Junio 2003
Otra oleada evolucionista parece asomar ahora en la
Televisión Española, apoyada en los nuevos hallazgos de Atapuerca y con muchos
medios económicos en su realización, para presentarnos con fervor “cuasi
religioso” la odisea del hombre sobre esta tierra. La verdad es que esta odisea
se ha presentado demasiado infantilizada y dejando en el aire las mismas
preguntas sin respuesta o ¿es que acaso no la hay?. Seguiríamos preguntándonos
¿Porqué esos simios siguen siendo simios sin ningún progreso evolutivo? ¿Porqué
no se repite ningún “salto” que produzca una nueva especie? ¿Acaso poniendo
tiempo ( siempre se habla de millones de años) y circunstancias por medio
podremos apartar a Dios de nuestras vidas? ¿Será el hidrógeno, ese gas
incoloro, inodoro e insípido, el que se transforme en una persona, transcurrida
toda esa millonada de años y sometida al azar y la necesidad como decía Monod?
Cada poco los medios sacan a la luz estas noticias que venden. Hace unos años
fue la explicación del mundo desde la explosión del Big Bang, esto es, un mundo
comprimido en un pequeño punto de masa y que cuando estalló nacieron los
universos mundos. Lo cierto es que las teorías se creen con absoluta fe y
pasión porque el hombre materialista solo pretende demostrar que Dios está de
mas en la realidad humana.
Se ríen por ejemplo
de que los creacionistas mantengan un mundo en seis días, cuando hablan de la existencia de la creación “Big
Bang” entre los 3.500 millones de años y del hombre erectus en los 10 millones
de años. Sin embargo quienes se han preocupado por comprobar si existe
demostración del Big Bang dicen que aún sigue siendo una teoría. Esta teoría se
basaba en evidencias como la radiación
del microondas que proviene de todas las direcciones, pero que, al ser el
universo irregular con murallas de galaxias y grandes huecos, deberían ser
radiaciones irregulares pero la realidad es que las radiaciones son totalmente
regulares. Las pretendidas irregularidades según George Smoot, el director de
este proyecto, dice que “está más bien seguro de que el efecto que está viendo
es real, pero añade que siempre hay probabilidad de que esté equivocado”.
Incluso si las mediciones son reales, Smoot admite que “pueden tener otras
causas, como el movimiento de nuestra galaxia a través de la radiación de
fondo”.
En cuanto al
tiempo de existencia del mundo y del hombre en el sexto día de la creación dos
teorías con mucha fundamentación explican
este fenómeno tan enfrentado: 6 días frente a 3500 millones de años.
Hemos de decir que la Biblia es una guía
y un faro que ilumina a la humanidad a través de la vida y del tiempo.
No es un tratado científico pero los científicos hacen bien en mirar a la
Biblia porque en ella se esconden realidades que Dios quiere revelar. Hasta
Einstein el tiempo era constante, pero
después de él ya no hay un único reloj que marque la edad de toda la materia
cósmica. Del Big Bang a hoy aparecen mil millones de relojes que
empezaron a funcionar pero el tiempo local era distinto para cada estrella. El
valor absoluto del tiempo de Dios siguen siendo seis días si el reloj hubiese estado suspendido en la
parte que entonces ocupaba la Tierra. Según el doctor Geraldl Schroeder cuando la Biblia describe
día a día el desarrollo de nuestro universo en los seis días que siguieron a la creación, se refiere a
seis días de veinticuatro horas. Pero el marco de referencia sobre el cual se
hizo la medición de esos días contenía la totalidad del universo. No es una
historia para satisfacer la curiosidad de niños y ser dejada cuando se alcanza
la sabiduría adulta; muy al contrario, contiene indicios y sugerencias de
hechos que ahora la humanidad empieza a comprender.
Otra característica del tiempo y del espacio se
está estudiando desde 1803 en que Thomas Yung
y en 1975 Aspect descubrieron la ubicuidad y la “simpatía” de los
fotones, dando lugar a una superposición simultanea de dos estados de la
materia en el espacio y en el tiempo. Para numerosos físicos contemporáneos
como el francés Costa de Beauregard, el danés Mattuck y el americano Feynmann
estos experimentos implicarían un nuevo modelo espaciotemporal, en el que
coexistirían el pasado, el presente y el futuro. El empleo del tiempo en un
solo sentido solo podría emplearse de modo restringido, por lo que resulta
evidente que tales extrapolaciones conducen a la física cuántica hasta los límites de la
filosofía, de la mística y del misterio.
Resulta pues
monótono este lavado de cerebro de los medios de comunicación y desde luego muy
irresponsable la fundamentación evolucionista en las universidades, los
colegios y las escuelas donde se da por sentado que somos SOLO materia
evolucionada. No pretendemos dejar de
estudiar al evolución humana y los avances de la ciencia, pero si nos negamos a
que esta se convierta en dios y pretenda sustituir a un Dios Creador y
Soberano.
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