lunes, 24 de diciembre de 2018

LUIS TRUAN LUGEON: Un calvinista en la industrialización de la Asturias del siglo XIX.














Por Manuel de León

diciembre 1997


Cada día van apareciendo datos que avalan, con poderosa fuerza, la importancia de la aportación protestante y extranjera, a la industrialización y modernización de España.
         Las tímidas reformas de Carlos III, no pueden considerarse, en términos absolutos, naufragio de “una reforma frustrada”, porque fueron los resquicios por donde “las luces” iluminaron senderos, hasta entonces imposibles. Olavide , con mas fama que obra, marcó una apertura y un deseo de desarrollo humano y espiritual, poco habituales en aquel tiempo. Pero no fue solo Olavide o el asturiano Jovellanos, los que denunciaron y trabajaron por el bien común, la libertad personal y el desarrollo humano. Fueron muchos los protestantes que cambiaron la fisonomía estructural, humana y espiritual de este país. En el libro “Los españoles de la Ilustración” de Vicente Palacio Atard [1] se hace un estudio sobre la presencia en Cataluña en 1773 de un grupo de obreros protestantes, de gran eficacia técnica, ante los cuales la sociedad española demostraría  su falta de sentido de tolerancia. Basándose, Palacio Atard, en un estudio de Sala Balust, plantea la cuestión tan debatida de nuestro atraso en el camino de la ciencia moderna, y de cómo la influencia protestante aliviaba la postergación española.

         Don Luis Truan Lugeón, es otro exponente en Asturias de los muchos que llegaron a esta región entonces inhóspita pero bella, para facilitar una transformación cuyos efectos aún perduran. Nacido, Truan, el 28 de agosto de 1799 en Nyón (Cantón de Vaud, SUIZA),[2] falleció en Gijón en 1876. Procedía de una familia de hugonotes huidos tras el Edicto de Fontainbleau de 1685, quienes habían llegado a Suiza hartos de tanta violencia e intolerancia. Mas tarde esta familia, perteneciente a la pequeña nobleza rural, se desparrama buscando otros mundos. Unos emigran a Milán, otros a Argentina y  otros a España .  Luis Truan Lugeón, que se considera calvinista liberal y progresista, viene como técnico especialista en la fabricación de vidrio y loza, contratado para dirigir una importante fábrica de la Coruña (1831)  . Aquí se casa con una compatriota suya llamada Magdalena Luard, de la cual tendrá seis hijos.
Luis Truán vino a Gijón en 1844. Construyó en 1845 un horno de seis crisoles para fabricación de  vidrio plano, que después completaría fabricando vidrio en hornos de botellas y de vidrio hueco. Se inicia la construcción de oficinas, almacenes y numerosas viviendas para los obreros, a las que se van incorporando las de otros especialistas y técnicos, en su mayoría protestantes, que vienen de Suiza, Francia y Alemania. De alguna manera, resulta ser una presencia evangélica que tendría algunas reuniones y cultos en casa de los cónsules Kelly  y  Hunter,   pero su hecho religioso estaría mas enfocado a la “praxis” y vivencias sociales, que eclesiales. Era aquel entorno - dirá L. Rodero[3] en la biografía al músico Enrique Truan - como una ciudad medieval o bastida donde las familias de obreros, técnicos y directores viven juntos.

         En 1877 la fábrica denominada “La Industria” tiene ya 582 operarios, de los cuales 79 son extranjeros,[4] 350 asturianos, 85 mujeres y 65 muchachos. Para la población de Gijón, entonces, este número representaba un avance espectacular, tanto en lo económico como en la especialización de la clase obrera. La labor de otro protestante calvinista en Mieres, Numa Guilhou, desarrollando la industria siderometalurgica, la minería y el ferrocarril, que ocupaba a mas de 4000 obreros, constituirá el progreso mas importante en Asturias hasta la crisis de 1908.

         Al crecimiento de “La Industria”, premiada con mas de catorce galardones, se une el comportamiento social que un protestante liberal y progresista como Luis Truán imprimió. Frente a la miseria institucionalizada, se ha ido formando una ciudad distinta, con comedores para los obreros, servicios sociales y humanitarios y hasta cuadras para los animales de tiro. Pero, sobre todo, se ha colocado una enfermería, que dirige Laura Bassi, quien sería la que ayudó a nacer a casi todos los niños de Gijón . También  en estos años se crean  estamentos como la Sociedad de Socorros Mutuos de Artesanos (1859) o lo cultural, el Ateneo Casino Obrero (1881); este a iniciativa de un hombre que está por investigar su adscripción  religiosa, Magnus Blikstand,[5] un gran benefactor noruego, de posiblemente procedencia protestante. También  sospechamos que haya pertenecido a la masonería gijonesa.

         El despertar de Asturias nace de estas generaciones de espíritu y pragmática evangélica. Algunos de los hijos de Luis Truan alcanzaron relevancia y reconocimiento internacional. No sabemos si se mantuvieron en la fe de su padre.   L. Rodero en el libro citado dice que:  “por parte de los Truan se sabe que el último protestante fue Luis Truan Lugeón, siendo sus hijos bautizados y católicos practicantes a quienes su padre acompañaba a los Santos Oficios, pero sin entrar en el templo. Lo que no pudieron en Francia, Enrique IV, Luis XIII, Luis XIV y tantas persecuciones, lo consigue en Galicia el amor de Magdalena Luad” . No conociendo mas datos, daremos por buena esta realidad que ocurrió mas de una vez en nuestro país, donde el ser diferente era mal visto. Por otra parte, esta burguesía protestante entroncó con la burguesía del país, dando un mestizaje obligatoriamente católico. Pero el espíritu de Luis Truan hizo que sus hijos fuesen llenando Asturias de fábricas, cultura y humanidad.

 En el  mausoleo de este protestante, en el cementerio civil de Gijón, siguen leyéndose los textos bíblicos de Juan, Lucas y del Apocalipsis.[6] Su conducción y entierro constituyó un verdadero acontecimiento en el Gijón de la época. Julio Somoza  y Concepción Arenal  escribieron unas sentidas crónicas. La de Somoza aparece en “El Eco de Asturias”(21/6/1876) y la de  Concepción parecerá en “El Imparcial”, pudiéndose leer también en el libro de Somoza “Cosiquines de la mio Quintana”. La revista evangélica “El Cristiano” de 15 de Julio 1876, citaba el artículo de Somoza y en el que además de las palabras laudatorias hacia la persona de Luis Truan, decía: “¡Felices nosotros que podemos gozar hoy, gracias l progreso, de un tolerancia religiosa y fraternidad como la que presenciamos ayer por primera vez en esta villa!  Rodero dice que esto de la “tolerancia y fraternidad” no es del todo cierto, porque los obreros quisieron enterrar a Luis en el cementerio católico, pero les fue denegada la entrada por su condición religiosa. “El Cristiano”  por su parte, da la razón a Somoza, porque en esos momentos se estaba enterrando un creyente evangélico[7] y el pastor Ramón Bón aprovechó tal circunstancia para predicar un encendido sermón a mas de tres mil personas que habían subido al cementerio. Ese era pues este el motivo por el que Somoza  habla de “tolerancia y fraternidad”, pero que debió de ser una  inusitada sorpresa. Para los evangélicos, el poder anunciar el Evangelio a tanta gente, les pareció un triunfo, porque días antes en Oviedo, el pastor Bon había sido encarcelado por solo predicar ante 150 personas. El Cristiano se hacía también eco de las últimas palabras del diario asturiano y de una carta de Ramón Bón a la redacción, quienes decían: “Este hecho inaugura una nueva faz en la historia del pueblo de Gijón” Nosotros creemos que toda la vida de Luis Truán fue un impulso evangélico y renovador que cambió la historia asturiana.


[1] “Los españoles de la IlustraciónVicente Palacio Atard. Ediciones Guadarrama. Madrid 1964
[2]Gran Enciclopedia Asturiana”
2Enrique Truan. Vida y obra musical”. L. Rodero
[4] ´Gijón: Industrialización y crecimiento urbano. Ramón María Alvargonzález
Gijón y los gijoneses. Mauro Muñiz
[5] En 1888 es uno de los firmantes para la solicitud de ampliación del cementerio civil. La enciclopedia asturiana lo describe como filántropo, industrial y diplomático noruego. Uno de los que mas contribuyeron al desarrollo cultural y mercantil de Gijón a fines del siglo XIX. Fundó instituciones benéficas y fue nombrado hijo adoptivo de Gijón.
[6]Los cementerios de Asturias” Dossier en “El Comercio” de Gijón, por Luis Miguel Piñera. Hace un estudio del cementerio protestante de Mieres y del de Ceares en Gijón llamado de los protestantes
[7] Siempre se ha dicho que el primero en ocupar el cementerio de Gijón fue Luis Truán, pero vemos que otro evangélico fue enterado minutos antes o al menos al mismo tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario