfera de la intimidad abierta al
soplo del espíritu. Ya no debería haber cadenas de dominación
y despotismo en las conciencias. Ya tiene el hombre bastante
con su pecado, con su desorientación, con sus errores y
frustraciones como para que vuelva la religión a abusar y
poner losas pesadas a sus espaldas. ¡No me gustan los
abusadores!
Manuel de León es pastor, Presidente del Consejo Evangélico de Asturias, ha dirigido la Revista "Asturias Evangélica" y ha publicado “ORBAYU" una revista de investigación histórica, cultural y sociológica del protestantismo en Asturias
© M. de León, 2003, Asturias, España.
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