Manuel de León. abril 2003
La primera revolución industrial fue la de la máquina de
vapor que Rober Papin, al final del siglo XVIII, inventó y los ingleses usaron
para sus máquinas textiles. La segunda, cien años después, se refiere al
descubrimiento de la electricidad. El mundo de hoy, sin electricidad, se
pararía. Pero hay una tercera revolución industrial, también unos cien años
después de la segunda que está relacionada con el ordenador. El ordenador y las
redes de Internet han hecho que la información llegue a los
rincones mas apartados y se esté construyendo una sociedad informativa y de
conocimientos. Es la revolución espiritual mas grande de todos los tiempos y
supone una revolución postindustrial de naturaleza muy diferente y de mas
envergadura a lo que fue la caída del Viejo Régimen, el Renacimiento, la
Revolución francesa o las dos anteriores revoluciones industriales. El hombre
de hoy vive en fractura de los tiempos, en la encrucijada, en la crisis de
muchos valores, pero muy especialmente vive ante la dictadura de la
inteligencia sobre la emoción y sobre el espíritu.
Teilhard de Chardin adivinó que al final del siglo XX
vendría la nooesfera. Al igual que la tierra tiene atmósfera y estratosfera,
también estaríamos en la esfera del Noos, lo que en griego es “el espíritu”.
Pero mas que espíritu sería esa especie de cerebro humano, una sociedad de
conocimientos que abarca toda la tierra como una red. Sin embargo la nueva
situación está cambiando la fisonomía humana que, dicho en palabras del Dr. M.
Eyskens, Ministro de Estado de Bélgica, cansado de ser “antropoide ha llegado a
ser el hombre mono” de tanto dejar de mirar al cielo y ver su ombligo como el
centro del mundo. El verticalismo de mirar al cielo, se ha cambiado hacia el
horizontalismo que las posibilidades de comunicación fomentan esta entre
iguales. Las redes son algo orgánico, que crece cada día, pero que no está
formada a golpe de leyes y decretos. Ese es su atractivo, porque el hombre se
crea a si mismo sin que nadie limite sus libertades ni imponga sus criterios.
Sin embargo, de esta manera, el hombre se transforma en un ser endiosado, cuya
fuerza creadora le convierte en algo inquietante y le obliga a una
responsabilidad personal, sin paraguas protectores de las sociedades pasadas.
Donde mejor se empieza a ver la dictadura de la
inteligencia sobre el espíritu humano es en la preferencia que se da al
coeficiente de inteligencia mas alto. Si tienes un coeficiente de 155, estarás seleccionado para los máximos
puestos en la política, la administración o la empresa. Si tienes un coeficiente de 120 solo podrás
aspirar a tener un buen sueldo y estar en una posición mediana. Pero si solo
tienes el 68 de coeficiente de inteligencia, tendrás un mal puesto de trabajo y
tendrás que sufrir el desempleo. Cada día más, la sociedad exige niveles de
inteligencia pero esta el hombre no puede cambiarlo. Se elige a los
inteligentes en detrimento de los que tienen coeficientes de emotividad
elevados y se mantiene la dictadura de la inteligencia frente a personas que
son más útiles para otros trabajos sociales y de relación. Sobre todo, el
desencanto esta llenando la tierra y el hombre se siente cada día mas huérfano
de Dios y desterrado a una sociedad sin misterio, sin emotividad y sin afecto.
El ser humano es un robot, que actúa según los principios del azar y la
necesidad que dirán los darvinistas, o la materia y las circunstancias según
los freudianos. Además al hombre de hoy se le amontonan sobre su conciencia
todas las fuerzas con las cuales puede destruirse a si mismo y está asustado,
por lo que se cierra en el relativismo y escepticismo postmoderno que explican
el sinsentido de la realidad.
Lo peor de esta dictadura
es que crea monstruos. Monstruos como el relativismo ético, donde solo
la situación y el caso particular, quiere imponerse sobre los principios
divinos. Lo define magistralmente el Dr.M. Eyskens en esta historia: “ Hace
tres años tuve que recibir una delegación de Ruanda, poco después del genocidio
durante el cual se mataron a más de un millón de personas. Yo dije al
presidente de la delegación: "Lo que ha sucedido en su país es simplemente
horrible, un millón de personas fueron asesinadas".
El hombre en frente mío se puso muy nervioso y dijo:" No se ha asesinado a nadie, no hemos matado ni a mujeres ni a niños". Y luego utilizó una palabra indígena que significa pulga. "Hemos aniquilado las pulgas" me dijo. Eran tutsis. "Vosotros en el Occidente no habéis entendido nada, por lo demás tenéis que callaros, pues durante la segunda Guerra Mundial habéis matado a 6 millones de judíos". Cuando uno escucha algo parecido, le faltan las palabras. Pero mi visitante continuó diciendo: "Era cuestión de vida o muerte. Si nosotros no hubiésemos aniquilado los bichos, nos habrían matado a nosotros. Vosotros con vuestra arrogancia occidental no habéis entendido nada." Yo interrumpí esta conversación”. ¿Ya no quedará al ser humano mas capacidad de afecto, emoción y espiritualidad? Todavía no se ha cortado el brazo de Jehová para sanar.
El hombre en frente mío se puso muy nervioso y dijo:" No se ha asesinado a nadie, no hemos matado ni a mujeres ni a niños". Y luego utilizó una palabra indígena que significa pulga. "Hemos aniquilado las pulgas" me dijo. Eran tutsis. "Vosotros en el Occidente no habéis entendido nada, por lo demás tenéis que callaros, pues durante la segunda Guerra Mundial habéis matado a 6 millones de judíos". Cuando uno escucha algo parecido, le faltan las palabras. Pero mi visitante continuó diciendo: "Era cuestión de vida o muerte. Si nosotros no hubiésemos aniquilado los bichos, nos habrían matado a nosotros. Vosotros con vuestra arrogancia occidental no habéis entendido nada." Yo interrumpí esta conversación”. ¿Ya no quedará al ser humano mas capacidad de afecto, emoción y espiritualidad? Todavía no se ha cortado el brazo de Jehová para sanar.
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