Manuel de León.- diciembre 2002
No soy un
experto en Rabrindranath. Solo un lector
asiduo a los versos de “El Jardinero”
“El cartero del Rey” o la “Luna nueva” en unos formatos muy antiguos de los
años 50. Por eso Rabindranat será siempre el amigo de los sueños de juventud,
el que abrió mis sentidos a la embriaguez de las cosas bien dichas y el que
llenó de dulzura las alas de mi madurez. Porque, con los años, las ilusiones se
han ido endureciendo, los sueños vividos han sido realidades tristes y solo los
ojos de la eternidad me han podido dar la paz y el descanso.
Dice Tagore:
“Nadie es eterno, hermano, y nada pervive. Recuerda esto y alégrate.... Llegará
un silencio absoluto y la música será entonces perfecta.”
Pero ¿como puede un ser humano alegrarse, si
el tiempo está tocando a muerto, si el cielo es el cielo de los llantos y de
las penas, si el amor, cuando decae la vida, también se ahoga en sombras
doradas? ¿Acaso tenemos que aprovechar
el tiempo, cuando la flor de la vida está en toda su belleza, porque las horas
pasan ligeras y “la vida, sin fin para el trabajo y el hastío, solo nos da un
día para el amor”? Se que Tagore creía
que cada hombre o cada mujer llevan en si la simiente de lo divino; que en cada
ser humano hay una posibilidad de grandeza y que todo está en saber desarrollar
sus potencialidades, pero ¿qué valor tiene la sabiduría si no tenemos tiempo de
completarla? “En lo eterno – dice Tagore- todo está hecho y concluido, pero las
flores de la ilusión terrena son eternamente frescas, gracias a la muerte.” "Mi fe no la pongo
en institución alguna, sino en los hombres que piensan con claridad, sienten
con nobleza y actúan rectamente, sean de donde sean; porque esos hombres son
como canales por los que circula y se transmite la verdad moral de que todos
necesitamos".
Algo estremecedor y triste es el
vacío de Rabindranath, porque ¿que motivos hay para empezar el nuevo año
arrancando los males del egoísmo o estrenar un nuevo amor en mi familia, como
padre o como madre? ¿Por qué ser distinto en mi trabajo, con mejor humor y
simpatía? ¿ Porque tener nuevos propósitos para un nuevo estilo de vida, harto
de egoísmos, de injusticias, de aires putrefactos? Tagore mantiene que los
fines a los que debía dedicarse toda la
vida humana eran la verdad, la bondad y la belleza. Esta belleza tenía que ser
de orden moral y esta moral penetrada del sentido de la belleza. La tarea de mensajero
de la paz y la dignidad para todos los hombres se completa con su obra
creadora. ¿Y no hay nada mas? Tagore intuye que puede ser el amor. El amor como
algo que sobrepasa lo terreno, como algo que da sentido a la existencia, como
lo entiende Pablo en Corintios que no deja de ser, que es eterno. “ Si me está
negado el amor, ¿porqué entonces la medianoche entristece con nostálgico
silencio a las estrellas? ¿Y porqué este necio corazón continúa, esperanzado y
loco, acechando el mar infinito?”
Un año nuevo no es solo un día para el amor, es algo mas para un
creyente. Hoy es el día de salvación. Estamos siendo salvados, hasta el día en
que “Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. No habrá mas muerte, no
habrá mas llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron” Apo.
22:17 Es el día de la esperanza, no del
terror futuro. Es el día de la perspectiva de gloria, no el de la triste pupila
que se dilata ante el estupor de otro amanecer, como decía otro poeta al año
nuevo. El tiempo para el creyente es momento de preparación para la eternidad y
solo desde esa forma de entender la vida tendrá sentido y afán un año nuevo.
La
triste pupila
se dilata ante el estupor,
de otro amanecer.
Año nuevo en eventual desgracia
lacio ya, le desprecia en predicción
aterrada, ante el vistazo flatulento
de ese terror futuro,
siglo nuevo y pena vieja, ésta.
se dilata ante el estupor,
de otro amanecer.
Año nuevo en eventual desgracia
lacio ya, le desprecia en predicción
aterrada, ante el vistazo flatulento
de ese terror futuro,
siglo nuevo y pena vieja, ésta.
Según
una biografía reciente de Tagore, sus admiradores Occidentales vieron el espíritu
humano de Cristiandad, venerado en la teoría pero olvidado en la práctica,
reflejado en Gitanjali como una forma pura. "Jesucristo era un
oriental" enfatizó Tagore y su idea propia de espiritualidad India tuvo
una fuerte afinidad con el del Nuevo Testamento.
Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón
seguirá hablándote. Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron."
El Espíritu y la Esposa dicen:"¡Ven!" …
Apocalipsis 21:2,4 22:17aY
No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron."
El Espíritu y la Esposa dicen:"¡Ven!" …
Apocalipsis 21:2,4 22:17aY
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