A vueltas con el postcristianismo.
Manuel de León
Junio 2006
Junio 2006
Hay dos términos que se aplican con mucha profusión en
estos días y que no se sabe bien si son positivos a negativos. Cuando se habla
de postcristianismo o laicismo en algunos artículos, no sabemos si estamos ante
el fin del cristianismo o por el contrario ante la resurrección de lo
religioso. No sabemos bien si vivimos tiempos de los fundamentalismos
religiosos o de una crisis regresiva de la cultura abanderada por un laicismo
sin respuestas socioculturales. En el último libro del teólogo Tamayo “Adiós a la cristiandad” parece quedar
clara su postura de que corren malos tiempos para el laicismo que no ha sabido
crear mecanismos para la igualdad social y el bienestar integral del ser
humano. En esta lucha entre sociedad laica y sociedad religiosa, las
confesiones religiosas gestionan grandes parcelas sociales para tener una
presencia constante de lo religioso en lo público, por un incumplimiento
reiterado de las democracias a favor de la separación de los dos poderes, Iglesia-Estado.
El proceso de descristianización afecta fundamentalmente a
la vieja Europa, pero no a todo el mundo. El cristianismo se extiende y se
conoce en lugares antes vedados o amurallados y no se puede hablar de un
retroceso, ni de postcristianismo en general. Cierto es que las grandes
esperanzas de un avivamiento o
resurrección espiritual en Europa, aún después de la caída del muro, son casi
nulas. Las reservas espirituales tanto del cristianismo ortodoxo, protestante o
católico, no eran tantas como se creía y bastó a la Europa del Este un régimen
comunista y en la del Oeste una extraña conjunción de capitalismo y marxismo,
para adormecer las conciencias y formar una sociedad relativista, indiferente y
secularista. Y es cierto que de una cultura cristiana se ha pasado a una
cultura anticristiana o simplemente postcristiana, en cuyo transito haya habido
causas como las descritas en la tesis de Brunner, que cree haberse perdido la
idea de dignidad del hombre como imagen de Dios, que se fue degradando desde la
Ilustración y su pretendida mayoría de edad del hombre, con los horribles
desprecios de los antihumanismos estalinistas, fascistas, nihilistas. El
resultado sería la crisis de Occidente, que
aunque subida en la torre del oro y contemplando los graneros de la
abundancia sin embargo ha perdido su alma cristiana.
Ahondando en las causas de este deterioro, indiferencia o
perdida de fe, rechazaríamos por inconsistentes, aquellas como las
apuntadas por el jesuita Jan Kerkhfs,
que apuntaba hacia la publicación de la enciclica Humanae Vitae y la
prohibición del preservativo. También rechazaríamos aquellas derivaciones de
las dudas creadas por Bultman sobre la interpretación de las Sagradas
Escrituras que tanto revuelo causó en los años 70, pues no eran estas un
problema intelectual de masas y mucho menos social. Sin embargo, podríamos
admitir aquel caldo de cultivo que la influencia de los medios de comunicación
y la ideologización en educación media y
universitaria (v.g. la teoría de la evolución, hecha ya un dogma de fe
científica), han conducido hacia la pérdida de creencias tradicionales
cristianas sobre la vida y el mundo, así como al racionalismo occidental que ha
dejado una sociedad sin espíritu. Otros han dicho que Europa está viviendo un
repliegue desconfiado por el debilitamiento de las democracias, el pensamiento
débil, la reducción de la religión al plano privado, el consumismo convulsivo
frente al hambre del resto del mundo y, sobre todo, la falta de esperanzas
civiles.
Del mismo modo que la descristianización europea ha
sufrido una crisis, también el laicismo no ha sabido implantarse en su sitio y
de modo natural. En España que fue proclamado el Estado laico, es un hecho que
la confesión católica impone su criterio y sus continuas ingerencias en asuntos
civiles del gobierno son una incongruencia y representan al nuevo
neoconfesionalismo. Este neoconfesionalismo es mas evidente en Estados Unidos,
un país religioso y moralista, que quiere volver a los principios de la nación
y recuperar la tradición de la
religiosidad civil estadounidense en contra del humanismo secular. Al laicismo
le cuesta encontrar su sitio y al cristianismo volver hacia una piedad
interior, en espíritu y en verdad, pero no creemos en una sociedad
postcristiana totalmente sin esperanza. Al cristianismo, que nació y se
desarrolló rápidamente en medio del martirio y la persecución, le está costando
desarrollarse desde la interioridad, simplemente porque el cristianismo es para
vivirlo y no para esconderlo en la interioridad del creyente. Ese es el gran
dilema.
Manuel de León
Junio 2006
Barbarie y esperanza cristiana
Manuel de León
Junio 2006
Cuando el dolor agarrota los corazones, cuando la barbarie
huele a muerte despiadada y el ser humano, que aparentemente evoluciona y
progresa, toca el fondo negro de la cara oculta de la crueldad, el creyente
tiene el apoyo de la esperanza. Las ideologías modernas basadas en el mito del
progreso indefinido tienen que enfrentar realidades como el 11-M en Madrid y no
verán el progreso por ninguna parte. El ser humano desciende hasta las cavernas
de la historia y apenas se distingue de la animalidad y del instinto que marca
el territorio. Aquella doctrina clásica que expresaba esa dimensión congénita
del hombre con el deseo natural de ver a Dios, de aspirar a la integridad de su
ser y de sus fuerzas, de aspirar a la comunión entre los hombres y con el
mundo, cae como un castillo de naipes con el terror y el miedo en las calles.
El mismo cristiano vuelve a cuestionarse la misma pregunta ¿qué es la esperanza
en mi vida? La respuesta es solo una: Jesucristo, el amor de Dios revelado en
Jesús, quien nos ha llamado para una esperanza viva.
Creo que ha llegado el tiempo de
teorizar menos y de ponerse a vivir lo humano desde la vocación a la que hemos
sido llamados. Tendremos que convivir con las esperanzas del mundo y exponer el
“logos” de nuestra esperanza con mayor pasión y en conversación amigable. El
teólogo protestante Moltmann ya ha denunciado repetidas veces en su “Teología
de la esperanza” el peligro de vivir en la contemplación de Dios, alejados de
la realidad, viviendo una mística sospechosa del “instante eterno”, sin
explicar al mundo porqué sufre con dolores de parto y como nosotros esperamos
la venida de Cristo. El peligro de interpretar el cristianismo como una
ideología y no como praxis de fe y esperanza en Cristo, puede que se nos
confunda a los cristianos con alguna de las poderosas corrientes esperanzadas
de la humanidad y seamos una mas de esas cosas “buenas” que tiene el mundo y
los “hombres de buena voluntad”.¿Acaso podemos ocultarle a la humanidad, que
debajo de la capa de “esperanzas” y “buena voluntad” se esconden lados oscuros,
monstruos de perversión y de locura, cuyo final son caminos de muerte?
Ya dijo Gunter Grass que la peor
Historia es la que recurre a la simplificación y por eso el escritor italiano
Primo Levi, que sobrevivió a los hornos
crematorios de Auschwitz , manifestó que “dentro era un infierno pero fuera no
era el paraíso”. Algo ocurre en este mundo que se anticipa a lo reflexivo y
racional, que nubla la visión, que lo da todo por perdido porque los genocidios
se repiten a escala planetaria y los espíritus mas firmes se tambalean. Algo
ocurrió en la vida de Primo Levi cuando viendo en este mundo un laberinto
abierto a sus pies, encontró en la caja de la escalera de su casa, el mejor
método para suicidarse un 11 de abril de
1987, contradiciendo a la primavera y a la esperanza. Esta tendencia hacia el
mal los cristianos lo llamamos pecado, trasgresión, delito. Es una ley moral y
espiritual que siempre se cumple. Si meto el dedo en el fuego, me quemaré y del
mismo modo, si el sentido de la vida hacia la trascendencia y hacia Dios, lo
aparto de mi vida, sufriré las consecuencias morales y espirituales. Primo Levi
parecía un símbolo de la vida en triunfo, pero la vida que le pertenecía a
Dios, la tiró por una escalera.
Sin lugar a dudas, la primacía en
la vida cristiana la tiene la fe, no la tiene la esperanza. No puede haber
esperanza cristiana si uno no está en Cristo, si no es nueva criatura en Él. El
apóstol Pablo considera a los paganos, como los que no tienen esperanza, porque
solo a quien Dios ha regenerado, le ha creado para una esperanza viva. El
cristiano pues, tiene un fundamento, descansa sobre un fundamento que pertenece
a su ser. La existencia cristiana se funda sobre el hecho de que Dios se ha
revelado y de que ella ha encontrado esa revelación. Hay pues una salida
distinta de la angustia y del suicidio. Es todavía tiempo de pensar en el amor
humano y divino desde el horror. Para no taparse moralmente los ojos es
necesario nacer de nuevo, ser una nueva creación de Dios, porque de lo
contrario las esperanzas de progreso solo serán monstruos en la noche. Por eso
manifestaba Alberto Speer, segundo hombre de Hitler: “Uno no pierde la
conciencia de la noche a la mañana; se le va erosionando lentamente, de año en
año, se le carcome día a día, anestesiada por una multitud de delitos. Cosas
que me hubiesen espantado y horrorizado en 1934, como el asesinato de líderes
opositores, la persecución a los judíos, el encarcelamiento y tortura de
hombres inocentes en los campos de concentración, en 1935 lo toleraba como
“excesos desafortunados”. La paga y la consecuencia del pecado sigue siendo
muerte.
Manuel de León
Junio 2006
RESISTENCIA Y SUMISION
Manuel de León
Junio 2006
El titulo de este articulo viene inspirado de unas reflexiones hechas en
plena guerra mundial (2*) por el célebre teólogo y pastor Dietrich Bonhoeffer,animador con el gran eclesiólogo protestante
suizo prof. Karl Barth de la iglesia
confesante que sirvio de denuncia profética a la barbarie naz y que pagó con su
vida en el martirio.
Dietrich Bonhoeffer fue
pastor en Cataluña (Bárcelona) y estuvo en América. Formó a varios jóvenes que
sirvieron de fermento profético en Alemania y su testimonium quedó por largo tiempo grabado en los corazones de
muchos europeos y americanos.
El pensamiento bonhoefferiano aporta al movimiento ecuménico dos cosas
importantes : Una teología pastoral abierta y comprensiva que en el fondo se
convierte en una sociologia religiosa donde se ve al ser humano en su realidad
y denuncia la actitud equivocada de las iglesias oficiales o no de cerrarse en
su torre de marfil presentando un cristianismo estético, poético, dogmático que
no tiene que ver con las necesidades del proletariado, del campesinado,donde el
Evangelio es presentado "torcidamente",y por otra parte nos lleva a
una psicología religiosa profunda (No hay que olvidar que su padre era
psiquiatra) donde presenta los "talantes" religiosos - cosa dicha también
por el catedrático Aranguren en
Espana - como variantes de un pluralismo eclesiológico que debe respetarse y
que no se tuvo en cuenta debido a la terrible equivocación que la Iglesia era
uniforme.Llega a la conclusión que la unidad puede vivenciarse en una cierta
diversidad y que el homo vulgus que
no conoce los elementos esenciales de la teo1ogia, los ignora porque las
iglesias no fueron "buenas pedagogas" y lo dejaron abandonado,al
mismo tiempo, porque desconocian la
psicologla y la problemática de las fuerzas del trabajo.El Evangelio no es el
evangelismo que cuenta infantilmente historias para "retrasados
mentales" sino que la "Buena Nueva" es amor, identificacio con
el ser degradado y pecador con una salvacion inmediata (salvación = curación de
la alienación) y las iglesias hablaban el patuá de Canaan, un lenguaje que las
"masas" no conocen, etc.Luego el cristianismo clerical no es tampoco
el Evangelio . Segunda aportación bonhoefferiana : Una terrible denuncia
profética al César de turno (En este caso a Hitler) donde la ética evangélica
aparece para protestar contra laa irregularidades y los terribles crimenes del
nazismo que se presenta como una reaccion pequeño burguesa de corte
ultra-fascista y que gana a la gran burguesia para instaurar la vieja idolatria
panteista, la fuerza bruta demoniaca que presiona al mundo para
"dominarlo" e incluso manifiesta una disciplina férrea y un
progresismo material indiscutible que se convierte en "polvo". . . ./
"
Dietrich Bonhoeffer pregunta al cristiano
"dormido", "apolitico" (no existen personas apolíticas) que
¿qué hace con su fe ante los opresores del siglo? , Es verdad que en las asambleas
liturgicas se debe de orar por los gobernantes para que Dios los guie en la
funcion que tienen encomendada. Pero también debe de ser consciente del deber
ético evangélico de decir NO cuando esos funcionarios estatales no hacen la
voluntad de Dios y llevan el pais al desastre. El Nuevo Testamento es solemne
en estas cuestiones y la época del
pastor Bonhoeffer fue desgarradora, bestial, muy agresiva, y pago con su vida
esta actitud profética, fuertemente comprometida. Ese decir NO al César
nazista.
Y este NO se propagó ya entre los
primeros cristianos que iban a morir al circo romano, entre aquellos reformados
protestantes que eran torturados y asesinados por la Inquisición papista, entre
aquellos evangélicos que todavia son "perseguidos" hoy por iglesias
oficia1es neo-constantinianas que se dicen ecuménicas. (las mal llamadas
"ortodoxas,etc).
Hay momentos en la historia que la alienacion
religioso-política es tan grande que los seres sensibilizados que viven el
Evangelio "revolucionario" profundamente, motivadamente saben decir
NO a las convenienciaa del capitalismo , pagano y hedonista o a los comunistas
autoritarios. . . Y el creyente lucido, no clerical, evangélico pero no evangelista
puede decir con el apostol Pablo : NO ME AVERGÜENZO DEL EVANGELIO PORQUE ES
POTENCIA DE DIOS PARA SALVACIÓN A TODO ZQUEL QUE CREE". , .
Alejandro Casona y los misterios de la vida
Manuel de León
Junio 2006
En “Los árboles mueren de pié”
Casona hace decir a su personaje Mauricio: " De los
males del cuerpo ya hay muchos que se ocupan. Pero ¿quién ha pensado en los que
mueren sin un solo recuerdo hermoso?, ¿en los que no han visto realizado su
sueño?, ¿en los que no se han sentido estremecidos nunca por un ramalazo de
misterio y de fe?".
Yo personalmente
creo que Casona era un hombre de fe, que palpando buscaba a Dios, pero que una
vez encontrado, lo trataba de explicar poéticamente en sus obras, muy
especialmente las teatrales. Una de sus máximas era: “Si eres feliz, escóndete. No se puede andar
cargado de joyas por un barrio de mendigos. No se puede pasear una felicidad
como la tuya por un mundo de desgraciados”. Casona en “La tercera palabra”
plantea la imagen de conceptos abstractos y explica que los tres misterios de la vida que hacen temblar al
hombre son Dios, la muerte y el amor.
Casona
tembló muchas veces en Besullo (Asturias)
tratando de entender estos misterios. Sus parientes, herreros de carros
para la industria del mineral y protestantes muy preparados culturalmente
también, le supieron trasmitir la fuerza del amor a Dios y a los hombres, por
medio de la iglesia sencilla y la escuela rural, con una maestra evangélica
titulada que preparaba a los mejor dotados para todas las titulaciones . La
constante lucha de estos luteranos en la montaña asturiana, ante un
clericalismo feudal y descristianizado, fortaleció aún mas los lazos de Casona
con Besullo y en este ambiente encontró lo que él llamó “la felicidad total”.
En este lugar y en toda Asturias encuentra el “paraíso perdido”, ese que pocas
veces se encuentra en la vida terrenal de los hombres, pero que una vez
encontrado los ojos siempre descansan en la maravilla de la luz que emana de
aquel lugar.
En “La barca sin pescador”, título de sabor
bíblico y de contenido sumamente trascendental, está basada en la fábula del
mandarín. Lo cuenta Chateaubriand en “El genio del cristianismo” y dice así:
“En el mas remoto confín de la China vive un mandarín inmensamente rico, al que
nunca hemos visto y del cual ni siquiera hemos oído hablar. Si pudiéramos
heredar su fortuna y para hacerle morir bastara con apretar un botón sin que
nadie lo supiese... ¿quién de nosotros
no apretaría ese botón?” Aquí Casona juega con el pensamiento de la duda moral
de ¿qué haríamos si tuviésemos la oportunidad de ser el mandarín ¿ Y si
pudiésemos ser tanto como Dios? “Seréis como Dios” dijo la serpiente a Adán y
Eva. En el fondo la fábula señala hacia el paraíso perdido y también al deseo
humano de ser tanto como Dios ocupando su lugar.
Pero la fábula tiene otro comentario mas
dramático aún en Eça de Queiroz: “El mandarín” Dice: “Después me asaltó una
amargura mayor. Empecé a pensar que el mandarín tendría una numerosa familia
que, despojada de la herencia que yo consumía en platos de Sèvres, iría
atravesando todos los infiernos tradicionales de la miseria humana: los días
sin arroz, el cuerpo sin abrigo, la limosna negada....” Casona describe que es
imposible vivir en el mundo sucio de los negocios y de los placeres, porque es
muy difícil quitarse de la cabeza el grito de los hijos del mandarín, el grito
de la miseria creada por el pecado del homicidio del mandarín.
Otra idea que nos transmite Casona la del hombre
nuevo, que muere para empezar a vivir. Un hombre viejo “capaz de arrojar
cosechas enteras sin pensar en el hambre de los que las producen”, capaz de
todas las violencias, pero que ahora está luchando para tener una vida limpia, donde
“no quede rastro de lo que fue” y ser un hombre nuevo. La muerte es la soledad
absoluta para el hombre viejo, para el nuevo hombre es la vida, la luz al final
del túnel. “Porque todo aquel que hace lo malo aborrece la luz y no viene a la
luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3:20)
Manuel de León
Junio 2006
Manuel de León
Junio 2006
Manuel de León
G.T. Chesterton y el poeta pesimista.
Manuel de León
Junio 2006
Chesterton, uno de los hombres mas brillantes del siglo
XX, convertido al catolicismo en 1992 y fallecido en 1936, escribió una especie
de ensayo corto sobre “la salsa de la vida”. En realidad lo escribió como
charla para la BBC, en un programa titulado “La salsa de la vida”. Lo que me
llamó la atención fue la gran visión que tuvieron de la modernidad, tanto él,
como Haldous Huxley, George Orwell, Eliot
etc, aunque no fuesen profetas perfectos. El mismo Huxley en su “Nueva
visita a un mundo feliz” rectificó sus previsiones, donde ya decía, por
ejemplo, que “de momento la superpoblación no es una amenaza directa para la
libertad personal” y la Rusia no será el motivo de guerra en la alianza con los
países atrasados.
Chesterton creo que fue un hombre
de temperamento y de fe mas optimista que el resto de los vaticinadores, aun en
medio del horror de las Guerras Mundiales. Él cuenta en clave de ironía
francesa una historia sobre la “alegría de vivir”, que dice así:
“Había un poeta pesimista que decidió ahogarse y cuando
bajaba hacia el río le entregó sus ojos a un ciego, sus oídos a un sordo, sus
piernas a un cojo y así sucesivamente, hasta que el lector espera el chapoteo
del cuerpo en el agua al suicidarse. Pero lo que dice el autor, es que aquel
tronco insensible, al llegar a la orilla del río empezó a experimentar la
alegría de vivir: le joie de vivre. La alegría de sentirse vivo. Es
preciso – termina Chesterton – profundizar mucho y quizás haber envejecido
bastante para darse cuenta de la verdad que encierra este cuento”.
La alegría de la vida
puede manifestarse desbordante en los
momentos de triunfo, en los momentos de romanticismo, en la época en que los
hijos y la esposa han llenado de felicidad el hogar, pero es mucho mas
importante ser feliz en la tranquilidad de la vida prosaica. Mas aún, el cuento
dice que cuando el poeta se despoja de todos los sentidos por los que percibe
las cosas y siente sus efectos, buenos o malos, es cuando experimenta la
alegría de vivir. La Biblia lo describe de muchas maneras, pero, resumido en
una frase lapidaria, podría decirse que la felicidad existe cuando hay paz en
el corazón. Cuando nos hemos despojado de lo superfluo y lo hayamos llenado de
tesoros para la eternidad. Y puede ser que la vida discurra en medio de zozobras, de
tristezas o como dice Chesterton, muerta como una zanja llena de agua, pero es
solo en apariencia. La zanja llena de agua, para los naturalistas con sus
microscopios, está llena de vida, de mas vida que quince fuentes en el jardín
de las apariencias de este mundo.
Quizás haya llegado el
momento de hacer ver no solo al joven postmoderno la manera de divertirse por
sí mismo. A uno de mis hijos, cuando salía por las noches con los amigos solía
preguntarle, qué hacían los jóvenes a esas horas, sujetando esquinas con un
bote de Coca-Cola. Siempre me respondía:
por ahí. Tardé un tiempo en enseñarle dónde y como podía divertirse por si
mismo. Los hombres huecos, vacíos por dentro, por mucha salsa picante o de
mostaza que le pongan en la noche o en los juegos de ordenador, no tendrán nada
que decir. Apenas una mala conversación, que en la mayoría de los casos termina
en discusión e irritación. Creo que a la
mayoría de nosotros y especialmente a los jóvenes nos falta, en primer
lugar tiempo de reflexión, de estudio,
de debate y en segundo lugar la salsa espiritual de la vida. Reflexión, porque los torrentes de cosas que nos entran, que
absorben nuestra vida, que aceleran el tiempo destinado a disfrutar de las
cosas que nos pasan, nos dejarán siempre vacíos de eternidad. El apóstol Pablo
decía , refiriéndose al hombre interior y a la levedad de la vida: “Porque esta
leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez mas excelente y
eterno peso de gloria” (2ª Cort 4:17) y ese peso es el que le falta al ser
humano vacío, al superficial, al pesimista, al (como dicen los iberoamericanos)
de flojera continua.
La salsa
espiritual tiene que tener los
ingredientes de razón y fe. El siglo XVIII, siglo de las Luces, llamado Edad de
Oro de la Razón, lo que dejó claro es que ni la razón ni la fe morirán nunca,
pues los hombres quedarían sin luz . Una luz que no tiene nada que ver con lo
psíquico o psicológico, con la fuerza de la sugestión, del instinto o del
subconsciente, sino que penetra lo invisible, que se goza aún en las
tribulaciones por amor al que nos amó y
se entregó por cada uno de nosotros: Cristo Jesús.
¿Cómo avivar a un escéptico cristiano?
Manuel de León
Junio 2006
Aunque parezca un título
rebuscado, la misma pregunta podría ser esta: ¿Nos hemos convertido los
cristianos en escépticos, apáticos y descreídos? No tiene una fácil respuesta
porque un cristiano dejaría de serlo con cualquiera de los apelativos
mencionados. Pero si que existe un estilo de vida escéptica y, como los griegos
decían que el hombre era la medida de todas las cosas, así el hombre cristiano
es la medida de su cristianismo. Es como si ese fuego ardiente que sentían sus
huesos, se hubiese convertido en fuegos fatuos que solo adornan el cielo pero
no queman ni purifican.
Cuando Jaime Balmes
escribió “Cartas a un escéptico en materia de religión” la problemática
religiosa era distinta a la de hoy. Entonces el escéptico era combativo, se
enfrentaba a la opresión religiosa y a las cadenas de dogmas y costumbres
antinaturales que ahogaban la sociedad. El escéptico razonaba y reclamaba un
ámbito de libertad necesario para el desarrollo de la ciencia y la técnica. Sin
embargo, con el paso de los años, ese escéptico activo se ha convertido en
adorador de la diosa modernidad con sus avances técnicos y sus realidades
mediáticas, y mas que escéptico es un indiferente. ¿Nos habrá pasado así a
nosotros los cristianos?
Balmes decía que el
escepticismo era un pecado cuyos impulsores eran los “incrédulos y los
protestantes”(Carta I). Ambos grupos nacidos de la Reforma y de la Ilustración,
habían conseguido romper (según Balmes) la autoridad de la Iglesia en materia
de fe, lograr la libertad de examinar y la desgracia de poder interpretar el Texto Sagrado,
adquiriendo la filosofía su independencia frente a la teología. En ninguna de
estas cosas acertó Balmes a la hora de mostrar el origen del indiferente e
irreligioso. Mas que de la libertad y del debate teológico de la Reforma, el
indiferente nace a la sombra del paraguas de la Iglesia protectora e imperial,
cuyos doctores sabrían responder y él seguiría indiferente a merced de las
olas.
El mundo de hoy ha ganado
en libertad y en dignidad, pero tampoco sabe como avivar y calentar el espíritu
del desconfiado escéptico. Un espíritu que ha quedado varado y roto por los
tirones del poder y de los dogmas por un lado y por otro la superficialidad que
la técnica y la modernidad han sugerido. El escéptico no es ni frío ni caliente, y este es un
estado que describe bien la Biblia para el escéptico cristiano. Es una mezcla
sin efectos éticos ni espirituales, un híbrido imposible de reproducir como modelo
de cristiano que quiere crecer, avivarse y expandirse. Un fuego que no quema,
una sal que no sala. Y si una luz no ilumina no es mas que un truco imposible
de producir y menos aún que sirva para
salvar a los hombres.
Me ha gustado el editorial
de la revista “Reforma Protestante” nº 54 que toca el tema en profundidad,
porque la sociedad indiferente también aparece en el cristianismo actual. Según
el editorial, frente a este estado de indiferencia, se está clamando por una
nueva Reforma y el avivamiento, pero que esto no sea un “fuego moderadamente
caliente” Las grandes empresas, los grandes movimientos espirituales siempre ha
sido llevados por hombres de convicciones fuertes, hombres fogosos e
incorruptibles, pero nunca mediante hombres políticamente correctos,
acomodaticios o de paja.
El escéptico
cristiano puede semejarse al fariseo de
los tiempos de Jesús. Nada hay incorrecto en su conducta, ni en sus ideas. Su
vocabulario (algunos ya llaman jerga evangélica) es espiritualizante (que no
espiritual). Reparte bendiciones. Ora con prontitud, aconseja con frases
bíblicas, pero no deja ver el fondo de su vida, mantiene la distancia debida
para que no nos fijemos en sus ocultaciones. Dice el editorial citado que la
Reforma del siglo XVI no se llevó a cabo por hombres de paja, sino por dirigentes
fogosos, exaltados, extremistas tajantes y por ello, es cierto, cometieron
errores y crearon problemas Pero ¿quién no los alaba por sus logros?
La propuesta de este artículo es cómo avivar este tipo de cristiano medio
fariseo y medio indiferente a la vez. Solo Dios sabe los tiempos y las
sementeras. Pero, en primer lugar, creo que es necesario tirar las paredes y
las barreras espiritualizantes, anular la respetabilidad espiritual y la jerga
sin fundamento. En segundo lugar dejar que el Espíritu Santo haga su obra. Es
cierto que a veces hay fuegos descontrolados, pero no estamos llamados para
apagarlos.
Confusiones del catolicismo español.
Manuel de León
ICPRES Número 17 - 23 de diciembre, 2003

En 1966 publicó José Jiménez Lozano “Meditación española
sobre libertad religiosa”. Es un ensayo denso en ideas y describe la evolución
histórica del proceso evolutivo español sobre libertad religiosa. La crisis
provocada por el Vaticano II hace que se descubran los sentimientos de
intolerancia y agresividad tribal que el católico español ha vivido
peculiarmente durante siglos. En la mayoría de los casos la ceguera ha sido tan
antievangélica que se han pretendido usar métodos historiográficos para
explicar el “homo religiosus hispanicus”. Jiménez Lozano acierta en muchos
casos y es sincero al enfrentar y denunciar la xenofobia del catolicismo
español, pero siempre arrima el ascua a su sardina como católico, con los apoyos de la
erudición de Menéndez Pelayo o Sánchez
Albornoz y de análisis como el de Américo Castro.
El catolicismo siempre que no
vence, quiere empatar. Así se pretende hacer ver que los reformadores
evangélicos españoles desde Juan de Valdés, eran viejos erasmistas y que este
pensamiento cabía en el catolicismo y la reforma de la cristiandad estaba
dentro del “partido evangélico católico”. La España ortodoxa siempre se ha
sentido dispensada del mas elemental espíritu cristiano, de normas concretas de
moral y de cualquier precepto, por lo que su conciencia siempre era
tranquilizada condenando a los disidentes de su modo de pensar, aunque este
modo de pensar y vivir fuese el evangélico. El cristianismo belicoso y opresivo español no solo fue mas
cruel, “martillo de herejes”, con la Inquisición, sino que llegó a ser
combativo e incomprensiblemente cuasi militar y provocador hasta hace pocos
días. El espíritu de contrarreforma ha llevado al catolicismo a la mayor
degradación de la conciencia cristiana y su furia de “casta” y de cristianos viejos” le ha
llevado a la mayor contradicción de la historia, pues se ha mantenido un río de
disidencias aunque se diga que se ha mantenido la unidad religiosa católica
patria. Los gruesos volúmenes de
“Historia de los heterodoxos españoles” es una muestra de los numerosos
disconformes que se esconcen detrás de los eminentes heterodoxos.
Jiménez Lozano toca la llaga del
nacional-catolicismo y no le duelen prendas en dejar plasmados los versos de
Julianillo después de las torturas inquisitoriales o las diatribas de Ripalda
en sus catecismos. Le asustan las palabras de Reinaldo González Montes en sus
“Artes de la Inquisición” y da respaldo a Borrow en su retrato religioso de
la España del XIX en “La Biblia en Espña”. Sin embargo, no termina de entender
al protestantismo español en este libro. En otros libros posteriores se ha
acercado mas al espíritu profético y puritano de los evangélicos y los ha
explicado mejor. El caso mas repetido de
estas confusiones es el de los curas que abrazaron el protestantismo. Menéndez
Pelayo dice que “todos o casi todos han salido de la Iglesia por los motivos
mas prosaicos, miserables y vulgares; todos a casi todos son curas o frailes
apóstatas que han renegado porque les pesaba el celibato”. Que ha habido curas
y frailes en el protestantismo español nadie lo niega, pero la repulsa que ha
recibido el protestantismo no nace porque Blanco (White), Calderón, Lucena o Cabrera hubiesen sido curas o
frailes, ni porque quisiesen casarse. El libro que escribió J.B.Cabrera sobre
el celibato del clero o el de Pepe Rodríguez de hace unos años, tiene los
suficientes casos de aberraciones como para entender que el querer casarse era
lo mas fiel y cristiano.
Las denuncias hechas estos días
en el concierto de Navidad por Lauryn Hill conmocionando al mismo Vaticano al
que acusó de corrupción, muestran a las claras el gran problema que el celibato
crea en la iglesia romana y su enquistamiento no podrá ocultarse con la
confusión ideológica.. No puede seguir siendo esta una razón contra los
pastores protestantes ex –curas, cuando el celibato hace decir a esta mujer:
“No vine aquí a celebrar el nacimiento de Cristo con ustedes”. "Dios ha
sido testigo de la corrupción de su liderazgo, de la explotación y los abusos (...)
por el clero,".
Dice también Jiménez Lozano en
este brillante libro, que el actual protestantismo predicado por extranjeros
protestantes, tanto los Borrow como los Rule, al amparo de las embajadas
extranjeras, ha resultado ser mas anticatólico que protestante y mas
anticlerical y antipapista que otra cosa. Sin embargo el Pastor ex -cura
o ex –fraile no produjo en el pueblo esos sentimientos de represión. Las
primeras congregaciones protestantes estuvieron muy nutridas y fueron
reclamados por todas partes curas evangélicos, (algunos habían sido ex –curas
católicos) pero no estaban preparados para tanta demanda. Hay pues otras razones para que no hubiese
una Segunda Reforma popular en España, pero el rechazo no fue debido a los ex
–curas o ex –frailes sino al espíritu anticristiano español, formado
sociológicamente por la represión sistemática de siglos.
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