Manuel de León.- julio 2000
Algunos han puesto en tela de juicio la existencia de la represión. Otros
han creído en las bondades permisivas de Franco, que se veía rehén del clero pero
habían afirmado su mandato. Quienes no lo han vivido y contemplando, y ven el
absoluto silencio de la masa social, intelectual y religiosa, creen que nunca
ocurrió. Sin embargo fue algo mas que real en la zona franquista. Dice Juan
Bautista Vilar: "El rechazo de toda
disidencia religiosa en la España nacional, infortunadamente no se
circunscribió a la drástica variación del "status" jurídico de las
minorías. Se dio a su vez una autentica persecución en sus secuelas de asaltos,
detenciones, violencias, torturas y asesinatos".
En la guerra civil española - escribe Hugo Thomas- posiblemente como
en ninguna época de la historia de Europa, se ha manifestado un odio tan
apasionado contra la religión y cuanto con ella se halla relacionado. Sin
embargo algún sacerdote ya había escrito. "Los rojos han destruido
nuestras iglesias, pero nosotros. destruimos primero la Iglesia". Los
evangélicos maltratados y vejados por los dos bandos enfrentados, nunca dejamos
de proteger a unos y a otros, sin distinción de ideologías, como labor
humanitaria hacia el perseguido. Sin embargo la represión fue un hecho
prolongado que regó de víctimas el territorio español, ya por la guerra en sí o
por la hostilidad antiprotestante del clero. Los medios de comunicación, por su
parte, mentían como bellacos e ignoraban cualquier represión o persecución.
Solo cuando algún acto de vejación o quema de iglesias, como en el caso citado
de la de Sevilla y el pastor Santos Molina, y que salían a la luz en los
medios internaciones, algunos medios reaccionaban. El diario "Levante"
de Valencia decía:" Hablan en general de
intolerancia y fanatismo, pero no podían citar un ejemplo demostrativo, puesto
que tal ejemplo no existía. Ahora gracias a unos insensatos, ya tienen lo que
no había sucedido en España desde tiempos de la Reforma."
¿Porqué mentían tan descaradamente? Pues porque estaba en juego el Plan
Marshall y esto era la gota que rebosaba el baso de la paciencia de Truman,
que no quería intolerancia religiosa como condición para ayudar a España. El
corresponsal Royo les declara enemigos de la Patria a los jóvenes asaltantes
Sevillanos. Tanto Griffts como Zablocki tenían bien informado al
Presidente Truman sobre la falta de libertad en España y la dura intolerancia.
Una cosa era evidente: la intolerancia no era un caso aislado sino una práctica
habitual.
El pastor Atilano Coco fue fusilado en Salamanca, en los primeros
días del Alzamiento. El pastor de Pradejón (Zaragoza) Simón Vicente,
detenido al final de la guerra, fue fusilado en 1946 tras varios juicios y
apelaciones. Dice Pablo Rubio: "Al
estallar la guerra Civil española, y como en el resto de España, la persecución
y los atropellos e incluso la muerte hacen presa en la iglesia de Pradejón. Las
nuevas autoridades franquistas ordenan el cierre de los colegios; la capilla es
clausurada e incluso allanada: el pastor Simón Vicente asesinado y varios
miembros de la iglesia son encarcelados y todos los demás amenazados con seguir
el mismo camino. La familia del pastor tuvo que marchar de Pradejón; la maestra
Casimira Rivas se refugió
en el sur de Francia y sus dos hijas fueron recogidas por el Gobierno ruso,
junto a otros niños expatriados a aquel país. Otras familias tuvieron también
que marcharse de Pradejón a Logroño, Zaragoza u otras localidades; muchos
estuvieron escondidos durante algún tiempo y otros no se atrevían ni a salir
fuera de sus casas, y eran continuamente vejados e insultados por los
clericales del pueblo." Y sigue diciendo: "... después de la ocupación de Bilbao por las tropas
nacionales, la persecución y el acoso se hacen sentir. El pastor Mangado y su
familia tienen que huir a Francia, pues le buscaban para encarcelarlo. Muchas
familias huyeron hacia Santander y Asturias, otras se escondieron o
permanecieron ocultas en sus casas, y la vida congregacional quedó rota y
dispersa. La capilla fue
clausurada por las autoridades.... En el año 1936, con la guerra civil, y tras
la toma de San Sebastián por las tropas al mando del general Mola, la familia
Marqués tiene que huir de San Sebastían , debido a que había orden de apresar a
Marqués. Los dos hijos del matrimonio quedaron en España, ya que la guerra los
cogió fuera de San Sebastián. Las hijas huyen con sus padres y se refugian en
Inglaterra, de donde el pastor Marqués ya no pudo regresar. Varias familias
protestantes donostiarras tienen que huir a Francia o a otros lugares; algunos
murieron y otros quedaron dispersos.
El pastor López que había sido condenado a muerte y luego conmutada
la pena por la de prisión, fue asesinado por un grupo de fanáticos, que
sacándolo de la cárcel lo asesinaron por la espalda.
La maestra nacional de Jerez de la Frontera, Josefina Hombre fue
fusilada en estado de gestación. El catedrático de Albacete don Demetrio
Nalda había sido depuesto de su cátedra y fue metido en la cárcel, así como
el catedrático del Instituto de Alcázar de San Juan don Carlos Araujo García
y el de la Universidad de Zaragoza don Moisés Calvo, con don Samuel
de los Santos jefe del museo de Córdoba. Fusilados también Germán Araujo,
en Puebla de Valverde, Miguel Blanco, pastor de la Iglesia de San
Fernando (Cádiz). Gabriel Font murió en la prisión de Manacor. El
hermano de Germán y de Carlos, Ernesto Araujo - hijos de don Adolfo
Araujo García, gerente en España de la Sociedad Bíblica - murió
"cumpliendo sus deberes militares, sirviendo una pieza de
artillería".
En Castrogonzalo (Zamora) Elías García y Antonio Rodríguez,
concejal y Alcalde en la República, fueron vilmente torturados. Esther
Rozada sobrina de Elías decía: "He
visto a Antonio; casi no lo conocía. Le han arrancado la barba y los
ojos".
Don Audelino González Villa, uno de los evangélicos mas emblemáticos
de Zamora y León, tuvo que sufrir prisión. En Benavente un grupo de conocidos
falangistas de Acción Católica le hicieron tomar medio litro de aceite de
ricino y le dijeron que si le volvían a ver por allí le matarían. También en
Benavente torturaron y raparon, haciendo una cruz en la cabeza, a Florentino
Dueñas. El no quiso quitarla y la exhibía ante los vecinos, testificando de
Cristo que murió en una cruz.
Luis Moreno de El escorial, fue condenado a muerte y ejecutado el
25-9-1939
En la década de los 50- después del Concordato de 1953 mas concretamente, se
vive otro periodo de represión. Se clausuran muchas capillas, como la de Chiclana
de Segura y la de Usera de Madrid. La primera fue asaltada y desvalijada,
llevándose todo, hasta el armonio que apareció en una parroquia católica.
En 1956 el Seminario Teológico Protestante y el Porvenir fue clausurado. La
Sociedad Bíblica y las actividades que realizaba fueron declaradas ilegales.
Las iglesias empiezan a ser multadas por reunirse en locales no autorizados,
aunque fuesen menos de veinte personas; se encarcela por testificar de la fe,
entendido esto como proselitismo; se les hacen consejos de guerra a soldados
por no asistir a las ceremonias religiosas, etc. Aunque parezca que recalcamos
este aspecto de la represión externa, hay otras represiones que son mas sutiles
y refinadas, que han hecho mucho daño al protestantismo: el miedo a la verdad,
el insulto diario, el desprecio al hijo, el mendigar un trabajo del marido, el
no poder enterrar al padre o los seres queridos o el simple gesto de
desaprobación de una sociedad manipulada en su ignorancia y dirigida por el
afecto religioso. En uno de los párrafos de Juan B. Vilar de la
Universidad de Murcia, sobre la represión dice: "El
movimiento evangélico en España durante la guerra civil continua siendo un tema
en considerable medida ignoto. Baste decir que hasta el momento (1985) no
existe otro estudio que este... Desaparecidos la mayor parte de los archivos de
las confesiones disidentes asentadas en la España nacional y siendo escasa la
restante documentación disponible, tan solo resulta posible intentar una
aproximación al tema a través de fuentes fragmentarias o indirectas. Ni
siquiera las revistas protestantes de la España republicana aportan un elenco
apreciable de información, limitándose a recoger de forma esporádica noticias,
sobre dificultades sufridas por los evangélicos en la zona adversa.
Esta observación de Vilar es cierta, aunque hayan ido apareciendo libros
sobre el protestantismo, como los comentados, con enfoques muy reales y
contrastados. El tema de la no inclusión de noticias de represión en las
revistas evangélicas, creo que varios pueden ser los motivos: uno, la de no
perjudicar a los evangélicos geográficamente en el otro bando, y por otro lado,
de hacer ver que la fe mueve montañas y vence imperios, por lo que las
dificultades eran pasajeras. Tampoco querrían irritar las autoridades, temiendo
la clausura de la revista. De cualquier manera, es cierta la observación sobre
las pocas noticias suministradas por las revistas evangélicas. Así y todo Vilar
cita unos cuantos casos mas de dura represión, diciendo. " El reverendo Miguel
Blanco joven pastor de Sevilla, fue fusilado, como también don Salvador
Iñiguez, pastor de Granada. Igual suerte corrieron el ex-sacerdote García
Fernández y su esposa, quienes venían trabajando en la obra evangélica
granadina. Una quinta víctima de que se tiene noticia fue cierta joven de Jerez
de la Frontera, también ejecutada, porque - además de ser maestra- y por tanto
roja por definición, era protestante. Había tenido la osadía de defender
públicamente sus convicciones religiosas. Mejor suerte tuvo el reverendo Antonio
García, pastor de Córdoba - y ex-fraile - cuya capilla y domicilio fueron
asaltados, si bien logró escapar a Gibraltar. Los restantes ministros
evangélicos andaluces tuvieron que ocultarse o fueron encarcelados. Cita Vilar
algunos evangélicos mas, ya mencionados, y otros como un hombre de Navaluenga
provincia de Ávila cuyo delito fue el haber auxiliado en las tareas
evangelísticas a don Thomas Rhodes, titular de la misión de las
Asambleas de Hermanos en la calle Trafalgar de Madrid. Los colportores que tan
buena labor de distribución de Biblias habían llevado a cabo en los años
anteriores, fueron también perseguidos y todas sus pertenencias de Biblias.
Entre ellos sobresalen las calamidades sufridas por Cignoni y Carreras
en Sevilla, Alfonso Gómez en Palencia, Sotero Basterra en
Zaragoza, Luis Martínez en Badajoz, Federico Gray en Valladolid,
y otros muchos, que fueron considerados como agentes comunistas y a quienes una
dura prisión.
Dale G. Vought en Protestants in Modern Spain(Soud Pasadena
C.A. Willian Carey Library 1973) describe el retraso evangelístico en España,
por el desmembramiento de las familias e iglesias a raíz de la Guerra Civil,
diciendo: "Para todos los propósitos
prácticos, la guerra civil española detuvo el progreso de la iglesia
protestante, y le causó grandes daños. Aun cuando no existía la severa
persecución de los siglos anteriores, hubo menos libertad que en ningún otro
tiempo desde 1868. En muchos lugares las iglesias fueron completamente
cerradas. Muchos de los pastores fueron asesinados o vivían en el exilio o en
prisión. Mucha gente se reunía secretamente en casas, pero siempre en peligro
de ser arrestadas por las autoridades. En efecto, muchos fueron arrestados, se
les impusieron multas y fueron puestos en prisión por reunirse; pero
continuaron a pesar del peligro. Es mayormente debido a la determinación de
este puñado de fieles, que los protestantes tienen hoy completa libertad en
España."
Es necesario hacer una referencia final que destaca Pablo Rubio en su libro
citado. Dice : "Tanto JUAN FLIEDNER
BROWN. como CARLOS ARAUJO GARCÍA lucharon por mantener vivo el testimonio
evangélico en una España destrozada por la guerra civil, con todas las
consecuencias que todo esto trajo para los evangélicos y sus respectivas
iglesias. Podemos decir, que gracias a Dios y al esfuerzo de estos hombres y de
los que le secundaron, perviven en España las iglesias evangélicas."
Aunque hubo, sin lugar a dudas, otros hombres mas en otras denominaciones(
Audelino González, Samuel Vila, José Cardona, etc. por citar otros), cierto es
que ellos son representativos de un espíritu de valentía, estímulo y ejemplo
para el resto de los evangélicos.
Labor social y humanitaria de los protestantes en la guerra
El ser perseguidos los evangélicos españoles y también los asturianos, no
fue óbice para que en la medida de sus posibilidades ejercieran una labor
humanitaria hacia las víctimas de la guerra.
Vilar dice que, por parte de los evangélicos de la zona republicana, no hubo
una condena explícita y audible contra el crimen de 7000 sacerdotes y
religiosos inmolados, y que tampoco los hubo de parte católica ante las
ejecuciones, en número proporcionalmente mayor en la zona franquista. Pero no
es del todo cierta, pues como ya hemos mencionado, están aflorando datos de
creyentes (es el caso de Samuel Vila) que supieron guardar en sus casas a
sacerdotes y religiosas de su familia o conocidos. Tampoco hemos de olvidar,
que para la República, los evangélicos éramos "curas infiltrados" y
toda prudencia y precaución seria poca. En 1937 se realiza una campaña
humanitaria, en la que pastores como Capó, Vila y Albricias, salen al
extranjero en demanda de socorro. A finales de ese año visita España el pastor
de la Iglesia Reformada y alto dignatario del Ressemblement Universelle pour la
Paix, Jules Jezequel. Esta visita rompe el hielo de los comités de ayuda
internacionales, aunque algunos ya venían funcionando desde el comienzo de
la guerra. Los principales comités de ayuda fueron británicos y franceses,
pero también de otras nacionalidades. El Comité de "Ayuda Suiza a
los niños de España" obra de los Fliedner de Madrid a
principios de 1938 o la "The General Fund for Distressed Women and
Children in Spain" asociación cuáquera angloamericana, realizaron
una labor filantrópica y de entrega encomiable.
En el libro "El Porvenir", historia viva" publicado
por la Junta Directiva del Circulo de amigos de "El Porvenir" se
dice: "A principios del año 1938 llegó a
Madrid la "Ayuda Suiza a los niños de España" para
paliar el hambre en la ciudad. Se pudo ofrecer a sus dirigentes la utilización
de los edificios y la colaboración de las personas del "COLEGIO DE LA ESPERANZA" en la calle Calatrava, y de "EL PORVENIR" para ayudar a repartir los alimentos. Se trataba del
"Servicio Civil" de Suiza, filantrópico. Profesores, abogados,
médicos y otros voluntarios traían víveres de Suiza a Madrid, en camiones
conducidos por ellos mismos, para ayudar a niños, madres embarazadas y
lactantes y a ancianos.
Durante el último año de guerra, el peor,
en "El Porvenir" se pudo dar a diario un desayuno de
"Ovomaltina" y pan blanco a 600 niños, y a la tarde una merienda
igual a otros 600 niños. A las 11, las 12, las 2 y las 3 de la tarde había cada
vez un turno de 100 ancianos, de edad superior a los 75 años, para tomar un
plato de comida, 100 gramos de pan blanco y una taza de compota. Así pues,
"El porvenir" sirvió para dar de comer a 1600 personas diariamente.
Como los residentes de "El Porvenir" se hicieron cargo voluntariamente
de la confección y reparto de los alimentos - y a este último se añadieron unas
antiguas alumnas -, todos pudieron disfrutar también del plato de mediodía.
Esto fue un alivio grande a la desnutrición que se sufría entonces.
Por cierto que al terminar la guerra
civil, el nuevo Gobierno confiscó los víveres y los camiones e invitó a los
miembros de la Ayuda Suiza a abandonar el país.
A los cuáqueros se les permitió socorrer a las ciudades mas necesitadas,
pues se les consideraba afectos a la República. Las primeras fueron Oviedo y
Gijón, tan duramente castigadas por Franco a finales de 1937 y en la
primavera de 1938 en Zaragoza, Teruel y Lérida.
LA REPRESION FRANQUISTA EN ASTURIAS Y
LOS EVANGÉLICOS.
La fosa común del cementerio de Oviedo había recibido en su seno cerca de
5000 ejecutados por las fuerzas franquistas. Una relación de estas víctimas fue
publicada por la Sociedad de Viudas de la República y del Frente Popular
"Rosario Acuña ." En la cárcel del Coto en Gijón, 1330 personas
fueron víctimas del terror implantado tras la ocupación de Asturias, desde 1937
a 1949. Las víctimas carecían de abogado defensor independiente y no se tenía
en cuenta los derechos de los detenidos. Ni los condenados ni sus familias
conocían el día de la ejecución. El condenado vivía en perenne zozobra. Moreno
Gómez dice que la ejecución sin previo aviso fue "uno de los rasgos mas
angustiosos de la represión franquista." A su vez la incomunicación, como
medio de represión, que la censura carcelaria solía imponer, creaba una
situación de angustia en el penado y en los familiares, que solo esperaban el
indulto como último recurso de salvar la vida.
Se recurría a abogados afectos al régimen, a los que se les pagaban 2000
pesetas, y a los pocos días desaparecían con el dinero, así como los intermediarios
de la operación. Se mandaban cartas a Franco, se presentaban a personas
honorables en defensa del encausado y otros con influencia entre las
autoridades militares. Unos negociantes de las desdichas ajenas, y otros de
buena voluntad, ninguno servía para salvar el dramático destino de la mayoría.
Durante 10 años cada día se sacaba de la cárcel un grupo de diez, quince o
veinte, detrás de una tapia del cementerio de Ceares de Gijón, convirtiendo los
amaneceres en rojo de sangre derramada inútilmente y venganza siniestra de
fusiles. Allí quedaban los despojos, arrojados en una fosa común."
En cuanto a la represión de los evangélicos asturianos no tenemos
registrados demasiados datos, por lo que entendemos que en su mayoría fueron
preservados por las balas, los bombardeos y las represalias de postguerra. En
las lista de ejecutados nacidos en el extranjero y con probabilidades de ser
alguno evangélico, figuran 2 argentinos, 9 cubanos, 3 de Estados Unidos, 1 de
Inglaterra, 1 de México, 2 de Portugal y 1 de Uruguay.
Muerto en la guerra solo sabemos de un hermano de Gijón muerto por una bala
perdida y no en batalla. Algún hermano de Besullo fue inválido de guerra en las
filas de Franco. El historiador Paulo Branco, dice que Rodríguez Ben
estuvo a punto de ser fusilado y la salvó un oficial que había asistido a la
escuela dominical con él; le conoció e intercedió por él. El joven Antonio
Contreras fue movilizado y murió en la guerra Poco mas debe haber, porque según
todos los indicios Franco tubo buen cuidado de no tocar a los evangélicos por
las consecuencias internacionales que les pudiera ocasionar. Fueron mayores las
dificultades en la postguerra producidas por el nacionalcatolicismo imperante.
En este sentido las amenazas y algunas de muerte fueron incesantes y
provocadoras. Ramón Blanco fue amenazado por el cura del pueblo con una
pistola.
José Cardona manifiesta a su biógrafo Eliseo Vila : "Mas de uno se pregunta si fue el general Franco
el verdadero responsable de la intolerancia religiosa contra los protestantes,
de forma personal, o contrajo compromisos que no podía soslayar. En la misma
calle donde residía la familia Franco en el Ferrol, había una iglesia
evangélica y parece ser que de adolescente había mantenido amistad con miembros
de aquella comunidad." Y sigue diciendo: El hecho es que los templos de
evangélicos en Galicia fueron de los pocos que permanecieron abiertos durante
la dictadura y que Franco nunca mostró, de manera personal en sus palabras, una
actitud antiprotestante."
Consultadas estas afirmaciones con Alfonso Ropero quien también hace
referencia en su libro "Nueva Era de Intolerancia" a
este fenómeno, me decía: "Los datos ofrecidos por Cardona, son
similares a los aportados por José María Martínez en su "España
evangélica ayer y hoy." Hubo un cierto número de congregaciones que
continuaron abiertas después de la guerra. Franco era un político y no tenía
otra religión que él mismo. Lo que ocurre es que el "brazo secular"
siempre se lleva la culpa de todos los males y no quien realmente mueve el
brazo. Si hasta el mismo Felipe II evitó la religión como razón de Estado en
muchas ocasiones, pese a la presión papal, como defiende el profesor José
Antonio Maravall y otros. El duque de Alba tenía una estatuilla pisando la
cabeza multicéfala de un dragón, que incluía al Papa, con tiara y todo. Como
menciono en mi libro "El Rey Sol", no habría actuado
tan cruelmente con sus súbditos hugonotes, de no mediar la invectiva
clerical."
Personalmente estaría conforme con estos datos, pero creo que debo hacer alguna
matización, ante la realidad de los datos. El que los templos permaneciesen
abiertos en Galicia, no fue del todo cierto. Algunos, como ocurrió con el de
Gijón, no se abrieron por miedo a represalias de guerra y prudencia, no por que
alguien hubiese dado orden de cierre. Cuando las cosas estaban mas calmadas se
abrió al público y fue entonces, cuando llegó la orden gubernativa de cierre,
que duró unos cinco años.
No negamos la posible actitud de tolerancia en el general, pero los datos
apuntan a que se cerraron una buena parte de templos. En Noviembre de 1945 con
la proclamación del Fuero de los Españoles, seguía sin concederse licencia para
obra nueva. Es por estas fechas cuando Juan Biffen, misionero durante
muchos años en Gijón y que ya había regresado de Inglaterra después de
la Guerra, estableciéndose en Madrid, visitó Galicia " para gestionar
cerca de los Gobernadores correspondientes, las reaperturas de locales, que por
seis años y medio, permanecieron cerrados por circunstancias de la pasada contienda
en España"
En esta visita a Galicia, Juan Biffen apoyado por Benito Mayobre de
la Coruña, logró abrir las iglesias de la Coruña y Ares. "En El Ferrol del Caudillo - dice el comentarista - aunque no hay local existe
una habitación cedida por un hermano, donde se celebran las reuniones; aquel
día se hizo con mucha concurrencia, notándose la presencia del Señor."
"En Soaserra allí también pudo ser atendido nuestro hermano en el
deseo de abrir su local."
Incidiendo en lo mismo, Cecilio Fernández decía: "Ramallosa, Luci-Teo. El 30 de Septiembre
celebramos cultos especiales en esta iglesia, que desde el día 7 de mayo de
1939 hasta el día 5 de agosto de 1945 estuvo cerrada."
Las mismas dificultades existieron en los entierros civiles en Galicia, con
los mismos angustiosos trámites, que en los demás lugares. Se decía: "El Señor quitó las dificultades que ofrecían
para que fuese enterrado (Francisco Paz Fragio de Cabanas -Larage ) en el
cementerio civil de Larage y con motivo de la visita del hermano Manuel Molares
al señor Gobernador Civil de la Coruña, pudo efectuarse el enterramiento el día
4, dando mensajes oportunos ante un centenar de almas, don Benito Mayobre y don
Bautista Rodríguez."
Así pues queda claro que las dificultades fueron reales, aunque en cada paso
no fuese necesario ofrecer la vida. Las iglesias habían quedado diezmadas y
algunas de ellas sin los líderes o misioneros, que hasta entonces las habían
regido. En este sentido se anhelaba el retorno de aquellos "que
habiendo trabajado por espacio de tantos años, han dejado una estela de
recuerdo imperecedero y ahora, a su falta, es cuando se acentúa su ausencia y
se aprecian mas sinceramente sus acertadas actividades pasadas."
Se referían a los misioneros extranjeros, a los cuales se les echaba en falta.
En Gijón, sin embargo, la obra crecía sin estos misioneros y con la iglesia
cerrada. Miguel Rionda decía: "Nuestra
iglesia está recibiendo constante bendición de lo alto pues el día 25 de
noviembre (1945) tres almas gozosas confesaron a Cristo como Salvador, y como
El es poderoso para salvar, al domingo siguiente 2 de diciembre, otras tres
almas mas confesaron al Salvador como Rey y Señor. Quiera Dios que estas almas
puedan ser columnas fuertes de su bendita obra."
Así pues podemos deducir, que la represión en Asturias con ser de las mas
brutales de España, no representó para los evangélicos astures, mas que en
otros lugares, pero tampoco menos. Fueron muchas las denuncias, las trabas
burocráticas, los inconvenientes de vivir una fe diferente a los demás, lo que
producía la angustia diaria. Tengo delante una denuncia del Juzgado de Langreo
de 6/3/1960 cuya sentencia decía: "Resultando
probado... que sin la debida licencia, habiendo celebrado reuniones al parecer
de carácter religioso y dando clases de mecanografía e idiomas en su domicilio
de la calle General Aranda, 37-3º B de esta villa, a las que acuden personas en
número de quince a veinte, causando con los ruidos que en estas reuniones se
producen, molestias que perturban la tranquilidad y la vida familiar en el
domicilio de ... que habita en el piso inferior.
Que debo condenar y condeno a... como
autor responsable de una falta contra los intereses generales y régimen de las
poblaciones, a MIL pesetas de multa con arresto sustitutorio de cuatro días,
caso de impago, imponiéndosele las costas del procedimiento."
Demandas como estas eran corrientes, aunque algunos jueces no las cursaban
por reiterativas, y la persecución y la intolerancia, persiguió nuestra
ilegalidad, según las leyes existentes. No todo fue doloroso en esta época y
hubo elementos favorables. Dice Rubén Fernández en un artículo para la "Enciclopedia
Asturiana" que " no obstante, en los últimos años, Asturias
ha estado a la vanguardia del respeto y libertad a la pluralidad religiosa. El
diario "La Nueva España" marcaba la pauta el 13 de mayo
de 1966 con un reportaje reseñando en primera página, con elementos de
objetividad, sobre la comunidad protestante de Oviedo. El mismo diario ya había
publicado muy sabrosa entrevista el 11 y 18 de diciembre de 1960 titulada.
"Nuestros hermanos los protestantes", ello dos años antes del
Vaticano II. El desaparecido "Asturias Semanal"
contribuía muy positivamente con la trayectoria del mas alto mérito, a una
mejor convivencia de variedad religiosa, ocupándose con amplitud de la
problemática y presencia protestante."
Esta apertura y comprensión del problema protestante, no es óbice para
seguir manteniendo el título de este número de ORBAYU: "Un pueblo
silenciado en la guerra y en la paz de Franco"
Para terminar este apartado, quizás alguno se pregunte si hubo alguna
oposición, religiosa o política, por parte de los evangélicos, o pusieron la
otra mejilla. Creo que sin llegar a ningún tipo de enfrentamiento social, el
movimiento evangélico fue una fuerza tenaz, propulsora de libertades y un
continuo problema político en manos del Gobierno. El libro de Eliseo Vila
"José Cardona: Defensa de una fe:" ya citado, refleja con
claridad y destreza, la evolución que la libertad religiosa experimentó en la
España de Franco. Fue un proceso evolutivo lento, de inteligencia y tesón, de
astucia y habilidad, cuyo autor fue Dios, con instrumentos aparentemente
frágiles e insignificantes, pero eficaces.
En algunos casos fue necesaria valentía y la transgresión de la Ley, frente
a los injustas imposiciones de los hombres. Se nos describe en este libro a Samuel
Vila, comprometido en la batalla de la literatura. "Con su ímpetu y su
especial forma de ser, convencido de la labor de difundir el Evangelio,
solamente estaba dispuesto a responder ante Dios y ante la historia, pasó por
encima de todas las prohibiciones y pese a los riesgos, convencido también de
que en algunos casos el fin justifica los medios, con la colaboración de Salvador
Salvadó y otro valiente impulsor evangélico barcelonés, Rafael Serrano,
empezó a editar libros en pie de imprenta extranjero, en ediciones clandestinas
hechas en España, manteniendo en marcha la editorial CLIE, de forma secreta y
aumentando la producción de literatura evangélica hasta el punto de instalar en
su propia imprenta también clandestina en su propia casa."
El hoy presidente de la FEREDE, escritor prolífico y periodista, Juan A.
Monroy supo estar siempre al lado de Cardona, haciendo frente común en las
dificultades y oponiéndose con astucia y con su pluma, donde y cuando había que
levantar la voz. Ahí están sus dos libros: "Defensa de los
protestantes españoles" y "Libertad religiosa y
ecumenismo"
En Asturias Miguel Rionda, Daniel García y Mario de Oribe,
con José Rego y Ramón Blanco y tantos otros que se las ingeniaban para
hacer cultos y proclamar el Evangelio sin impórtale en muchos casos la vida.
José Cardona, Presidente tantos años de la Comisión de Defensa
Española, estuvo también preso como prisionero de guerra en el cuartel de
Simancas en Gijón. La guerra había terminado, pero él tuvo que permanecer como
obrero para reconstruir el cuartel que había quedado totalmente destruido por
los republicanos.
Como en San Marcos en León, aquí en Simancas de Gijón tuvo gratas
experiencias, entre ellas el de haberse convertido al Evangelio "el
tuerto", que era el capataz de los prisioneros.
Esta presencia protestante, siempre pequeña en número, se hacía notar en
todas las instituciones del Estado y creemos que fue una aportación
indiscutible a la transición democrática de España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario