noviembre 2004
El principio físico de la
“acción y la reacción” también se experimenta y se cuantifica en el terreno de
las ideas y las actitudes que mantienen atrapados en la pobreza a grandes
multitudes de la Tierra. Cuando se transmite un ideario desde las escuelas y se
proclaman, en nombre de Dios, disparates
económicos o sociológicos desde los pulpitos, las consecuencias suelen ser
funestas y duraderas. “Fabricantes de miseria” es un libro que examina las
verdaderas causas de la pobreza en el Tercer Mundo y deja al descubierto la
culpa de los gobiernos, los sindicatos, los intelectuales, los revolucionarios
al estilo de Robin Hood y también de la Iglesia Católica. Curiosamente no lo
hace con el protestantismo, porque ven los autores que la “reacción” al
fenómeno de la pobreza, es la contraria: esto es, hay riqueza. Este análisis es
minuciosamente estudiado por Max Weber en “El protestantismo y el espíritu del
capitalismo y que ya tuvimos un comentario desde Protestante Digital. Hoy nos
interesa mas saber donde y cuales han sido los errores católicos en el
adoctrinamiento social del catolicismo.
La confusión y la ambigüedad de la doctrina social
católica, siempre con esa lamentable tendencia al dogmatismo, coloca a los creyentes en una encrucijada
frente al fenómeno económico. Sin querer cargar las tintas y dejar como único
responsable de la mayor parte de la
pobreza del mundo, a la jerarquía católica, si podemos decir que las
consecuencias, los efectos, la reacción a esa “doctrina”, les coloca como los
mayores fabricantes de miseria.¿Por qué decimos esto? En primer lugar, porque
el peso y poder histórico del catolicismo, hacen que los creyentes católicos
confíen en ese magisterio. Cuando curas,
obispos, conferencias y concilios examinan algún tema, suele ser tomado muy en
serio. Máxime desde el Concilio Vaticano I en el que se proclama la
infalibilidad y el creyente medio no distingue cuando el Papa habla “ex
catedra” o es mera opinión.
En segundo lugar, al católico se le adoctrina de
que la pobreza tiene bienaventuranza, de que “primero pasará un camello por el
ojo de una aguja, que un rico entre al reino de los cielos” olvidándose de la
parábola de los talentos en Mateo 25:30, donde se condena al que no invierte el
dinero y todas sus actitudes de progreso. El equilibrio del apóstol Pablo se
expresa en 2ª Corintios 8 : 13-15 “Porque no digo esto para que haya para otros
holgura y para vosotros estrechez, sino para que en este tiempo, con igualdad,
la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como
está escrito: El que recogió mucho no tuvo mas, y el que poco no tuvo menos”.
Desviarse de estos principios, ha dado lugar
a una “teología de la liberación” mal entendida o a un catolicismo
marxista iberoamericano, en el que han
sido líderes muchos curas guerrilleros españoles, y que han regado de sangre y desdicha el
campesinado y los indígenas de media América. Héroes y tumbas aparecen por doquier como Cristos
revolucionarios con aureola de grandeza, pero la realidad del catecismo
marxista-leninista que el Che Guevara dictó, decía así: “el odio intransigente
al enemigo, que impulsa mas allá de los límites naturales al ser humano y lo
convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar.”
En tercer lugar ¿cómo propone el magisterio
católico y mas concretamente el CELAM americano- al que nos referimos
principalmente- poner fin a la pobreza? ¿Cuáles, creen los obispos, son los
factores que mas influyen en el empobrecimiento americano? Según las
conclusiones de Medellín, son cinco los motivos, cinco los enemigos
identificados: el abuso en el precio de las materias primas, la fuga de
capitales, la evasión de impuestos, la deuda externa y lo que llaman “el
imperialismo internacional del dinero”. Sin embargo no se habla de
productividad por no tener infraestructuras ni inversión en bienes de capital.
No se habla del robo a manos llenas de gobiernos y se le hecha la culpa al
mercado libre, a las ideologías liberales, etc. ¿Pero porque no dejan los
obispos a los técnicos económicos, en vez de confrontarse y crear
conflictos?¿No se dan cuanta que la involución y la parálisis de las sociedades
aparece cuando no hay estímulo? La pobreza no se puede extirpar con el espíritu
ascético, con actitud contemplativa o el desprecio de los bienes materiales,
sino con el lúdico. No se puede rehuir de las cosas gratas, o si Dios nos da
abundancia, pues esta vida no tiene porque ser siempre un “valle de
lágrimas”aunque estemos de paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario